Intercambio de papeles.

Dicen que en el sexo, como en la guerra todo vale, y eso es algo que doy por cierto. La imaginación es el "músculo" más potente de todo ser racional, y gracias a ella, y a sus aveces, pensamientos alocados, se llegan a descubrir nuevas y apasionantes prácticas que enganchan...

Dicen que en el sexo, como en la guerra todo vale, y eso es algo que doy por cierto. La imaginación es el "músculo" más potente de todo ser racional, y gracias a ella, y a sus aveces, pensamientos alocados, se llegan a descubrir nuevas y apasionantes prácticas que enganchan...

Mi novia y yo, ya llevábamos algunos años juntos. Muchas veces, cuando intimábamos y realizábamos juegos preliminares, solíamos susurrarnos cosas que calentaban el ambiente, o alguna que otra chorrada, que despertaba la risa, y daba una nota de humor al juego.

Un día le propuse, que pensara en algo que le gustaría hacer o ver, y que le diera morbo. Su respuesta fue, rápida y clara. En ese momento, no se le ocurría nada. Pero como nó, me pasó la pelota y me hizo la misma pregunta. Mi respuesta, sin pensarla y por decirlo de alguna, manera fue rápida. Me gustaría, recibir una mamada tuya y poder vivir la experiencia de irme en tu boca. Como se podrá comprobar, hasta la fecha no habíamos llegado a ese punto, aunque sí habíamos realizado otras practicas, muy satisfactorias tanto vaginales como anales, e incluso me había ido en su cara con la boca cerrada.

Ella arrugó su cara, y me dijo que, por el momento no quería llevarla a cabo. Me dijo que por qué no probaba a que metiera algo por el culo, que igualmente me daría placer, y se hechó a reir, quizás diciendolo en un tono de sarcasmo o broma.

La cosa quedó ahí, y seguimos con los juegos preliminares. Después de dar vueltas por la cama, cambiando de posturas y jugando de muchas maneras, sin darnos cuentas quedamos los dos sentados uno frente al otro, con los pies de ella  por debajo y los mios rodeando su cuerpo por encima. Sin pensarlo, humedecío su mano y lubricó mi polla, para masturbarla. Con su otra mano me empujó y caí de espaldas a la cama. Me miró con una cara, donde se apreciaba su estado de excitación, y con una voz cagada de picardía, susurró. "Mira putita, te gusta como me toco la polla, y me masturbo viendo tu coñito?". Una carcajada se me escapó, y propició a que se enrojeciera. Pronto me di cuenta, que aquel comentario fue algo más que un vacilón.

Le pregunté: " ¿Te hubiera gustado tener polla, cariño? ¿Te gustaría saber que siente un chico al masturbarse?

No contesto ella, con una voz seca.

"¿Seguro?, no seas boba que me reí, porque me cogiste desprevenido pero me ha gustado que me hayas dicho, eso.

Ella, me miró con una sonrisa nerviosa, y me dijo que le daba vergüenza, a lo que le quité importancia y la animé a hablar.

Valeeeeeeeee!!!! No es que me hubiera gustado tener polla, pero en esta postura parace que tu polla es mia y que me estoy masturbando y me ha puesto la idea. Además me gustaría saber como sería penetrar a otra persona.

¿A otra persona? Dige.

Si a otra persona, pero no hablo de una chica, sino hacértelo atí y ver que se siente.

¿Y a una chica no te gustaría hacérselo? No sería nada malo tampoco, añadi.

Bueno, pudiera ser, pero ahora me gustaría hacértelo a tí, y callate que me desconcentras y se me baja la polla que quiero masturbarme.

Allí siguió, poniendo cara de placer, mientras frotaba su polla, y me miraba y acariciaba mis muslos y barriga. En realidad, de la postura que yo ocupaba, parecía que era su polla y no la mía. No se si disfrutaba más por verla a ella representar la escena y vivirla, o por el placer que me estaba dando. De vez, en cuando paraba, se lubricaba con su saliva y continuaba.

Pasado un rato, soltó su polla, me sujetó fuertemente por mi cadera, y me intentó envestir, dándome sacudidas que imitaban una penetración. Para no romper, su juego, le susurré, si follame, métemela toda cariño....

Se levantó y adoptó la postura del misionero, colocándose encima y yo rodeando su cuerpo con mis pies abiertos, empezó a embestirme de nuevo y a susurrarme frases, como te la voy a meter toda, que coñito tienes putita... Su hueso púbico, chocaba con mi ano, produciendome la relajación del mismo, y por que no decirlo un pequeño placer, añadido.

Pasado un rato, y ya agotada del esfuerzo, se retiró y comenzó a chuparme la polla, mientras alternaba su mano que me las frotaba, pero sin parar de succionar. Era maravilloso, y disfrutaba enormemente de aquella boca tan experta.

De vez en cuando, bajaba su lengua a mis huevos y aprovechando que estaban rasurados, los lamía y succionaba con delicadeza, llegando a introducírselos parcialmente en su boca, mientra con su mano, continuaba su labor. Bajaba y subía su lengua desde el pene a los huevos, hasta que en una de las ocaciones, su lengua exploró, mayor territorio y llegó a masajear la base del pene entre el ano y los huevos.

Fue extraordinario, el placer que se sentía, al sentír su lengua húmeda y caliente, en ese lugar acompañado del masaje. Además ya había empezado a tocar su sexo, con su mano libre y sus gemidos, se mezclaban con los mios, calentanto aún más si cabe el ambiente.

La saliva, corría hacia mi ano, fruto de los lametones que me daba, y le pedí que me secara un poco. Aún mantenía mi posición casi fetal boca arriba, producto de la simulación de su misionero. Dejó de tocarse, y pasó su mano por mi ano, que en esa postura y lubricado, se mostraba relajado por la caricia de su lengua por debajo de mis huevos.

Sus dedos, sin ningún tipo de barrera y al pasar sobre él, se introducieron en mi ano, lo que probocó, que un escalofrío recorriera mi espina dorsal. Casí sin darme cuenta, y trás recharzar su acto, ella sonrió y continuó explorando aquel nuevo territorio encontrado. Abandonó mi polla, y se concentró en pasar su lengua por debajo de los huevos, y observar como se dilataba mi ano, para poder penetrarlo con sus dedos, ya sin resistencia alguna. Me dejé llevar, y lubriqué mi mano, para seguir masturbándome y así duplicar mi placer.

En mi cabeza, retumbaban sus frases subidas de tono que me animaban a seguír jugando, y que imitaban mis frases en el rol sexual. " Tegusta así, cariño" "Quieres que te folle, amor", " Que chochito más rico tienes",´...

No tardé mucho, en mantener el tipo, y un orgasmo intenso hizo que mi polla, no parara de emanar esperama que sin tener freno alguno se desplazara hasta mi pecho y cuello. Su mano, disminuyó el ritmo hasta que sentí como sus dos dedos abandonaban el territorio hallado.

Caí exahusto, y ella aún a mi lado, me comentaba lo bien que lo había pasado, y que parecía que había estado metiendo sus dedos a una chica, que le había puesto, y que le hubiera gustado haber tenido polla, para poderme follar.

REcuperé el aliento y mientras íbamos al baño a asearnos, le pregunté: "¿Pensaste en una chica?" " ¿TE hubiera gustado, haber tenido un arnés y clavárte a una chica?".

Durante un rato, se mantuvo callada, hasta que me dijo: "Yo me imaginé que era como un chochito, pero no me gustaría hacérselo a una chica, sino que tu fueras mi chica", pero no pienses que estoy diciendo que seas mariquita. Y lo del arnes.... ...no estaría mal, ahora que lo dices, tu me has regalado un vibrador y sólo lo utilizo yo no??, pues un día verás... Y con respecto a lo del arnés....quien sabe no estaría mal, tener uno y jugar, seguro que te privarías ver como me follo a otra chica no???.

Por supuesto le dige, y con respecto a lo de cambiar de nuevo los papeles, no me da vergüenza admitir que ha sido interesante y cuando quieras repetir, ya sabes, pero ahora me toca ami hacerme pasar por ti no????

Ya limpios, regresamos al cuarto, me senté en el sillo y ella de espaldas amí, abrío sus pies que apoyó en la cama. Mis manos, comenzaron a acariciar su piel, pasándo por todo su cuerpo (muslos, barriga, manos, cuello, pechos), hasta que una de ellas le tocó pasar por su coñito. La llevé a su boca, me la lubricó, y regresó de nuevo a su lugar, mientras mi otra mano, se acomodaba en sus pechos. AL principio, sólo acaricié y roce, sus labios, su ingle, el comienzo de sus nalgas, .... subía ligeramente a su vientre, y regresaban a su rajita. Poco a poco, me fui abriendo paso, para llegar a su clítoris, sin olvidar los demás rincones. Ella abría sus pies y se retorcía sensualmente, dejando escapar de vez en cuando algún suspiro.

La postura imitaba muy bien, la posición de su cuerpo, y parecía que esta vez, quien tenia coñito era yo.

Volvía a subir mi mano a su boca, y le dejé saborear los jugos de su sexo, la lubricó y regresó a su lugar de trabajo. ASí estuvimos por largo tiempo, cambiando de ritmo, de presión y de lugares. Ya pasado un rato, y acoplándome al ritmo de sus gemidos, el ritmo fue subiendo hasta que la presión y el aumento de su baile, me dieron a entender que faltaba poco para su explosión. Y no me equivoqué, ya que segundos mas tardes un gemido intenso, dio la noticia de que su orgásmo había llegado. Sin parar de susurrarle cosas al oído, fui disminuyendo mis caricias en su sexo, mientras que ella, apretaba y se movía a su ritmo, para alargar e intencificar su orgasmo. Al concluir, torció su cabeza hacia un lado y de espaldas a mi busco mi boca, que besó sin demora durante un rato. Mis manos, no dejaron de acariciar de nuevo todo su cuerpo, llegando a abrazarla de vez en cuando, para poder sentir su corazón aún acelerado por el juego.

Tras terminar, y volviendo cada uno a su papel inicial, nos levantamos y fuimos a la ducha. Mientras el agua corría, me hizo una pregunta: "Cariño... Si te hubiera pedido que llegaras a algo más en la cama, ¿lo hubieras hecho?"

"¿A que te refieres?""¿Hacer que?" Dige yo.

Nose me dio morbo pensar que al correrteeeee........ hacer lo que ati te gusta hacer conmigo...

Un silencio, dejó como único protagonista el ruido del agua al caer. Me acerque a ella y le susurré, cuando quieras pídeme lo que tu quieras que te recompensaré.