Intercambio con una inglesita y... 2

Sigo con al "educación" de Alison. Su madre cada vez sabe más de lo que sucede. Cada vez es más cómplice. Cada vez está más cerca de su propia caída. Adivina dónde se está metiendo?

-Las grabaciones no son sólo para que las veas o para dejártelas como recuerdo. Son para que si te ordeno algo y te niegas, dárselas a tu padre. Las voy a usar para obligarte a hacer todo lo que yo quiera.

-Qué me va a hacer?

-Ya te lo he dicho Alison, haré contigo todo lo que me apetezca.

-Me da miedo señor.

-Y tienes motivos pero si me tienes satisfecho seré menos duro contigo.

Me gusta su frente fruncida por la preocupación y al mismo tiempo la aceptación de la situación.

-No me gustaría que mi padre vea las cosas que me vaya a hacer.

Me gusta su aceptación. La cojo de la barbilla y ella se deja besar respondiendo con dulzura a la dureza de mi beso.

-Entonces procura no darme motivos para obligarme a que las vea.

-No señor.

-Tu madre no te importa?

Una mirada un poco pícara y un asomo de sonrisa contestan antes que ella.

-Ella no es como mi padre, además sabe algunas cosas.

-Vamos a la casa.

-Pero… y las bragas?

-Quieres dejarlas todo el tiempo aquí o en la entrada principal pudiendo quitarla de ahí cuando vaya a llegar tu padre?

Tarda unos instantes en decidirse. Parece que ninguna termina de gustarle. Sabe que tiene pocas opciones y escoge.

-En la casa principal.

-Ok. Vamos entonces para allá.

Deja las bragas mojadas en sus jugos en la puerta principal. La casa está tan silenciosa que parece que no hay nadie.

-Vamos al dormitorio de mis padres?

-Eres una puta caliente Alison.

-No me diga eso, no me gusta.

-Te llamaré como quiera, además lo eres. Mañana irás al parque y cobrarás por dejarte tocar. Así comprenderás que eres una puta y no volverás a protestar cuando te lo diga.

Su respiración alterada demuestra la excitación que siente. Aún no tengo claro que le provoca rechazo y que la calienta más.

-También me grabará cuando lo haga?

-Ja, ja. Qué puta eres, joder! Quieres verte?

-Sí. Me ha gustado mucho lo que me ha hecho en el parque hoy, yo sola no me hubiese atrevido.

Poco a poco voy descubriendo que es más perversa de lo que me mostraba a través del correo.

-Pues deberías, qué harás cuando me marche?

-No me atreveré.

-Te entrenaré para que te atrevas y me lo contarás. Luego irás al parque y lo harás. Te estaré grabando todo el tiempo.

-Haría eso? –me pregunta.

Su cara demuestra el deseo que siente. Sus manos se mueven por su cuerpo de manera inconsciente. Me gusta que demuestre su deseo.

-Para que me demuestres lo puta que eres, irás tu sola, yo te esperaré aquí, no te harás la dormida, te llevarás un libro para darle la oportunidad, a los que te vean, de acercarse a ti. Te dejarás rozar pero le dirás que si quieren tocarte tendrán que pagar. Cuando vuelvas me contarás.

-No podré hacerlo si no me acompaña.

-Sabes que sí podrás. Eres mi puta.

-Sí, lo haré –me dice –lo sé. No me gusta que me lo diga pero sé que lo soy.

Su cara es muy expresiva. Demuestra la lucha que siente entre el pudor y el deseo que cada vez puede más.

-Entonces a partir de ahora cuando te llame puta no protestarás y admitirás que lo eres. Lo diré delante de cualquiera menos de tu padre.

-De mi madre también?

-Sí. No dices que sabe ciertas cosas? Si no lo afirmas contaré lo que haces.

Tengo a Alison desnuda, a cuatro patas sobre la gran cama, la tengo sujeta por el pelo y estoy entrando en ella desde atrás. Grita sin pudor a cada embestida.

-Cuando tu padre esté en casa podrás usar ropa interior pero de tu madre, la que ella haya usado antes.

-Pero estará sucia!

-Como soy bueno dejaré que la lamas antes de ponértela.

-Me da asco.

Un golpe en su culo la estremece. El placer que siente deforma su cara convirtiéndola en la de una mujer viciosa.

-Entonces no llevarás delante de tu padre ropa interior.

-Lo haré señor. No puedo ir sin sujetador, mis tetas

Ha dejado la puerta del dormitorio entreabierta y veo una sombra que nos observa, creo que Alison también, aumenta la fuerza con la que me busca al entrar en ella.

-Ahora dime que le has contado a tu madre, dime lo que sabe.

-El placer que me da. Que todo lo que me hace me gusta. Lo que hicimos en la ducha.

-Ella nos escuchó?

-Sí.

Los jadeos aumentan de volumen aunque trata de no hacer mucho ruido.

-Te gustó?

-Sí. Sé que es perverso pero sí.

-Te gustaría verla mientras te mira correrte?

-Oh! Sí!

-Quieres llamarla para que te vea?

-Sí! Me da vergüenza, mucha vergüenza pero me gustaría verla mirándome.

Creo que es la imagen y no yo quien la lleva a un orgasmo que empapa las cama de la madre. No la suelto hasta que no he acabado en ella.

-Mira como has puesto la cama –y le acerco la cara –límpialo.

No se lo tengo que repetir y lame toda la zona mojada.

-Esta noche tu madre dormirá sobre tu corrida.

Veo su joven cuerpo estremecerse

Cuando bajamos su madre está en la sala. Me gusta su mirada. Se ponen a hablar entre ellas como si nada y su madre no ha tenido más remedio que oír lo que ha sucedido arriba, si no ha sido ella quien lo ha visto.

-Dice mi madre que hace tiempo que no me ve tan feliz –me traduce, echándome los brazos al cuello para besarnos y caer sobre un sofá. La acaricio y la separo sólo para decirle:

-Puta es hora de ir a ganar dinero.

Mirando al suelo dice:

-Si señor.

Mira a su madre sonrojándose. La madre mira extrañada el cambio de expresión de su hija que se levanta para salir. Nos quedamos mirando como sale de la casa. Antes que lo haga la llamo.

-Alison! Deja las bragas en el pomo. No te las lleves.

Me mira temerosa.

-Por favor señor.

-Qué ocurre Alison? –Pregunta la madre.

-Nada mamá, algo que tengo que hacer.

-De verdad?

-Si mamá, no te preocupes, es un juego.

Alison regresa tras su paseo por el parque. Estamos en la sala de la casa principal. Su madre está dando vueltas por toda la casa, de hecho ha entrado en dos ocasiones. Estamos sentados en un lugar desde el que nos puede ver y escuchar

-Necesito que me tome. Tengo que contarle algo que me da vergüenza.

-Dime, sabes que no tienes derecho a pedir nada.

-Lo siento señor. Me senté en el mismo banco que ayer. Tenía miedo que alguno me pudiese hacer mucho daño, pero eso me puso caliente. Pasaron dos o tres hombres antes que uno de ellos se atreviese a sentarse a mi lado después de mirar los alrededores. Era mayor, no demasiado, como usted. Me pidió que no me moviese. Se sentó de tal manera que podía verme con claridad. Comenzó a rozarme, no había nadie y tenía miedo pero era un hombre muy agradable. Me preguntó si iba por allí todos los días, le dije que me gustaba ese sitio. Hice lo que me dijo y cuando me tocó se lo dije. Él me dijo que le gustaba hacerlo y que si yo era buena estaba dispuesto a pagar.

-A cambio de qué?

-Quería metérmela.

-Y?

-Le dije que no. Entonces él me dijo si quería hacerle una mamada.

Espero.

-También le dije que no. Me propuso tocarle también me negué y finalmente me dijo que en ese caso me tocaría él, le dije que podría hacerlo si me pagaba. Seguía sentado a mi lado, me preguntó cuánto le costaría y que estaba dispuesto a pagarme también si otro día si yo lo tocaba a él.

-Porqué no aceptaste?

-No le importaría?

-Por la cara que pusiste creo que te gustaría.

Su cara de sorpresa y alegría era digna de verse. Me echó los brazos al cuello para besarme.

-Estuvo mirando? Gracias señor.

-Por supuesto, no me iba a perder algo así.

-Y quiere que lo haga?

-No veo nada malo si te gusta.

No puede ocultar un estremecimiento al pensar que realmente se va a convertir en una puta.

-Creí que me tomaría por una cualquiera si aceptaba.

-Lo eres pero también te tomaré por una mujer muy sensual si lo haces.

-Y mirará?

-Ganarás más dinero y recibirás más placer, las dos cosas te harán ser más puta.

-Qué quiere que le haga?

-Te lo iré diciendo poco a poco. Ahora ve a sentarte en uno de los bancos del jardín e imagina que soy él, te haré practicar.

-Sí señor.

Alison no se lo hace repetir. Sale corriendo de la casa y se sienta en uno de los bancos. Entre los bancos que hay es el más discreto pero aún así hay una buena visión del lugar desde la buhardilla.

Paseo por el jardín dirigiéndome hacia ella. Ya desde lejos podía ver la humedad brillando entre sus piernas. Me senté a su lado y extendí mi mano hacia su pierna como si fuese un desconocido.

-Eres muy guapa.

-Gracias.

-Qué estás leyendo?

-Es un libro del instituto.

Mi mano avanzaba sobre su pierna.

-No tienes vacaciones?

-Tengo que estudiar.

-Te has distraído durante el curso.

-Sí.

Estaba rozando su sexo.

-Me imagino que por culpa de los chicos, una niña como tú los traerá locos, imagino que tendrás muchos novios, no?

-No, tengo amigos pero no novio.

-Y te invitan a muchas fiestas?

-Siempre hay fiestas.

Había nacido para actriz, se había metido en su papel de niña inocente a la perfección.

-Y te gusta bailar con ellos?

-Sí.

-Y claro se calentarán al tener un cuerpo como el tuyo tan próximo, los notas duros?

-Sí.

Paso mis dedos alrededor de su hendidura.

-Y te gusta notarlos duros?

-Sí.

-Como lo estoy yo?

-Sí.

Le he metido un par de dedos y juego con su clítoris.

-Quieres ganarte algún dinero para comprarte ropa bonita?

-Sí.

-Serás buena?

-Sí –me dice jadeando ya.

-Entonces tócame.

Me abre la cremallera para meter su mano y me saca el miembro duro. Ella lo coge con fuerza y lo hace palpitar. Echo la cabeza hacia atrás y me parece ver una sombra en la ventana.

Tiene una pierna doblada apoyada sobre el banco, en la que apoya un brazo y la cabeza. La postura me parece relajada a pesar de su excitación.

Me masturba mientras la toco.

-Tendrás que abrirte la blusa un poco para que pueda tocar tus tetas.

Lo hace mientras sigue con la paja mirando mi miembro.

Se inclina para tomarme con la boca, le agarro la cabeza para obligarla a incorporarse, su boca abierta y su mirada reflejan su deseo.

-Alison eres muy puta.

No me replica mientras me mira con deseo.

La empujo hacia abajo. La sombra sigue en la ventana. Le marco el ritmo que prefiero, ella lo sigue obediente. La obligo a tragársela entera. Levanta la cabeza para toser.

-Te dije que tendrías que hacer lo que te mandara. Pon las manos en la espalda y no las quites hasta que no te lo ordene.

Mueve sus manos despacio hacia atrás, aceptando su sumisión. Le aparto el pelo con suavidad. Me sonríe. Abre la boca. Uso su boca forzándola. Sus lágrimas me mojan el pantalón. La aparto para bajármelo. Le acaricio la cara. Al levantarse veo su cara congestionada, su mirada tratando de agradarme y aguantar las lágrimas, las arcadas, las dificultades que tiene para respirar.

-Lo estás haciendo muy bien puta. Mírame. Quiero ver tu carita de niña disfrutando de convertirse en una puta viciosa.

Su mirada confirma lo que digo. Me gusta ver esa transformación. Aunque cada momento dudo más que la esté corrompiendo, acepta con demasiada facilidad lo que le propongo. Pero no es el momento de preocuparme por eso. Vuelvo a forzar su boca hasta acabar. Se incorpora con la boca llena. Parece que le da asco tragar.

-No te lo tragues hasta que no te lo permita.

Trata de decir sí señor pero con la boca llena le es imposible, afirma.

Sigo tocándola, le pellizco los pechos.

-Si dejo que te corras puede que te tragues mi leche.

Niega con la cabeza alarmada, quiere correrse. La masturbo. Sus gemidos apenas se oyen mientras se corre. Se queda desmadejada en el banco con la boca cerrada.

-Has sido una buena puta. Te has ganado correrte. Ves? Es fácil. Si eres una buena puta podrás correrte, si no lo eres no. Lo tienes claro?

Vuelve a afirmar con la cabeza. Le sonrío.

-Enséñame la boca.

Puedo ver su boca llena de leche. Trata de sonreír.

-Estás aprendiendo.

Aparece la madre y se sienta en el banco. Alison no la ha visto llegar. Cierra la boca con celeridad pero le sonríe con expresión de placer mal disimulado dentro de su turbación. A Alison no le ha dado tiempo de arreglarse, trata de hacerlo pero la madre puede ver su sexo empapado y algún resto en su cara, su camisa abierta y los pezones saliendo de ella. Sale corriendo hacia la casa de invitados tratando de disimular su estado. Me río mientras la sigo.

Cuando entro en la casa veo a Alison esperando de pie.

-Cuando me esperes lo harás de rodillas.

Se arrodilla y abre la boca señalándose con el dedo, preguntándome sin palabras.

-Le has dicho ya a tu madre que se folle a tu padre?

Niega con la cabeza.

-Ve a hacerlo. Tragarás justo antes de empezar a hablar. Pero antes de hablar le darás un beso y procura que sepa que tenías en la boca.

Se levanta y sale sonriente.

Regresa juguetona.

-Ya se lo he dicho, va a premiarme de nuevo?

-Ja, ja.

No puedo evitar reír y revolverle el pelo.

-Claro. Dejaré que te corras… en la piscina.

Ella sabe que la piscina puede ser vista desde la casa pero aún así acepta. Pueden verla su madre y la criada.

Al entrar en la piscina la madre está tumbada en una hamaca tomando el poco sol que hace. Desnuda. Parece que está dormida.

Me tumbo en otra hamaca. Le digo que desnuda se sitúe frente a mí y comience a tocarse. Para mirarme tiene que darle la espalda a su madre. Se desnuda. La mira con algo de aprensión. Veo su mirada y espero su reacción.

-No quiero tocarme ahora.

-No decides tú. Tócate. Si no lo haces te abofetearé y seguro que ella se despertará. Cuéntame lo que has hablado con ella.

A pesar de su negativa está mojada.

-Hemos hablado de ti de nuevo. De lo bien que me lo haces. Ella ha asentido con el comentario. Al verla asentir le he dicho: "Tú nos has visto". Lo ha dudado un momento pero me ha dicho que sí, dos veces. Que ha visto como disfruto. Como disfrutamos.

Sus caricias son hábiles. Pronto empieza a jadear.

-Le he dicho que ya que ella nos ha visto ahora nos toca a nosotros verla a ella. Me ha dicho que no es igual. Que sus cuerpos no son jóvenes, que su placer no es tan profundo

Detengo su charla.

-Cuándo se va a follar a tu padre?

-Me ha dicho que esta noche lo intentará.

-Ve a darle un beso a tu madre en la espalda. No dejes de tocarte.

Está excitada pero reacia. Su mirada es un ruego. Al volverse para mirarla le azoto el culo. Me mira rascándose con un mohín pícaro de enfado. La veo acercarse con precaución. El beso que deposita es muy suave. Vuelve. Tocándose todo el tiempo.

-Eso no es un beso. Vuelve a besarla pero esta vez en el culo. Si se despierta dile que esta noche debe mirar hacia nosotros. Quiero que vea lo que te voy a hacer esta noche mientras nosotros la vemos a ella.

-Qué me va a hacer?

-Las putitas como tú no hacen preguntas. Aceptan lo que su amo quiera hacerles y dan las gracias. Ve.

Su excitación es mayor. Su temor menor. El beso es más fuerte. La madre se agita y ella se aparta pero recuerda lo que le tiene que decir y vuelve a besarla.

La llamo.

-Mámame, sin doblar las rodillas. Cuando me corra en tu boca volverás a besarla. Quiero ver tus dedos dentro de ti mientras lo haces. Bésala en el cuello y deja caer un poco de mi leche en su cuello. Entonces se lo dirás.

-No quier

Le doy una bofetada que suena como un trallazo en la piscina, se lleva la mano a la cara roja, la cojo del pelo y la obligo a mamar. Su resistencia cede al segundo golpe.

-Ya te lo he advertido, una putita tiene que obedecer. Sabes que tendré que domarte para que obedezcas cuando te lo ordene?

No puede contestar con la boca ocupada, pero en su mirada leo… Da igual. Acabará obedeciendo.

Su madre se agita. Abre los ojos y nos mira. La miro. Sigo usando la boca de Alison con tal rudeza que se ahoga. Le tiro del pelo para sacar la polla de la boca y hacerla mirar hacia su madre, apenas un segundo y vuelvo a obligarla a que la trague hasta la garganta. Alison no deja de tocarse. La madre se incorpora. Mira el trato que recibe su hija mientras ésta no deja de tocarse. Se levanta mostrándome su cuerpo desnudo y se aleja con cara de… enfado?

-Tienes que ser una puta obediente, recuérdalo. O sabes que no seré bueno contigo.

Alison está de rodillas. Con mi leche en su boca. Asiente con los ojos llorosos.

-Pon las manos en la espalda. Te voy a castigar y no quiero que te muevas. No quiero que te tragues ni derrames mi leche. Cuando mames a los que te paguen la dejarás en la boca y la enseñarás sonriendo hasta que te permitan tragarla para que vean lo que te gusta su leche.

Trata de negar pero le azoto las tetas con las manos sujetándola por el pelo. Al estar inclinada hacia delante se bambolean de un lado a otro. Van enrojeciendo. Si bien al principio hace algún gesto de huida acaba aceptando el castigo. Lo que no le impide llorar a causa del dolor.

-Ahora te duelen pero acabarás acostumbrándote e incluso puede que me pidas que te las azote.

Niega con los ojos llenos de lágrimas.

-Ahora ve. Busca a la puta de tu madre

Me mira ofendida. La cojo de un pezón y se lo pellizco hasta que con su mirada me suplica que pare.

-Bésala en el cuello y deja caer un poco de mi leche en su cuello. Entonces se lo dirás. Después la besarás en la boca para que note tu sabor y vuelve si quieres tu premio.

Va coger ropa. Se lo niego. Me mira sorprendida.

-Quieres el premio?

Asiente.

-Obedece.

Regresa.

-Ya lo he hecho tal como me ha dicho. Puedo acabar? Estoy muy caliente.

-Como me has desobedecido varias veces hasta esta noche no podrás acabar.

-Por favor!

-Que ha dicho tu madre?

-No me ha respondido, me he vuelto en cuanto se lo he dicho. Se ha quedado sorprendida cuando la he besado. Me daba vergüenza permanecer delante de ella tan caliente y llena de marcas.

-Entonces esta noche antes de ver a tu madre me recordarás que vuelva a marcarte.

-Sí señor pero me duele.

-Más te va a doler lo que te voy a hacer.

-Qué me hará?

-Voy a castigarte para que aprendas a no desobedecer.

-Por favor señor, seré obediente, se lo prometo.

-Es posible, pero tienes que aprenderlo sin ninguna duda. Lo comprendes verdad?

-Sí señor pero no quiero.

-Sé que no quieres puta pero tienes que aprender a ser obediente. Así que serás tú misma quien me pida que castigue a mi puta.

Pone cara de estar a punto de llorar.

-Por favor señor castigue a su puta pero no lo haga fuerte.

-Ja, ja. Tendré que darte fuerte o no aprenderás.

-Por favor señor.

-Dónde prefieres que lo haga, en el culo o en la espalda? Si es en la espalda te vendaré los ojos. En el culo podrás verlo pero te ataré las manos.

-En el culo señor.

-Me contaste que cuando pequeña tu padre te lo azotaba. Lo haré igual que él. Te castigaré como a la niña desobediente que eras.

-Me va a pegar con la vara?

-Sí. Pero antes voy a dejar que te toques un poco para que tu excitación te lo haga más llevadero.

-Gracias señor, gracias.

-Bésame los pies para demostrar tu agradecimiento.

Se arrodilla y en esa postura se toca. Al empezar a gemir con una cuerda le até las manos en la nuca al cuello. Le costaba un poco respirar pero no llegaba a ahogarla.

-Por favor déjeme tocarme todo el tiempo.

-Es un castigo puta.

La cogí del pelo para apoyar su cara en el suelo. Le puse un pie en la cara.

-No se te ocurra moverte. Te voy a dar un golpe y me dirás cuantas vas a querer que te dé.

Dejo caer la vara sobre su culo. Trata de encogerse. Y la oigo jadear. Ha debido dolerle. Una raya roja aparece en su culo.

-Cuántas? –le pregunto

-Doce?

-No te parecen pocas? No te gusta cómo te doy placer? No quieres que ahora yo disfrute de ti?

-Sí, me gusta el placer que me da pero tengo miedo. Quince? Por favor, duele. No sé si podré soportarlo.

-No harás un esfuerzo? No quieres complacerme?

-Veinte pero no podré más, lo sé. No podré sentarme. Por favor.

-Así te acordarás a quien perteneces. Prefieres que te de una docena en el culo, otra en la espalda, otra en las piernas… y así podrás aguantar más?

-En las piernas se me verían? No quiero que mi padre se dé cuenta.

-Durante un par de días.

-Entonces mejor veinte en el culo.

-De acuerdo. Empecemos. Primero te daré unas pocas suaves para calentarte el culo y prepararlo. Esas no contarán. Te avisaré cuando empiecen las veinte y las tendrás que contar, no quiero molestarme en contarlas.

Le doy golpes rápidos y suaves que le van enrojeciendo el culo. Después de algunos empieza a quejarse.

-Por favor señor, me duele.

-Aguanta un poco más. Estos golpes te prepararán mejor el culo.

Le doy otra tanda hasta que sus lágrimas asoman.

-Por favor señor, por favor.

-Ok. Entonces empezaremos. Procura no moverte o puede que te azote en algún sitio que sea más sensible aún.

No he terminado de hablar cuando dejo caer el primer azote. Trata de contener el dolor.

-Duele señor, duele mucho. Por favor seré obediente.

-No lo eres, se te está olvidando contar.

-Uno.

No ha terminado de contar cuando le doy el segundo.

-Señor, señor, señor, mi culo, dos, no podré sopor

El tercer azote le deja una nueva marca.

-Haré lo que quiera, de verdad, obedeceré.

-Ves como no eres obediente? Cuantos llevamos?

-Tres señ

El grito en el cuarto me gusta, profundo, gutural.

-Cuatroooooo. Dioooos.

Comienza a aceptar el castigo.

-Cinco señor, cinco.

La oigo sorber sus mocos.

-Seis, por favor señor.

-No quiero volver a oírte rogar más, salvo que quieras que te dé más fuerte.

-No más fuerte no.

Me gusta como balancea su culo tratando de buscar… consuelo?

-Siete.

-Veo que empiezas a ser la puta obediente que quiero que seas.

-Sí. Lo seré, se lo prometo… ochoooooo

-Deberías darme las gracias por estar enseñándote.

-Grac… nueveeee, gracias señor, gracias.

Con el décimo le doy un descanso.

-Te estás portando muy bien puta pero aún no es suficiente. Quiero que me ofrezcas tu culo para demostrarme que serás una perra obediente.

-Sí señor.

-Separa las piernas todo lo que puedas. Y lame mi pie mientras no estés contando y dándome las gracias por enseñarte a ser una puta obediente.

Conforme hablo va obedeciendo. Abre las piernas hasta que la posición la hace gemir. No creo que se pueda abrir más sin romperse. Y comienza a lamer el pie con el que le piso la cara.

-Once, gracias, señor.

Me cuesta escucharla al tenerle la cara aplastada bajo mi pie.

Durante el resto del castigo no deja de agradecer, lamer y llorar. Cuando le aviso que hemos acabado, sí que me da las gracias con fervor y lame mi pie como una gata hambrienta.

Le levanto la cara del suelo sujetándola por el pelo. Sus ojos enrojecidos por las lágrimas que aún gotean.

-Has visto como puedes ser una buena puta obediente?

-Si señor, gracias –me responde tratando de esbozar una sonrisa.

-Tu culo está muy bonito. Mira como me has puesto.

Le enseño mi polla a escasos centímetros de sus labios. Trata de alcanzarla con la lengua.

-La quieres?

-Sí señor.

-Quieres que te premie?

-Sí, por favor, señor.

-Quieres complacerme?

-Sí señor.

-Quieres demostrarme que has aprendido y ya eres una buena puta sumisa?

-Sí señor.

-Entonces pídeme que te de un nuevo varazo.

-Señorrrrrrrr!!!

-Quieres hacerlo?

-No señor, sí señor, por favor.

-Por favor qué?

-Señor, por favor… me duele, me duele mucho señor, mi culo

Comienza a sollozar.

-Quieres complacerme o enfadarme?

Todo el tiempo la mantengo con mi polla apuntando a su boca. Se la acerco y la abre. Apenas le dejo que me dé con la lengua.

-Has aguantado muy bien los golpes. Quieres ser mi puta obediente? Quieres que te de otro?

-Sí.

-Pídelo.

-Por favor señor deme otro azote.

Le doy fuerte. Aulla.

-Mi culo!!! Me lo va a partir señor, por favor, por favor, por favor.

-Se te está olvidando contar.

-Veintiuno, gracias señor, mi culo –dice en un tono desgarrador.

-Se te olvida complacerme y pedir que te de otro.

-No –dice llorando sin control –señor de verdad, seré una puta obediente, haré todo lo que me pida, todo.

-Entonces sabes lo que quiero.

-Por favor sea bueno señor, yo lo soy y

-Pídelo!

Llora sin atreverse a pedirlo.

-Por favor señor deme otro… varazo.

-Ves como no te ha costado tanto.

Le doy el varazo justo en la raya del culo. Se retuerce en el suelo.

-Pide otro.

-Por favor señor

Pide los azotes como una salmodia. Sin pensar. Sin comprender. Pero sintiéndolos. Así hasta el número veinticinco. Ahí me detengo aunque también lo había pedido. No sé hasta que número hubiese llegado.

Está tirada en el suelo. Llorando. Su cuerpo se estremece a causa del llanto y del dolor. El culo con las marcas hinchadas de los golpes. La hago levantarse para que se mire en un espejo del vestidor.

-Esas marcas me demuestran las ganas que tienes de ser mi puta.

-Señor no me gusta que me castigue tan duro. No hay otra forma de ser su puta? Me gusta lo que me hace sentir pero esto no.

-Esto es para que recuerdes que debes obedecer te guste o no. O la próxima vez que me desobedezcas seré más duro.

Mientras se lo digo le paso la mano por el culo. El roce la hace gemir de dolor.

-Más aún?

-Ja, ja. Más.

Tras la cena volvemos a hablar.

-Señor me ha dolido el culo toda la cena.

-He visto tu cara.

Ella permanece de pie frente a mí. Ha ido a recogerme a la casa de invitados.

-Mis padres ya se han acostado. Vamos?

Nos acercamos con sigilo a la puerta del amplio dormitorio. Alison ya está desnuda. La llevo tirando de una cuerda con la que le he atado las manos a la nuca. La madre está pendiente de nuestra aparición.

Al ver aparecer a su hija en el estado que estaba se alertó. Pasé la mano por su coño y le hice chuparme los dedos. La madre pudo ver también el estado de excitación de la joven. Llevó su mano al clítoris para frotarlo con dureza.

Hice que Alison se pusiese de rodillas.

-No hagas ruido o tu padre podrá oírte –le susurré.

Asintió

La hice arrodillarse y le mostré mi polla. No tuve que decirle nada para que abriera la boca. La madre se pellizcaba un pezón para obtener más placer. Sujeté a Alison por los pelos para hundirme en su garganta. La primera penetración la primera arcada.

-Te dije que te podrías correr viendo a tus padres. Acaríciate y míralos. No te corras aún. Aguanta un poco más. Te avisaré –volví a susurrarle.

Sus arcadas no le impedían moverse con ansia. Su mirada alternando a sus padres y a mí. Preciosa mirada. Su madre jadeaba sin pudor mientras se movía sobre el padre y nos miraba. La llamé. Negaba con la cabeza sin dejar de recibir placer.

-Te estás portando muy bien puta. No has hecho ni un ruido. Levanta y muestra tu culo a tu madre. Será la última vez que pueda verlo virgen. Te lo abriré para que lo vea bien, cerrado por última vez.

Me mira temerosa mientras que se levanta.

-Quieres que te castigue?

Negó con la cabeza.

-Quieres tu premio de puta?

Asintió. Se levantó y orientó su cuerpo para ofrecerle la visión de su culo a su madre, ella pudo contemplar el castigo que había recibido, lo miró asombrada aunque sin dejar de tocarse. Después se lo abrí. Gemía muy bajito, sólo el roce ya le dolía, al abrírselo con las manos lloraba. La cogí por la cintura para ponernos de perfil.

-Ahora prepárate porque te va a doler. Dependerá de ti si tu padre te escucha.

Me escupí en la polla. Le escupí en el culo. La madre no perdía de vista la escena. Empecé a metérsela muy despacio.

La madre de Alison se levanta, le dice algo al marido y viene hacia nosotros.