Intento fallido (fragmento)

Traducción de un fragmento de "El juguete de Mika" ("Mika's Toy", de Jason Rubis), ofrecido gratuitamente por PF

El juguete de Mika  (fragmento)


Título original: Mika's Toy

Autor: Jason Rubis (c) 2001

Traducido por GGG, marzo de 2004

Cuando consiguió bajar los vaqueros de Roxy por los tobillos se atascaron en sus botas y no pudo ir más allá. Price se sentó allí un rato, mirándole a los pies.

"¿Qué vas a hacer ahora?" dijo Roxy arrastrando las palabras perezosamente. "No puedes quitármelos, ¿verdad?"

"Tengo que quitarte las botas," suspiró Price. No se movió.

"¿Sí? Pues hazlo."

"No me dejarás."

"¿Cómo lo sabes? ¿Crees que me gusta estar aquí sentada con los pantalones por los tobillos?"

No, pensó Price, a ella no le gustaría eso. Los vaqueros parecían extrañamente como grilletes, grilletes de ropa, pero de momento tan eficaces como unos de acero.

La idea le excitó un poco. Nunca había atado antes a una mujer, nunca había tenido que hacerlo. Nunca antes los juegos habían tomado ese rumbo. Pero ahora Roxy no podría moverse fácilmente. Si intentaba levantarse de repente se tambalearía y se caería. La grande y fuerte Roxy estaba trabada eficazmente.

Sería un error intentar nada agresivo con ella, y Price nunca antes se había mostrado agresivo con una mujer. Pero ahora podía llevarla por otros caminos. Los caminos a los que él estaba acostumbrado.

"Eres maravillosa," dijo, acariciando dubitativo su rodilla. "Tienes un cuerpo realmente magnífico, Roxy..."

"¿Qué crees que estás haciendo, capullo?" El rostro de Roxy era pétreo, pero dejó que sus rodillas se abrieran un poco para él. Parecía estar invitándole a hacer algo, y Price se agachó entre sus piernas, dejó que sus manos subieran por sus muslos y bajaran a sus bragas. Los acarició con los dedos, luego se echó hacia delante y pasó las manos por su vientre plano. Su piel se sentía cálida.

"Vamos," susurró, con voz sugerente y aniñada. "Vamos, déjame..."

De repente las rodillas de Roxy se juntaron atrapando la parte superior del cuerpo de Price entre ellas en un agarre de hierro. Dolía. "¡Eh!" chilló.

"Birria de tío," gruñó Roxy. Allí estaba tumbada de espaldas, mirándole fríamente mientras él luchaba contra su cuerpo postrado. "¿De qué coño va todo esto, eh?  Esos ojos de lujuria y esos sucios dedos tuyos paseándose por todo mi cuerpo, ¿eh? ¡Y eso después de que haya sido buena y te hiciera un regalo! ¿Intentas hacer trampa, actor de cine?"

"Bien, yo también puedo hacer trampa. Quítate los vaqueros. ¡Quítatelos, digo! Limítate a hacer lo que sea natural y menea ese culito tuyo un minuto; esos chicos malos se soltarán. Hazlo. Hazlo o te partiré en dos."

Price gimoteó y se retorció, pero pateó y se agitó hasta que sus vaqueros estuvieron amontonados alrededor de los tobillos, igual que los de Roxy.

Entonces le soltó, y se quedó esperando hasta que se los quitó del todo.

"Bien, bien, bien," sonrió. "¡Mírate, desnudo del todo! Supongo que después de todo yo soy la ganadora, incluso después de tus trampas... y no creo que vaya a olvidar eso, actor de cine. Como intentaste hacer trampa cuando yo intentaba ser buena contigo. Así que ahora haz lo que te diga. Y la primera cosa que te digo es, ¡quítame las botas! Acaba lo que empezaste."

Desnudo ahora, Price se secó las lágrimas mientras abrazaba la bota izquierda de Roxy. Cedió con un sonido suave como de chupetón. Roxy no llevaba medias. Su pie era estilizado y más bonito de lo que había esperado. Las uñas de sus pies llevaban una cubierta brillante de pintura negra y tenía tatuada una hebra de alambre espinoso rodeándole el tobillo... pero el pie olía, no, apestaba era más apropiado. Los vapores casi dejan fuera de juego a Price. Los pies a los que estaba acostumbrados, los de Tania y los de sus varias patrocinadoras, siempre olían bien a cuero y sudor, con un dulce toque de polvos perfumados.  El pie de Roxy desprendía miasmas que sugerían suciedad y queso putrefacto.

"Sí, eso es," asintió Roxy meneando los dedos. "Esto me gusta. Estos pobrecillos piececitos no se habían aireado en años. Ahora la otra."

"¡Pero tus pies apestan!"  se quejó Price.

"¿Y acaso ese es un problema mío...? Quítame la otra, nene. No te lo repetiré."

Price se abrazó y le quitó la otra bota, con una mueca. "¿No te los lavas nunca?" murmuró, pensando cuantas veces Tania le había hecho la misma pregunta. Le retiró los vaqueros de los tobillos más gustosamente de como lo había hecho al quitarle la otra bota.

"Así que piensas que apestan, ¿eh?" Dijo Roxy, levantando una pierna y empujando el pezón izquierdo de Price con sus dedos húmedos. "Los pies asquerosos de la vieja Malina son suficientemente buenos para que tú los acaricies, pero los míos no, ¿es eso lo que estoy oyendo?" Price se estremeció y se echó atrás, pero no antes de que su pezón se endureciera.

Roxy dijo, "te voy a poner los dos pies a la altura de la boca ahora, y vas a besarlos. Bésalos y huélelos. Aspira bien a fondo. Y escúchame: si intentas escapar o empiezas a gimotear de nuevo te voy a atar el culo de forma que no puedas escapar, y luego te haré lamérmelos, lamerme todos los dedos hasta que me quites el queso y te lo comas. ¿Me entiendes?"

"Por favor," lloriqueó Price. "No..." pero no se movió cuando Roxy le apretó las plantas de los pies contra la cara. Solo lloriqueó de forma más sonora y se agarró a la alfombra con ambas manos.

Al principio era como si se estuviera asfixiando o le obligaran a respirar desechos tóxicos. Pero al cabo de un rato la rudeza del olor pareció desvanecerse y Price pensó que podía detectar un poco del cálido y carnoso aroma al que estaba acostumbrado cuando atendía los pies de una mujer. Incluso consiguió lamer un poco los dedos de Roxy. Abrió un ojo, esperando verla jugando con sus bragas mientras la lamía. No lo hacía. Se limitaba a estar allí, sonriendo serenamente.

"Mejor," dijo Roxy. "Eso está mucho mejor. ¿Ves? Mis pies no están tan mal. A mi coño le pasa lo mismo, también apesta, pero sabe bastante bien después de que lo hayas chupado un poco. No es que vayas a tener ese placer. Ahora," dijo retirando los pies.  "Tenemos algún asunto sin terminar relacionado con que te chupes tu propia polla. Realmente quiero ver eso. Ese es el número uno en mi lista de deseos, caramelito."