Intento de robo
Una chica se aventura a llevarse un objeto sin pagar de la tienda, descubierta por el guardia de seguridad, este le propone hacer la vista gorda a cambio de un favor.
El otro día fui a una tienda y me encapriche con un iPad, pero no llevaba bastante dinero para pagarlo.
El caso es que había un modelo de presentación con la alarma suelta y como no había nadie cerca vigilando, lo metí en mi bolso y me fui hacia la salida.
Cuando estaba fuera de la tienda, un guarda de seguridad apareció de repente y me retuvo por el brazo, que susto me lleve, era un hombre alto y muy corpulento, me llevó hasta la oficina de control.
Una vez allí me registro el bolso, y sacó el iPad. Que vergüenza que pasé.
- "Sácate la ropa y los zapatos", me ordenó, "tengo que registrarte para asegurarme que no llevas nada mas escondido".
Muy asustada y avergonzada, me fui sacando la ropa de abrigo y los zapatos hasta quedar en ropa interior.
Me hizo extender las manos hacia adelante y me puso unas esposas en las muñecas.
Después vació mi bolso sobre la mesa e hizo fotocopias de mi documentación.
"Tendré que llamar a la policía", me dijo descolgando el teléfono, "has de saber que debido al elevado precio del aparato que te llevabas, esto se considera un delito y no una falta, por lo que iras a la cárcel".
"No, por favor", le conteste entre sollozos, "no puedo ir a la cárcel, lo pagaré, haré lo que me pida", le dije sin pensar.
El guardia se quedó un momento pensativo, como valorando la situación,
"Mmmm ... Sheila", dijo leyendo mi nombre en la documentación que había copiado, "tienes suerte de que los lunes solamente estoy yo de guardia y nadie mas ha visto el robo. Eres una chica muy guapa y creo que mereces tener una oportunidad de librarte de esta. Yo podría hacer la vista gorda, y dejarte marchar, pero a cambio tendrás que hacerme un pequeño favor, ¿que me dices?"
"¿Que clase de favor?", le contesté tímidamente, aunque en realidad ya sabía la respuesta, pero no tenía mas remedio que claudicar y aceptar lo que me pidiese.
"Que te folle aquí y ahora".
"Esta ... bien", contesté con un hilo de voz, aunque he de confesar que en realidad me derretía la idea de hacerlo con ese hombretón tan fuerte y musculoso.
No había acabado de hablar que el guardia me tomó por la cintura y levantándome en vilo con una facilidad pasmosa, me sentó frente a él, sobre la mesa que tenia delante, situando su cuerpo entre mis piernas.
Me puso mis brazos con las esposas alrededor de su cuello para que me sujetara allí mientras se bajaba la cremallera del pantalón y se sacaba su enorme polla. Ufff..., era más grande de lo que esperaba.
Con una mano me aparto las braguitas a un lado mientras con la otra mano me introducía su polla en el interior de mi coño.
Noté como su polla se abría paso entre los pliegues de mi vagina dilatándome.
Luego, sujetándome por la cintura, me la introdujo bien hasta el fondo, se le notaba que disfrutaba mucho con eso, sin sacarla empezó a hacer círculos con el cuerpo clavándomela todo lo profundamente que podía.
Después comenzó a follarme con fuerza, disfrutando de mi cuerpo, abrazándose a mí fuertemente.
Sobre mi cuerpo desnudo notaba el contacto frío de las partes metálicas de su uniforme.
Mientras me follaba, me besaba en el cuello y la cara, chupándome y besándome y luego, sin pedirme permiso, también en la boca, usando su lengua, tuve que dejarme hacer.
Me desabrochó el sujetador para dejar mis pechos al descubierto, los manoseó y los chupo y luego los apretó contra su cuerpo.
Todo esto sin dejar de follarme.
El ritmo era cada vez más rápido y contundente.
Yo estaba totalmente mojada, con mis piernas alrededor de su musculoso cuerpo, y abrazada a su cuello.
Mientras me chupaba la oreja me vino un orgasmo que intente disimular todo lo posible, mordiéndome los labios, pues me avergonzaba mostrarme tan doblegada a su voluntad.
Poco después, con unas acometidas brutales el también se corrió.
Estuvo un rato así, abrazado a mí, entre espasmos, corriéndose una y otra vez y soltando más y más leche.
Estaba tan llena que cuando me la sacó, algo de su semen, blanco y espeso, salio de mi vagina, resbalando por mi pierna izquierda.
Después me hizo arrodillarme delante de él y me la acercó a la boca para que se la limpiara, lo que hice lo mejor posible, chupándosela y tragándome el semen que aun rezumaba, pues no tenía mal sabor.
Tenía el cuerpo dolorido, como si me hubieran dado una paliza.
- "Aquí podrás limpiarte", me dijo señalando un pequeño lavabo que había en la oficina, "cuando termines ya te puedes ir, pero vuelve siempre que quieras, guapa", me dijo con una sonrisa, acariciándome la barbilla, después se subió la cremallera del pantalón, me soltó las esposas, y se fue del cuarto para volver a sus rondas de vigilancia.
Me dejó sola en el cuarto, cuidadosamente me limpie, me vestí, recogí mis cosas, metí el iPad en mi bolso y me volví a casa.