Intentando Recordar
Aquí les dejo mi primer relato, este aun no es muy erotico...pero espero poder complacer a los posibles lectores con las partes que seguiran a este. Espero que lo disfruteis.
Aquí estoy yo, tumbado en esta cama. Con la luz que entra por las rendijas de la persiana de esta habitación oscura y llena de humo dándome directamente en la cara, con una suave y casi transparente sabana cubriéndome medio cuerpo y mi cabeza reposando sobre una almohada prácticamente plana debido a su reiterado uso. Con la mirada fija en las aspas del ventilador que en el techo hay y escuchando de fondo aun el ruido de la fiesta que a estas horas vuelve a haber en las calles de la ciudad, sigo oliendo el agradable olor que desprenden las calles después de una noche de lluvia. No sé cómo, ni sé cuando ni el porqué, pero aquí me encuentro yo, en una habitación de un ruinoso edificio de apartamentos de la gran ciudad de Rio a varios quilómetros de mi hotel y a varias horas de vuelo de mi país de origen, España. Había escuchado que el carnaval de Rio era una experiencia diferente, una experiencia sobrecogedora, casi mágica, pero no me esperaba que pudiera llegar a afectarme de esta manera.
Junto con unos amigos decidimos emprender un gran viaje, un viaje que marcara un antes y un después en nuestras vidas, un viaje que sirviera para poder vivir por última vez con nuestra faceta adolescente antes de incorporarnos a la rutina de la sociedad y convertirnos en una pieza más del engranaje. Acabábamos de terminar la Universidad y nos esperaba un verano memorable en el que teníamos pensado hacer el mejor viaje de nuestras vidas, al menos hasta el momento. Emprendimos el viaje desde Barcelona donde cogimos un avión rumbo a Madrid, donde haríamos escala para despegar hacia Rio.
En cuanto llegamos a Rio lo primero que hicimos fue ir directos al hotel a dejar las maletas y a ponernos el bañador para empezar a gozar de las playas y del ambiente de la gran ciudad. Íbamos Jesús, Héctor, Miguel, Alberto y yo, Manuel.
¿Qué habrá sido de ellos?
La primera noche decidimos ir de fiesta por las discotecas del barrio aunque al ver el gran barullo que había montado en la calle y de la gran diversión que había allí montada decidimos quedarnos a pasar la noche y a beber allí, entre la multitud de turistas y de nativos, de chicos y chicas, de padres e hijos y hasta algún abuelo que se resistía a dar su juventud por perdida.
¿Esa decisión seria mi perdición?
El alcohol corría por todos lados, la multitud bailaba y se movía de un lado para el otro, había gente disfrazada, había rúas de carrozas y fue en ese momento, justo cuando todo empezó a moverse de forma muy lenta, al ritmo de la música, cuando la vi, cuando un haz de luz la iluminó y la hizo destacar entre todo ese desorden, cuando sus largas piernas, sus sinuosas curvas y su larga melena se sobrepusieron y atrajeron mi mirada. Solo fueron dos segundos, a pesar de que a mi me parecieron una eternidad, solo dos segundos y luego desapareció tan rápido como había aparecido. Si darme cuenta me encontré corriendo en dirección a su última ubicación con tal de seguirle el rastro pero el carnaval es tan famoso que era imposible ver mas allá de las personas que te rodeaban. Cabizbajo empecé a andar por la calle, quizá me deprimía el hecho de haberla perdido o el hecho de empezar a notar el bajón del alcohol, pero en ese momento no tenia ganas de seguir de fiesta y sin darme cuenta me encontré andando por una calle donde para mi asombro no había aglomeración de gente, casi estaba yo solo andando por esa calle. De repente una voz conocida resonó en mis orejas, Héctor, Jesús, Miguel y Alberto me habían vuelto a encontrar y me volvieron a dar ánimos para seguir con el propósito del viaje, disfrutar.
¿La volvería a ver? ¿Podría llegar a encontrarla?
Mientras volvíamos a la fiesta e intentaba evadir las preguntas que mis compatriotas me lanzaban empezó a llover haciendo que la gran masa de gente que teníamos en frente nuestra se disolviera en cuestión de segundos. Nosotros por nuestra parte empezamos a correr en dirección a la que creíamos era la de nuestro hotel. Debido a la borrachera que llevaba aun encima me empezaba a quedar rezagado cuando me pare en seco y al final de una de las calles que cortaba la nuestra la encontré, resguardada bajo un pequeño periódico y buscando algún sitio donde poder resguardarse de esa ya intensa lluvia que estaba cayendo.
¿Sería ahora el momento acertado?
Sin dudarlo ni un momento me dirigí hacia ella y sin decirle nada le lancé una mirada de complicidad y la cogí de la muñeca para empezar a correr debajo de un porche que por suerte encontré dos calles después y que me ayudo a causar una buena impresión. Yo tenía los pies empapados de agua debido a mis sandalias y mis pantalones y camisa no estaban mucho mejor, ella por su parte llevaba también unas sandalias con tacones, con las que tenia gran experiencia ya que no le fueron ninguna molestia para correr a mi lado, una pequeña faldilla y una camisa empapada y pegada a su esbelto cuerpo. Durante unos instantes no nos dijimos nada pero nuestras miradas se encontraban a cada instante con más frecuencia. Cuando por fin me incorpore y pude calmar mi respiración después de esa gran carrera bajo la lluvia ella me cogió por la cintura, me empujó suavemente hacia la pared y me dio un pequeño pero intenso beso.
¿Qué más pasó luego? ¿Es ella quien parece estar tumbada a mi lado? Aquí estoy tumbado en esta cama intentando recordar cómo he llegado a estar tumbado en esta cama y sin recordar nada.