Intentando levantar un matrimonio en crisis

Comenzando a besarnos, caricias, magreos, manos que descendieron hasta su entre pierna, dedos malvados que jugaron con su vulva, yemas que recorrieron sus labios vaginales. Dedos que fueron sustituidos por los suyos, mientras los míos la penetraran, y cuyo su primer orgasmo le llego mientras nos besábamos.

Intentando levantar un matrimonio en crisis

Mi relato… uno más, tan verídico como tantos, cuya lectura da morbo y sexo, donde a veces relato experiencias naturales, como en otras me decido a contarlas y haceros participe, pues estoy cansado de vivir oculto y de forma casi clandestina os lo hago saber, experiencias de sexo y morbo, envuelta y llenas de vicio, depravación y perversión.

Hoy os contaré algo mío, algo de este hetero curioso cansado del día a día, cansado de esta monotonía, cansado de estar atado a una persona, aunque la verdad es que son por un acuerdo mutuo y papeles. En mi matrimonio, llevamos un tiempo tirante, pero ninguno queremos reconocerlo, obviamente estamos a la defensiva pues cualquier tontería es el inicio para una discusión, nuestra situación no es un secreto, aunque lo queramos ocultar, ya que los mismos cri@s son los primeros en hacerlo público.

El sexo… podríamos decir que aún lo hay, bueno diremos que lo disfruta más ella que yo, mejor será que os lo describa… creo que es lo mejor. Deciros que mi mujer como bien sabe… me levanto con una erección de órdago, extrañada en su tiempo al no estar de esta manera y llegar a pensar en que hubiera tenido un amante. Pero bueno, dicho esto continuamos, ella sabe que no soy persona hasta que no hayamos hecho el mañanero.

Ya que no hay mañana que no me levante empalmado, quizás por eso somos muy de mañaneros, pero últimamente es ella quien se aprovecha de esta situación. Pues últimamente se despierta más temprano que de costumbre, siento como se levanta y tras una primera visita al aseo, desaparece un instante creo que quizás para preparar la cafetera. Luego cuando vuelve a la cama siento sus pies fríos primero, sintiendo después su cuerpo pegado al mío, notando como su mano palpa mi miembro, notándolo duro. La primera vez que le deje hacer, no fue por otro motivo que escucharle decir…

  • “Tú duerme… que este es mi momento, no te despiertes que voy a coger lo que es mío”.

Y claro está finjo la mayoría de las veces que duermo, pues en otras aún estoy dormido de verdad. Ella es de las que comienza acariciando mi miembro sobre mi prenda interior, pues duermo en calzoncillos, caricias que duran minutos pues poco a poco y con sutileza, acaba por bajarme los calzoncillos hasta acabar por quitármelos. Colocándose en medio de mis piernas o con una pierna a cada lado, esto último en el caso que tenga las piernas juntas, pues eso.

Comienza a acariciarme lentamente, magreando con suavidad mis genitales, claro está me muevo pero sigo ‘durmiendo’, toma mi miembro y juega con mi glande, lamiendo y dándole besos en la punta… ooohhh!!. Mientras hace esto, doy por sentado que se hace un dedo para estar preparada, pues la escucho como suspira y gime de placer. Después de un rato martirizándome, puedo sentir y aún más por el hundimiento del colchón que mi mujer o esta de rodilla o está de pie, pero poco importa cuando notas el calor que emana de su entrepierna sobre mi miembro… uuummm!!. Y luego el calor de su orificio cuando mi glande está entrando… ooohhh!!, despertándome a la segunda penetración, momento en que ella ahora me lo permite… aaahhh!!.

Momento en que aprovecho para masajear sus pechos y acariciar espalda, no permitiéndome darle besos o muerdos, aunque yo de esto último como que poco, pues no suelo dejar nunca marca. Tras un cuarto de hora al menos disfrutando del sexo, acaba por soltar está…

  • “Te vas a correr ya o falta mucho”.

Momento en que ese momento deja de ser mágico y más toma cuerpo de ser algo forzoso, donde precisamente se te corta todo menos la erección y continúo bombeándola, volviéndome está a soltar…

  • “Coño córrete ya, o te dejo así…”.

Donde al final como las últimas veces, mi mujer se levanta al tiempo que sale de su coñito, sale de la cama y se dirige al baño a enjuagarse, acabando por soltarle…

  • “Así me vas a dejar, ayúdame al menos con masturbarme o hacemos un 69”.

Cosa que ella mirándome con desprecio, responde…

  • “Eres un pervertido y un degenerado, eso es algo asqueroso”.

Acabando por soltar…

  • “Date una ducha fría que lo tuyo no es normal”.

Quedándome boquiabierto y estupefacto, pero al fin y al cabo acostumbrado a sus desplantes. Por estos motivos y algunos más, entre nosotros y algunos amigos hemos decidido irnos una semana de vacaciones, semana que vamos a alquilar una casa en el campo, aun mas con esto del coronavirus. Queremos volver a reencontrarnos, queremos comprobar si lo que aún queda tiene solución, queremos hacerlo por los cri@s, intentaremos refrotar lo que quede.

Pero más lejos de la realidad hay que ser realistas, no estamos bien y la verdad si uno quiere arreglarlo y el otro no, va a ser difícil reponer el rumbo de nuestra relación. Pienso que hay otro, aunque ella lo niegue, pero la verdad es que está más tiempo con una amiga que está en pleno divorcio que otra cosa, cuya idea de que prefiera incluso las caricias y besos por parte de esta me corroe, no porque no entienda que salga ahora del armario… que lo entiendo, pero que niegue estos echo es lo que no comprendo.

Las horas pasan lentas, aquel lugar es un paraje hermoso en plena naturaleza, una casa moderna de una sola planta repartida en dos, cuya piscina es el icono de los cri@s. Mientras los baños están al completo, ya que tienen ducha y un yacusi, dormitorios de matrimonios modernos, bueno de todo.

En el transcurso del día, donde tomo como es costumbre largos paseos, encontrándome algunas personas de la zona o turistas, personas que como nosotros aun buscado la naturaleza. Luego toca un rato en familia y la pareja de amigos, finalizando el día con copas y alcohol, quizás para levantar el ánimo, aunque otro es más para ayudarnos a dormir. Nuestro segundo día comenzó a fastidiarse a raíz del mediodía, pues tras el almuerzo e irnos a descansar, mi mujer tras quedarse en unas braguitas de infarto, prenda que hasta ese momento ignoraba su existencia. Cogió y me soltó…

  • “Me puedes dar un masaje”.

Cosa que yo gustosamente comencé a dárselo, pero claro esta las manos llegan a lugares donde realmente deseamos, caricias en lugares sensibles y falto de cariño últimamente. Donde al unir nuestros labios acabamos por perdernos a la lujuria, comenzando ella a comportarse como siempre ha sido, una bestia en la cama… uuummm!!. Pues son de esas que le gusta morder y arañar, no por decir que es malo pero disfruta, tanto como introducirse mi miembro en la boca y chupármela al tiempo que magrea mis genitales… uuuffff!!.

Comenzando la penetración en varias posturas, no por ser especiales o porque me guste alardearlo, pero somos de curiosear en la cama… o al menos lo éramos. La postura del misionero nos encanta aún más cuando coloco sus piernas en mis hombros y la embisto con violencia, postura que disfruta y que llega a tener hasta varios orgasmos. En otra ocasión la hubiera puesto al borde de la cama y penetrarla, pero dado que nuestra cama era del tipo japonés son de esa que prácticamente están en el suelo como que difícil hacer.

Acabando con la postura típica de la amazona, aunque mi mujer son de esas que la suele alternar con la de la amazona de espalda, postura que aprovecho para meterle los dedos por el culo y aumentar el placer… uuummm!!. Tras haber alcanzado mi mujer dos orgasmos e intentando que llegue al tercero, está me pregunta…

  • “Aún no te ha venido, córrete ya… que no puedo más”.

Momento en que ese momento deja de ser mágico… más por las prisas, aunque dudas si es que ella está totalmente satisfecha o el numero incesantes de toques del móvil que estábamos escuchando. Volviéndome a repetir…

  • “Te corres de una puta vez, o te quedas así…”.

Acabando por levantarse y sacarse mi miembro de su orificio, tomando una bata y cuando va a abrir la puerta para salir, le solté…

  • “A dónde vas, no me digas que me vas a dejar así, ayúdame al menos a masturbarme”.

Me mira y responde…

  • “Eso es asqueroso, ya no vuelvo a hacerlo”.

Acabando por decir…

  • “Lo tuyo no es normal, desde cuando la tienes así, además era tan gruesa”.

Quedándome sorprendido por sus palabras, pues parece como si no supiera o se acordara de mi físico. Acabando está por marcharse al baño, escuchándola hablar y reírse, risas que hace meses que no escucho la verdad. Acabando el día de esta manera hasta anochecer, volviendo a la cama, comportándonos como dos desconocidos, cada uno para un lado como si estuviéramos castigados. Finalizando por quedarnos dormidos…

Doy vuelta en la cama, no puedo descansar, me agobio entre las sábanas, miro el reloj y aun son las dos de la madrugada. Noto a mi mujer al lado, creo que duerme, abro un ojo y para mi sorpresa la veo whaseando con alguien, calle y fingí dormir pendiente a ella hasta que cansancio pudo conmigo, volviéndome a quedar dormido.

Vuelvo a despertarme, me giro decidido pera ella ya no está, miro el reloj extrañado y veo que marcan las siete y cuarto de la mañana. Me levanto y salgo del dormitorio, recorro la casa y la veo finalmente sentada en uno de los butacones en el porche, donde a pesar del fresco de la campiña a esa hora de la mañana, hay está ella sin apenas ropa… una braguita y una camisola, tomándose un café al tiempo que continua whaseando.

Dándome cuenta que menos nosotros los demás todos duermen, ya hoy en día nos aburrimos en la cama, creo que ya ha pasado el tiempo de desearnos. Miró el reloj y tras el café, decido irme a caminar, suelo hacerlo desde el primer día, recorriendo el paisaje, disfrutando de la naturaleza, bordeando el lago que hay cerca.

Tras mi caminata, recuerdo que me metí en el baño a darme una ducha, ya que lógicamente regresé empapado de sudor, cuando la puerta se abrió y apareció mi amiga. Me sorprendió bastante pues no esperaba que alguien entrara, me quede cortado al verme está desnudo, aún más nuestra amiga, la cual, tras disculparse por entrar sin llamar. Pero está se excusó, diciéndome…

  • “Perdona José, no es mi culpa, tu mujer me dijo que estabas en el baño lavándote las manos, no pensando que en verdad te estabas lavando algo más que las manos”.

Rápidamente me tape colocándome una toalla en la cintura, ocultando mi hombría que ya por sí estaba de aquella manera, para incrementarse al verla casi desnuda. Y esta tras ver mi estado, me soltó…

  • “No me digas que aún seguís sin mantener relaciones, vas a este paso que buscar a una profesional, ya que si no te vas a poner malo de tanta abstinencia”.

Podía haber comenzado a deciros que esta pareja de amigos nuestros, son unos amigos muy entrañables, e incluso un tanto como liberales quizás por ser también naturalistas, aunque más ella que él. Ella es de esas que te pregunta antes de hacer topless si me molestaría, como que sabe que no, pues me controlo en no ser descarado en mirarle sus senos. Por eso desde el primer día, iba por la casa con tan solo la prenda inferior, pero bueno eso no quita hierro al descaro de verme desnudo, pero nuestra gran amistad unida a las confesiones intercambiadas, no mina nuestra amistad y el hacer otras cosas.

Bueno pues esta amiga, me informo que esa noche iríamos a la presa cercana a ver la lluvia de estrella, pues dicho y hecho. Salimos todos cargado con lo necesario para poder asistir a esa lluvia de estrellas, encontrando como es normal a personas pues como nosotros iban a lo mismo. Iba a ser una noche familiar, donde con una manta acuesta decidimos tumbarnos e intentar ver las constelaciones.

Pues en el trayecto, acabaron por acercarse dos perros, animales deseando ser acariciados, uno más grande que otro. Llamándome la atención uno de ellos, acabe por acariciar y darle juego, sobre todo por el parentesco con el mío de antaño. Cuando una voz de mujer nos sorprendió, diciendo...

  • "Son buenísimos, pero nunca he visto derrochar tanta alegría con un desconocido".

Levantamos la vista y pudimos ver cómo se nos acercaba una chica rubia de no más de treinta años, cuyo físico era más corpulento que rellenita. Mujer que venía vistiendo, camiseta de tiranta blanca, pantalón de tirantes vaqueros cortos, tan cortos que eran de esos tipo shorts. De esos que me pude fijar y creí ver los labios vaginales sobresalir, ¡Joder aquella vista era algo extraordinario... uuuffff!!, tanto que con tan solo verla se me empalmo… uuummm!!, cosa que creo que llegó a darse cuenta de mi estado.

Mientras los demás continuaban su recorrido hacia la presa, quedándome yo con esta mujer hablando sobre los animales, contándole el parentesco con el mío, mientras ella me contaba las peripecias de dar con ellos. Pero viendo que estos se alejaban, me tuve que despedir de esta mujer a pesar de estar muy cómodo con ella. Momentos en que caímos que ni tan siquiera nos habíamos presentados, presentándome con mi nombre… José, mientras ella me hizo saber que se llamaba Eva, dándonos los besos de rigor sin importarnos que no teníamos mascarillas. Besos más cerca de la comisura de los labios que en la mejilla, risas tontas soltamos como quinceañeros, pero bueno antes de marcharme y ella continuar con la suya, me hizo saber dónde vivía, y que estábamos invitados a lo que sea.

Tras alcanzarlos, ayude a colocar las mantas y tumbarnos a esperar esa lluvia de estrella. Debo decir que esa noche vimos estrellas fugaces, vimos constelaciones y un cielo precioso, y aunque estuvimos cogidos de la mano como una pareja de enamorados, podría decir que cada uno estaba pensando en otra cosa, sobre todo yo.

Tras acabar, recogimos y nos marchamos a la casa, hablando de aquello que habíamos visto y disfrutado. Llegamos y toco hora de ir cada uno a su dormitorio, donde a pesar de todo lo ocurrido con anterioridad, esa noche como en otras, mi mujer pidió un masaje... algo normal, masaje que intencionadamente fue más intenso. Donde ella fue aligerándose de prendas, mi masaje dejo su espalda y hombros para ampliarse hacia muslos y pies, volviendo a ascender hacia sus nalgas. Deteniéndome sobre todo, masajeando entre glúteos y ella separando sus muslos, como invitándome a ampliarlo... ooohhh!!. No dejando de suspirar, no dejando de gemir, pidiendo que no me detuviera, solicitando que aquellos dedos se perdieran donde más lo deseaba en esos momentos.

Cosa que hice y que ella finalmente se giró, comenzando a besarnos, caricias, magreos, manos que descendieron hasta su entre pierna, dedos malvados que jugaron con su vulva, yemas que recorrieron sus labios vaginales. Dedos que fueron sustituidos por los suyos, mientras los míos la penetraran, cuyo primer orgasmo por su parte llego en apenas unos minutos, mientras nos besábamos. No deteniéndonos y entre gemidos y convulsiones... llego su segundo, pero en ningún momento dejo de pajearme, masturbación que no tuve premio. Acabando ella y antes mis súplicas que se pusiera arriba, postura que tanto disfruta como el de la amazona, no dejo de quejarse, soltando...

  • "Está muy gorda y me vas a hacer daño, mejor date una ducha fría e incluso mejor, mastúrbate mientras te duchas, ¡pero luego limpia bien todo… eeehhh!!".

Coge se da media vuelta, mientras yo salgo del dormitorio en dirección al aseo, y tras la ducha casi forzada vuelvo al dormitorio, donde ella duerme ya hasta mañana.

Bueno un día más en este pequeño paraíso del sur de Andalucía, día que por fin amaneció, mire la hora y vi que era bastante temprano, me levante y vi que mi mujer ya no yacía a mi lado. Salí del dormitorio sigilosamente sin hacer ruido, deseaba saber dónde coño estaba, descubriéndola en el porche de una postura extraña y haciendo movimientos raros. No me lo pensé dos veces, salí por la parte de detrás de la casa, bordeando esta hasta colocarme en un ángulo donde podía verla, descubriendo para mi sorpresa algo que me dejo atónito y perplejo. Pues está, estaba sentada con las piernas separadas haciéndose un dedo con una mano al tiempo que con la otra se magreaba uno de sus pechos, pero todo esto delante de su móvil que este o estaba grabando o era para alguien. Coño estaba en plena video conferencia con alguien…

Aquello me puso aún más malo, pero no solo empalmado y excitado… me puso de malas, acabe por marcharme, me fui a vestirme, lavarme la cara y orinar, haciendo ruido al salir, ruido al menos que esta supiera que estaba levantado y dejara lo que estaba haciendo. Cogí y me eché un café al tiempo que le ofrecí uno a ella, mientras me tomaba el café, mi mujer caminaba con cara malhumorada y de malos amigos en dirección al dormitorio, iba muy apresurada y sin decir ni ‘Buenos días’, acabo por cerrar la puerta tras de sí.

Me marche a caminar, di una vuelta enorme, baje la loma hasta el embalse, acabando por detenerme a orinar, costándome bastante sacarme mi miembro del interior del pantalón, quizás más por el estado que estaba y sin llegar a pensármelo, comencé a masturbarme, cerré los parpados… concentrándome sobre todo en la imagen de la mujer de la noche anterior… uuuffff!!. Disfrutando, acabando por sacarme de mi estado una voz femenina al tiempo que una su mano se aferraba a mi miembro, diciéndome...

  • "Si no tienes ayuda, solo tienes que pedirla".

Con cara de gilipollas, apenas pude decir nada… más bien balbuceé…

  • “¿Cómo?”.

Quizás debido a mi estado, metido dentro de mi trance por satisfacerme, ni me percate de la presencia de esta mujer, dándome solo cuenta cuando cogió mi miembro. Ahora la note con claridad detrás de mí, note sus pechos aplastado contra mi espalda, cuyos pezones duros se me clavan en mis omoplatos como banderillas que había clavado el banderillero. Está mujer movía su mano a lo largo de mi tronco, ¡lentamente y con suavidad… uuummm!!, mano que percibí algo fría pero seguro que pronto se calentaría. Mano que deslizaba a lo largo de mi miembro, sintiéndola con maestría como desde la base se deslizaba hasta mi glande hasta la base… aaahhh!!. Soltándome…

  • “Está durísima… ¿Qué os pasa?, no folláis o que, o quizás este ella con la regla y te tiene en plan de abstinencia”.

  • “Pues sí es así… es normal que estés así, pero tú debes de poner remedio… no es bueno tener los huevos cargados de leche”.

Apenas pude pronunciar palabra alguna, no di crédito a lo que me estaba ocurriendo, no llegue a imaginarme aquello nunca, pero sin hacer que ocurriera… paso. Esta, notando las venas de mi miembro hincharse, señal de mi pronta llegada, coge y me dice…

  • “No aguantes, tu tranquilo… córrete y si sientes la necesidad, grita, gime y suspira”.

Cosa que en apenas unos minutos eso hice, comencé a descargar hasta al menos seis u ocho chorros de semen, chorros que esta para nada aparto su mano de mi miembro, sino que continuo pajeándome… ooohhh!!. Soltándome…

  • "La próxima vez que sientas la necesidad, y aún estas aquí… y solo, no dudes en venir a buscarme, te ayudare con gran placer".

Dijo al tiempo que apartaba su mano de mi flácido miembro, mano que vi manchada de semen, manos con algo más que salpicadura de fluidos de color blanquecino y aparentemente espeso. Fluidos que veo como están impregnados en un árbol, e incluso en su propio calzado y cuyos perros suyos, vinieron a tomárselo, recogiéndolo con sus lenguas. Me gire hacía ella, no sin antes intentar apartar a los animales con el píe, movimiento que hago al pensar que quizás esto le debe de repugnar. Pero es cuando la escucho…

  • “Déjalos, no los apartes, deja que saboree lo bueno, ya me gustaría a mí también saborearlo”.

Me quede nuevamente sorprendido al escucharla, no tanto como verla chuparse los dedos, recogiendo los últimos restos de mis fluidos. La miro con deseos de satisfacerla, deseando corresponderla y devolver el favor, pero lo cierto es que no estaba como bien sabe para dar la nota. Desliéndonos hasta un nuevo encuentro, encuentro que desea ella, pues coge y dice…

  • “Mira, si quieres te puedes pasar luego por mi casa, podrías pasarte después de comer, no suelo echarme a dormir y no estoy atareada con cosas”.

Invitación que acepte gustosamente, despidiéndonos entonces hasta la tarde, marchándonos cada uno por donde habíamos venido, continuando mi caminata al tiempo que bordeaba el embalse. Ya caminando hacia la casa, donde tras entrar y saludar a los despiertos, me encamine hacia el baño con la intención de darme una ducha y de paso ponerme el bañador. Salí de esa ducha como nuevo, pues no era para menos, iba en dirección a la cocina a desayunar, contento como si fuera un crio con juguete nuevo, sonrisa que se dieron cuenta mi pareja de amigos más que mi mujer. Pero para no alargar mucho más, debo de decir que la mañana hasta el almuerzo fue un calco de los días anteriores, diferenciándose en que me daba igual que estaba o no haciendo mi esposa. Pues por mi cabeza solo pasaba la idea de visitar a esa vecina tras almorzar, cosa que hice, me puse un suéter, el bañador, calzado deportivo y claro está la mascarilla.

Camine hasta su casa, donde tuvo que abrirme ella misma pues los perros me impedían entrar, tras los besos de rigor me hizo entrar, camine tras ella una loma que accedes a su casa. Camine mientras iba admirando su trasero, admirando a esa mujer rubia de cuerpo más voluminoso que corpulento, mujer que como mente anteriormente tendrá alrededor de los treinta años. Mujer que iba vestida con unos shorts vaqueros pequeños y ajustados, camiseta de tirantes y unas sandalias, tremenda… uuuffff!!.

Cuando llegamos hasta la casa, está en vez de invitarme hacia el interior, me llevo hasta el porche, donde tenía asientos y un ambiente tipo chillout, ya sabéis asientos realizados con pales, llenos con cojines, puf y colchonetas. Tras invitarme a sentarme y preguntándome si quería algo de tomar, cosa que sin llegar a decir nada, desapareció por una puerta que accedía a la casa, apareciendo a los pocos minutos con una bandeja, cuyo contenido no era otro que dos vasos y una jarra que no era otra cosa que Mojito. Con el primer vaso, comenzamos a conversar, haciéndole mención por mi parte al hacerla saber que me sorprendió que estuviera sola, llegándole a mencionar que debería de tener a alguien para poderle atender en cualquier de las necesidades que da una gran casa como esa, como a lo personal y que esta acabo por responderme…

  • “La casa no es tan grande como aparenta, no da tanto trabajo y además no estoy sola, tengo mis perros que son la mejor de las compañías, no me hace falta ninguna persona más”.

Continuando con el sorbo al mojito, mientras mis ojos bajan de sus ojos hacia sus labios, cuello y senos, observando sus marcados pezones en esa camiseta de tirante, dando por hecho que no llevaba sujetador. Volviendo a subir la vista y descubrir esa sonrisa en su boca, cuyos ojos intuye perversión y que claramente doy por hecho que me ha sorprendido. Continuando está por contarme…

  • “Pues eso, ellos me dan todo, compañía, alegría, e incluso en los momentos que necesito atención por necesidad, ellos también me ayudan, no se oponen, no ponen excusas y siempre están servicial sin quejas alguna”.

Soltando como quien no va la cosa…

  • “Y no veas como utilizan esa lengua que tienen… uuuffff!!, tan larga y áspera… me comen el coñito que dejan extasiada, mejor que cualquier hombre o mujer”.

Me quedo nuevamente perplejo ante ese comentario, dando por hecho ante su último comentario que ha tenido que comprobarlo, o sea que ha estado también con mujeres. Esos últimos comentarios no me han dejado indiferente, pues mi miembro duro como una estaca había dejado una mancha húmeda en la tela de mi bañador, mancha que esta vio y que tras acabar su vaso de mojito de un solo trago. Cogió y me sugerido…

  • “Sí quieres nos metemos en la piscina, calmamos nuestro cuerpo del sofoco que está haciendo, y de paso por la charla caliente”.

Sonrió sonrojado al verme cogido, pero ese día iba de sorpresa en sorpresa, pues cuando cojo y me descalzo mi calzado deportivo, despojándome de mi suéter. Coge ella y se levanta, no dejando de mirarla ni tan siquiera un minuto mientras me habla, pero mucho menos aparto la vista cuando coge y comienza sin tapujo alguno a desvestirse, comenzando por tirar hacia arriba de esa camiseta de tirante, camiseta que tras quitarse la echa aún lado, mostrándome sus enormes pechos colgados (joder al menos una 120). Continuando como quien no va la cosa por desabotonar el botón de su short vaquero, bajar la cremallera y bajárselo, quedándose totalmente desnuda ante mis ojos. Corriendo como si fuera una chiquilla ante la piscina, tirándose de cabeza y darse un chapuzón, saliendo su cabeza del agua y con su brazo moviéndolo… me anima a meterme, cosa que no hizo falta de decirlo dos veces.

Aunque el agua estaba bien fría apenas hace mella en mi erección, notándolo ella al acercarse y rozarme con su mano, acabando por reírse. Continuamos conversando, sobre todo ella preguntándome sobre mi vida conyugal, vida que le hice saber que apenas tengo, pues en casa apenas ni dormimos juntos. Ella no dejaba de mirarme, acabando por introducir su mano por el interior de mi bañador, mano que acabo por coger mi miembro y suavemente acariciar, soltándome…

  • “Si, ya noto que no tiene la atención que debería, vamos a tener que poner remedio otra vez, no crees”.

Fue decir eso y tras sacar su mano del interior de mi bañador, coge y acaba por quitármelo con mucha habilidad, no dejando de sonreír, comenzando a jugar dentro de la piscina… uuuffff!!. Sobre todo con sus grandes pechos, restregándomelos por todo mi cuerpo y en especial, colocando mi miembro entre estos… uuuffff!!.

Pero la verdad, mi mejor recuerdo de esos días, comienza precisamente a raíz de ese momento, pues no había comenzado ni lo mejor, pues tras salirnos de la piscina coge y tomándome de la mano, me hace entrar en su casa y conducirme hacia su dormitorio. Me hace sentarme a la orilla de la cama, comenzándonos a besar… pequeños besos, acariciándonos, mientras yo poso mis manos en su espalda y desciendo hasta su cintura. Ella me toma del cuello con ambas manos, ¡acabando por deslizar una de estas desde mi pecho hacia mi entrepierna… uuummm!!, acabando con la otra presionar mi cuello hasta sus grandes senos… ooohhh!!.

Chupo uno una vez tras otra apartándome para continuar con el derecho, lamo su mama, saboreo su aureola y tras dar pequeños pero suaves muerdos en su pezón, puedo escuchar cómo está gime y suspira. Está que no deja de magrear mi entrepierna, ¡no deja de acariciar mi tronco y genitales… uuuffff!!, acabando por empujarme hacia atrás hasta tenderme sobre la cama. Me mira y vuelve a sonreír… una sonrisa malévola, inclinándose hasta que siento su boca sobre mi pecho, labios que besa y succionan mi pezón, primero uno y luego el otro… uuummm!!, descendiendo hasta llegar a mi entrepierna... uuuffff!!.

Comenzando por lamer mi tronco, deslizando su lengua cálida desde la base hasta mi glande, elevando la vista hasta mis ojos y darme un muerdo en la punta del capullo… ooohhh!!. Volviendo a incorporarse y buscar mi boca, donde en esta ocasión si nos fundimos en un largo beso con lengua, separándome de estos y buscar sus pechos, donde me pierdo entre estos durante unos minutos… uuummm!!. No dejamos de gemir y suspirar, ¡no dejamos de jadear y menos ella de masturbarme… ooohhh!!, acabando por inclinarse e introducirse mi miembro en su boca, lamiendo chupándolo al tiempo que magrea mis genitales… ooohhh!!. Sacándosela de la boca tras un buen rato y comenzar a pajearme sin dejar de sonreír, como si fuéramos niños pequeños que estamos haciendo algo malo, pero esto de malo tiene poco… uuuffff!!.

Admiro a Eva la dedicación que le está dando a mi polla, como no deja de deslizar su mano a lo largo de mi tronco, como juguetea con mi glande e incluso mis genitales. Como escupe sobre mi capullo y con sus manos o boca extiende sus fluidos, ¡volviéndoselo a meter en la boca hasta la base… ooohhh!!, sintiendo su barbilla chocar contra mis genitales, sacándosela para preguntarme…

  • “¿Te gusta?”.

Creo que mi rostro fue la respuesta al verme en el cielo. Sin dejar de pajearme con su mano, aparta mi tronco aun lado, comenzando a lamerme los genitales e ir descendiendo hasta el perineo, lame y besa… ooohhh!!. Sobresaltándome un poco pero para nada la aparto, cuando mientras vuelve a metérsela en la boca y chupa mi polla, desliza su dedo corazón de su mano izquierda por entre mis glúteos… uuummm!!. Siento su lengua deslizarse dentro de su boca por mi tronco, al mismo tiempo como su dedo juguetea con mi orificio acabando por entrar, soltando un gemido al tiempo que una exclamación…

  • “Ooohhh!!... qué bueno”.

Exclamación que le anima a seguir, aunque creo que de todas formas esa era su idea, pues sacándose mi polla de su boca… vuelve a mis genitales, sintiendo como deja caer hasta por dos veces saliva sobre mi perineo, fluidos que esparce por mi orificio. Volviéndosela a tragar al mismo tiempo que intenta introducirme dos de sus dedos, intento que tras un par de veces logra metérmelo, e incluso se valentona hasta con tres… aaahhh!!. Siendo yo quien la aparta y no para vengarme, sino para lamer y chupar sus pechos, magrearlos con mis manos y morder sus pezones, mientras ella ríe y suelta…

  • “¿Dónde coño te has metido todo este tiempo?, eres de los míos de los que le gusta disfrutar, curioseando con su cuerpo y no poniendo límites”.

  • “Creo que veo la ruptura y separación con tu mujer, no hagas caso a esa hipócrita pues desde hoy si tú quieres, ¡yo te voy a satisfacer en todo… uuummm!!”.

Fue terminar y tras colocarse a horcaja sobre mí al tiempo que ella misma tomaba mi miembro y se lo introducía, soltar un gran gemido y comenzar a moverse como una buena amazona, no dejando de gemir y suspirar… ooohhh!!. Mientras yo magreaba sus enormes pechos, saboreaba sus pezones y lamia sus mamas, no dejando de acariciar mis manos por espalda y culo… uuummm!!. Llegándole a soltar…

  • “Uuuffff!!, tranquila… tranquila, no sé cuánto voy a poder aguantar… ooohhh!!”.

Respondiéndome ella…

  • “Lo se… por eso quiero que te corras, quiero sentir tu leche dentro de mí, no te preocupes tomo la píldora, ¡córrete sin miedo… uuuffff!!”.

Y la verdad es que un par de minutos acabe descargando dentro de ella, no dejando de todas formas de bombear, acabando ella de confesarme que hacía unos minutos tuvo el suyo. Fue sacarla para que ella volviera a metérsela en la boca, chupándomela y limpiarme los restos de mi semen y sus fluidos, siendo yo ahora quien quise recompensándoselo con saborear su coñito… uuummm!!. Descubriendo lo bien que se me da el sexo oral, descubriendo que no soy de los que le da asco saborear sus fluidos e incluso los míos, vertiendo una saliva mía por entre sus glúteos, siendo yo ahora quien juguetea con su orificio, viendo que esta disfruta quizás más del anal que del coñito… uuummm!!.

Volviendo nuevamente al tajo, colocándose ella ahora tumbada sobre el colchón, colocándome detrás y tras tomar sus piernas, acabe por colocármelas en los hombros para ir penetrándola… uuummm!!. Comenzando a embestirla con fuerza, metiéndosela brutalmente mientras ella me animaba, creo que fueron al menos cinco minutos muy extensos donde ella acabo por gritarme…

  • “Sigue… sigue… aaahhh!!, no pares ahora… no pares, si… si… aaahhh!!”.

No esperaba que se viniera tan pronto, pero aun así no me detuve y ella continuaba gimiendo con fuerza, disfrutando y sintiéndome en la gloria, contento de poder satisfacer al menos a una mujer, mujer que no se cortaba a la hora de decirlo sin fingir nada… ooohhh!!. Fue ella quien me hizo apartar, haciendo volver a tumbarme y colocarse ella encima, cabalgando hasta volverme a venir, para descansar un poco y según ella…

  • “Bueno ahora toca descansar, ya continuaremos luego un rato más”.

Fue decir eso, animándome a levantarme aun sabiendo que estábamos desechos, estábamos empapados en sudor y fluidos, nos metimos nuevamente en la piscina, saliendo al rato para comer algo pues estábamos hambrientos, mientras picábamos comenzamos a conocernos mejor. Contándome…

  • “Como sabes, me llamo Eva y soy una mujer del norte de España o sea catalana, tengo 39 años, y divorciada sin hijos. Soy una mujer empresaria, tengo un par de tienda de animales, un herbolario y una parafarmacia, me he venido a descansar durante mi mes de vacaciones aquí al sur donde esta casa me pertenece”.

Mientras hablaba admiraba sus verdes claros ojos, ojos que daban más belleza a esta mujer cuyos rubios cabellos corto, mujer corpulenta más que voluminosa, cosa que ella misma me decía que se machacaba en el gimnasio, mujer con gran pecho natural de ciento veinte centímetros. Cuando me gusto escucharle decir…

  • “Te gustan mis pechos eeehhh!!, suelo notar las miradas de los hombres y notar que suele gustaros mucho”.

Ante mis preguntas por su soledad, extrañado que no había un hombre a su lado, ella me respondió…

  • “Pues no lo sé, dicen que tengo todo lo que un hombre desearía, pero no lo comprendo, mi ex me puso los cuernos con una chica mucho más joven y delgada”.

Calla unos minutos y sigue…

  • “Mira, soy cariñosa, dulce, complaciente y muy coqueta, me gusta mucho cuidarme, me considero elegante… bueno aquí claro esta no, pero soy educada, simpática y amable”.

  • “Cuando estoy con alguien que me gusta o simplemente estoy a gusto, mi implicación es total, ya que me gusta pasarlo bien y que lo pasen bien en mi presencia. Me considero una buena conversadora y sociable, considerando mi trato en todo momento como si fuéramos amigos”.

No la interrumpo y la dejo hablar, pues noto que este tiempo en soledad y con tan solo los animales, no es tan bueno como ella dice, ya que esta desahogando conmigo. Diciendo…

  • “Disfruto compartiendo mis emociones, pensamientos y sentimientos con las personas que me importan, mis amigos y conocidos de mi alrededor, bueno eso y mis emociones”.

  • “Sabes y como as comprobado, me considero amante del buen sexo y sobre todo de los preliminares, me gusta que disfrutemos los dos, soy de las que piensan que hay que dar y para recibir”.

  • “Cuando estoy con alguien con quien disfruto, me gusta abrirme, me gusta disfrutar el cuerpo a cuerpo, besos con lengua… pues claro está me gusta mucho besar, y penetración con distintas posturas, disfrutando de la naturalidad y dejarse llevar por la pasión, donde lo mezclo con el vicio y el morbo”.

Calla unos segundos mirándome, sonríe y sonrojada me dice…

  • “Me gusta hablar contigo, no te haces ni una idea de lo bien que me está sirviendo el desahogarme contigo, pues el hablar contigo me está aliviando”.

  • “Sabes… me da un poco de vergüenza, pero te voy a confesar algo, mira tanto me gusta el sexo que me he puesto a aprender a dar masaje prostático, masaje glanderiano”.

  • “Me gusta realizar una cubana, un francés, beso negro y beso blanco, pero probando e investigando… continúe por saciar mis fantasía y curiosidad sobre… sexo con mujeres, tríos, fetichismo, sado, dominación, lluvia dorada”.

Y ante mi cara de asombro y mi más que visible erección, Eva no se corta y continúa diciendo…

  • “E incluso me pone mucho la penetración a hombres mediante juguetes y hacerles gemir de placer, me encanta jugar y me pone mucho humillar a los tíos para sacar a esa puta que llevan dentro, el transformismo y el convertirlos en una mujer, me pone mucho el feminizarlo”.

Fue el callarse y decirme…

  • “Te queda tiempo para continuar un poco más, no veas como nos ha puesto mi desahogo, creo que ahora me toca a mí que tú te desahogues conmigo, te gustaría follarme por detrás”.

Bueno creo que es mejor dejarlo aquí, espero que os haya gustado y hayáis disfrutado, antes de marcharme os debo confesar que lo acontecido es cierto en 100%, no callando en nombres pues es difícil que deis con cualquiera de nosotros. Bueno dicho esto, espero vuestros comentarios, ya sea animándome a continuar, como las críticas para mejorar, claro está, mi email es: Jhosua 1974 @ Gmail. com (obviamente… todo junto).