Insuperable

Una chica se evade de su mundo en el trabajo, pero un inesperado compañero de trabajo resulta la llave que abre sus ojos a una realidad que puede ser tan cruel como para romper las reglas y no siempre estrellarlo todo en ello.

Insuperable:

¿Has terminado lo que te pedí? – Tania volvió de sus pensamientos como aquel que empieza a diferenciar lo onírico de la realidad en el despertar matutino. – Si, ya esta. - Dijo antes de saber casi a lo que contestaba, mientras agitaba su cabeza en busca de los papeles, y se esforzaba por esbozar una dulce sonrisa alejada de sus amargos pensamientos.

Tania era una chica dulce, con facciones mestizas entre la crem europea y el misticismo asiático, de estatura media y formas voluptuosas. Pero ella si bien coqueteaba con si misma en la soledad de su habitación no tenia luz en su espíritu para compartir esa cuidada apariencia con el exterior. El trabajo había sido para ella la salida de su mundo para huir al espejismo de una vida normal.

En aquella oficina ella era una mas, podía escribir el guión de su vida y dejar que el resto lo leyesen sin mostrar la verdadera obra de su existencia. Todos la trataban con respeto e ilusión; podía trabajar, sentirse útil, eficiente y compartir la visión de un mundo rosa. Pero cuando el trabajo cesaba por unos instantes, el repetitivo resonar en su cabeza del los sentimientos de culpa y el estrés de esas responsabilidades que adquieres con la gente sin saber como, le hacían un nudo en el pecho llevándola a esa sensación en la escuela cuando te pedirán tus deberes y sabes que no los tienes hechos.

Debajo de aquella dulce apariencia Tania era una chica que vivía atormentada por su entorno real, había conocido a un chico del que se enamoro tan locamente como solo una quinceañera podía hacer. Pero con el tiempo ese chico, mayor que ella, había sido capaz de grabar en su proceso madurativo una obediencia y lealtad sin parangón. Ahora castigada por la máxima expresión de posesión, los celos, se había convertido en una esclava del maltrato psicológico. Esa tenebroso sombra que planea sobre las conciencias de todos, pero que se torna un fantasma en la realidad de nuestros actos por lo intangible de la misma. No tenia amigos, no podía salir, y la dedicación hacia su amor solo era correspondida con la censura de todo tema que pudiera no resultar interesante para su pareja. Cada gesto y movimiento que realizaba era sometido al "¿le molestara esto?". Continuas discusiones, abandonos y posteriores sentimientos de culpa la hacían regresar con un crecido novio que además se colgaba el medallón de permisivo al concederle una oportunidad para volver.

"Antes no era así, debo de quedarme a su lado hasta que nos vaya mejor, el siempre ha estado ahí" – Una lengua viperina tornaba cada discusión en un juicio donde ella siempre resultaba culpable. Así que para Tania no era difícil tras haber crecido con esa sutil manipulación verse como la mala de la película, que no solo era obsequiada con oportunidades que ella desperdiciaba, si no que además podía ver como cosas normales eran trasformadas en claras faltas por su parte que la llevaban inertemente hacia pensamientos ilógicos para un ente espectador. – "Además yo he metido mucho la pata, y él siempre lucha por esto, yo he de devolvérselo en la misma medida". A veces cuando dentro del trabajo le iba muy bien o en su vida se veía un rayo de luz, podía decirse a si misma que esas frases no eran la realidad, pero quien ha vivido en la oscuridad no quiere ver la luz; y pronto dejaba de fantasear volviendo a su cruda realidad. – "Ella era al menos igual de culpable" - el interior de sus pensamientos era como una versión macabra del síndrome de Estocolmo.

Su vida exterior atenazaba cualquier intento de escapada volviendo mas estrecho y claustrofóbico sus mundos de huida. Poco a poco engrisaba los colores de su vida sumiéndola de nuevo en la mentira, pues podía sentir como su ilusión en el mundo mágico se transformaba como un atardecer en un lugar lleno de sombras, donde la gente se movía en una felicidad paralela a ella, solo accesible por lo que cada vez era mas una fachada titeresca que la derrumbaba en una hipocresía con un mensaje claro – "Esto no es para ti, ¿Dónde vas?; tu vida es la que es, y has de luchar por ella o sufrirla hasta el final. –

Cuando al cabo de unas semanas su ilusión de contar las horas para el trabajo ya se había tornado a la opresión de ver como el reloj caminaba hacia el fin de este. Sentada en su mesa de recepción, pudo ver como la puerta de su realidad en blanco y negro se habría dejando paso un mínimo fulgor de color. Pues como si de un error en la vieja película que dibujaban sus pensamientos se tratara, el chico que posaba ante ella tenia los ojos tan azules que habían captado toda su atención separándola de su lugar de tinieblas y coloreando de pronto todo su entorno como el primer día.

Con la mirada dulcemente fija en el rostro de Tania el chico delante de ella había cambiado su cortes – Buenos días – por un interrogativo – ¿Hola? – difuso entre una ilusionada sonrisa, provocada por la dulzura de expresión que ahora tenia el rostro de Tania.

  • Buenos días, ¿en que puedo ayudarte? – Pudo decir Tania cuando consiguió despertar de la nada placentera en la que se había sumido por un instante.

  • Venia a ver al encargado de contratación, tenia una cita – Dijo el chico dosificando de forma intencionada el tono y suavidad de sus palabras.

  • Claro, ¿me dice su nombre? – Replico Tania con voz firme pese a que su pulso estaba notablemente acelerado.

  • Mario; el ya me esta esperando. –

Tania dirigió su atención a la centralita telefónica para comunicar con el despacho de contratación, mientras con un alegre - Un segundito – ganaba tiempo en la operación. Pero de pronto su necesidad de concentración se vio colapsada por sus nervios que no fueron capaz de realizar dos cosas al mismo tiempo, y algo tan sencillo y repetitivo como comunicar con un despacho se convirtió en tan ardua tarea que termino por equivocarse y obtener como contestación un estridente BEEEP de aquel grotesco teléfono.

Con su pulso visiblemente alterado Tania miro a Mario en una rápida y poco definida mirada, que acompaño con una ahogada sonrisita mientras se disculpaba.

  • Perdona, es que este bicho es un lío a veces, enseguida te paso, ¿vale? – En cuanto centro la vista de nuevo en aquel negro aparato, que a sus ojos cada vez parecía estar mas atiborrado de botones, Tania apago rotundamente su sonrisa y pensó para si misma. – Cálmate Tania, pareces idiota. –

Mario ante aquella naturalidad no pudo evitar que la sonrisa que trataba de contener no asomara tímidamente por la comisura de sus labios. El siempre había presumido de ser un chico introvertido, solitario e independiente. Totalmente ajeno a sentimientos profundos o amores eternos en los que no creía. Aquella sensación de protectorado natural que le surgía en ese momento, la achaco rápidamente a momentos concretos del ser humano, como cuando ves a un niño pequeño o un perrito y no puedes evitar exhalar para ti mismo un "¡Que rico!".

·

Finalmente como en los viejos cuentos de princesas en los que la voz en OFF del narrador nos cuenta lo sucedido al cabo de los años, las cosas caminaron por el sendero de la más dulce de las fábulas.

Mario entro a trabajar en la oficina, extendiendo su interés por Tania en cada mirada y gesto. La lleno de ilusión y esperanza con el mundo, aunque sin que ella lograra perder un sentimiento de culpa para con su novio por el juego que estaba realizando. Sin embargo la dulzura y compasión carentes de pringoso empalagamiento pero no ausentes de cariño, a la que Mario la sometía en cada visión del mundo, empezaron a mostrar a Tania un lugar sin ataduras ni barreras. Ella sabia que jugaba a la ruleta rusa, aquello era tan salvaje como peligroso, no podía centrar si quiera sus ideas ni preguntas en su cabeza pues circulaban mas rápido de lo que podía reflexionarlas. - ¿Y si se enamoraba perdidamente de él?, ¿y si para él ella solo era un juego?, ¿y si su novio se enteraba?, ¿era posible romper con toda su vida?, ¿y el miedo?... o …- se le helaba la sangre solo de pensarlo, -¿ y si él descubría que ella estaba comprometida?. -

A través del azul de aquellos ojos Tania descubrió también nuevos matices en la existencia, la compresión, la escucha, el desahogo, la disculpa, la sonrisa, la tranquilidad y una protección alejada de cualquier fortaleza física.

Mario ya estaba perdidamente enamorado de ella, antes de poder reconocérselo así mismo, antes de besarla si quiera. Todo aquello tenía algo de espeluznante, era como rozar la miel sin llegar a probarla. El tenia todos los argumentos para tirarse a el botón que pasaría su vida del frió al calor. Pero le faltaba algo, sabía que su sentimiento era mutuo, pero ella siempre había mostrado cierta reticencia a dar el paso final hacia el tierno y desenfrenado beso que liberaría la caja de los espectros. Algo no encajaba y no podía vislumbrar que era, entre todos los pensamientos de que nada tenían en común y pertenecían a dos mundos diferentes podía ver claramente que nada de aquello era lo que la limitaba, pues percibía en lo mas profundo de su alma que esto que sentía era lo único que podía haber inspirado tantos versos de de poesía y letras de pasión.

Aunque en toda historia existe un villano; y este moraba en la cueva del miedo donde Tania aun vivía su vida fuera del trabajo. La actitud cada vez mas desafiante y aposentada en la vida, que Tania tomaba ante las demoníacas estrategias de su novio para mantenerla como perra fiel; terminaron por levantar las sospechas de la bestia, pues tenia fé ciega en que su pequeña perrita no podía haber encontrado sola la salida al laberinto inteligentemente colocado de mentiras y manipulaciones labradas por él.

La sombra de la opresión se cernía sobre Tania cada vez con más fuerza, con interrogatorios, gritos y atisbos de violencia que aumentaban el temor a un maltrato físico. Pero que incomprensible resultaban efectivos como yugo que evitaba la libertad. Aunque alimentaban las noches de sonrisa y brillo en sus ojos pensando en su príncipe azul.

Aquella tarde de intimidad que les otorgaría un turno en solitario resulto tan clarividora para Tania como para Mario, pero ambos habían preparado la tarde decisiva por separado. Ella había derribado el muro de su prisión para entregarse a Mario, y Mario había esquivado su miedo para entrarle a ella hasta el final.

Esa tarde, el sol caía pronto como buen invierno del que se trataba, y al verse a lo lejos en ambos extremos de la calle, caminaron enfrentados hacia el portal que los uniría, los dos con la misma idea y los dos con la misma pasión. La luz amarillenta del ya débil astro, coloreo el cielo de violeta e ilumino la calle con tonos suaves y pálidos. Cuando ambos llegaron al kilómetro cero y sin romper aquel silencio, quebraron el sello de sus vidas para unirlas en un beso como la historia del hombre no podrá contar jamás sobre unas líneas de papel. Ella que besó con los ojos cerrados, noto su liberación de la mazmorra en aquel beso que le abrió los ojos sobre el mundo y tras cambiarlo por un abrazo escondiendo su rostro cubierto de lagrimas pudo notar el mas frió de los filos atravesándole el corazón.

  • ¿Qué tal mi cielo? – Dijo una voz tétrica que arrastraba las palabras

Tania noto desgarrar su interior cuando el mas profundo de los miedos la identifico como la voz de su novio.

Mario dio un paso atrás y con semblante serio y mirada confusa alternaba su atención entre ella y el chico. Aquello no podía ser.

  • ¿Este es el trabajo que tan ocupado te tenia?, ¿eh, zorrita? –

  • Yo… - fue todo lo que Tania pudo decir ahora con su rostro empapado en lagrimas de autentico dolor, pero no por su ex, si no por Mario.

  • ¿Y tu? – Dijo la voz – ¿te sientes más capaz robando novias que buscándote solteras?

  • Yo no sabia… ella… no me dijo que tenia… –

  • Vaya, el chico ha sido engañado, parece que a esta putita se le da bien embaucar a los hombres.- replico el novio con la mirada firmemente clavada en Tania, y levantando la voz añadió – Yo al menos nunca te he mentido ni engañado, y tu así me lo pagas… ¡¡¡TE DI CARIÑO, AMOR!!! – Frunció el puño y su rostro, y tras dos segundos de meditación agito su mano propinando a Tania una bofetada que hizo latigar su rostro de un extremo a otro y casi la hace girarse.

El pelo de Tania, cubría empapado en lágrimas y sudor su cabizbajo rostro cuando pudo oír un fuerte sonido que retumbo en el aire. Arrastro su mirada por el suelo y vio como su ex se desplomaba ante ella completamente aturdido por el puñetazo que Mario le había atizado.

Levanto tímidamente la mirada hacia Mario, y cuando cruzo con sus ojos azules, pudo ver hecho realidad su mayor temor. En los ojos de Mario residía el furor de la batalla y el odio hacia la causante.

Cuando Tania con lentos y temerosos movimientos alzo su manos para abrazar su brazo. Mario se zafo con un brusco movimiento de frialdad y sequedad hiriente. Y comenzó a caminar hacia la oficina.

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Su ex no volvió a aparecer por miedo y humillación, pero el dolor de Tania fue mas de lo que nunca pudo soñar, pues cada mirada que cruzaba con Mario era por su parte de tan intenso odio que aplastaba sin miramiento la tristeza y arrepentimiento de los ojos de ella, que como gato sin amo trataba de acercarse a el con palabras y gestos, siempre devueltos con sequedad cortante que hundían a Tania en lo mas profundo del averno.

Ahora su mundo de color era mas negro de lo que nunca había sido porque el pintor de sus ilusiones la odiaba y su vida anterior tan triste y arrastrada había quedado como reino sin amo, una mazmorra sin guardián que se tornaba para ella en un pétreo camino como alma en pena hacia un nuevo día en el que seria torturada por los únicos ojos por los que sabia podría mirar al mundo.

Noche tras noche ella caminaba en la oscuridad, día tras día, ella caminaba en la oscuridad, su rostro perdió su brillo e ilusión y los compañeros que la alzaron en vítores de fiesta desaparecieron como espectros sin demonio en busca de mejor lugar donde desatar su libre albedrío.

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Y volvió a llegar el día en que sus destinos confluyeron en una tarde a solas en el trabajo. Tania que llego treinta minutos antes a la oficina lucia esa tarde un exuberante vestido sediento de pasión, que solo se veía limitado por tan rigoroso negro que de no ser por sus formas podría ser anfitrión del más triste funeral.

El llego con el rostro de un mártir a su cruz, completamente vestido con pantalones y camisa de sendo negro, su pelo otro día rubio hoy lucia oscuro y grasiento por la gomina que lo moldeaba; incluso sus ojos lucían mas grises que azules aquella tarde de invierno.

Ella lo miro al entrar, y el mantuvo la mirada tras cerrar la puerta a su paso.

  • Puedo decirte que si me perdonas, prometo usar el resto de mi vida en hacer que no te arrepientas de este momento – Dijo con voz casi llorosa, añadiendo cuando el abrió su boca como para replicar con odio – Pero no tendría forma de demostrarte que mis palabras son la verdad y no otra de mis mentiras. –

Él sello de nuevo sus labios cambiando su expresión a expensas de oír su discurso por completo.

  • Ya no merezco ser tu esclava, que lo seria; pero tu forma de ser no concibe relación en que ambos no sean de igual sacrificio, y el que tu tendrías que hacer perdonándome yo no podría devolvértelo jamás.- Sus ojos se enjuagaron en lagrimas y su voz empezó a quebrarse con el llanto contenido. – Mi vida sin ti es ya un sin vivir, ya no puedo tenerte, pero al menos esta tarde toma un último cigarrillo junto a mi, viendo como se consume este tiempo de falsa felicidad como lo hizo nuestro amor y haciendo como que nada ha pasado y somos el uno para el otro.

Mario no sabia que decir, las palabras de Tania le habían llegado a lo más profundo de su corazón donde lucharon con fuerza contra la rabia que hacia ella tenía guardada. Mientras la batalla debatía un ganador, Tania se acerco de forma sensual y sumisa hasta él, donde le puso un cigarro en sus labios que ella misma acababa de encender en los suyos.

Durante aquellos cinco minutos que duro aquella cancerigena unión, el pudo apartar su odio y fluir en conversación con la única chica que lo había hecho sentir vivo de verdad.

Lamentó percibir el regreso de los seiscientos sesenta y seis caballos de rencor cuando arrugo la colilla en el cenicero, pero los sentimientos eran algo que no podía domar.

Ella se levanto de su lado y se puso frente a el.

  • Recuerdas cuando hablábamos de leyendas y pasion?... Ese cigarrillo tenia el filtro impregnado de Séntia, insabora la llamaban "el beso de la parca", se cuela por los poros labiales llegando al organismo y provocando una insuficiencia cardiaca tras el paso de treinta minutos. Decían que siglos atrás las mujeres fatales impregnaban sus labios en el para dar un beso mortal al amante que se despidiese de ellas. Pero, tú nunca me darías ya otro beso.-

Mario que había vuelto al silencio escucho aquello con una mirada que solo sus ojos podían plasmar con aquella mezcla, de terror, odio y algo más. Parecía ridículo, pero sabia que Tania no le estaba mintiendo.

Tirando de un saliente del ceñido vestido como si de un lazo de regalo se tratase, el traje perdió su compostura y se deslizo por aquellas curvas de mujer hasta llegar al suelo.

  • Te queda media hora en este mundo, pásala junto a mí, y hazme sentir libre una sola vez en mi vida. –

Las mandíbulas de Mario se apretaron en un rechinar de dientes, y su testosterona construyo una melodía de tambores que golpeaban su cabeza al compás de un acelerado corazón.

Se levanto abalanzándose sobre Tania, lanzando su boca a su desnudo cuello y derribándola con la fuerza de su arrebato hasta el suelo, que él con su brazo pudo acolchar para dejar la caída en un suave desplomar. Como si se hubiese cruzado la barrera del espacio-tiempo, la ropa de Mario desaparecía por momentos entre la pasión y los ahogados esfuerzos de Tania por desnudarle, que se perdían en un mar de sensaciones de placer al sentir a cada prenda perdida el cuerpo de su único mundo tocar junto al de ella.

La fuerza de Mario no se difumino ni por un momento, perdió su rostro entre los inquietos pechos de Tania mientras se colaba en sus piernas abiertas en retortijones de placer, y clavadas al suelo por la fuerza de cada orgasmo en su cuerpo.

Se sentía amada, no violada, no follada. Estaba haciendo el amor, como ya no recordaba haberlo hecho nunca, y tal vez fuese porque nunca hubiese hecho verdaderamente eso, el amor.

Cuando por fin Mario consiguió abrirse paso hacia el interior de Tania, esta estallo en un gemido que arqueo toda su espalda e hizo golpear su cabeza contra el suelo, para elevarse después dejando solo tocar sus puntas del pelo en la moqueta, permaneciendo alzada sobre sus hombros, intentando mantener sus labios al alcance de Mario para que este los tomase en un último arrebato de placer.

El beso nunca llego, pero si el orgasmo de ambos al unísono tiempo, pues el fluir del jugo de Mario con su última contracción causo el mas hermoso y salvaje orgasmo de cuantos Tania había sentido jamás. Se sintió llena por primera vez, temblaron sus hombros y fallaron dejándola desplomarse hasta el suelo.

Sonaba el reloj marcando la media hora, cuando Mario comenzaba a sentirse débil y mareado, sin duda la hora había llegado. Se dejo desplomar a un lado del cuerpo de su chica, y acariciando su pelo por ultima vez le dijo con mirada tierna y firme, y con voz dulce y pausada. – Te quiero. Exactamente igual que el día que te di nuestro único beso–

Tania sintió como sus ojos se cerraban sin remedio por el efecto del veneno y noto la armonía de su alma al saber que nunca podría haberlo hecho mejor que en el beso que se dieron antes de todo mal, sin acuerdo ni palabra, solo por amor.

PD: Soy un joven de 22 años y este es mi segundo relato erótico, el primero también los podéis encontrar en esta página bajo el titulo "El ultimo día en la mentira". Este ha surgido como forma de agradecimiento a todas aquellas personas que se molestaron conmigo, y no solo perdieron el tiempo con la lectura de mis líneas; si no en muchos casos se molestaron en felicitarme para expresarme su opinión sobre mi obra y alentarme a nuevos intentos. Para todos vosotros lo dedico. Como anteriormente, solo he intentado demostrarme que en 5 hojas se puede introducir unos personajes, una historia que no haga otra cosa que ocultar un mensaje, y colocar un final que deje buen sabor de boca.

Esta escrito en una mañana, sin apenas correcciones y espero sean comprensivos con la falta de contenido literario o simpleza de sus diálogos para expresar la moraleja. Pero si os gusta y queréis que siga con algo de esto es MUY IMPORTANTE que me escribáis contándome vuestra opinión y todo lo que queráis. De vosotros depende. Gracias por perder vuestro tiempo con mi letra ;) Mi correo es: elmundodedonnie@hotmail.com