Instituto Privado de Merlo

Es la historia de un chico de 16 años en el instituto... que atravesara muchos problemas.

Ya habían pasado tres semanas desde que las clases empezaron en el I.P.M (Instituto Privado de Merlo). Estaba en el patio sentado solo, mirando a todos pasar por mi lado, de repente suena el timbre y entraron todos a los salones. Cuando me siento en mi pupitre, siento que dos chicos me estaban tirando papelito con saliva en la espalda; los mire pero no dije nada porque ya estaba acostumbrado a esos tratos. Antes de que entre el profesor, Axel, mi compañero, el mas popular, molesto e insoportable les mostro a todos mis compañeros una lista de los mas apuestos del aula y yo era el ultimo, el mas feo, el que todos discriminaban por ser gordo y feo. Todos se empezaron a reír de mi, escuchaba sus risas como si fueran golpes en el estomago. Mis ojos estaban aguados, las primeras lagrimas se escapaban y escucho gritar a Leo, -Basta, basta!!! Déjenlo en paz!!!- y el ruido ensordecedor de mi despertador me trajo a la realidad. Estaba en mi cama, solo había sido un sueño o tal ves un recuerdo de como fue el primer año de secundaria en ese maldito Instituto. Como quisiera olvidar ese año de mi vida y para colmo después de dos años tengo que volver a ir a ese Instituto al que odiaba. No quería ver a mis compañeros, esos compañeros que me discriminaban, que me separaban, yo era una especie de bufón para ellos. Siempre pensé que yo era el que estaba equivocado, que era una mala persona, el defectuoso, pero cuando mis padres me cambiaron de colegio, las cosas cambiaron porque esos nuevos compañeros me trataban muy bien, y me integraron de la mejor manera. Pero volver al I.P.M era mi peor pesadilla.

Me llamo Emmanuel Dalera, y tengo 16 años, mi cabello es castaño claro y mis ojos son de color grisáceos, y mi piel es de color clara. Siempre tuve muy baja la autoestima, nunca me creí una persona linda pero si algo aprendí del I.P.M es a tratar de ser fuerte y a tener un poco de orgullo aunque siempre me cuesta mucho. Soy gay, pero no se me nota porque no me gusta ser como el gay femenino que le gusta llamar la atención y tirar pluma. Toda mi familia lo sabe, y varios  conocidos también.

Hoy es el primer día de clases, después de dos años vuelvo al I.P.M, uno de las escuelas mas importantes de la zona. No había nadie en mi casa, porque mis padres van muy temprano a su trabajo los lunes. Mi papa es dueño de tres restaurantes  y chef del más importante y mi madre se encarga en la parte administrativa y legal del negocio. Me puse mi uniforme y fui a la cocina a desayunar. Ángela, es el ama de llaves de mi casa, y una segunda madre porque siempre que la necesito esta dispuesta a ayudarme y aconsejarme. Es la única sirvienta de la casa, aunque la tratamos como parte de la familia, aparte de Cristian, el chofer.

Tome el desayuno que me preparo Ángela, y luego la despedí para irme al instituto. No quería ir, no quería encontrarme a esos ex compañeros que se creen perfectos y superiores por su belleza y dinero. De solo recordar como me trato Axel, y sus amigos en el primer año me dan ganas de salir corriendo a mi cuarto y llorar. Nunca les conté a mis padres de eso, porque nunca quise llevarles problemas; ellos ya tienen muchos con su trabajo.

Cristian estaba esperándome en la entrada, lo salude con la mano y entre al auto.

  • Señor Emmanuel, buenos días…como se encuentra?- me pregunto Cristian, con una sonrisa sincera que iluminaba su rostro mientras nos dirigíamos al instituto.

-Ya te eh dicho que no me llames así, dime Emmanuel y buen día para ti también- dije desganado, mirando por mi ventanilla el paisaje de las calles de la cuidad.

-Discúlpeme- dijo con un tono muy bajo. Cristian es muy joven, solo tiene 24 años y es muy apuesto, pero es muy amable. Su pelo de castaño oscuro muy corto, y sus ojos son de color miel. –Le deseo que tenga un gran día en el Instituto- me dijo con la mejor de sus intenciones.

-Gracias…- no quería hablar, y parecía que Cristian supo darse cuenta porque callo durante todo el viaje. Estaba muy nervioso, tenía miedo que se acuerden de mí, que me juzguen con su mirada. Pero este año seria diferente. Ya veía la torre principal del colegio. Mis manos me empezaban a sudar, y mi rostro me empezaba a picar.

-Tranquilo señorito, es solo es primer día…todo saldrá bien- la voz del chofer me sorprendió. Cristian tenía razón; es solo un colegio, y todo saldrá bien, tengo que ser optimista. Sonreí, y lo mire por el espejo retrovisor que me devolvió su mirada comprensiva y tranquilizadora. –Volveré por usted a la salida, adiós- me baje del auto, y lo salude con la mano.

No reconocía a nadie, bueno solo estuve un año aquí pero no veía a ninguno de mis ex compañeros. Me forme en el patio para la bienvenida de los directivos, estaba muy nervioso y no sabía en donde estaba el salón que tenia que ir y no me animaba a preguntarle a nadie. De repente todos se empiezan a mover. La ceremonia de bienvenida había terminado y no me había dado cuenta de eso. Tarde unos minutos en reaccionar y dirigirme con algún profesor, pero un chico me llevo por delante y los dos tropezamos. Eso me molesto un poco porque todas mis cosas se cayeron al piso, lo que provoco la risas de algunas personas que nos vieron caer.

-Perdona! Perdona, perdona!...- me dijo juntando mis cosas.- ¿Te encuentras bien?- me pregunto mirándome directo a los ojos. No lo podía creer, ese chico era Leonardo…mi compañero del primer año. Él era uno de los pocos que nunca se rio de mi por ser obeso o feo, no éramos amigos pero es una buena persona y me defendía a veces de los insultos o bromas de Axel y sus amigos.

-Si, estoy bien…no es nada- dije mientras lo ayudaba a juntar mi cosas- emmm… ¿sabes dónde está el salón de 5to A? Porque estoy medio perdido...y no se donde queda…- estaba nervioso y tenia mucha vergüenza que se acordara de mi.

-SIIII…!!! Yo voy al mismo, vamos ven con migo y  así me perdonas por hacerte caer- me dio mis cosas y  me dio una gran sonrisa que mostraba una dentadura perfecta, mientras caminábamos por el corredor –Por cierto, soy Leonardo Fuentes…pero todos me llaman Leo, y tu eres..?- no se acordaba de mi, no me reconocía. Aunque él, esta igual  como lo recordaba, pero muchos más apuesto. Su pelo es muy negro y sus ojos  verdes muy intensos. Su piel es muy blanca, y es más alto que yo. Tenía un cuerpo en muy buena forma, seguro iba al gimnasio o hacia algún deporte. Pero lo que siempre sobresalió de él,  es su gran simpatía.

-mmm, me llamo…- no quería decirle, no quería que me reconociera. Su cara mostraba algo de confusión, tenia que responderle. –Me llamo Emmanuel…Emmanuel- le iba a decir mi apellido pero el me interrumpió diciendo…

-Dalera?...Emmanuel Dalera!? Eres tu?... no te acuerdas de mi? Soy yo, del primer año recuerdas?- quede paralizado, tarde o temprano iba a pasar, así que trate de serenarme y de no actuar como un idiota. –Pero que cuanto has cambiado, no te reconocía…no pareces, wooow!!!... ah pasado mucho!- parecía estar contento, me miraba de arriba a bajo. Leo me abrazo, y no dejaba de sonreír. Es cierto que cambie, al menos físicamente ya que baje de peso y pasaron ya dos años. El futbol ayudo mucho a moldear mi cuerpo y mi  cabello lo tenía con otro corte.

-esto… si, y si soy yo- no savia que decirle, pero por suerte habíamos llegado al salón y el profesor nos ordeno sentarnos. Al entrar recorrí con la mirada a todos y reconocí a muchos. Entre ellos, a Axel, sus amigos y algunas chicas como Evelyn y Carla. Con ellas mantenía una buena relación en el salón. Estaba más nervioso que nunca, así que en silencio me senté en el fondo y Leo junto a mi lado, saludaba a todos sonriéndoles y preguntándoles cosas, por lo visto era muy popular y se llevaba bien con todos los alumnos. Cuando Leo se sentó a mi lado, me sonrió y miraba cada parte de mi rostro como si estuviera buscando algo.

-Woow, no puedo creo que seas tú!... Estas tan cambiado… que hasta, mira…ves esas chicas de allá?- dijo apuntando con su dedo a Evelyn y Carla, yo asentí con la cabeza- Bueno, ellas dicen que eres muy apuesto…y creo que no se equivocan- me sorprendió lo que dijo, no era creíble. Me costaba creer a las chicas cuando me dicen lindo o apuesto porque tal vez mienten para que no me sienta mal o de lastima. Pero que un chico como Leo me diga que no se equivocan al decirme guapo, si me sorprende y mucho. El me miraba a los ojos buscando mi respuesta, así que me serene y respondí.

-ehmm, no yo…jajaja bueno yo….no se cómo lo tomaras, pero…no estoy interesado…-sonreí nervioso tocándome el cuello esperando su reacción. Sé que es tonto decir que soy gay pero estaba decidido que no tenia que ser como antes, no quiero que me traten como si fuera inferior así que decidí enfrentarme a los obstáculos…pero no estaba dispuesto a decirles a todos que soy gay. Pero solo le dije que no estaba interesado, Leo podría tomarlo como quisiera. No necesariamente le estaba diciendo que soy gay o eso creía yo.

-mmmmm, bueno- se quedó pensando por un instante –y que seas gay…bueno, eso cierra muchas puertas pero abre otras- finalizo mirándome fijo. Yo quede paralizado, no podía creer lo idiota que soy al haberme expuesto tanto, simplemente no pensé antes de hablar. Leo se dio cuenta de mi secreto. Pero paresia ser que no le molestaba en lo absoluto. No entendí lo que quiso decir, pero no pudimos hablar más porque el profesor ya había empezado la clase y nos hiso callar. El profesor era de psicología, se llama German y estaba siendo bastante agradable. Y por lo bajo, siento que Leo me dice mirando para el frente –quédate tranquilo, que no se lo diré a nadie- sonrió y el profesor empeso a decir.

-Buuuueno, creo que es mejor que todos nos vallamos presentando así que…TU! El del fondo, ¿como te llamas?- me pregunto el profesor, dude un segundo pero le respondí con firmeza.

-Emmanuel Dalera- suspire.

-¿Es nuevo en el Instituto?-me dijo el profesor, mientras muchos de los alumnos se giraban para verme.

-Si señor, pero curse 1ro aquí y ahora estoy de vuelta- sonreí levantando las cejas. Todos los que me recordaron empezaron a murmurar entre ellos. Muchos estaban sorprendidos, y algunas chicas me miraban un tanto extraño pero me dio un poco de risa. Sentía una mirada que se clavaba en mi y volteo a ver. Era Axel, me miraba sorprendido, sus ojos parecían salirse de su rostro. Cuando se dio cuenta que yo lo miraba, instantáneamente corrió su mirada. No se porque razón, pero me sentí mejor. Todos mis nervios se habían ido.

-CHICOS! CHICOOOS!, silencio por favor que estamos en clase-  grito German tratando de poner orden en el aula -bien, así me gusta…entonces, Bienvenido otra ves al I.P.M Emmanuel…y tu? El de al lado.- siguieron todos presentándose y contando como pasaron las vacaciones y trivialidades.

Podía sentir la mirada de Axel desde el otro extremo del salón, y ya me estaba poniendo nervioso. Yo no lo odiaba, pero algo de rencor si le guardaba, porque me lastimo mucho durante ese año. Muchas veces pensé en vengarme, pero lo descarte porque si lo haría me parecería a él y eso es lo que menos quiero. Le pregunte a Leo sobre Axel, y me dijo que el cambio mucho desde el primer año, que ya no era el mismo. Capas se dio cuenta de lo idiota que era y por eso decidió cambiar. Leo me dijo que no me preocupara por el. Volví a mirar a Axel y su cara había cambiado por completo, se le veía mal, triste de alguna manera. Me dio pena, pero me dije a mi mismo que el solo se las puede arreglar aunque me intrigo un poco. Tal vez se sienta culpable por todo lo que se burlo de mí. Decidí no darle importancia y seguir en mi mundo ajeno a él.

Ya era la hora del recreo, así que salí con Leo y me presentaba a todos sus amigos. Era muy popular y casi todo el colegio lo conocía. Me estaba llevando muy bien con Leo, no parábamos de reír. Él estaba lleno de alegría, y es de esas personas que siempre están sonriendo y con buena onda que siempre son una muy buena compañía. No creía que esto iba a ser así, pero lo estaba disfrutando porque nada era igual como antes.

-Leo, voy al baño…ahora vuelvo.- le dije mientras caminaba al baño del primer piso, porque el de la planta baja siempre estaba lleno, y mas durante el recreo.

-Bueno…¡¡¡pero no te tardes!!!- me grito lo ultimo ya que me había alejado de el varios metros. El baño parecía estar vacío, así que entre en un cubículo. Cuando termine de orinar, voy a lavarme las manos y note que Axel estaba mirándose en el espejo. Dude un instante, pero decidí actuar con naturalidad.

-Emmm, hola… ¿como estas?- me sorprendió con su pregunta, no me esperaba que me hablase.

-EH!…ah, si…hola- actué con indiferencia mientras me lavaba las manos. –Estoy bien, gracias…adiós- le dije digiriéndome a la puerta.

-NOOO, espera Emmanuel…te quería decir….esto…bueno, yo no…- se había puesto nervioso, podía ver sus nervios, pero sus ojos cafés también mostraban tristeza. –Te quería pedir  perdón, sé que fui un gran idiota…que no debí tratarte como lo hice- me decía en un tono bajo- Por favor, perdóname… me arrepiento tanto por todo lo que te lastime lo siento yo..-

-NO… no te perdono y tampoco te perdonare- le corte lo que estaba por decir. No quería escuchar todo lo que tenia para decir. –Nunca te voy a perdonar…me lastimaste mucho, me costó tanto adaptarme a este instituto porque tu me hacías la vida imposible…-

-Pero Emmanuel…yo..-

-PERO NADA!!! Que te piensas!?, que no fue nada todo lo que me hiciste pasar…-me estaba desahogando todo lo que sentía.-Todos se reían , los odiaba tanto…pero claro!!! Yo no era tan hermoso como ustedes…YO NO ERA TAN HERMOSO COMO TUU!...- empecé a llorar sin parar. Mis lágrimas recorrían mis mejillas unas tras otras sin detenerse.

  • yo…yo no sabia que…- empezó a decir.

-Nooo! Tu nada!!! No sabes…no sabes lo que me hiciste pasar todo ese maldito año.- no podía dejar de llorar. Recordaba todos sus insultos, todas sus risas…todo. No quería que me siga viendo llorar así que me dirigí hacia la puerta pero el me tomo del brazo y tiro asía el. Axel me empezó a abrazar con fuerza. Pasó sus brazos por mi espalda y presionaba lo justo para transmitirme una especie de seguridad. No lo podía creer, estaba muy confundido pero me sentía bien entre sus brazos.

-Emmanuel, lo siento…realmente lo siento…si pudiera cambiarlo todo lo haría, pero no puedo- me susurraba a mi oído. Sus manos frotaban mi espalda mientras me hablaba. –Lo siento… lo siento…lo siento…perdóname- repetía mientras lloraba junto con migo. Nos estábamos fundiendo en el abrazo. Realmente estaba arrepentido, pero de todas maneras nunca lo perdonaría. –Solo te pido…que me dieras otra oportunidad…Emmanuel, solo eso te pido…para demostrarte que cambie.- aclaro su vos. Podía sentir su aliento en mi oreja.

-Axel…solo una oportunidad…- ambos nos tranquilizamos, pero seguíamos abrazados así que me separe un poco de él y note su mirada clavada en la mía. Nos mirábamos el uno al otro hasta que me planto un beso. Si un beso! No podría estar pasando eso. Sus labios se posaron en los míos y empecé a responderle. Poso una mano en mi nuca, y la otra la paso tras mi espalda atrayéndome asía el. Lentamente nos metimos en un cubículo, cada vez subía nuestra temperatura, podía sentir su erección presionando en mi pierna. Nuestro beso era muy intenso y nos estábamos dejando llevar por la excitación olvidándonos de todo. Hasta que la voz de un chico nos trajo a la realidad.

-Emma, Emma…estas bien?- pegunto Leo. –Tardaste mucho así que me preocupe…te encuentras bien?- decía en un tono de preocupación absoluta, como si fuera mi hermano mayor. Instantáneamente nos separamos y nos miramos a los ojos asustados. Gracias a dios estábamos en un cubículo.

-Si Leo, no te preocupes- Presioné el botón del retrete dejando correr el agua, y le dije a Axel. –Perdona, esto no tenia que pasar- la cara de Axel estaba pálida. Realmente estaba arrepentido de haber besado a Axel, si lo detestada y ahora aún más. Salí del cubículo dejando solo a Axel. – Vamos, gracias por preocuparte- le dije a Leo al verlo en los lavabos.

-Vamos, que te quiero presentar a mis amigos- dijo empujándome hacia la salida. Por suerte no me vio con Axel. En el parque principal del Instituto me presento con sus amigos, realmente este chico conocía a todo el mundo el colegio. No podía recordar todos los nombres, pero todos me saludaban con júbilo.

El resto del día transcurrió bastante bien. El timbre sonó, anunciando el fin de clases. Todos salían del salón pero yo tarde un poco porque tenía que terminar de guardar mis útiles. Al levantarme, me encuentro con Axel. No quería hablarle, no quería ni verlo.

-hola…..por lo del recreo…- me empezó a decir –quiero que sepas que yo no soy gay y solo te bese por lastima y para que dejes de llorar- me dijo enojado y mirándome con asco. Esa misma mirada que tenía en primer año asía mí. Mis ojos se aguaron, quería llorar…por más fuerte que me quería hacer, soy muy sensible y eso me apena. Yo no dije nada, solo mire al piso y salí del salón. Todo mi odio, toda mi tristeza, todo había vuelto…estaba confuso, quería gritar pero a la vez no quería decir nada.

Estaba en el estacionamiento buscando a Cristian, pero no lo veía. Me senté en un banco a esperar mientras lloraba. Quería irme, quería desaparecer, y el chofer no estaba. No podía dejar de llorar, mi corazón se aceleraba cada vez más y más…sentía una presión en mi pecho cada vez más fuerte. Me estaba dando un ataque de  asma, me estaba poniendo muy nervioso y no encontraba mi inhalador en mi mochila. Me dolía mucho el pecho y no podía respirar hasta que siento que alguien me abraza con fuerza y presiona en mi pecho, y pone mi inhalador en mi boca. Presiono tres veces. Me abrazo con fuerza, esperando a que me recupere. Hacía mucho que no me daba un ataque de asma. Estaba muy nervioso y asustado, necesitaba que alguien me ayudase. No podía dejar de llorar, todos mis sentimientos estaba revueltos y no sabía que pensar.

-tranquilo señorito, con calma… respire con calma…-me decía Cristian son su voz serena y haciéndome entrar en seguridad. –Lo siento, es que el tránsito estaba pesado y no podía salir de la carretera- estaba muy apenado por llegar tarde –lo siento-

Abrase con todas mis fuerza a Cristian, no quería que me deje…no en ese momento. No podía decir nada. Cristian me tenía entre sus brazos y con una mano acariciaba mi espalda lentamente. El guardo silencio al ver que no le respondía. Solo me acariciaba la espalda, esperando a que me pueda tranquilizar. No sé cuánto tiempo estuvimos hasta que nos separamos; el me sonrió al verme mejor son su hermosa sonrisa…me cargo en sus brazos y me llevo hasta el auto. Al entrar en el coche, mire por la ventanilla y ahí estaba él…Axel miraba en mi dirección, no podía verme porque estaba dentro del auto y los vidrios están polarizados. Suspire, pero decidí no darle mucha importancia. Cristian me pregunto cómo estaba, asegurándose de mi seguridad. Yo solo pude sonreírle como respuesta y puso en marcha el auto…

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Bueno, es la primera ves que escribo...perdon si cometi algunos errores...gracias por tomarse el tiempo de leer el primer capitulo...si no es de su agrado no continuare publicando. n_n de todas formas muchas gracias n_n