Insomnio
Conocemos la historia del joven Marcos, un muchacho que lleva poco tiempo en la ciudad huyendo de sus demonios.
Insomio.
Podía ver, desde la ventana de mi pequeño departamento, cómo de a pocos la ciudad empezaba a apagarse. La calle parecía una fotografía, se encontraba estática y el silencio se apoderó de los parques frente a mí. Mis pensamientos se disiparon al recibir el mensaje que esperaba con tantas "ansias". Era él. Kevin, Óscar o quizá Pedro, no recordaba quién sería en esta oportunidad y no tenía interés en recordar su nombre. Me indicaba que se encontraba cerca de mi departamento y si es que cerca tenía algún estacionamiento, puesto que venía en su auto. Contesté que podía dejarlo lo más cerca posible, estoy en una zona donde no hay robos por tener una caseta de vigilancia. No pasó mucho tiempo después del mensaje y recibí una llamada:
¿Aló? -contesté extrañado.
Hola, Marcos. Soy Viviana. -era la voz de mi hermana. Estaba sorprendido, me contestaba de un nuevo número que no tenía agendado.
Dime Viv. ¿está todo bien allá?
Si Marcos, aquí estamos bien. Pero estamos preocupadas por ti, mamá pregunta por ti todo el tiempo.
Entiendo, pero es que tener dos trabajos y estudiar no me permite comunicarme con ustedes. Siento no hablar mucho, pero lo hago por mamá. Tengo que enviar dinero desde aquí para que no les falte nada.
Quiero saber si él se ha comunicado... -no pudo terminar su frase cuando me percaté que sonaba un claxón afuera del departamento.
Tengo que irme Viv, sigue cuidando a mamá.
Colgué el teléfono con el corazón en la mano. Me sentía abrumado por la soledad nuevamente y mi cuerpo, de manera automática, se acercaba a abrirle la puerta a mi acompañante esta noche. Bajaba los escalones y sentía cómo caía una pequeña lagrima. "Esto lo hago por ellas" me repetía en silencio. Tenía frente mío al señor que, por unas horas, había de entretener y satisfacer sus deseos carnales. Su estatura alcanzaba tranquilamente dos metros, tenía unos ojos verdes muy penetrantes y de sus labios gruesos escapó un "hola, Ed". Me tardé un momento en responder, y es que tenía que utilizar una identidad diferente cada que realizaba estas actividades.
Pasa por favor, querido. -dije mientras lo invitaba a pasar.
¿Cómo está tu noche?, ¿me estuviste esperando? -empezaba a acercarse a mí y a rodearme con sus brazos.
Vamos primero hacia mi habitación y allí te diré la respuesta, cariño.
No pasaron ni diez segundos desde que llegamos a mi cuarto y se acercó a mí, tomándome de la cintura, y empezó a besarme. Su aliento tenía un olor muy fuerte a cigarro, pero qué se puede hacer, es parte del trabajo. Tenía muchas cosas en la cabeza y por ello me decidí a acabar con esto lo más pronto posible. Mis manos empezaron a recorrer su ancho torso, mientras que les respondía los besos haciendo que mi lengua explore por completo toda su boca. Nos encontrábamos de pie y lo dirigí hacia mi cama donde, con mucha fuerza, lo arrojé y quedó boca arriba esperando que me acerque hacia él. Directamente me subí sobre sus pantalones deportivos y notaba que tenía una leve erección, empecé a frotarme sobre él y mis labios recorrieron su oreja. Empecé a susurrar lo bien que la pasaría esta noche, y su cuerpo respondía estremecíendose. Con una de mis manos procedí a retirar su camiseta y poner al descubierto su torso, estaba muy firme para la edad que aparentaba y lo adornaban vellos a la altura de sus pectorales. Dirigía lentamente mis besos hacia su cuello para ir bajando y empezar a jugar con su pecho. Él se encontraba con los brazos hacia arriba y cerraba los ojos disfrutando de todo. Le daba leves moridscos a sus pezones y eso lo tenía loco, empezaba a gemir con su voz tan grave. Sentía cómo crecía su erección cada vez más, estaba saliendo todo bien una vez más. Empecé a bajar un poco más y me acerqué a aquella figura que tenía creciendo de entre sus pantalones. Me detuve un momento y realicé unas lamidas sobre su pantalón. No pude hacerlas durante mucho tiempo porque él mismo se retiró el deportivo y quedó al descubierto su bóxer azul y en ella se podía observar el gran tamaño de su pene. Jugué un poco alrededor con mi boca unos segundos, hasta que rápidamente decidí liberar aquel miembro que deseaba escapar. Tomé su pene con una mano y observaba sus espasmos, gracias a la excitación. Y con la otra mano empecé a masajear sus testículos, se encontraba completamente rasurado y eso ayudaba a que tuviera más sensaciones. Inicié pasando mi lengua por el largo de su pene y los rugidos que él empezó a emitir me indicaba que lo disfrutaba mucho. Así que, ahora que lo tenía a mi merced, me dispuse a introducirlo entero en mi boca. Hacía movimientos muy suaves y mi lengua visitaba cada centímetro de aquel gran miembro, y entonces él dirigió sus manos sobre mi cabeza para atragantarme hasta generar una arcada. Apenas tuve una, lanzó un gemido muy ruidoso. Empecé a acelerar y a tomar con mi mano libre sus cuerpo y me dirigía a sus pezones, se encontraban duros y les daba apretones, de cuando en cuando, para desatar aún más su excitación. Estuve con aquella actividad unos 5 minutos hasta que él se sentó y me tomó del rostro. Me acerqué a él y me besó con mucha fuerza, sentía que su lengua recorría toda mi boca y hasta visitaba mi garganta. Me desvistió el torso y quedó mi abdomen frente a él. Mantengo mi cuerpo trabajado desde que estoy aquí y por ello tenía mis pectorales y abodminales marcados. Me besaba con mucha delicadeza y yo tenía los ojos cerrados en dirección a mi techo. No sentía nada. Estoy vacío desde hace mucho. Desperté de mi propia cabeza y me retiré la bermuda que traía puesta para quedarme con el suspensor rojo que guardo en noches como esta. Mi cuerpo estaba siendo recorido por sus manos y sentía mucha frío, levantaba mis brazos para que pueda admirar más de mí y me recostó en la cama, ambos mirandonos mientras su cuerpo estaba sobre el mío. Entonces se alejó un momento y procedió a sacar un condón y un sobre de lubricante íntimo, mojó su dedo índice con él y empezó a dibujar círculos cerca a mi ano. Jugaba un poco metiendo de a pocos su dedo y tenía que romper el silencio, por lo que tuve que expresar gemidos falsos (espero no los haya notado). Sentía cómo introducía su dedo casi por completo y cómo me empezaba a besar las piernas, hacía que mis manos empiecen a acariciar su cabello ondulado y podía ver en sus ojos una mirada de lujuria que estoy muy acostumbrado a ver. Ya para cuando empezó a introducir el segundo dedo mi cuerpo tembló ligeramente y él se dirigió a mi rostro.
¿Estás listo, cariño? -me habló en una voz baja cerca a mi rostro.
¡Hazlo ya, por favor! -pedía con un placer fingido que, probablemente, compró.
Sin más preámbulo y con el condón puesto, levantó mis piernas y las puso en su hombro. Eso levantó un poco mis nalgas y las dejó al descubierto frente a su pene. Lentamente sentía como entraba esa parte de él en mí y esa estrechez lo hacía gemir y gruñir del gusto. Tenía un miembro de un tamaño considerable, así que sentí un leve dolor al sentirlo completamente dentro pero, como masajeaba mi próstata, mi cuerpo respondía con placer y se sentía cómodo. Apenas estuvo dentro mío empezó con unos movimientos rápidos, embestías iban y venían. Besaba mis pies y con sus manos libres me acariciaba el torso y pasaba por mi suspensor, lo estiraba y lo soltaba hasta que haga sonidos de látigo en mi cuerpo. Yo tenía mis manos en sus muslos y lo acercaba a mí para que lo hiciera con más fuerza, ya que era lo que aparentemente disfrutaba. Estuvimos en esa posición unos 5 minutos y el ritmo cada vez era más frenético, caía sudor por su cuerpo y no se despegaba de mí. Le propuse descansar y que esta vez yo llevaría el ritmo, así que lo acosté en la cama y me senté rápidamente en su pene. Lo tenía completamente dentro y empezaba a mover mis caderas para que se lleve toda la experiencia visual. Entonces tomé un ritmo constante de sube y baja, lo observaba directo a los ojos y me mordía los labios para provocarle placer, él por su parte tomó mi almohada y se la puso bajo su nuca para poder observar mejor. Sus grandes manos tomaban mi cintura y dirigía mis movimientos con mucha rapidez, entonces sentía como sus gemidos se hacían más profundos. Estaba cerca del clímax. Entonces me di la vuelta y empecé a moverme aún más provocativo para que se acerque al orgasmo. Recibía nalgadas fuertes y las respondía con gemidos constantes al punto de gemir al mismo tiempo, ese coro ayudaba a que hiciera movimientos más rápidos hasta que exclamó que estaba por correrse. Me detuve y dirigí mi rostro hacia su pene, pasé a retirarle el condón y sin quitarle la vista de sus ojos empecé a masturbarlo un momento. Luego de muy pocos segundos, sentí su cuerpo estremecerse para finalmente ver cómo se escapa el semen de aquel mástil. Dejé que cayera en mi rostro y las gotas calientes recorrían desde mis mejillas hasta mi quijada, mientras que él se encontraba en un placer definitivo.
¡Uffff!, que delicia fue todo eso, Eddie. En efecto, eres el mejor en lo que haces. -sonreía con picardía mientras recibía sus felicitaciones.
El placer es todo mío. Espero te haya encantado como a mí.
Mira que no suelo hacer de este reconocimiento, pero te lo ganaste. -Lo decía mientras se dirigía a sus pantalones, de donde sacó 50 dólares.
Dólares. Así es, dólares. Nunca había recibido tanto en estas aventuras nocturnas. No me equivocaba, no era de por aquí el distinguido visitante. Tenía asegurados los pasajes y una buena parte para mi familia. Nos estábamos vistiendo y no nos dirigíamos ninguna palabra, hasta que una llamada interrumpió todo. Contestó su teléfono y discutía con alguien, era una voz femenina pero no presté atención hasta que mencionó que ya llegaba del trabajo y que iría a ver a su hjio y a ella. Se apresuró y me pidió llevarlo a la entrada donde se despidió con un frío apretón de manos. Mi mente se encontraba en blanco una noche más. Pero esta vez, el vacío estuvo acompañado con mucho arrepentimiento. No pude contenerme y me senté al pie de las escaleras y rompí a llorar. ¿Qué estoy haciendo? ¿En qué me he convertido al llegar aquí? Estaba completamente devastado por haber tomado este camino, pero era lo único que podía ayudarme a pagar las medicinas de mamá. Actualmente no hay un buen trabajo para mí gracias a las deudas en las que me metí por el imbécil de mi padre. Ese sujeto no hizo más que arruinarnos la vida. Gracias a sus problemas con la mafia es que vine a parar aquí solo y todo ello ocasionó problemas del corazón a mamá. No puedo seguir así. Ya no puedo más...ya no.
Estuve en posición fetal unos minutos en la escalera, pero el sueño me ganó y dormí ahí unas horas. Nuevamente los ruidos de la calle arruinaron el canto de las aves. Abrí mis ojos, tenía el cuerpo completamente adolorido, pero me dirigí a mi cuarto para darme una ducha, cambiarme e irme a la universidad. Era lunes nuevamente y tenía que entrar a mi "realidad". Es extraño como cada uno decide qué versión puede mostrar a diferentes personas que conoce. Un videojuego nuevo donde cada día es una nueva casilla por llenar con diferente contenido. Desearía que fuera con otro héroe, entonces.
El lugar que escogí para vivir queda cerca a la universidad, así que puedo dirigirme caminando y dar muchas vueltas para disiparme de la realidad en la que vivo. Solo la música y yo nos entendemos y entre pasos descordinados es que llego a la puerta principal, muestro mi carné universitario e ingreso a ser un distinto "yo". Es entonces cuando logro verlo, el pequeño rosedal entre tanto baldío que rodea mi vida.
Más te vale estar listo para todo lo que tengo por contarte. -mencionaba mi mejor amigo aquí.
Soy todo oído, Gabriel.
Siguiente episodio: "Burbuja"
*Nota de Autor: Saludos, y gracias por llegar hasta aquí. Esta pequeña saga la inicié hace años con una cuenta que se dio de baja. Dedico esta nueva edición a la generación de lectores que desean llevarse algo más que un buen momento al leer estas historias. Sea risas, empatía o excitación, cualquier reacción del lector es de lo mejor que puede recibir el autor. Nuevamente gracias y que tengan un buen día.