Insensata Mía

Resentimiento o desesperación...

Insensata Mía

Corría sin esperarlo las olas del aire tibio de un viejo pueblo, el olor  insoportable de cloro castigaba la piscina abandonada de aquel hotel y mis ojos tratando de descubrir en su fondo una verdad, una salida, una palabra; “el agua quizás podría hablar”? Que ilógica  e idealista era mi mente, siempre esperando cosas inesperadas e irreales.

La noche opaca, me tire al mar de la Internet, nombres  corrían verticalmente por el lado derecho de mi ordenador, tanta gente sola, buscando amor, buscando sexo o simplemente como yo, sin nada que hacer y dejar de lado las palabras para quien en ese entonces era mi compañera, tirándolas al viento sin saber que no era oída, que odiosos y crueles podemos ser, cuando como seres humanos perdemos la fe en quien amamos.

Hablaba con cuatro quizás con mas, las mismas preguntas las mismas respuestas, mentiras, engaños, como saber que lo que corría por allí podría ser verdadero?, ese el riesgo que se debía asumir, pero allí estaba ella , de nombre curioso y llamativo, tu nombre, tu edad, tu correo, tu número telefónico, una mirada a ella, a la que estaba dejando de amar, una mirada a un nombre desconocido, suspire, mire al mar y decidí que era hora de no sufrir más, la dejaría, porque ya nada nos unía, ni tan siquiera el viajar para intentarlo, ni siquiera el hecho de una promesa que hace tiempo habíamos roto con tantos errores… ( como si la vida nos diera la seguridad que nunca los volveremos a cometer); eso creí cuando te conocí, cuando iniciamos nuestras conversaciones nocturnas, conociendo los más mínimos detalles, gustos, sueños, metas..…  así comencé a quererte, envolataste mi corazón y sin darme cuenta, ya pertenecía a un mundo mágico, a tu mundo, tres años de viajes de ida y vuelta para no perder el amarnos, pero la necesidad de disfrutar cada beso, cada caricia, cada noche de pasión, nos llevaba a tomar la decisión  de  radicarnos en una ciudad intermedia y empezar nuestra vida juntas, que hermoso era el ver como nuestro espacio se llenaba de amor, de objetos, de gustos, de luces, de erotismo de Tu Y Yo, como adoraba cogerte en el sofá mientras leías y jugaba con tu cabello, parabas la lectura para tirar una mirada de desaprobación, por interrumpir lo que mas amabas, leer la mitad de un libro de casi mil hojas, pero sabias que cederías, porque conocía cada punto neurálgico de tu cuerpo, sonreía y evitabas el mirarme,  entre tanto seguía mi camino por tu cuello, tu espalda, brincos dabas cuando llegaba a mitad de ella ,  posaba mi mano en tus piernas y las acariciaba; en ese momento dabas oto vistazo a tu libro, mirabas mi mano en la parte interna de tu pierna y veía como el pobre caía a un lado y deslizabas tu cuerpo por el sofá para que te diera placer, abrías tus piernas, esa invitación sin tarjeta a beber del néctar más preciado que destilaba tu sexo, ese aroma de tu interior embriagaba mis sentidos y delicadamente te obsequiaba el calor de mis labios, la saliva que salía al encuentro del más delicada corriente del orgasmo que hacia retorcer tu cuerpo,  buscabas mi boca para compartir la dicha de ese momento, tus labios carnosos y rojos se envolvían en los míos en un beso apasionado e interminable…

Como llegar a pensar que esos momentos terminarían,  que nuestra vida   desaparecería  en un carro de mudanza, que me dejarías sola en nuestro mundo, que darías tanta explicaciones sin fundamentos para alejarte de mi, para romper un amor lleno de tantas cosas mágicas, esa magia que tu le habías impregnado la noche que te conocí bajo el hipnotismo de la pantalla, que ya no entendía, como podías dejar de amarme de un momento a otro… Mujer, si alcanzaras a imaginar como odiaba llegar a nuestra casa y sentir el aroma de tu perfume en cada almohada,  ver tu cara , tu cuerpo como un fantasma y terminar en un llanto sin consuelo, si supieras cuantas veces te hice el amor con el recuerdo de tu cuerpo, si supieras cuantas veces bajo las sabanas masturbaba más que mi cuerpo mi mente para sentir que amabas mi cuerpo, nunca lo sabrás porque ese día que te vi nuevamente, ya no quise que supieras todo lo que había sufrido por tu ausencia, ahora mi necesidad era que sintieras nuevamente mis manos en tu piel para que nunca olvidaras que la magia ya no era tuya, que ya no te pertenecía, ahora era yo la que pintaría tu vida de necesidad de mi, sin palabras, sin miradas,  cerré la puerta de tu oficina, arranque tu camisa, baje tu falda, subí tu sujetador, rompí tu tanga,  te arrincone contra la biblioteca, mis manos apretaron fuerte tus senos, casi podía percibir en tu gemido algo de dolor,  tome tu cintura y mis manos quedaron marcadas en ella,  bese tu cuello y succione algunos lugares de el dejando marcas de mis labios en tu piel, arrodillada frente a ti olvide que alguna vez me habías pertenecido y mi lengua jugo sin piedad con tu clítoris, cada beso intenso en el hacia que te sujetaras con fuerza, tus piernas temblaban y yo las mordía , para que estallaras en un orgasmo sin nombre; sin fuerzas terminaste frente a mi buscando un beso que no encontrarías, te tire al suelo y allí mis dedos entraban y salían de tu vagina en un ritmo rápido y sin control, sujetabas mi brazo con desesperación, tirabas tu cabeza hacia atrás, no podías más, querías explotar; un beso mojado en tu pecho, una última entrada a tu interior y el gemido más suave e intenso salio de tu boca; te mire mientras seguías con los ojos cerrados, me levante, acomode mi chaqueta y Salí, al cerrar la puerta, nunca más supe de ti, sólo sé, que una última lagrima invadió mi rostro y tuve la certeza que jamás me olvidarías…

Rachel-Angie