Inolvidables amores (13)

Solamente íbamos a despedirnos de nuestras amigas y tuvimos la oportunidad para disfrutar una gran despedida inolvidable.

INOLVIDABLES AMORES (13)

La culpa la tuvo el sexo, Horacio me pidió le asistiera en un congreso que se realiza cada dos años. Llevamos un matrimonio entre los dos bastante bien, al invitar a Gloria, una amiga íntima mía de muchos años, nuestro matrimonio se convirtió en un trío, nos amamos como nadie lo creería y vivimos los sucesos del congreso juntas, ayudándonos y participando los tres en todos los compromisos y eventos, sin excluir los compromisos maritales que requería la nueva pequeña familia que formamos.

Tuvimos la suerte de encontrar a Paul, un canadiense de Montreal, masculinamente superdotado, del que nos enamoramos y él de nosotras y causó cometiéramos una infidelidad imperdonable, en un principio.

Pierre y Madelaine, también canadienses, pero de Quebec, compañeros de trabajo de Paul, al haber sido testigos de nuestra infidelidad, se convirtieron en unos cómplices adorables.

Chris, gerente del hotel, al descubrir en las filmaciones de las cámaras de seguridad nuestras andanzas y chantajearnos y conservar la discreción, también se volvió nuestro adorable cómplice.

Ashley, asistente y compañera de habitación de Chris, también se unió a nuestro grupo a pesar de que sus sentimientos originales eran de lesbiana, con nosotros participó y disfrutó con creces, en todo lo que llevamos a cabo. Nosotras también la disfrutamos a ella, que además de ser bonita es una buena maestra y provocadora.

Fue Ashley la que provocó que tanto Gloria como yo, pasáramos por alto el que para el sexo solo se tiene que hacer con alguien del sexo opuesto.

Otra persona de nuestro grupo, Greg, del que ya les platiqué en mi relato ‘RENCOR O CARIÑO’, que en esta ocasión, nos visitó al finalizar el congreso y además participó en nuestro pequeño grupo en esos últimos días. En realidad, se presentó con el objeto de cumplir con una promesa que nos habíamos hecho entre los tres, ya años antes y que periódicamente se tenía que revivir. Otro encanto de persona, también superdotado masculinamente. Increíble, yo he tenido la oportunidad de gozar a dos superdotados, cariñosos y amorosos, de los dos me he enamorado excesivamente, y creo que ellos de mí, y aunque, por parecido, no solo físico, también en nuestros sentimientos, también se han enamorado de Gloria y a todos ellos los lloramos juntas, las dos.

A Maurice, el chico francés, tampoco lo olvidaré de cuando fuimos a París. Otro de mis relatos anteriores ‘PARIS CON AMOR’. Él fue, prácticamente el que nos inició a ser nosotros, descubrir y gozar lo bueno del sexo.

Lo que hicimos y sucedió antes de éste relato lo puedes leer aquí en ‘TODORELATOS’, DEL (1) AL (12), te van a gustar, aunque no sean obras literarias. Yo escribo con amor y con el deseo de que les guste. Te agradecería tus comentarios.

AYER tuvimos que despedirnos de Greg, él da clases en una universidad y no podía ausentarse otro día más. Solo cumplió con su promesa de dejarme su semen (dentro) para fecundarme como habíamos acordado. Fue un placer haberlo tenido, claro, Gloria tuvo que aprovechar la oportunidad y a ella también le tocó gozarlo.

Una despedida, como casi todas, llenas de tristeza, pero con la esperanza y promesa de que sí nos volveremos a ver pronto, los cuatro, incluimos a Gloria.

Mañana emprenderemos el viaje de regreso, Gloria volará desde aquí hasta la frontera, de ahí solo cruzará y llegará a su casa. Nosotros volaremos con el avioncito de Horacio, llevando el bulto de trajes de baño que compró Gloria para su negocio, después se le enviará por paquetería.

Hoy planeamos descansar y recuperarnos, nos levantamos tarde y después de ver tiendas fuimos al hotel de Chris y de Ashley, a despedirnos. Ahí comimos, y como nos estábamos despidiendo, le pregunté a Chris por su arsenal, que deseábamos ver antes de irnos. Ella muy feliz porque la fuimos a visitar y a despedirnos de ellas, nos citó después de su turno, que terminaba a las dos a ir a su habitación, para así tener tiempo y calma para platicar y despedirnos.

A las dos llegamos a la habitación de Chris, nos recibió con mucho escándalo, muchos besos y se le veía feliz por nuestra visita.

“¡Pero siéntense, solo les puedo ofrecer una bebida que a mí me gusta y que tengo aquí, o podemos pedir nos traigan algo especial del bar!” Nos dijo.

“No te preocupes, danos de lo que ya tienes, claro, si no nos lo vamos  a acabar, tu dinos, solo venimos a despedirnos.”

“Es de almendras, italiano, muy dulcecito.” Y nos sirvió un vasito a cada una.

Lo probé y ¡OH, este sabe rico, pero es super peligroso, fue el que me dieron en París! Pero lo acepté y me acordé de los jóvenes que hicieron de mí lo que quisieron y que me salvé.

Lo bebimos todas, incluyendo a Ashley que en ese momento llegó.

Chris es muy ordenada y meticulosa, pero nos sorprendió encontrar su cama aún no tendida y ropa en el suelo.

“¿Saliste a la carrera hoy en la mañana?” Le preguntó Gloria.

“¡Sí, hay veces que ni me ocupo de mi orden!”

“¡Que rico, me encanta ver camas sin hacer, con las huellas de que alguien se durmió en ellas, aún calientitas!” Le dijo Gloria.

Habíamos llegado vestidas con ropa de calle, ella con una falda recta, corta, muy ajustada en su cadera, y una blusa suelta.

Vimos que se despojó de la falda y los zapatos, no traía medias, y se metió a la cama y se cubrió con las sabanas. Nos volteo a ver y dijo:

“¡Es que aquí han dormido dos personas! ¡Huele a sexo extraño! ¡Me encanta sentirme en camas frescas de sexo! ¿Quién más durmió aquí?” Le preguntó.

“¡No, nadie más!” Afirmó Chris nerviosamente.

Involuntariamente voltee a ver a Ashley, que inmediatamente negó haber estado aquí.

“¡No, el olor de Ashley lo reconocemos fácilmente, es muy suave y dulce!” Dijo Gloria.

Pero para no seguir incomodando a Chris ya no preguntamos más, sin embargo, seguro que ella misma nos lo iba a confesar, la conocemos.

“¿Qué les pareció el congreso?” Preguntó Chris, desviando el tema incómodo.

“En todo lo que vivimos, nos gustó mucho desde la inauguración, qué bonitas y sexis nos veíamos. Nos lucimos esa vez, todo mundo nos deseaba, volvimos loquitos a muchos. Fue ahí que provocamos a Paul. ¡Que rico fue conocerlo y, lo mejor de todo, después gozarlo como quisimos, a plenitud! ¡Qué oportunidad tan buena!”

“¡Que bonitas se veían con esos famosos vestidos que después se cambiaron entre ustedes, intrigando a los presentes!” Opinó Chris.

En eso, Ashley, que aún vestía el uniforme reglamentario se desnudó y delante de nosotras, se puso el vestido mío, que le había obsequiado y que vistió en la otra reunión. Que maravillosamente le quedaba, como untado. ¡Híjole, pensar que con ese vestido salí, se me veía toditito lo que traía debajo, como ahora se le ve a Ashley! Se lo dije para apenarla, pero en lugar de eso se alegró.

“¡Lo único que te sobra hoy son los pantis!” Le dijo Gloria.

“¡FUERA DE ELLOS!” Dije y se los bajé. Ella se dejó dócilmente. ¡Ay! En ese momento me dio medio miedo de que me fuera a gustar esa preciosidad. ¡Que hermoso sentí rozarle la piel de sus pompas, lo hice con mucho tiento, lentamente! ¿Quién podría haber aguantado esa tentación, teniéndola a la mano? Quería comprobar que tan sensible a las manos femeninas era ella y ver su reacción y lo tuve que hacer. Antes Gloria y yo nos habíamos hecho una observación de que a lo mejor le gustaba que la acariciaran, con lo que le hice la tuve que haber excitado y a la vez, la fui subiendo de calor. Ya esperaba alguna reacción agradable que  iba a tener, estaba segura, pero si no le pareciera me iba a decir algo. Gloria lo noto y se puso de pie y la   abrazó. Le sobó los hombros y bajó sus manos hasta sus axilas, formándole las copas de un brasier ficticio.

Ashley la abrazó apretándole sus pechos contra los de Gloria y la besó directamente en la boca, apretó sus labios unos segundos y Gloria, por su lado, también la besó apretándola y jalándola de la nuca, no se resistió para nada. Si no le hubiera gustado la habría rechazado. Con ésta reacción me confirmó Gloria la aceptación de Ashley a todo.

“¡YO QUISIERA TENER TAMBIÉN UN VESTIDO ASÍ DE PROVOCATIVO!” Se quejó Chris.

Voltee a ver a Gloria quien me guiñó un ojo, enviándome el mensaje de que teníamos razón. Le contesté discretamente con un gesto diciéndole que ahora estábamos comprometidas a seguirles la onda.

Abracé a Chris y discretamente le desabroché el brasier dejándole libres sus pechos que le detuve con las manos buscando se le pararan los pezones, que no tardaron y se pusieron bien bonitos y paraditos. Tiene una facilidad muy grande para endurecerlos y que le queden paraditos así que aproveché y con mis labios se los acaricié, me los pasaba de un lado al otro, los chupaba y los mordía suavemente. Estábamos de pie y noté que sintió como un toque eléctrico y se desplomó sobre la cama. Me incliné sobre ella, como si la estuviera consolando. Estiró los brazos y me jaló hasta quedar todo mi peso sobre ella, como de posición de misionera. Me besó, no me esperaba un beso tan fuerte, nos metimos la lengua y nos acariciamos mutuamente. Ella me levantó la blusa y me metió la mano por debajo de mi brasier, sobándome los pechos. La dejé me hiciera  lo que quisiera, yo sentía muy rico su roce, me excitaba tremendamente, pero en eso Ashley se  enderezó y dijo que estaba por sentir un orgasmo, que quería un poco más del trago, así que todos nos detuvimos y nos bebimos el que ya era el tercer vasito. Yo sí me di cuenta de que nos estaba haciendo efecto, ya lo conocía, pero me divertía observar a las compañeras y yo me sentía desinhibida y con ganas de seguir sintiendo las caricias de Chris.

“¡Antes de seguir hay que ver el arsenal de Chris!” dijo Gloria.

Ashley fue rápidamente por la llave de la gaveta, la abrió y dijo: “¡MIREN QUE MARAVILLA, TIENE DE TODO!”

Fuimos sacando cada uno de los aparatitos, muchos de ellos los conocíamos o era claro su uso, así que nos concentramos en los más rebuscados. Ahí estaban las pelotitas, varias de ellas, así que Chris pidió que se le enseñara a usarlas.

Rápidamente se preparó una, se le aplicó a Chris que se emocionó en extremo y quería inmediatamente a un hombre que le hiciera el favor de hacerle sexo por detrás, solo para practicar. No creímos saber si había alguno disponible, Horacio estaba reunido con unos clientes, pero de todas maneras le envié el recado, que si terminaba pronto lo esperábamos en la habitación de Chris.

Inmediatamente Ashley quería una prueba con ella, se le hizo. Lo mismo, al quedar listas no había con quién practicar. No fue tan grabe, las dos nos abrazaron y escogieron consoladores que les gustaron. Gloria y yo también escogimos unos, yo uno que era con tres penes, Chris me dijo que el primero era para  el ano, el de en medio para la vagina y el corto, que vibraba, para aplicárselo al clítoris. Inmediatamente las demás chicas desearon cambiar por uno igual, pero solo había disponibles dos, así que para llegar a tener los resultados que con el que yo tenía habría que usar varios a la vez.

Me recostaron sobre la cama y Ashley tomó la iniciativa de introducirme el del ano, que no tuvo dificultad, estaba durito, bien paradito, no muy grueso, pero bastante largo, SENTÍ repentinamente el placer que ya conocía y esperaba, bastante agradable. El de la vagina me entró fácilmente, yo ya estaba super lubricada, las acciones lésbicas que me había dado Chris me habían puesto ya al 100, así que ayudó. Gloria le prendió al vibrador y éste me causó una sensación tremenda de excitación que me hizo que me retorciera, mis piernas se me movían involuntariamente, sacudiéndoseme.

Después quedé quieta por un tiempo y no pude participar en la introducción de los demás consoladores en mis amigas, cada una de ellas estaba ya gozando de su aparatito, pero cuando me acerqué a Chris, ésta se volteó y me comió a besos, mi boca, mis pechos, mi pubis que aún portaba el consolador con vibración. Me quité todos los aparatitos y me dediqué a complacer a Chris a la que yo ya le había retirado los aparatitos. No me podría perdonar de dejarle de besar sus pezones, que el besárselos son mi afrodisíaco predilecto. Bajé hasta su pubis, le inserté dos dedos en su vagina y, con la boca, la llevé hasta su orgasmo, chupándole el clítoris con fuerza, jalándole con mis labios y algo de mis dientes, esos dos pétalos que cubren la entrada de la vagina, que dan la forma de un clavel. Reaccionó muy bonito,

¡Además de sus gritos y sus palabras, ella se movía de un lado para otro y luego su cadera de arriba para abajo, como buscando le entrara más, como cuando Greg, o Paul la tuvieron!

Al final nos quedamos abrazadas, cada una de un muslo de la otra. Lo tuvimos que hacer, así buscábamos la mayor proximidad de nuestras conchitas, incrustándonos una en la otra, deseando tener un pene cada una dentro, comunicado con la otra, sintiendo las vibraciones y sacudidas dentro de una y de la otra. Sentía maravilloso ese roce, que, aunque no era penetración solo nuestros rosados labios, suavecitos se besaban se transmitían esas sensaciones que las sentía excitantes dentro de mi ser.

Nos enderezamos y me dio un beso tremendo que me volvió a excitar, pero ella estaba muy agotada y la dejé descansar. Mientras tanto, yo veía lo que Ashley y Gloria hacían. Gloria estaba arrodillada en el piso y Ashley sobre la cama boca arriba, con las piernas elevadas y abiertas, recibía las caricias y los dedos que le metía Gloria, tanto en la vagina como en el ano. Suavemente se retorcía, pero tardaba en llegar a su orgasmo, cuando le llegó abrazó a Gloria y empezó a comérsela por un buen rato, Gloria tardó en terminar con su orgasmo, pero se volteó muy complacida y le dijo que era una maestra. Todos reímos y le reconocimos a Chris que le haya enseñado, pues ella también había demostrado su experiencia conmigo, que me dejó perfectamente complacida, aunque aún con un poco de deseo de más sexo que seguramente más tarde iría a recibir de Horacio.

Ya se había hecho tarde así que decidimos tomar un baño, las cuatro nos metimos a la regadera a la vez y ahí seguimos dándonos placer y jugueteamos todavía un rato más, nos hacía falta el que nos saliera el semen de aquellos que la hubieran pasado con nosotras, lo extrañamos. De todas maneras, nuestros dedos trabajaron investigando, no sé qué cosa, pero nos los metíamos y movíamos dentro de nuestras vaginas, complaciendo a la pareja.

Para despedirnos nos ofrecieron los juguetitos de su arsenal. No los pudimos aceptar, tendríamos que pasar aduanas, pero

“¿Qué tal si probamos alguno de ellos? Yo quiero ver cuáles son los mejores.”

Fuimos a su armario y Ashley tomó uno, largo, de látex transparente de forma de penes por los dos extremos, grueso.

“¿Qué tal éste, como si fueran dos Pauls, metiéndosela una a Gloria y la otra a Silvia, a la vez?”

“¡Nada!, ¡que debemos probarlo con aquellas que ya se alistaron esperando a su macho! ¡Vengan y colóquense ahí, con la barriga sobre la cama!” Les ordenó Gloria y obedecieron gustosas.

Las dos chicas ya se habían lubricado el ano antes, cuando probaron los irrigadores, así que cada una de nosotras le introdujo un extremo a Ashley y el otro a Chris, sin dificultad, gustosas. Se meneaban, pedían más y más. El consolador era más grueso que un miembro normal, así que temíamos de que no los fueran a aceptar, pero nada de eso, ni lo tomaron en cuenta.

Les meneábamos el consolador, casi se los sacábamos y se lo volvíamos a meter. Ellas muy contentas, nos abrazamos y nos las comíamos a lamidas y masturbándolas en sus clítoris, a veces con la boca y otras con la mano, hasta que explotaron las dos gritando y revolcándose.

Las dejamos totalmente exhaustas, nos besamos y despedimos.