Inolvidable sorpresa

En ocasiones el destino nos pasa malas jugadas. O buenas, todo depende de cómo se mire. Esa noche no supe ver la diferencia, hasta que ellas me la explicaron en la práctica, y no me arrepentí de ser su puta.

Inolvidable sorpresa

En ocasiones el destino nos pasa malas jugadas. O buenas, todo depende de cómo se mire. Esa noche no supe ver la diferencia, hasta que ellas me la explicaron en la práctica, y no me arrepentí de ser su puta.

Una noche fría y lluviosa de otoño, un fin de semana gris, una época sin novia y sin mucho éxito con las mujeres. Mis amigos decidieron que no salían. Me lancé a dar una vuelta solo y me lo pasé como nunca.

Soy un chico normal, heterosexual, y que siempre ha tenido unas relaciones sexuales normales, menos en momentos muy puntuales de mi vida, en los cuales por "h" o por "b" he conseguido cumplir mis más inconfesables fantasías.

Me fui de fiesta a una de mis discotecas favoritas para intentar pasar un buen rato y olvidar de los problemas. La discoteca estaba repleta de gente, no se podía casi ni andar y pedir una copa era una misión imposible. Llegué a la barra al fin y me pedí un Vodka con limón. Mientras me lo servían me dí cuenta de algo, más bien de alguien, una chica rubia muy alta que estaba situada a tres personas de mi. La miré y ella me miró pero de ahí no pasó nada más. La noche continuó, saludando a unos amigos por un lado y con un cigarro en la boca contemplaba la multitud de mujeres que llenaban aquel local.

Me volví a quedar solo y ví el reloj. Eran ya las 5 de la madrugada, había que retirarse que mañana sería otro día. Me fui hacia la salida cuando la volví a ver. Estaba con unos chicos, tan solo la vi, ella hablaba y no giró su vista. Al fin logré salir del local. Comencé a andar hacía mi casa.

"Ei, ei, espera" escuché una voz.

Me giré y la chica rubia venía hacía mi.

"Hola, perdona, te he visto ahí dentro y ahora me he dado cuenta de que salias, estaba hablando con unos amigos, ¿Ya te vas?. Me llamo Paola."

"Hola Paola , encantado. Sí, ya me iba pero igual me quedo un ratito. ¿Te apetece tomar algo?"

"Genial, vengo ahora que me voy a despedir de ellos."

Se fue otra vez al local, mientras yo la esperaba en la calle. Había tenido suerte.

"Perdona , ya estoy aquí, ¿A dónde quieres ir?"

"Donde tu quieras" le contesté.

"Yo me iba ya para mi casa también, estoy cansada y mañana debo hacer miles de cosas. Si te apetece tomar una copa alli estás invitado, así podremos charlar, si te apetece"

"Bueno, pero, ¿Es muy lejos?"

"Está aquí al lado, en la calle siguiente"

"Perfecto, vamos entonces"

Mientras ibamos por la calle me dijo que estaba estudiando Medicina por su cuenta y que trabajaba como dependienta en unos grandes almacenes. Tenía 23 años y nació en Brasil. Físicamente era una chica normal, alta pero normal, medía sobre 182 y lo que más destacaba de ella eran sus pechos. Vestía una falta larga y un top muy ajustado.

Al rato estábamos en su casa.

"¿Te gusta el Vodka?"

"Sí, claro, si tienes tomaré uno"

Preparó dos Vodkas.

"Me voy a poner cómoda que estar con esta ropa no es mi estilo, la verdad"

Se fue a la habitación y al cabo de unos minutos llegó. La visión era diferente. La falda la había cambiado por una minifalda y el top ajustado segúia siendo el mismo pero esta vez el sujetador había desaparecido. Me quedé estupefacto viendo esos pechos. Eran más grandes de lo que parecía antes.

"Bueno, tengo más que tetas eh, puedes mirar para otro sitio"

Se sentó a mi lado en el sofá y comenzamos a hablar. La conversación cambió. El sexo se hizo el protagonista. Ella se empezó a cortar un poco e intentó evadir algunas preguntas.

"Debes saber una cosa, yo no soy como crees que soy" me dijo.

No tenía ni idea a que se refería. Pensé que sería prostituta. No me importaba en exceso en ese momento.

"A mi me da igual lo que seas, a lo que te dediques, me has gustado y nada mas".

Me fui hacía ella y la abrazé, la besé por el cuello, por las orejas, hasta que llegué a sus labios, me paré delante de ellos y pasé mi dedo por su labio superior. Eres preciosa Paola, y la besé.

"Debes saber que igual te confundes y no te gusto".

Paola, me encantas, te lo aseguro.

Apartó su minifalda y su tanga y sacó una polla. Era pequeña, de unos 4 o 5 centímetros pero lo suficientemente gorda para asustarme.

"Tengo esta sorpresa, por eso te dije que no era lo que pensabas"

"No se que decir Paola, me has dado un morbo increíble sacando ese trozo de debajo de tu tanga".

Es cierto que en ocasiones había tenido alguna fantasía con una transexual pero tenerla delante en ese momento me provocó una sensación distinta. Por un lado tenía miedo de alguien que tenía pechos y una polla, como la mía. También me daba mucho morbo poder probar nuevas sensaciones.

Seguía contemplando a Paola de pie a mi lado con la polla al aire saliendo de su tanga. Los huevos le colgaban debajo de la misma, estaba todo depilado y lo tenía a apenas 30 centímetros de mi cabeza. Pasaron mil fantasias por mi cabeza, y mis prohibiciones.

Seguí chupandosela durante 5 minutos. Esa fue mi decisión. Nunca lo había hecho y probablemente no le gustaba lo que estaba haciendo, pero ella gemía. Intenté hacerlo mejor que pude, buscando lo que más le gustaba a ella, sabiendo lo que me gustaba a mi. Masajee sus huevos y los chupé mientras le hacía una gran paja, su polla creció pero no pasó de los 12 centímetros. Era pequeña, y era capaz de meterla toda en la boca. Ella agarraba mi cabeza.

"Lo estás haciendo muy bien para ser la primera vez, no me quiero ni imaginar cuando tengas más practica" me dijo Paola entrecortadamente.

Me quitó toda la ropa tan rápido como pudo.

"Vamos a ver si tu tienes algo para mi".

Cuando estaba completamente desnudo, ella hizo lo mismo. La pude ver desnuda por primera vez. Era increíble. Unas preciosas tetas grandes y una polla de tamaño medio erecta. Era como algunas chicas que había visto en foto por Internet, pero ahora era mía, esa era la gran diferencia.

Se subió encima de mi pero en sentido contrario. Comenzamos a hacer un 69. Los dos nos chupabamos los miembros mutuamente. Nos dábamos placer, nuestras pollas se ponían cada vez más duras. Estaba comiéndole la polla a una travesti que acababa de conocer y que en realidad, como luego me contaría, trabajaba de prostituta para sacar dinero extra.

Dejamos de chuparnos y nos sentamos.

"¿Qué te apetece guapo? ¿Te han hecho alguna vez un "beso negro"?

Nunca me lo habían preguntado de esa forma tan clara. Y por supuesto, nunca me lo habían hecho. Pensé en verme a cuatro patas, con el culo en pompa y sintiendo una lengua en mi ojete, concretamente en su lengua. Lo imaginé durante un tiempo, el mismo tiempo que tardó en suceder. Sin la oportunidad para responderle, me encontré en esa posición y con su lengua jugando con mi esfínter, de vez en cuando insertaba un dedo por mi ano para ir agrandando mi agujerito. Estaba en el quinto cielo.

De repente, sonaron unas llaves que se movían en la puerta de casa. La puerta se abrio. Paola paró en lo que estaba haciendo y yo me senté en el sofá muy nervioso. ¿El novio?

Entró en el salón una chica negra. Era también muy alta, con el pelo moreno muy largo, unas piernas interminables, un vestido blanco que le hacía contraste con su larga piel. Era Ipkeba, una amiga africana de Paola. Tenía 29 años y la belleza no era su virtud, pero tiene un cuerpo espectacular.

"Perdón, no sabía que estabas acompañada" dijo Ipkeba.

"No te preocupes, me olvidé de llamarte o cerrar la puerta con llave. Te presento a Alex. Ella es Ipkeba, es mi compañera de piso"

"Encantado"

"Igualmente, y siento haber entrado así. Voy a la habitación, os dejo seguir en lo que estabais que parecía muy divertido" dijo en un no muy buen castellano.

Paola le respondío.

"¿Pq no te quedas con nosotros si a Alex no le importa?"

Imaginaros la situación. Yo estaba muy cortado, en una casa que no era la mia. Con una travesti que me estaba comiendo el culo, que en ese momento no sabía que ejercía la prostitución. Y ahora llegaba una amiga, ¿También travesti?.

"A mi no me importa que te quedes" repliqué.

"De todas formas voy al baño un segundo".

Paola se vino hacía mi.

"Alex, no se si a ella le apetecerá pero si tenemos suerte vamos a disfrutar mucho hoy esta noche, es una auténtica diosa del sexo, me ha enseñado mucho durante este tiempo, y vas a ver lo que tiene entre las piernas"

Bajó su cabeza y volvió a comer mi polla que estaba totalmente flácida.

"¿Qué le ha pasado?, ¿No le ha gustado mi amiga?" me dijo entre risas, mientras la empezaba a poner a tono otra vez. Se giró y abrió las piernas en el sofá y me pidió que me follara.

Me puse de rodillas sobre la alfombra y se le metí como pude por detrás. Fue una delicia entrar en ese culo estrecho. Tuve que hacer varios esfuerzos para entrar. Entre tanto Ipkeba apareció en el salón con un tanga negro y un sujetador del mismo color. Se puso a una distancia de nosotros y sacó su verga por debajo del tanga mientras comenzaba a masturbarse.

Siempre recordaré esa verga negra que colgaba entre las piernas de Ipkeba. Debía llegar a los 24 centímetros si no los superaba. Me entró un enorme miedo, yo no iba a probar semejante cosa, lo tenía muy claro. Seguí follando a Paola, pero me di cuenta que no podía apartar la vista de Ipkeba. Ella apenas se fijaba en mi, solo miraba a los ojos de Paola. Yo en cambio, me detenía en su polla. La miraba de arriba abajo, de abajo a arriba, y veía como iba dandole forma. Al cabo de unos segundos la tenía en su apogeo, le hacía una curva poco antes del capullo, era como una gorda serpiente que no dejaba de moverse entre sus manos.

Era tanta la excitación que sin darme apenas cuenta tuve un orgasmo en el culo de Paola. No pude ni avisarla.

"Leche calentita en mi culito, si, que bien" dijo Paola.

Yo seguía contemplando la polla que quería no tener en mi boca y mucho menos en mi culo.

Paola se levantó y me hizo unos giros en mi cuerpo colocandome en el sofá de tal forma que le diera el culo. Me pusieron por la parte de atrás del mismo, y fue a coger un lubricante.

"Voy a echarte un poco de este gel, está fresquito y así lo pasarás mejor".

Ipkeba se acercó a nosotros. Me impresionaba tenerla tan cerca.

¿A quién prefieres Alex? ¿Qué polla quieres sentir en tu precioso culo?

No respondí. Me quedé callado esperando que ellas eligieran.

Entonces Paola tomó la iniciativa y se puso detrás de mi, dandome golpes con su polla en mis nalgas, merodeando con ella por mi trasero, lo ponía en la entrada del ano, lo pasaba por mis nalgas suavemente. Yo deseaba que me lo clavara de una vez, pero no se lo pediría.

Ipkeba apareció con su enorme pene en la mano delante de mi. No le ví su rostro, tan solo veía su mano con sus uñas pintadas de azul, con la polla en su mano y la otra sobre mi mejilla.

"Me gusta tu boca, ahora vas a comerme todo esto, y lo harás hasta que me corra por toda tu cara"

Paola me clavó su polla en mi culo y sentí que algo me golpeaba el alma. Me estremecí de dolor y tuve que echarme hacía delante, me eché tanto que mi cara estaba apenas a 5 centímetros de la polla de Ipkeba. Ella se movió un poco hasta que la puso en contacto con mis labios. Tenía la boca cerrada, la abrí, saque la lengua y se la pasé por el glande.

Así comencé a comer su verga, mientras Paola me embestía por detrás. Tenía el culo mojado y la boca llena. Tenía la boca humeda y el culo lleno. Paola me embestía con mucha fuerza, llegando incluso a la violencia. De vez en cuando me daba unos cachetes en las nalgas o me cogia los huevos y me los estiraba hacía atrás.

Ipkeba, en cambio, me daba su polla delicadamente, me mostraba el ritmo que debía seguir moviendo su verga despacito en mi boca. Notaba como la iba poniendo más dura cada vez, sentía como se calentaba. Escuchaba a dos travestis gemir gracias a mi cuerpo y eso me excitaba más pero en lo psicológico ya que físicamente mi polla estaba más flácida que nunca, no lo comprendía.

Paola salió de mi culo de repente.

"Sigue Paola, no la saques" supliqué.

"Le toca el turno a Ipkeba, que está desando disfrutarlo igual que lo he hecho yo, además yo quiero saber como la chupas"

En un tiempo minúsculo, Ipkeba se dirigió a mi trasero y sin darme ninguna concesión y sin ningún tipo de preliminar, asentó un golpe a mi culo metiéndome toda su punta en mi culo, ahí paró. Yo sentí un dolor que no puedo relatar con palabras, fue tan grande que tuve que tragar la polla de Paola para no dar un grito estremecedor. La situación era la misma, tan solo variaban las protagonistas de colocación.

Mi boca agradeció tener un miembro más pequeño, por contrario mi culo fue castigado con las embestidas cada vez mayores de Ipkeba que me estaba destrozando, literalmente, el culo. Paola, estaba totalmente excitada, tanto que no podía aguantar más.

"Ipkeba, termina que me estoy yendo ya"

Ipkeba hizo más constante sus embestidas, metía y sacaba toda su verga de mi culo, cada vez que volvía a entrar sentía un placer mayor que el anterior, y mientras iban entrando esos veinte tanto centímetros hasta el final notaba una vibración desde los pies a la cabeza. En una de esas entradas, noté como sus huevos chocaban contra mi culo, la tenía toda dentro.

"Ahora muevete tu , muevete" pidió Ipkeba.

Tiré el culo hacía atrás y hacia delante, pero la polla apenas se movía, la tenía clavada en mi culo hasta mis entrañas. Estaba a punto de correrme. Paola no podía más tampoco. Ipkeba empezó a gemir. Noté como mi culo se empezaba a llenar de semén ardiendo. Noté como de mi boca empezaba a salir más semen. En ese momento mi polla explotó y tuve el orgasmo más placentero y largo de mi vida.

Ipkeba me lleno el culo de su semen. Sacó su polla de mi culo dandome unas ultimas clavadas en él que fueron las mejores de mi vida, solo metía la punta y la sacaba, pero me encantaba. Chupaba los restos de semen de la polla de Paola.

Ipkeba salió de mi y se puso al lado de su amiga. Se empezaron a besar mientras yo me comía las dos pollas alternativamente. E iban saliendo los últimos restos de sus glandes.

Nunca las volví a ver en mi vida pero las recordaré hasta que me muera.