Inocente

Celia, reciente viuda se encuentra con Aitor hijo de unos amigos y de la manera más inocente acaban follando como dos jovenzuelos

INOCENTE

Celia una amiga de la familia se había quedado viuda hacía poco. Era una mujer que a Aitor le había parecido atractiva pero nunca se había imaginado que pudiera llegar a tener sexo con ella de ningún tipo. Al de unos meses de su viudedad, se encontraron en la estación de autobuses. Él, pasados los cuarenta, y ella sobre los setenta, pero se conservaba bien. Estuvieron hablando mientras esperaban al mismo autobús.

Ella le comento que se había ido a pasar el verano a su segunda residencia pero que esa semana había estado en casa de su hija para ayudarla con los nietos y ahora volvía a pasar el fin de semana a la otra casa. Él se interesó por cómo se encontraba y ella comentó que bien. Que la casa se le hacía un poco grande pero que solía recibir la visita de alguno de sus hijos y se le pasaba el tiempo entonces más rápido.

Hablaron que ella quería llegar rápido porque habían cambiado algo en la antena y tenía que resintonizar la televisión y que no sabía hacerlo y que su hija no podría ir mínimo hasta el lunes. Aitor se ofreció a ayudarla ya que si se bajaba dos paradas más lejos de donde se bajaba habitualmente podía ayudarla y luego volver a casa andando así hacía algo de ejercicio.

Llegaron a la casa y Celia le dejó con la televisión mientras ella se cambiaba de ropa. Se quitó la que llevaba y se puso una bata de estar por casa que más parecía un kimono. Cuando llegó al salón él casi había terminado. Cuando lo hizo le dio el mando a distancia a ella para que comprobase que todo funcionaba y le dio su número de teléfono por si necesitaba volver a tocar el televisor y le dijo que podía escribirle por mensaje de una famosa red social.

Se despidieron y él se fue a casa. Haber estado en su casa le había excitado ligeramente y saber que ella tenía su número le excitaba todavía más. Llegó a casa, cenó y estaba viendo la televisión con la familia cuando le llegó el primer mensaje.

Gracias por lo que has hecho, funciona todo muy bien, pero se me olvidó decirte para ordenarlos. Si me dices como ya lo hago yo.

El respondió y estuvieron bromeando un buen rato. Ella se reía con sus ocurrencias y con la tontería quedaron que volviera el día siguiente para arreglarlo. Cuando volvió al día siguiente se dio cuenta que el problema no era con la antena sino con lo que tenía contratado en la televisión por cable y era que le habían regalado más canales por el mismo precio.

Cuando encendió la televisión el primer canal fue un canal para adultos. Aitor no pudo evitar sonreír cuando lo vió. Celia se puso roja, pero salio del paso rápidamente:

¿Es que ayer cuando te dije que los canales no estaban ordenados fue que me salieron varios canales parecidos a este, no creerás que lo estaba viendo?

Yo no creo nada, de todas formas, si lo estabas viendo eres muy libre de hacerlo, pero es mejor éste otro---- dijo entre risas Aitor.

Bueno, la verdad es que llevo tiempo sin sexo y una no es de piedra y tengo que reconocer que vi una parte de una película. ----- reconoció ella.

Y por lo que veo recibiste ayuda---- Aitor lo dijo sin pensar en cuanto vió un vibrador que asomaba entre los cojines del sofá. Nada más decirlo ya se estaba arrepintiendo porque pensó que la había ofendido.

Pero Celia se lo tomó bien e incluso le respondió con tanto o más atrevimiento que él.

Mejor que ese cacharro prefería algo de carne y hueso, pero a mi edad no creo que le atraiga a nadie---- Dijo Celia.

Yo creo que todavía podrías atraer a cualquiera si quisieras.

Celia se acercó a él, les miró a los ojos y acercó su dedo índice a los labios de Aitor. Este entreabrió los labios. Chupó el dedo sin retirar la mirada. Entonces ella empezó a levantar la camiseta de Aitor y seguido besar sus labios. El la besó apasionadamente, sus lenguas jugaron intentando atraparse.  Aitor soltó el cinturón del albornoz de ella y dejo caer la prenda. Debajo solo llevaba unas braguitas.

Ella sin dejar de besarle soltó el cinturón del hombre y lo retiró. Empezó a soltar los botones uno a uno hasta que los tuvo todos y dejó caer los pantalones. Tras eso los dos estaban igualados. Ella le cogió de la mano y lo llevó a la ducha. El mes anterior había aprovechado uno de los baños para transformar la bañera en ducha y colocar una que ocupaba la mitad del cuarto de baño.

Antes de entrar en la ducha él la paró y mirándola a los ojos bajó sus braguitas ceremoniosamente. Eso hizo que su polla comenzara a notarse en su bóxer. Entraron en la ducha y cerraron la puerta. Parecía que entraban en un mundo nuevo. Ella se sentó en un pequeño escalón de obra que había en la piscina. La polla bajo el bóxer le quedó a la altura de la cara y la cogió con una mano y fue dibujándola por encima de la ropa. Luego metió la mano bajo la pernera del bóxer para cogerla. Con las yemas de los dedos jugó con el glande descapullándolo un poco y sintiendo el líquido preseminal. Sacó la mano y bajó el bóxer y tirándolo fuera. Ahora cogió la polla y fue masturbándolo poco a poco muy lentamente haciendo que se endureciera cada vez más.

Ella se la metió en la boca todo lo que pudo. Se esforzaba porque entrase toda. Cuando estaba completamente dura Aitor la levantó y la hizo apoyarse en la pared y poner el culo en pompa. Con la mano fue acariciando su espalda hasta llegar al culo, La dio varios azotes suaves y con la lengua comenzó a lamer su sexo. Celia disfrutaba y empezaba a humedecerse. Le dijo que nunca había disfrutado tanto. Sin darse cuenta él se había levantado y la penetró.

No necesitó nada de fuerza porque entró completamente y sin ninguna dificultad, ella echaba el culo para atrás para facilitar la follada. El la sujetaba alternativamente de las caderas, de los pechos. Los dos cada vez estaban más calientes. Ella empezaba a perder los papeles y a insultarle debido a la excitación.

Métemela toda Cabrón, dame fuerte bdjsksks.

El no pudo aguantar más y se corrió dentro de ella. Luego se ducharon en una ducha pródiga en besos y caricias.

Para descansar fueron a la cama y allí se tumbaron. Ella le agradeció lo que había pasado y le pidió repetirlo más veces. Puso su mano en la polla del hombre y la acarició sin pensar en que él volvería a excitarse. El la preguntó por el vibrador y ella reconoció que lo había comprado hacía poco. Había ido a una tienda que vendía colgantes de bisutería etc y que esa tienda vendía algún juguete y se armó de valor y lo compró.

Ella se giró y le pidió que le abrazase. El obedeció, pero al poner su pelvis contra el culo de ella no pudo evitar excitarse de nuevo y volver a tenerla dura. Ella le iba pidiendo perdón por llamarle cabrón y él le dijo que le había excitado y ella le dijo que podía insultarla también y él dijo que no.

Se quedaron dormidos y en unos minutos él se despertó y fue al baño a orinar. Vio en el armario un pequeño bote de vaselina para roces etc y se le ocurrió una idea. Cogió el bote y lo llevó al cuarto y se volvió a poner detrás de Celia. Ella se despertó y movió el culo buscando un contacto fuerte con él. Los dos estaban desnudos. Él se separó lo justo para embadurnarse la polla de vaselina. Entonces la cogió y la puso boca abajo y comentó.

¿No querías que te llamase puta y te tratase sin miramientos?

Si, hazlo.

No había terminado de decirlo cuando sintió la polla querer abrir su puerta trasera. Por una parte, tuvo miedo, pero por otra quería volver a ser poseída que le dijo casi ordenándolo que lo hiciera. Por el peso la polla fue entrando poco a poco, muy lento hasta que faltaba un tercio y entonces empujó de un golpe hasta que su pelvis chocó con las nalgas de la mujer.

Comenzó a follarla con fuerza, no tenía piedad. Eso a ella la ponía muy perra, pero le pidió una cosa, que él se dejase hacer antes de correrse. Él aceptó. Entonces ella le dijo que se la sacase y se tumbase boca arriba. El obedeció. Ella cogió dos sujetadores y le ató las manos al cabecero. Luego con otros dos le ató los tobillos. Entonces fue a la cocina y cogió un cuchillo y lo escondió a su espalda.

Se sentó sobre él, a la altura del ombligo y sacó el cuchillo. Si hubiera sido otra mujer él sentiría pánico, pero con Celia sintió excitación y mucha. Ella pasó el cuchillo por su piel desde la frente pasando por la nariz, labios, barbilla, pecho y fue deslizándose hacia abajo. Entonces empuñó la polla y se la metió entera y comenzó a cabalgarlo. Ella guiaba. Él estaba a su merced. Ella aceleraba o ralentizaba hasta que no pudo más y tuvo un gran orgasmo tras el cual se desató en cuanto al ritmo y se levantó de la polla y justo se la metió en la boca en el momento que él eyaculaba y ella se tragaba parte y otra se le caía por las comisuras de los labios. Fue algo brutal. Volvieron a ducharse. Se vistieron y él se fue, pero ese verano fue el más ardiente de sus vidas.