Inocencia Robada

Me cargo hasta un sótano iluminado por un foco mientras pataleaba y forcejeaba en vano por zafarme. Al dejarme en el suelo, sin quitar su mano de mi boca comenzó a tocar mis pequeños senos mientras decía que hacia mucho que me observaba y se ponía duro de ganas de poseerme.

Era el mismo camino que tomaba siempre a mi casa después de la universidad, el autobús me dejaba a tan solo 2 cuadras. Ese día llevaba un vestido de esos que se abotonan a todo lo largo por el frente, era de color blanco con flores de colores, decían que parecía de niña y sinceramente sí, mi figura es delgada y mis pechos apenas alcanzaron la talla 32a, aunque mis caderas, el tamaño de mis nalgas y lo torneado de mis piernas lo compensan a la perfección, además mis ojitos verdes reflejan esa inocencia que hacía juego con mi vestido ya que aunque soy coqueta jamás había tenido relaciones.

A una cuadra de mi casa se encontraba en construcción otra vivienda a la que le faltaba poco para ser terminada, esa calle era muy solitaria y el alumbrado era apenas suficiente, de pronto al pasar por enfrente una mano áspera y sucia me sujeto la boca mientras la otra me tomaba de mi cintura y me jalaba al interior.

Me encontraba desconcertada cuando la voz del hombre me susurro al oido: - ahora si no te me vas a escapar mamita, te quiero coger ahora mismo -. Yo no daba crédito a lo que escuchaba y de pronto intente lanzar un grito que fue contenido por la mano sucia.

Me cargo hasta un sótano iluminado por un foco mientras pataleaba y forcejeaba en vano por zafarme. Al dejarme en el suelo, sin quitar su mano de mi boca comenzó a tocar mis pequeños senos mientras decía que hacia mucho que me observaba y se ponía duro de ganas de poseerme. Yo estaba helada de terror cuando soltó mi boca y de un giro me volteo hacia el, yo intente gritar pero me calló de una bofetada que me hizo caer en una cama maloliente.

  • Cállate perra o te mato, se que lo vas a disfrutar mocosa

Comencé a llorar y sentía como un hilo de sangre brotaba de mi boca de la fuerza del golpe, - por…por favor no me hagas daño – le suplicaba, pero de un movimiento desgarro mi vestidito dejando mi cuerpo al descubierto mientras decía: - estas mas rica de lo que imagine, voy a cogerte por todos lados perrita -.

Comencé a forcejear mientras arrancaba mi pequeño bracier y tocaba mis pezones, estaba aterrada y llorando, me quito a jalones lo que quedaba en mi vestido y me dejo en bragas. Comenzó a chupar mis tetitas y comencé a gritar, lo cual hizo que el maldito respondiera con un golpe en mi estomago, dejándome sin aire y rendida en la cama, lo cual aprovecho para arrancarme las bragas con mucha facilidad.

  • No te resistas o será peor puta, te voy a coger y será mejor que lo disfrutes.

Yo seguía sin aire suficiente para hablar y solo sentía como las lagrimas empapaban mi cara. El cerdo se deshizo de sus pantalones sucios y roídos y me abrió las piernas, - no… por favor no… soy virgen – suplique, aunque mis suplicas sirvieron para excitarlo más, - entonces seré tu primera vez perra, veras como lo disfrutas -.

Acomodo su pene entre mis piernas y empujo con tal fuerza que sentí como toda mi inocencia se desgarraba dentro de mi, provocándome lanzar un grito de dolor interminable, lo cual hizo que el maldito me golpeara de nuevo, - eres pendeja o te gusta el sexo fuerte maldita, siente como te poseo y te parto en dos -. El sabor de sangre en mi boca contrastaba con el calor de la que salía de mi vagina, el dolor era interminable mientras el maldito entraba y salía con fuerza, haciéndome suplicarle que parara.

  • Du… duele mucho, por favor sacala – sollozaba, pero no hacia caso, me seguía penetrando causándome un dolor enorme. Mis esfuerzos por alejarlo con mis manos eran inútiles, el cerdo me seguía violando con su miembro sucio y con sus manos apretaba mis pezones con tal fuerza que sentía que los iba a arrancar.

Intentaba besarme pero me resistía, su olor era de sudor seco y su barba mal rasurada raspaba mi carita, yo estaba totalmente quieta a su merced y el pendejo me gritaba: - muevete pendeja que parece que me cojo a un muerto -, mientras me apretaba la quijada. Yo lloraba y rogaba que paraba, pero solo lograba que sus penetraciones fueran mas fuertes.

  • Que rica estas mocosa, quería cogerte desde el primer día que pasaste, ahora te voy a dejar embarazada puta -, yo intente hacer un último esfuerzo para alejarlo mientras le rogaba: - n…no por… porfavor déjame -, al hacer esto cuando el maldito me inundo dentro con su sucio esperma, provocándome una sensación de asco que se hizo mayor cuando cayó rendido sobre mi.

Se levanto y solo pude recogerme, mientras de mi vagina brotaba sangre revuelta con su esperma, y ponerme en posición fetal, tratando de taparme con mi vestido roído, mi llanto no paraba.

  • Anda perra vistote y lárgate y no cuentes a nadie esto o la próxima será la puta tu madre.

Yo me vestí como pude y salí a tropezones por el dolor de mi vagina. Llegue a mi casa y me metí al baño para lavarme e intentar limpiar la suciedad de mi piel.

Desde ese día ya no soy la misma, tengo miedo de salir por las noches y no puedo estar cerca de ningún chico por miedo a que quiera violarme.