Inocencia caribeña, Pervertida -6-

Confesiones en la cama, juegos y el momento esperado entre las dos bellas mujeres. Pam y Liz me hacen sentir el mejor momento de mi vida juntas..., pero ocurrió algo inesperado que no pensaba que pasase, que mas adelante hizo cambiar nuestra relación... ¿A peor, o mejor?...

Esta noche estaba claro que algo iba a cambiar en la relación… Crucé la puerta d la habitación y me recosté detrás de mi querida de piel tostada abrazándola. Se había puesto para dormir un pequeño camisón de encaje negro muy cortito, que se le transparentaba todo.

  • ¿Me quieres?- dijo con tono dulce en voz baja aún sin mirarme. Le giré la cara para cruzar las miradas.

  • Pues claro, porque me preguntas eso?- se quedó un rato mirándome sin decir nada hasta que me respondió.

  • Es que…- se tomó una pausa y continuó. –Noto como estas tan encariñado con Pam, ella es tan joven y tiene ese cuerpo que le aparenta ser más adulta, que quizás un día te canses de mí y busques a otra más joven como Pamela.-

  • No me voy a cansar de ti, eres preciosa.-

  • Pero mi hija también lo es y pronto será una mujercita por derecho, ¿crees que no me doy cuenta cómo se exhibe contigo? Y luego está lo de que se excite cuando la rozas, tenía todo su bollito mojado por tu mano.-

  • Cariño, ella está en esa edad donde sus hormonas empiezan a hacerla sentir deseos, seguro que aún recuerdas cuanto te pasó a ti.-

  • Si pero es que creo que está tomándose mucha libertad contigo, y es normal que se sienta atraída por ti, la tratas como una reina, le haces todos los regalos que quieres y siempre está pegada de tus brazos.-

  • ¿Sabes?, tienes una hija preciosa y creo que la has educado muy bien. Además ¿de dónde crees que ha sacado esa cara tan linda y ese culazo tan hermoso?- Se lo dije intentando rebajar la tensión mientras me incliné para darle un bocado en el trasero.

  • Entonces, ¿te gusta mirar el culo de mi hijita?- me quedé un instante pensando la respuesta y algo dentro de mí me hizo hablarle con cierta sinceridad.

  • Cariño el culo de Pamelita es delicioso de ver, soy un hombre y por lo tanto no puedo reprimirme ante la belleza de su cuerpo.-

  • Así que te la pone dura cuando la observas!-

  • Me la pone dura tenerte a mi lado y verte tan celosa.-

Cogiendo su mano la introduje en mi pantalón para que la notase toda erecta. A continuación, la agarré debajo de sus caderas y la deslicé un poco hasta arrastrarla y quedar su cabeza a mitad del colchón. Me quité el pantalón y me recosté de lado mirando por encima de lla, pues yo estaba acostado más arriba, quedando mi polla a la altura de su cabeza. Me agarré el miembro por la base y empecé a restregársela por su hermosa cara.

Quiso cogérmela, pero le indique que no lo hiciera, que solo me dejara hacer a mi, colocó sus manos con las palmas hacia abajo, a cada lado suyo sobre la cama.

  • Para que te quedes tranquila voy a hacer algo…-

  • ¿El qué?- me dijo mientras ponía morritos para que se los golpeara con mi glande.

  • Iré al cuarto de Pam y la traeré para que esté con nosotros.-

  • ¿Quieres que nos vea?-

  • Si… y también quiero que tú la veas, para que sepa que soy tuyo.- Aún con la proposición que le hice, debió gustarle lo de escucharme decir que era para ella. Pues dio un gemido mientras intentaba atrapar entre sus labios morenos mi polla. –Y me gustaría otra cosa…-

  • ¿Qué otra cosa mi amor?-

  • Cuando ella esté con nosotros, podemos dejarla tocar, además de mirar.-

  • …Y también te gustaría tocarla a ella, ¿verdad?-

  • Sólo si tú quieres y ella lo acepta.- Sabiendo que la joven chica no pondría ningún impedimento.

  • Y que es lo que quieres tocar de mi hijita?- dijo eso mientras ella misma se restregaba mi polla por su rostro al haberla dejado posada allí. Al parecer por su reacción al preguntármelo mi indicaba que podía decírselo con confianza.

  • Pues, si está con nosotros me gustaría acariciarla por completo.-

  • Si, por completo, ya lo sé, pero te pregunto qué es lo que más quieres tocar de ella.- Esta vez sí cogió mi pene con una mano y se metió en la boca el glande, para mordisquear suavemente la punta con sus dientes. No sé si debía tener miedo a la respuesta que le diese al ver sus dientes mordisqueándomela, o pensar que era una reacción morbosa al quererme oír de mi boca lo que me apetecía de su niñita.

  • Puessss… me gustaría sobar bien sus enormes tetas.- le dije sin pensar.

  • ¿Y que más te gustaría tocarle?- dándome pie a decirle mis deseos ocultos me excitó sobremanera, se introdujo hasta la mitad del miembro en la boca y cerró los ojos esperando mi respuesta.

  • ¿Sabes que?- también me gustaría agarrar ese enorme culo y mirarlo bien abierto.

  • Hummmm!- respondió con la boca llena y continuando mamándomela… Ya no podía parar, mi excitación y nivel de morbo había subido a un límite insospechado.

  • Otra cosa más, quiero tenerla con las piernas bien abiertas y meter mi cara en ellas para oler el aroma de su coñito, y quiero que tú la estimules con tus dedos, para verla venirse ante mí.-

  • ¿Y quieres que luego te los meta en la boca para poder sentir su sabor?-

  • Claro que sí.- Respondí de inmediato.

  • Sólo una cosa más.- me dijo apretándome con su mano, agarrando el tronco de mi polla. –Esto será solo hoy, y no más…, y después de esta noche, no harás nada de esto cuando no esté… ¡Prométemelo!-

  • Está bien, te lo prometo… pero entonces no será la única vez, podremos repetirlo en otras ocasiones.- Puso su mano agarrándome las pelotas y se irguió hacia mi cara mordiéndome el labio inferior.

  • Sólo cuando yo te lo diga…, ¿vale?-

  • Vale.- Le respondí estirando mi labio aprisionado de sus dientes hasta que me liberé por completo.

  • Ve a buscar a nuestra nena.- Con voz suave y morbosa, se recostó sobre la cama boca arriba y estiraba los brazos, dejándome salir al encuentro de Pam.

Crucé el umbral de la puerta que daba al dormitorio, totalmente a oscuras y me acerqué a la cama donde yacía la despampanante mulatica. Durmiendo a pierna suelta y con unas braguitas blancas y rosas, con flores de tela cosidas a modo de adorno por la parte delantera de la prenda, me senté al borde de la cama y colocando mi boca en uno de sus grandes pechos, empecé a chuparle un pezón.

  • Princesa, despierta…- le decía entre bocados.

  • Mmmmm…, tengo sueño-

  • Ya lo sé cariño.-

  • ¿Qué haces en mi dormitorio papi?- me dijo bostezando.

  • Quiero que vengas a dormir con tu madre y conmigo.-

  • Pero la cama no es tan grande como la otra, apenas cabemos los tres.-

  • Así estamos mas juntitos mi cielo, además, no tenemos sueño y podemos quedarnos despiertos toda la noche.-

  • Estás muy raro… papiiiiii, quiero dormir!-

  • Vente, lo pasaremos bien.-

  • Bueeeeeno…- se incorporó desperezándose y se levantó con desgana de su camita. La agarré de la mano y me siguió arrastrando las chanclas por el suelo que acababa de colocarse. Pasamos al dormitorio principal y con la luz encendida, Pam entrecerró los ojos y se puso ambos puños en ellos, restregándoselos. La pequeña hija avanzó sola para intentar tumbarse en la cama al lado de su madre, que estaba acostada boca arriba mirándonos.

En ese momento me adelanté y agarré por la cintura a la adolescente y abracé hacia mí. Dio un leve gemido de protesta por no dejarla que cayese sobre la cama. Subí mis manos por su cintura morena hasta arriba y agarré desde abajo sendos pechos, amasándolos un poco y jugueteando con ellos. Pam se extrañó al sentir como la sobaba y abrió los ojos casi por completo al percatarse que su madre nos miraba sin decir nada. La chiquilla no sabía cómo reaccionar, ni que decir ante esa situación.

  • ¿Ma… mamiii…?- mirándola a los ojos le respondió.

  • ¿Te gusta lo que te hace Vincent?-

  • Mmmmm, no se- encogiéndose de hombros.

  • Quizás le guste más otra cosa.- Dije mientras ahora mis manos bajaban por su cuerpo rodeando sus anchas caderas y agarrándole el culo tan voluminoso que poseía. Se lo abrí con las manos y estrujé fuertemente las mollas de sus nalgas. -¿Esto te gusta más peque?- Giró su cabeza para mirarme y luego volvió la mirada hacia su querida madre, sin saber que estaba ocurriendo.

  • Si… se siente gustoso.- Con voz dulce le respondió más a su madre que a mí, mirándola a ella. Con un leve empujón sobre su trasero la induje a recostarse en la cama junto a Liz.

  • ¿Mami, que está pasando?-

  • Nada mi amor, sólo es que queremos que estés con nosotros y pases un buen rato mientras disfrutamos juntos.- Le dio un dulce beso en su boquita y se levantó de la cama quedando sentada a su lado. – Veo que te has puesto las panties como te dije, muy bien mi vida, pero ahora ya te puedes quedar sin nada.- Le dijo Liz a su bebita… Fue bajándole las bragas mientras Pam levantaba su culo de la cama, arqueando la espalda para facilitarle el trabajo. Se las dejó a la altura de los tobillos y comenzó a acariciarle la barriguita con su mano… Yo desde el extremo de la cama de pie, aún en el suelo, cogí la pequeña tela enrollada que tenía y la quité de sus tobillos, alcé uno de sus piececitos y comencé a chupar los dedos del pie.

  • Ayyyy…, me haces muchas cosquillas papi!- La escultural madre se levantó de la cama dejando a su preciosa hija sola acostada, y se puse detrás mío para abrazarme la cintura con sus manos, agarrándoselas a la altura de mi estómago.

  • Sus piecitos son sabrosos?- me susurró al oído mientras lamia entre los dedos de la niña. Dejé un momento el pie de la chiquilla posado en la cama , y cogí una mano de Liz que me agarraba la cintura. Le subí en alto el brazo de la bella madre, y como si un paso de baile de salsa, la hice girar sobre sí misma.

  • Tan sabroso como tú.- Le contesté… admirando el espectacular cuerpo y cara de Lizbella girando sensualmente sobre sí. – Eres mi Rihanna particular.-

  • ¿Acaso no lo sabías cariño?, somos hermanas que nos separaron al nacer, si no fuese porque ella tiene los ojos verdes y yo marrones, seríamos exactamente iguales.- Hizo un gesto de presumida, apoyando su cara a uno de sus hombros, que encogía y poniendo la otra mano bajo su barbilla, para insinuar su belleza. Realmente había cierto parecido, los raasgos de sus ojos, piel y pelo corto…

  • ¿Y yo, y yoooo…!?- Rápidamente intervino Pam al oírnos coquetear en el juego de comparaciones que había iniciado… -¿A quien me parezco yo papi?- Se puso de pie sobre la cama, haciendo gestos y posturas sexys para que me inspirara…

  • Mmmmm… tú eres mi “Blanca Nieves” y yo el príncipe.- …Su madre se echó a reír ante lo absurdo de la comparación. La niña ante la risa de su mami y lo poco que le gustaba mi comparación me respondió…

  • ¡Yo no soy esa “comepingas” de los cuentos!, ¿Es que no ves que yo soy morenita?- Arqueando sus caderas hacia un lado y poniendo una de sus manos en su gordito trasero, intentando parecer más sexy… -Yo soy Beyoncé!- continuó diciendo mientras movía ahora su cabeza de lado a lado para hacer que su gran melena se moviese al compás.

  • Anda Beyoncé, deja de dar saltos en la cama que la vas a romper con lo que pesa ese culo tuyo.- Liz cogiéndola de un brazo y haciéndola caer sobre el colchón, pues se había acercado a la cama mientras la chiquilla hacía su espectáculo bailarín. Las dos se reían intentando hacerse cosquillas mutuamente acostadas en la cama… Habiendo llegado a ese punto distendido y rebajando la tensión inicial, parecían completamente desinhibidas, queriendo seguir con el juego, cogí una cinta del cajón de la mesilla y me subí a la cama con las dos preciosidades.

  • A ver esas dos súper-estrellas de la música, voy a mediros.- Ambas me miraron a la vez y se arrodillaron sobre el colchón sin dejar de sonreír, ya que les agradaba mucho los juegos y estaban divirtiéndose. Pusieron bien recta la espalda las dos, mientras rodeaba con la cinta métrica primero el busto de Liz… -95 cmt.- dije al marcar su medida. –Ahora tú cariño.- Mirando a Pam

  • Te voy a ganar mamiiii!- sabiéndose poseedora de su enorme pecho la niña.

  • 118 cmt.- dije a las dos. La jovencita levantó los brazos en signo de victoria y mirando a su mami con amplia sonrisa.

  • Ahora el culo, ahora el culo!- Dijo Pamelita sabiéndose también ganadora.

  • No cariño, ahora la cintura, - le respondí. Coloqué la cinta primero en Pam y luego en su madre, sin decir el resultado hasta el final. -64 cmt Liz, y Pam… 68!-

  • Ahhhh, soy más finita,- decía Lizbella continuando con el juego y dándole un pellizco en uno de los grandes pechos de la niña.

  • Ayyy,! quita comepingas- le dijo la nena a su mami mientras le retiraba los dedos que apretaban una de sus tetas. La joven chica avanzó hacia mí a gatas y me arrebató la cinta.

  • Ahora te mido yo.- dijo la pequeña mientras colocaba la cinta para medirme el miembro todo tieso. Posó un extremo en la parte de arriba del mismo, desde mi pubis hasta la punta del glande. –Mmmm… Veinte…, Veintiuno…- dijo mirando a su mamita. -¿Es buena verga?-

  • Es un pingón cariño,- respondiéndola y mirándome a la cara para que me sintiera orgulloso.

  • Tu papito tiene una pinga muy rica y sabrosa.-

  • Mi príncipe es perfecto. - Gritó Pam abrazándome.

  • Tu papá la tenía mas pequeña…- La niña no reaccionó al comentario de su mami, pues tenía sentimientos encontrados, al odiarle por abandonarlas, pero aun así sentir cierta nostalgia de cuando era muy niña.

  • Yo solo tengo un papi, y lo tengo agarrado muy fuerte para que no se vaya…- Le respondió Pami a su madre… Quizás fueron las palabras de la niña y el hecho de saber que su hija se sentía feliz y contenta al tenerme y así no echar de menos la figura de un padre, que Lizbella entró en un estado de morboso trance… Vino hacia donde su nena y yo estábamos abrazados, y con inusitada furia me agarró la nuca con sus manos para besarme con pasión, haciendo que su hija se apartase un poco. Sacaba su lengua y la restregaba en mi boca, para luego metérmela hasta el fondo de la misma…

En ese momento sucedió lo que había imaginado en lo más profundo de mis sueños…

Se separó de mi boca sin dejar de mirarme a los ojos, y lentamente se inclinó hacia un lado…, donde estaba su dulce hijita. Mirándose ambas a la cara, Lizbella soldó una de sus manos de mi cuello para meterla entre la espesa melena de la joven Pam, y acercando ambas caras hasta casi sentir el aliento que emanaban de sus bocas, la preciosa mami sacó su lengua para rozar los abultados labios de su niñita… Liz tenía los ojos cerrados, todo lo contrario que Pam, que los tenía abiertos de par en par, mientras la madre ya empezaba a meter la puntita de su lengua en la gran boca de la pequeña mulatica.

  • ¿Me quieres bebé?- le dijo la madre a la hija.

  • Te amo mamita, ya lo sabes. - En ese instante Liz le dio un último pico en la boca de su niña y acerando su cara hacia la mía, guiándola con sus manos puestas a ambos lados de la cara de la joven, la incitó a besarme.

  • Dale a tu papi un buen beso, que yo vea cuanto lo quieres…- Ahora Pam si cerró los ojos y me morreó con intensidad, labios con labios y lengua con lengua… Su madre se unió a nuestras bocas sacando su lengua, lamía nuestros morros pegados. Se puso tras su hija y cogió ambos melones con sus manos para ofrecérmelos.

  • ¿Es esto lo que querías mi amor?, me dijo con esa voz tan sensual que solo Liz sabía poner… Miré el regalo que me ofrecía y coloqué mis manos en un solo pecho, puse mi boca en el centro y empecé a succionar el pezón duro y tierno de la niña.

  • Tu papá y yo te queremos mucho…-

  • Yo también os quiero mami,- le dijo entre jadeos, por el placer que sentía con mi boca en su pezón… -Siento muchas cosquillas mamita, como Vincent siga así me voy a venir.- Al escucharla dejé de chuparle el pecho y agarré su culo fuertemente estrujándolo con una mano y seguidamente le dí una cachetada en el… -Ayyy!, ¿Por qué haces eso?,- se quejó la chica.

  • Soy papi, no Vincent.-

  • Ay papito, no me di cuenta.-

  • Mi amor…,- intervino Liz. –Es tu papá, y tienes que hacer que se sienta feliz. –

  • Si mamita, quiero.-

  • Entonces dale tu gordote culo.- haciéndola que se pusiese a cuatro patas. Lizbella me miraba intensamente a los ojos mientras me ofrecía el dulce trasero de su niña. -¿Ves que hermoso culo tiene mi nena?- me dijo mientras abría ampliamente sus nalgas dejándome ver sus dos agujeritos.

  • Es tan hermosos como los de su madre.- Le respondí.

  • ¿Mi bebita te pone la pinga dura?,- agarrándomela con una de sus manos y apretándomela fuertemente… -Eres un pervertido, por ponerte cachondo con mi inocente hijita.- Me dijo mientras mordía mi oreja susurrándomelo… - Sé que quieres meter tu boca entre sus piernas- …Siguió susurrándome. Ahora una sola mano de la madre separaba la molla de una de sus nalgas, mientras que con la otra ponía el dedo índice en su coñito y el dedo gordo en su ano… -¿Qué te gusta más?- me dijo invitándome a elegir el agujero que prefería.

  • Quiero los dos. - Le respondí ansioso… Como no le di preferencia a ninguno, ella eligió por mí… Apoyó su barbilla en el agujero de su culo y empezó a acariciar el bollito de su niña. Sus dedos se deslizaban por el coñito húmedo de la hija para empaparlos bien, los mojó con el jugo que emanaba de esa tierna rajita, y me acercó los dedos a mi boca, para que los probara. Yo chupé y relamí sus dedos saboreando el intenso sabor a chochito joven. Saqué los dedos de mi boca y me incliné a meter mi cabeza entre las piernas de Pam, para saborearla directamente.

  • Eres un marido sucio, te comes el bollo de mi niña.- Miré de reojo a Liz mientras me lo decía, sin dejar de lamer esa deliciosa rajita dulce.

  • Ay mami, se siente bien rico!- decía la niña con su cara apoyada en la almohada. –Haz que no pare, me voy a venir…!- Su mami puso una mano en mi cabeza para que siguiera lamiéndola…

  • Si papi, mámame el bollo, me voy a correr…!- Puse mi lengua bien dura y la introduje en su pequeña pero abultada rajita, mientras con un dedo empecé a acariciar su duro clítoris con rapidez, para que me regalase un orgasmos lleno de fluidos… No tardó en correrse en mi boca, llenándomela de jugos, fui recorriendo su raja con mi lengua, pasando por el agujero de su culo, la espalda y la boca de la niña, para que ella saboreara su propio sabor. Mientras la besaba, su madre cogía ambas cabezas con sus manos y nos empujaba una contra la otra. Acto seguido agarró mi pelo con fuerza y retiró hacia atrás mi cabeza, dejándomela mirando hacia el techo. Liz puso su boca con la me y me besó con ansia.

  • Tú eres mío, ¿recuerdas?, solo dejo que la pruebes nada más.- mientras me mordía uno de mis labios, retiré mi cara de su mordida, haciéndome estirar mi labio y ocasionándome dolor… La cogí con una mano de la barbilla, subiendo su cara perversa y le dí una palmada en su cara.

  • No mi amor, tú eres mía!- le devolví el mordisco y empujé su cabeza hacia mi dura polla, agarrándola del pelo la forcé a mamarme la pinga. No puso mucha resistencia y se la metió en la boca. Mientras la sujetaba con una mano sobre su cabeza en mi tranca, cogí la melena de la niña y estiré hacia mí la cabeza de la dulce Pam.

  • Ayyy!, me has hecho daño papito- sin dejarla de decir nada más, hice que pusiera su cabeza bajo la mía.

  • Abre bien la boca mi amor.- No me hizo caso y puso los gordos morritos morenos como para dar un beso… -Que abras la boca te he dicho!- al tiempo que le pegaba un tirón a su pelo, la niña se quejó soltando un “Ay”, a lo que la madre al escucharlo hizo intención de sacarse mi polla de su boca. Yo la agarré fuertemente de detrás de su cabeza para que no se liberase de la mamada que me estaba dando.

  • Aaaaaaaaahhhh…!, ¿así mi papi?- me contestó la niña, abriendo todo lo que podía su enorme boca.

  • Así mi niña.- Empecé a producir saliva y fui dejándosela caer sobre la hermosa boca abierta de la pequeña morenita… Sacó su lengua y recibió con gusto todo lo que le caía entre sus labios. Solté la presión de la cabeza de Lizbella y levantó la misma para poder respirar profundamente, mientras daba bocanadas de aire, le dije a Pam… -Échale todo en su boquita.- La pequeña hija me hizo caso y empezó a escupir toda la saliva mezclada en la boca abierta de su madre… Ahora si que me sentía realmente el dueño, padre y marido que quería…

Con los últimos suspiros de Liz, intentando tomar aire, tragó parte de la saliva que le proporcionamos su niña y yo. Mientras otra cantidad caía por las comisuras de sus labios. Agarrando el pelo de ambas, hice que me besaran a la vez, sus dos bocas húmedas restregándolas con la mía.

  • ¿Me quieres Liz?- le pregunté a la mamita mientras aún tenía la boca abierta para respirar profundamente.

  • Si… Soy tuya mi amor.-

  • ¿Y tu, pequeña Pam?- le dije a la niña mientras la miraba relamiéndose los labios con su lengua, -¿también quieres a tu papi?-

  • Siii…, te quiero mucho.-

  • Entonces hacedme feliz y sacar mi leche.- La niña empezó primero a chupármela, y al poco su mami empezó a mamarme los huevos… La excitación era inmensa y estaba a punto del éxtasis. –Mujercita…- le dije a Liz mientras ella me respondía con una mirada hacia mí y separando su boca de mis testículos mojados.

  • ¿Qué quieres cariño?-

  • Ponte detrás de tu niña, y cómeselo todo…- Sin rechistar se puso tras ella y metió la cara en el abultado culo de la niña. Yo me abalancé un poco y con mis manos separé las nalgas de Pam, para que su madre tuviese fácil acceso a su rajita. Le puso la lengua en su coño y lamió con dulzura, ese pliegue tierno que chorreaba el coñito de la pequeña.

  • Ya me corro…!- grité al sentir el gusto que hacía que me viniese. Rápidamente agarré el pelo de la madre que estaba metida en el culo de su hija, para acercarla a mi polla, y antes de que se acercase del todo, empecé a brotar semen de la punta del pene, empapando la carita de la niña y también la de la madre…

  • Os amo tanto…- les dije al recuperar el aliento. La joven Pamelita entusiasmada por lo sucedido dijo algo que hizo incomodar y sorprender a su mami…

  • Yo también te amo papito, déjame mamarte el culo como a ti te gusta…- Liz escuchó lo que inocentemente comentó su niña.

  • ¿Cómo que mamarle el culo como le gusta?- respondió incrédula la madre…, Pamela se dio cuenta del error que había cometido. Como sabía que ella no podría explicar aquel comentario, intervine…

  • Mi amor, no es lo que piensas…- Me dio una bofetada y no dejó que siguiera con mi excusa. Agarró a su hija del brazo y la sacó del dormitorio, cerró la puerta cuando salió y vino hacia mí para volver a abofetearme en la cara.

  • ¡Cabrón hijo de puta…!-