Inocencia caribeña, Pervertida -3-

Ha pasado un tiempo compartiendo con ambas, madre e hija. En este día Pamela vuelve del instituto y tuvimos uno de nuestros momentos solos, donde le propuse algo que no se esperaba.

Transcurrieron varios meses de mi estancia en República Dominicana, donde mi relación con Liz y Pam había avanzado mucho. Nos veíamos casi todos los días, pues ellas casi se habían mudado conmigo. Dejé el hotel donde me había hospedado todo este tiempo y alquilé una bonita casa, de dos alturas con jardín en una zona residencial en una villa cerca de la capital.

Las clases del instituto habían comenzado y Pamela asistía todos los días. Lizbella empezó a trabajar en una tienda de artículos de regalo dedicada casi exclusivamente a los turistas. Aunque no le hiciera falta, ya que yo corría con todos los gastos. Quiso hacerlo para que no se sintiera una mantenida. En todo este tiempo Liz y yo follábamos todos los días que nos veíamos. Me estaba dejando secos los testículos con tanto sexo, y a mí me encantaba.

A escondidas Pam y yo teníamos sesiones de tocamientos y lamidas a su chochito, pero nunca hubo penetración, ella aún era virgen, y quería que por el momento aún lo siguiese siendo.

Ya era por la tarde y Pamela debía salir del instituto hacia un rato. Su madre seguiría trabajando hasta las 7 de la tarde, hasta que terminara su turno. Tenía ganas que la voluptuosa jovencita volviera a casa, ahora que empezaba a tener cierto tiempo a solas con ella. Pero pasaban las horas y ella no volvía. Yo empezaba a impacientarme, seguramente habría quedado con algunas amigas a dar una vuelta con ellas. Pero es que este día me encontraba particularmente cachondo, y ella no llegaba.

A eso de las 5 de la tarde, la pequeña mulata apareció por la puerta, con su uniforme del instituto puesto, dejó la cartera en el suelo y me saludó.

  • Hola papi, ya volví, fui a dar una vuelta con las amigas y no he comido nada… tengo un hambre!...-

Ni siguiera vino a darme un beso ni un abrazo al llegar, tan solo se dirigió a la cocina a ver que había en la nevera para comer.

  • Pam, ven aquí un momento- la llamé desde el salón. Pronto vino dando saltitos a la vez que las coletas que se había hecho, a cada lado de su cabeza se movía al compás. Venía comiéndose un trozo de pan rellenado con algún tipo de comida que había cogido del frigorífico.

  • Estás mas gordita cariño, ¿Cuánto pesas ya?-

  • Pues yo me veo igual que siempre papi…- me respondió mirándose ella misma de arriba abajo.

  • Ve al baño y trae la báscula que vea cuanto pesas.- Sin rechistar hizo lo que le dije y volvió con ella en las manos. –Ahora súbete en ella y veamos si es verdad que estás igual que siempre.- Se subió en ella y el peso marcaba 65 kg. El día que la ví por primera vez no debía pesar más de 60 kg… -Mi amor, has engordado un poquito.-

  • Pero no se me nota nada en la cintura,… ¿ves?- poniendo sus manos en ella, haciéndome ver que seguía igual de cintura fina.

  • A lo mejor son tus pechos que han crecido- le dije exageradamente. Cubriéndose ambas manos sobre ellos me dijo…

  • Puede ser- poniendo una sonrisa de niña mala.

  • Otra cosa más mi niña, ¿sabes que al llegar no me has dado ni un solo beso de bienvenida?-

  • Es que tenía mucha hambre y fui rápida a ver que había para comer.-

  • Eso no es excusa señorita- le dije en tono serio.

  • Vale papito, perdona…- se acercó al sillón donde estaba sentado y me besó en los labios. -¿ Ya está contento mi noviete?-

  • Compruébalo tú misma.- Posando una de mis manos sobre mi paquete… Ella hizo lo mismo y agarró con fuerza el bulto que empezaba a sobresalir del pantalón. –Desabróchamelo y quítamelos…- Terminó de comerse el último trozo de pan y hizo lo que le pedí dejándome hasta los tobillos el pantalón y los calzoncillos. Mi polla quedó liberada empezando a ponerse dura y goteando un hilo de líquido preseminal de la punta.

  • ¿Quieres que te la chupe? Poniéndose un dedo en la boca y mordiéndoselo para incitarme más.

  • No, quiero que te comas mis huevos, que los chupes como si fuesen tu dulce preferido.-

Hasta ahora nunca me los había chupado, solo me chupaba la polla en los momentos que compartíamos. Se puso de rodillas y con una mano apartó ya mi pene erecto hacia atrás, para introducir su cara entre mis piernas, sacó la lengua y empezó a lamerlos con suavidad, como si estuviese comiendo un helado.

  • Así mi amor, lo estás haciendo muy bien, ahora intenta meterlos en tu boca.- Abriéndola toda y sacando la lengua, introdujo uno de mis testículos en ella, sorbiéndolo y dejándolo escapar.

  • ¿Lo estoy haciendo bien?-

  • Muy bien cariño, continúa así.- El morbo de ver esa cabecita metida entre mis piernas mamándome las pelotas, subió mi nivel de excitación, así que se me ocurrió pedirle algo más morboso… - Pami, quítame del todo los pantalones.- Dejó de lamerme un momento y los arrojó al lado del sillón donde estábamos, recliné un poco el asiento y subí mis piernas en alto. –Cariño, ahora vas a hacerme muy feliz si me chupas el culo…- Puse mi mano sujetándome los huevos y alzándolos, dejándole a la vista el agujero. Pamela me miró con los ojos muy abiertos y retiró un poco su cabeza de mis piernas separadas.

  • Papi nooo…, es que eso me da mucho asco, no me gusta.- Estiré la mano hasta agarras una de las coletas de ella y tiré hacia mí, acercándola a mi cara. Le mordí con cierta fuerza su grueso labio inferior y tiré hacia atrás estirándoselo… -Coñooo! Me hiciste daño…-

  • Por ser desobediente, si no quieres que te vuelva a morder, haz lo que te pido.-

  • No, eso no, no me gusta, déjame que te chupe la pinga y te corres, ¿vale papi?- me lo decía mirándome con cara apenada, esperando que hiciese caso a su petición.

  • No cielo, hoy quiero que aprendas a darme placer de otras formas, aún hay muchas maneras de hacerlo, y yo te las enseñaré todas.-

  • Pero es que chupar un culo me parece asqueroso, no quiero hacerlo…-

Reincorporé el sillón a su forma habitual y bajé las piernas para sentarme normalmente, atraje hacia mí a la joven mulatita y la recosté boca abajo sobre mis piernas, quedando su trasero a la altura de mi cintura, le subí la falda hacia arriba y con mi otra mano deslicé sus panties blancas con dibujos de corazones, hasta la mitad de sus muslos.

  • Ahora te voy a castigar por desobedecer y no hacer lo que te pido.-

  • Bueno…- es lo único que me contestó.

  • Has sido una niña mala y desobediente, y eso no puede quedar así…-

Empecé sobando el enorme culo con las dos manos, masajeaba y apretaba esa perfecta cantidad de molla que poseía como trasero. Separaba y abría bien la raja de sus nalgas, dejándome ver bien el oscuro agujerito de su ano, que ella contraía y apretaba más cada vez que separaba sus bronceadas posaderas. Le di una sonora palmada en uno de sus glúteos y estos rebotaron al instante.

  • Ayyy!.. pica…- Volví a azotarla, esta vez mas fuerte aún... –Me duele papi, ayyyy!- No le hice caso y continué nalgueando ese enorme y moreno culo en pompa. Cada vez que la azotaba rebotaban bamboleándose en un movimiento encantador, me gustaba verlos rebotar tras cada acometida de mi palma… Pamelita se quejaba, haciendo un “Ay” y diciéndome que ya no más… Pero seguí golpeando ambas zonas de su culo, hasta que empezó a osurecerse debido al enrojecimiento, que por su tono de piel apenas se notaba. Acaricié su trasero durante unos instantes y le dije…

  • Ya has tenido bastante.- Y le dí un dulce beso a cada uno de sus cachetes. Ella se incorporó y se sentó en mis rodillas.

  • Me quema el culo papi- me lo dijo sollozando y abrazándome mientras le caía una lagrimilla por sus mejillas. Le sujeté la cara con una mano mientras con un dedo de la otra, le secaba esa lágrima, le dí un beso en los labios y ella abrió la boca, para introducirme la lengua en lo profundo de la mía. Estuvimos un rato besándonos, cuando se separó y me dijo… -¿Puedo ir al baño,? Es que tengo ganas de hacerlo, y casi no me aguanto.

  • Está bien mi pequeña- me levanté con mi tremenda erección y agarré la mano de Pam para guiarla al baño.

  • ¿Es que tu también necesitas ir al baño?-

  • No solo voy a acompañarte.- Andando de camino al aseo, cogidos de la mano y con las braguitas aún bajadas de la chica hasta la mitad de sus muslos, la senté en el wáter y me quedé de pie a su lado.

  • Contigo ahí parado mirándome no me sale…-

  • Sólo tienes que relajarte cielo, anda, no seas tímida, verte sentada hacer tus cosas, también me pone mucho.- Ella intentaba hacer un esfuerzo pero no lo conseguía. Me acerqué a ella poniéndome de cuclillas y masajee su barriguita...  -Con eso no vas a hacer que lo consiga- me dijo con cara de esfuerzo y algo de enfado. Puse mi dedo índice entre sus gruesos labios y lo introduje en su boca para que me lo humedeciera. Saqué el dedo y le indiqué que escupiera en el, ella mirándome dejó caer toda la saliva que pudo sobre mis dedos. Acto seguido con ellos bien mojados, introduje mi mano entre sus piernas hasta rozar con la punta de mis dedos ensalivados, la entrada de su culito.

Restregué bien el liquido de su boca por su anito e introduje un dedo en el… Hizo un pequeño gemido al hacerlo, y continué metiendo más mi dedo en su culo. Lo meneaba dentro, sacaba y metía con cierta facilidad debido al lubricante que puso de su boca…

  • Ya, yaaaa, papi, ya sale…- Saqué mi dedo de su ya incipiente dilatado ano, y comprobé que mi estimulación había hecho efecto. Me incorporé poniéndome de pie con mi polla a la altura de su cara, mientras ella con los ojos cerrados y mordiéndose el labio inferior, apretaba para dejar salir lo que tenía en sus entrañas. Yo fui restregando mi pene por toda su cara, embadurnándosela con un poco de líquido preseminal que me brotaba. Agarrándomela con una mano, daba golpecitos con mi punta en su carnosa boca y nariz, y volvía a restregársela por toda su morena cara mientras ella acababa.

  • Eres un cochino papito.- Se metió el glande en la boca y lo dejó salir para seguir diciéndome… - ¿Verme sentada en el wáter te pone tan caliente?-

  • Todo lo que tú haces me pone siempre caliente mi vida.-

  • Cochino, jajajaja…- Y volvió a darle un beso a la punta de mi polla. Tiré de la cadena y le induje a apoyar las manos en el suelo, dejando su culazo en pompa hacia arriba. Cogí el rollo de papel higiénico y yo mismo la limpié abriendo con una de mis manos uno de los cachetes de su culo.

  • Vamos a ducharnos, que tu madre está a punto de volver.-

  • ¿Nos frotamos el uno al otro como dos novios enamorados?- me dijo con una risilla encantadora, mientras se despojaba del resto de su ropa.

Nos metimos en la amplia ducha donde cabíamos sobradamente y cerramos las mamparas de cristal para no salpicar el agua fuera. Bajo el chorro de agua empezamos a enjabonarnos el uno al otro como a ella le gustaba. Ella repasó bien mi pecho, espalda, mis testículos y pene para dejarlos bien limpios… Yo sin embargo me centré en su voluminoso culo, frotándolo a conciencia y hasta incluso metiéndole los dedos en el para limpiarlo bien con jabón. A ella parecía encantarle cada vez que rozaba su anito y le limpiaba por dentro. En ese momento ella me confesó algo.

  • ¿Sabes qué?, yo realmente lo paso mal cada vez que voy al baño, mi mami dice que sufro estreñimiento, pero me daba vergüenza que lo supieses.-

  • No pasa nada preciosa, es algo normal, no tienes por que avergonzarte al contármelo.-

  • No te guardaré más secretos y te lo contaré todo.-

  • Muy bien mi amor, así me gusta.- Le dí un profundo beso mientras la cascada de agua caía sobre nuestras caras…

  • Por eso voy a compensarte con algo que te gusta, por hacer que me ayudases con mi estreñimiento.- …Se puso tras de mí y cogió mis manos con las suyas para apoyármelas sobre la mampara de cristal. Fue dándome besitos por la espalda, sintiendo sus carnosos labios como me recorría toda ella, y fue bajando poco a poco, se puso de rodillas con su cara a la altura de mi culo, y con ambas manitas, me separó los glúteos e introdujo su carita entre ellos… La sensación que tuve al notar el roce de la punta de su lenga en la entrada de mi ano fue espectacular.

  • Te voy a mamar el culo papito, como a ti te gusta, tu pequeña mulatica va hacer que lo sientas bien rico!-

Escuchar esas palabras me llevó al éxtasis mientras posaba sus labios en la entrada de mi culo. Lo besaba como si besara los labios de un enamorado, repasaba su lengua de arriba abajo por todo el perineo hasta donde empezaban a colgar los huevos. Puse mis manos sobre su cabeza agarrándola desde atrás y empujé hacia mi culo su cara.

  • Mi niña, saca bien la lengua y ponla tiesa.- Enseguida hizo lo que le mandé, y al sentir la puntita de su lengua rozándome el pliegue de mi agujero, empujé con fuerza su cabeza hacia mí, adelante y atrás varias veces, haciendo que su lengüecita intentase entrar en mi a apretado culo. Ella también empujaba hasta hacer que la entrada se abriera un poco e introdujese parte de la lengua en mí.

  • No entra más.-

  • Sigue empujando- Le conteste.

  • ¿Estas contento, viendo como una chica jovencita te mete la lengua en tu culito sucio?-

  • Amo como lo haces, y más cuando me lo dices.- Alcé una pierna flexionando la rodilla y apoyé el pie en un saliente que tenía la ducha, donde se posaban los botes de gel y champú. Con una mano apoyada en el cristal y la otra sujetando la parte de atrás de la cabeza de Pam, empecé a restregar su cara de arriba abajo por toda la reja de mi trasero. Notaba sus labios hinchados que ponía en forma de beso, rozando toda mi raja, restregaba hasta la altura de su naricilla chata por mi culo y la apretaba haciendo repasar todo el recorrido alrededor del agujero de mi culo.

Ya no aguantaba más, me di la vuelta y le abrí la boca con la mano sujetándole la barbilla, y ella sacando la lengua, me pajeé en su boca. En pocos segundos solté un abundante brote de semen en toda su cara, boca y lengua, grité extenuado mientras me corría en ella, y la joven Pam sin dejar de abrir la boca, con la lengua fuera y mirándome a la cara, recibió hasta el último chorro de leche…

  • Amoreeeees!!!!! Ya llegué a casa…- Se escuchó la voz de Lizbella a lo lejos. Pamela se mojó la cara para quitarse el semen que la cubría y ambos salimos de la ducha a secarnos y recibir a su madre. Yo salí primero con una toalla alrededor de la cintura a recibirla.

  • Hola preciosa.- Cogí de la mano a la escultural madre y la hice girar sobre sí misma, -Tenía ganas de verte- y le dí un beso en sus labios.

  • Que apasionado estás!- me dijo devolviéndome el beso… -¿Y la niña, se ha portado bien?-

  • Muy bien, vino con mucha hambre, y aunque la comida que le ofrecí no le gustó mucho al principio, luego se lo comió todo, …y pareció encantarle!-

La hermosísima Liz, no podía ni imaginarse lo que su dulce hijita acababa de comerse.