Inocencia caribeña, Pervertida -12-
Llegando pronto al fin de la perversión de madre e hija, junto a la sirvienta y su nena. (En pocos capítulos acaba este relato de las mulatas).
Recordando el aspecto de cada chica y mujer que viven y trabajan en la nueva casa:
LIZBELLA: La madre de Pamela, es de piel trigueña pelo corto liso y castaña, su cuerpo es escultural, mide casi 1.70, delgada con unos pechos de tamaño normal y un trasero grande y bien parado y unos años menos que yo.
PAMELA: La adolescente y viciosa hija de Liz. Su cuerpo es menudo pero de muchas curvas, su pelo es rizado muy largo y negro, la joven es de piel mulata, grandes ojos y nariz chata, con unos pechos exuberantes y grandes para su edad, mayores que las de su madre. Su trasero también es muy generoso, de anchas caderas y sobre todo su enorme culo. Mide poco más de 1.60
YANIRA: La que era vecina de mis chicas y madre de Laliana. Ahora es la nueva sirvienta de nuestra nueva casa, de piel blanca pero tostada, su cuerpo es pequeño de estatura, pero algo rellenita, lo que se suele llamar cuerpo “curvy” supera los 30 años y aún mantiene esa cara de chica joven al ser gordita.
LALIANA: Es la hija de nuestra sirvienta Yanira, Lali o Lalita como se le suele llamar, es un poco más joven que Pam, mi hija. Y su cuerpo es todo lo contrario de mi exuberante nena, es unos cmt más bajita, muy delgada, y sus pechos apenas desarrollados para su edad, y un culito bien redondeado pero no muy grande. De piel blanca y pelo moreno y ondulado.
En nuestra nueva vivienda, mucho más grande, de dos plantas y jardín, ahora vivíamos mi futura esposa en pocos días, mi nueva hijastra, y las vecinas que contratamos como sirvientas del hogar Yanira y su hija Lali.
Liz estaba encantada con el nuevo hogar y la nueva vida que se le ofrecía.
No solo había aceptado que también amase carnalmente a su hija, sino que hasta le parecía bien que mantuviese una relación incestuosa con su hija. Pues se dio cuenta que las amaba a las dos por igual, tanto emocionalmente como físicamente.
Había una condición, para que fuésemos adelante con la boda de unas semanas y que comprásemos la nueva casa, y no era otra que el poder demostrar nuestro amor con madre e hija sin que hubiese celos en ello.
Todo quedó claro en una mañana que estaba dándome una ducha y Liz preparaba el desayuno, mientras esperaba que la sirvienta llegase para trabajar durante la semana.
Hola mami, buenos días- saludaba Pam a su madre mientras se desperezaba con los brazos en alto tras su nuca.
hola mi vida, el desayuno está ya, llama a tu padre que está en la ducha arriba y que no se retrase, que no se enfríe.-
vale mamita- Le dio un beso en la mejilla a su hermosa madre, mientras se deshacía del camisón lanzándolo al suelo, mientras subía las escaleras hasta el baño y bajándose las pantis justo al entrar en el cuarto de baño
Andaba ya secándome con la toalla, cuando veo entrar a la joven Pam totalmente desnuda, con su pelo enmarañado y sus grandes pechos rebosantes sentarse en el wc para orinar.
Buenos días papiiiiiii- me saludaba mientras soltaba su chorro mañanero.
buenos días amor.- le respondí. Atándome la toalla en la cintura y acercándome a mi hermosa niña sentada en el water, dándole un beso de buenos días en sus carnosos labios.
La adolescente seguía bostezando y alzando sus manos a su cabello mientras lo hacía.
Nenita, tengo que orinar, ¿Te falta mucho?-
Ayyyyy, no me metas prisa-
Pues lo haré contigo sentada-
Pues dale, no me importa.-
Me quito la toalla y apunto hacia el hueco que hay entre las piernas de mi hijita para el water.
Me salpica entre los muslos...- Me decía mi nena entre bostezos y cara de sueño.
Es que apenas hay hueco para hacerlo.- justo decirle eso la joven Pam separa más sus piernas y me saca la lengua burlona.
¿Así que te ríes de mi no?- le digo mientras sonríe con ironía.
Agarro mi miembro y empiezo a apuntar hacia arriba, bañando la barriga, subiendo más y mojándole sus grandes tetas, salpicándolo todo.
- Que cochino eres con tu nena.- sacándome aún más la lengua mientras la mojaba.
Subo un poco más el chorro y empieza a caerle en esa boca abierta con la lengua sacada,
Cooof, coooffff, coooofffffff.....- tosía la joven al verse sorprendida con la meada en sus gruesos labios.
Tu me obligaste.- le dije mientras me burlaba por su reacción.
Mi nena, se levantó del asiento y me abrazó mientras seguía mojándola ahora en su barriga, empujándome de nuevo hacia la bañera, haciéndome caer sobre la misma.
¿Así que así te aprovechas de tu hijita?. Me decía mientras posaba sus enormes pechos sobre mi cara.
Ahora vas a sentir lo que se siente cuando no puedes respirar, como me has hecho tu a mi.-
La joven mulata intentaba agarrarme con sus brazos y asfixiarme con sus enormes tetas, riéndose como de un juego fuese.
Evidentemente la dejé que se aprovechase, pues me encantaba sentir esos gordos pechos apretando mi cara.
Pero no la dejé mucho salirse con la suya, así que me deshice de su abrazo y tiré de su larga melena rizada con una mano, alzando su cara mirando al techo con la boca abierta.
- Ahora limpia todo lo que has ensuciado.- Le dije mientras restregaba mi polla por su cara y dándole golpes con la casi ereccion que me había provocado en sus mofletes.
Justo en ese momento suena un portazo, de abrirse la puerta del baño, mientras jugaba a abofetear las mejillas de la niña con la punta de mi pene.
¿Pero que pingas hacéis?- sonó la voz de la madre de la nena al adentrarse en el cuarto del baño.
Ya bajamos, mamita... que él comepingas de papá, no me dejaba orinar tranquila.-
Justo en ese momento, alzo mi mano y abofeteo a la descarada joven, ante la mirada de su madre.
Eso te pasa por malcriada.- dijo Lizbella antes de que pudiese yo contestarle a la chica.
¿Comepingas le llamas a tu futuro papá? - soltando el pelo de su espesa melena negra.
Dejándola sentada bajo la ducha a la hija, termino de secarme y me abalanzó sobre la escultural madre, que aún sabiendo que estaba jugueteando y sobando a su nena, se alegraba de que en ese momento me dedicase a su atención.
Tomaba un café recién hecho por mi futura esposa, sentado sobre mi sillón, al bajar de ducharme.
Donde mi preciosa Lizbella estaba sententada a horcajadas sobre mi, metiendose mi pinga en su apretado y mojado chochito.
DING. DONG!.... DINNNG. DONNNNG. Sonaba el timbre de la casa. Al tiempo que Pamela bajaba la escalera con una toalla cubriendo su cuerpo.
- Nenita, ve a abrir...., que andamos ocupados.- Grito la dulce madre a la niña para que abriera la puerta, sin dejar de subir y bajar sus caderas, mientras me follaba con suavidad, dándome la espalda, con las sentadas de su trasero, chocando los muslos.
Con mirada de desgana, la morena Pam, bajo las escaleras mientras de reojo veía como su mami, me daba esas culeadas... fue a abrir la puerta del recibidor.
- Hola Lali!, Hola señora Yanira.- Saludó la niña en la puerta del recibidor a las recién llegadas.
Yanira, la antigua vecina de mis amores, la habíamos contratado como cuidadora de casa, incluso le habíamos preparado un dormitorio para que no viajase hacia su vieja chabola durante la semana, y con ello, su joven hijita también la acompañaba mientras ella hacía las tareas de la casa en el que también la ayudaba.
buenos días señor y señora.- Nos saludó al llegar al salón acompañada de la flaquita de su nena.
Muy buenas Yanira, estoy contigo enseguida- Le respondió Lizbella, encantada de verse pronto dando órdenes a su nueva sirvienta.
Sin ningún rubor, sentada sobre mi, con la minifalda cubriéndole sus piernas, se levantó sacando mi aún empalmada polla, y girándose hacia mi me dice.
- Luego termino contigo,- besándome en los labios y seguido, besando la punta hinchada del pene, ante la mirada de Yanira y su hija.
Lizbella acompaña a Yanira a las tareas necesarias para las labores del hogar, mientras la pequeña Lalita se sienta en el sofá a ver la tele.
Hola Lali, ¿Que tal han ido las clases?- Le pregunto a la adolescente hija de la recién cuidadora de casa.
Pues me fueron medio bien.- intentando aparentar que le costaba aprobar las materias.
En ese momento, bajaba de su dormitorio Pamela, vestida con unas mayas rosas que en principio aparentaban quedarles pequeñas y ajustadas. Notándose su vulva gordita y un top también apretado, de color blanco, haciéndole rebosar sus enormes tetas por todos sus lados.
- Hola Lali....- se tomó unos segundos hasta que dijo... - Hola papá...- Mi nena nunca me llamaba así, siempre era papi, o papito para ella, se le notaba enfadada por lo de antes...
Hacía que no estaba con la flaquita de Laliana casi desde la ultima vez que tuvimos la noche pervertida con mi hija...
¿Sabes que Lalita?- le dije sorprendiendo a la jovencita.
Dígame señor.- me contestó la chica con esa dulce cara.
No puedo dejar de pensar en la ultima vez que tú y mi nena pasamos aquella noche.-
La joven un poco ruborizada no supo que contestar.
- Quizás si te apeteciese me gustaría darte un regalo por lo bien que te portaste...-
De repente sin previo aviso, saltó mi hija como un resorte al escuchar mis palabras e imaginarse mis pretensiones.
- La chingadera de mi papito!!!!... tu piensas que no te oí? Pues que sepas que no quiero saber nada de ti, y que te odioooo!...
Con mirada amenazante mi bien hermosa mulatica, se levanta de la silla junto al lado de donde estábamos Lali y yo y se marcha a su cuarto refunfuñando y enfadada por el supuesto caso de que no le hiciese, como una niña mimada que solo quisiera mi atención.
Siento señor, que no quisiera ser un problema, solo estoy aquí para ayudar a mami con su trabajo...- Responde la dulce joven. Temiendo la reacción de Pam y verla enfadada.
No te preocupes niña, pronto se le pasará. Se como hacerlo.- Le agarro del brazo y la hago sentar junto a mi lado, mientras la joven y flaquita chica me mira avergonzada....
Dime Lali, ¿Quieres que te de ese regalo por lo bien que lo hiciste la otra noche?-
Lo que usted quiera señor.- me responde con la mirada hacia el suelo, incapaz de verme a los ojos.
Se que te gustan mucho los tacos, y que te veas bonita y alta, me lo contó Pam,... ¿Si yo te regalase unos tacos lindos que tú quisieras, que estarías dispuesta a hacer por mi?
Pero señor! Usted me dijo que quería hacerme un presente por la ultima noche que me vio hacer todo con su hija....-
y eso es cierto, pero dime, ¿ Y si aparte de unos tacones también te regalo un conjunto de collar y aretes?-
La chica me mira con cara interrogante y con un gesto que la delataba que ansiaba más regalos, al morderse el labio inferior...
- ¿Y que debería hacer para que me regalases?- preguntando intrigada
Mirando hacia el piso superior, escucho como Lizbella murmulla con la madre de la niña, a la que le encanta mandar, así que calculaba que no menos de 15 minutos estaría ocupada dándole tareas a Yanira...
Y sabiendo la cara de enfado y el orgullo de mi nena mulata, no esperaba que apareciese en un buen rato, mientras se le pasara su enfado en el dormitorio...
Si quieres los tacos que te gustan, debes bajarte tus shorts, junto con tus pantys, y recostarte sobre mi regazo,.... Y eso si, tienes que levantar bien tu trasero, así que pon unos cojines debajo de tu estómago, para que se realce bien ese culito tuyo....-
Pero.... me da vergüenza...- Me responde la joven Laliana.
Asiéndola del brazo, sin dejarle contestar más, la alzó sobre mi, dejándola de rodillas, sobre mis muslos, la adolescente flaquita apenas pone resistencia y se deja hacer,... y con los dedos pulgares, metiéndolos entre la goma de sus pantaloncitos y las braguitas, consigo bajárselas hasta las rodillas...
¿Ves?, el primer paso ya está echo.- Le susurro al oído...
Vale, sigue...- me responde la chiquilla de tez clara pero morenita de sol.
Apenas si pesa 45 kg la dulce hembrita, la subo con mis brazos, y la recuesto boca abajo, con sus caderas sobre mis piernas, introduciendo un cojín bajo ellas, y alzando aún más su culito desnudo, con sus bragas bajadas hasta las rodillas, y mis manos posadas sobre sus nalguitas...
De repente, esperando que nadie bajase al salón en ese momento, escucho a Liz hablándole a lo lejos a la madre de la chicha que estaba ofreciéndome su dulce y sabroso culo ante mi.
¿Pero que coñ....? Apenas pudo articular palabras mi mamita mulata, cuando sin apartar la mirada de mi, mando un recado hacia la sirvienta...
Yani, cariño, empieza a hacer el baño y estoy contigo enseguida.-
Seguro señora Lizbella, me pongo a ello ya mismo.- Le responde la pequeña y regordita , aunque bastante hermosa aún por sus curvas bien pronunciadas, la nueva cuidadora de casa.
Lizbella baja los últimos escalones y se acerca al sofá donde la nena de su sirvienta se recuesta, culo al aire ante mi.
¿Eres un salido que le gustan las jovencitas verdad?- La adolescente Laliana mira con asombro a mi futura esposa con miedo y aprieta los glúteos con miedo a las represalias de la enfurecida mujer...
Prefiero que sea esta chiquilla a mi nena, así que no me armes escándalo y resérvate para tu mujercita esta noche... Sabes que tienes que preñarme, no gastes tu lechita en esta pequeña putita...- Me besa en los labios mordiendomelos, y le da un sonoro azote al culito de la chica, mientras se despide ante nosotros, quitándose el vestido y quedándose en ropa interior para subir las escaleras y estar así atendiendo a la madre de la niña...
Laliana ni se quejó de la palmada que le dio Lizbella, por miedo a que le diría, así que en ese momento supe que podía hacer cuanto quisiera entre los pliegues blanquitos de sus nalgas, al no ser bronceadas por el bañador...
MMMmmmmMmmMm!... - gemía mi nuevo juguetito flaquito.
¿Te gusta como te hago cosquillas?- Le hablo en voz alta, sin miedo a que me escuchen las madres y mi hija...
Si señor! Son muy gustosas.- me responde la jovencita al tiempo que vuelve a gemir.
Amo los culos, los anos, las mollas de los cachetes, los pliegues del trasero, el agujerito marrón de Pam y Liz, y ahora, esa rajita más clara que se veía desde atrás, mojada y apenas a un centímetro, ese hoyito sonrosado y apretado que era el anito de la joven Lali.
- Ahora te vas a ganar bien tu primer regalo,...- le digo mientras le doy unos primeros anotes en sus nalgas torneadas y claras, marcandosele el moreno del bikini alrededor.
Cojo sus manitas y las poso sobre el culo de la nena, junto con mis manos apoyándoselas, le hago abrir bien estirado la raja de su culo, dejando bien abierta su retaguardia, y haciendo que su sonrosado ano se estire.
voy a darme un festín, en este culito tan prieto,- Dejando sus manos abriéndole el culo, Yo subo aún más sus caderas, haciendo que la entrada de su dulce ojete este a solo unos centímetros de mi....
Siii... me gusta esto.... es muy rico.- suelta a decirme la chiquilla con cuerpo y cara de niña
Sus manos separando bien el pliegue de su joven culito y mi lengua repasando las arrugas de su ano.
- Dame más, dámelo, chupamelo bien... me encanta, mama mi anito sucio, se siente bien ricoooo.- Cada vez que me pedía mamarle el culo lo hacía más y más fuerte haciendo pensar que se oiría en el resto de la casa.
Era tan delicioso el sabor de su rosado ojo del culo que ni me lo pensé en meterle la punta de la lengua dentro de él... la hija de la sirvienta era una preciosidad, una muñequita, a la que no me cansaría de lamer y chupar durante horas...
Al pesar tan poco la joven, la subí en brazos sobre mi cara, apoyando sus muslitos en el respaldo del sofá, y volviendo a meter la cara entre sus piernas, y sobre todo relamer la rajita hasta meter la lengua de nuevo en el culo, todo lo profundo que se podía.
Había perdido la noción del tiempo, lamiendo las bondades de esa dulce joven, pasando más minutos de los que pensaba...
La menuda Laliana aún seguía gimiendo y mordiéndose los labios mientras la bajaba de mis brazos para hacer que su dulce boquita mamase mi polla q estaba por estallar...
Pero al tumbarla junto al lado del sofá y alzar la mirada.. observó tres miradas atentas a mi....
Lizbella abrazando a la madre de la niña q me estaba comiendo, con sus manos tapándose la cara y con gesto triste y desesperanzado... y justo detrás de las dos mujeres, apoyada en la escalera, con solo unas braguitas y su enorme pecho al descubierto, a mi nenita Pamela, sonriendo pícaramente...