Inmigrante 11 (Final)
Vine como inmigrante ilegal. Me casé para conseguir la nacionalidad con un contrato por el que podía follarme a cualquiera menos a mi mujer.. Termina el contrato. Se establecen las relaciones futuras
Tras un par de minutos de silencio, al tiempo que me echaba para atrás, dejándole sitio, le dije a Marta:
-Hazme una mamada.
Ella, obediente, se metió entre mis piernas, desabrochó mis pantalones y liberó mi polla, metiéndosela entera de golpe en la boca y sacándola despacio mientras presionaba con los labios y succionaba.
Cuando llegaba al glande, le daba toques con la lengua y recorría el borde.
Mientras tanto, Marga se puso a recoger la mesa. Remoloneó antes de empezar a llevarse cubiertos y miraba con cara de envidia.
-Marga, cuando termines de recoger la mesa y la cocina, vienes aquí, me preparas una copa y esperas.
Marta seguía con el ritmo de sacarse la polla despacio, presionando con los labios y acariciando la punta con la lengua, para, una vez fuera, volverla a meter entera de golpe.
Se detenía, me la pajeaba y volvía a metérsela de nuevo. La humedecía bien con su saliva, volvía a pajearme y seguía chupando.
Enseguida me la puso como una piedra. Siguió ensalivándola bien, recorriéndola con la lengua en toda su longitud, para lamer el glande antes de metérsela de nuevo en la boca hasta que sus labios chocaban con mi pubis.
Tenía orden, al igual que Marga, de ir siempre con falda, en casa sin ropa interior y fuera sin bragas. Por eso me resultó fácil decirle.
-Ponte sobre mis piernas y clávatela en el coño.
Se levantó, colocó una pierna a cada lado, remangó la parte inferior del vestido, dejando a la vista su depilado coño y se la ensartó de un solo golpe.
-MMMMMMM
Emitió un gemido de placer, cortado cuando empecé a besarla, al tiempo que con mi mano en su culo, presionaba para meterle el dedo.
Empezó a moverse con movimientos rápidos y gimiendo sin parar. Llevaba varios días sin correrse y tenía necesidad. Marga había entrado y permanecía junto a la mesa ya despejada.
Marta empezó a gemir fuerte, incluso soltó algún gritito.
-MMMMMMMMM Siiii.
-Aaaaaaaaaahhhhhhh.
Se movía echando el culo hacia atrás y adelante, haciendo que mi polla recorriese bien su coño y rozase su clítoris.
Cambio su ritmo de movimientos, unas veces más rápido y otras más lento, pero cada vez gimiendo más fuerte.
-Mmmmmmmm. Oooooooohhhhhh.
Cuando me pareció que se iba a correr, la hice parar y retirarse, acogiendo la orden con un gesto de disgusto. Ordené a Marga sentarse en el borde de la mesa, abriendo bien las piernas y a Marta que se enculase mirándola y le fuese comiendo el coño al tiempo que se movía para darme placer a mí.
Con mis manos en el culo de Marta, la ayudaba a subir y bajar, aprovechando para darle fuertes palmadas de vez en cuando. La escena era una sucesión de gemidos y suspiros. Asomando la cabeza por un lado, podía ver el coño de Marga totalmente abierto por las manos de ella, mostrando todo su interior y la lengua de Marta subiendo y bajando por el centro.
Mandé a Marta que le metiera dos dedos en el coño y la follase con ellos. Lo hizo al instante y lo que habían sido suspiros y gemidos quedos, se convirtieron en fuertes y claros gemidos de placer.
-Oooooohhhhh. Siiiiii. Cómemeloooooo. No pareeeeess.
Y Marta siguió comiendo y follándola con los dedos. Al poco, Marga se corrió, anunciándolo con un fuerte grito.
-ME CORROOOOOOOO. SIIIII. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH
Mientras se corría, sujetó la cabeza de Marta, pero cuando terminó, la volvió a presionar contra su coño diciendo:
-No pares, puta, que esto no ha acabado y tengo que correrme otra vez.
Observé que cuando Marta bajaba, su nariz quedaba a la altura del clítoris de Marga, y se me ocurrió darle un empujoncito en la cabeza en ese momento, ocasionando que su nariz chocase con él, lo que le producía latigazos de placer que le hicieron cerrar las piernas, obligándome a abrírselas a base de palmadas en los muslos.
A los pocos minutos, Marga se corría, de nuevo, berreando entre grandes espasmos. Yo me encontraba al borde de mi orgasmo, y deduje que Marta lo estaba también, por lo que llevé mi mano a su clítoris y se lo froté con rapidez.
-Ay amo. Me corrooooo Siiiii. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH
Con sus últimos espasmos, le llené el culo de leche. Inmediatamente, les di orden de limpiarme la polla y ambas se esmeraron en se la que mejor lo hacía.
Ambas fueron a lavarse mientras yo me tomaba la copa y hacía tiempo para que terminasen y seguir la juerga en mi cama.
Entonces, coincidió que el niño se puso a llorar y pretendiendo evitar que Ana se tuviese que levantar, fui corriendo a su habitación para calmarlo, encontrándola ya levantada y junto a la cuna. Me dio la impresión de que no estaba calmándolo precisamente.
-Vaya. Lo siento, quería llegar antes de que te tuvieses que levantar tú.
-Gracias, pero no era necesario.
Llevaba un camisón transparente, que puesta de pie, le llegaba justo a cubrir su culo. Se inclinó sobre el niño marcando sus ahora generosas tetas, al tiempo que mostraba su culo desnudo. Solamente con verla así, se me puso dura de nuevo.
Tomó al niño en sus brazos, pero no callaba, se lo recogí yo, le hice un par de carantoñas y se calló enseguida.
-Vaya, parece que todos los de mi alrededor se encuentran más a gusto contigo que conmigo. Hasta mi propio hijo.
Dijo de mal humor.
-¿Tú no te encuentras a gusto conmigo?
-PFFF
Soltó un bufido y se metió en la cama. Yo, acuné al niño que se durmió enseguida y lo acosté de nuevo. Cuando lo estaba arropando, me dijo:
-¿Qué vas a hacer ahora? ¿Te acuestas aquí, te vas a tu cama o todavía no has terminado con ellas?
-Depende de ti. Si quieres que me quede, me quedo, si prefieres unirte y que tengamos una fiesta entre todos, podemos seguir y si no me quieres a tu lado, me iré a mi cama.
-Prefiero que estés conmigo por si el niño vuelve a despertarse por causa de que tiene algún problema. Me sentiré más segura.
Se giró de espaldas a mí, con las piernas dobladas, quedando en forma de cuatro, con el culo sobresaliendo para atrás, dejando sitio libre a su espalda. Yo me desnudé completamente, dejando libre mi erección deseosa de posicionarse en su culo. ¡Qué tontería! El que estaba loco por puntearle el culo con la polla era yo. En mi cabeza no cabía otra idea.
Me situé tras ella. Su posición dejaba el culo libre, con el borde del camisón en los riñones. Presioné con mi polla en el punto de su culo donde cayó, con intención de llegar a su ano y empujar, pero ella levantó su pierna y mi polla resbaló hasta entrar directamente en su coño, que estaba totalmente empapado.
Con eso me confirmó lo que pensaba. Quería sexo. No en vano llevábamos varios meses follando todas las noches y obteniendo tres o cuatro orgasmos por noche, por lo que confiaba en que lo echase de menos.
-Mmmmmmmm
Su gemido fue la respuesta a mi intrusión. Metí mi pierna entre las suyas, quedando a caballo sobre la inferior para hacérsela estirar, y le hice doblar más la superior. Con esto me dejaba su culo y coño a mi disposición cuando me incorporé, quedando a caballo sobre la pierna inferior.
Mi polla seguía en su coño y empecé a moverme despacio. Sus gemidos aumentaron en intensidad y frecuencia. Estaba muy mojada y cada vez soltaba más flujo. Ensalivé bien mi dedo medio y se lo metí por el culo.
-Ooooooohh
Un gritito de sorpresa y más gemidos de placer. Con el dedo, presionaba la pared contra su coño, haciéndonos sentir a ambos un mayor roce, a ella en su punto “G” y a mí a lo largo de toda mi polla.
-Joderrr. ¿Qué me estás haciendo? Ooooohhh. Qué gusto
Le saqué el dedo para humedecerlo más y añadir un segundo.
-Nooooo. No lo saqueesss.
Pero cuando le metí los dos y presionaba mejor, cambió a pedir que no parase.
-Siiii, Jomo, no pareeeess. Me voy a correeer. Siii. Siiii. Me corrooooo.
Su orgasmo fue fuerte. Intentaba mover sus piernas para hacer más presión, pero las mías no le dejaban hacerlo.
Cuando se relajó, la coloqué boca arriba y me puse a comerle el coño hasta que se excito nuevamente. A partir de ese momento, le metía dos dedos, la masturbaba un poco, lo dejaba para comerle el culo, volvía a su clítoris, de nuevo dos dedos, etc.
Estuve mucho rato excitándola pero sin dejarla llegar. Ella me pedía constantemente que se la metiese y la dejase llegar al orgasmo. Como no le hacía caso, intentaba presionarme la cabeza, sin conseguir su objetivo, lo que la cabreaba y me respondía con puñetazos en mi espalda.
Por fin, me cansé del juego, me puse de rodillas entre sus piernas y me pajeé un poco, no para que se me pusiese dura, que ya lo estaba, sino para provocarla a ella. Luego la puse a cuatro patas y se la clavé en el coño.
La estuve machacando a todo lo que pude, mientras ella gritaba y berreaba con la cabeza metida en la almohada. Se corrió por lo menos dos veces y detrás de la tercera, se la saqué y me corrí yo sobre su espalda, después de masturbarme un poco.
Me dejé caer a su lado, al tiempo que ella estiraba las piernas y quedaba boca abajo, cubrí nuestros cuerpos con la ropa de cama, vi que el reloj marcaba las tres de la madrugada, recordé que me levantaba a las cinco, y nos quedamos dormidos inmediatamente. Por lo menos yo
Pasó cerca de un mes hasta que nos volvió a citar el notario, siguiendo las mismas costumbres que hasta entonces. Comparecimos Ana, el abogado, los dos niños y yo. Nos sentamos frente a él, Ana en el centro, con Beatriz en sus brazos, a un lado el abogado y al otro yo con Javier.
-Bien, tengo aquí los resultados de las pruebas de ADN que confirman la paternidad de ambos sobre los niños…
Se los quedó mirando un momento, viendo que ambos tenían el pelo negro y rizado, además, Javier tiene la piel muy blanca, y Beatriz un blanco más oscuro, que cuando le da un poco el sol, consigue un color moreno suave precioso.
-¿Son estos los niños? –Preguntó.
-Sí, son estos. –Contestó el abogado.
Siguió mirando un momento más, algo extrañado, pues casi parecían más que eran adoptados que propios, y por fin, emitió un ¡Humm! Y siguió con el protocolo y, puesto que se habían cumplido las condiciones con creces, nombró heredera a Ana con todos los derechos. Firmaron los documentos correspondientes y nos marchamos. A la salida, el abogado comentó la extrañeza del juez al ver la diferencia entre los niños y los padres, lo que nos hizo reír a todos.
Por la noche, como las anteriores, nos juntamos a cenar los tres y al terminar, fui yo quien sacó el tema:
-Ana, creo que es el momento de tomar una decisión sobre si seguimos aquí los tres o nos separamos. Sí que quiero advertirte, que esté donde esté, yo seré quien gobierne, sea en tu casa o en la mía. En ningún caso seré un mandado que haga lo que le digan.
Tras un momento de silencio, Ana dijo:
-¿Sigues pensando en mantener nuestro matrimonio?
-Por supuesto
-¿Y si conoces a otra y te enamoras?
-No te puedo contestar a eso. Te puedo decir que si conozco a otra, es fácil que pase por nuestra cama. Lo de enamorarme… te lo diré cuando ocurra. Ahora no soy capaz de sopesar pros y contras.
-Creo que seré capaz de llevarlo.
-Eso es un sí.
-Sí
-Marga, por favor, retire y limpie la mesa. Marta ponme a tono a Ana y desnúdala.
Mientras Marga recogía, Marta fue hasta Ana e, inclinándose sobre ella, se puso a besarla. Al principio, se resistió, pero pronto sucumbió al beso, por lo que Marta empezó desnudarla.
Sin dejar de besarse, ambas mujeres fueron desnudándose la una a la otra, y a una indicación mía, consiguieron llegar hasta la cama, dejando un rastro de prendas por el camino. Yo también las seguí, desnudándome. Ya en la cama, Ana quedó debajo y Marta encima. Ana cerró sus manos sobre los generosos pechos de su amiga y acarició sus pezones.
Marta lamía su cuello y orejas mientras bajaba hasta sus pechos para lamerlos. Yo metí la cabeza entre las piernas de Marta hasta llegar al coño de Ana y me puse a lamerlo.
Cuando Marta sintió mi cabeza bajo su coño se puso a frotarlo con ella, lo que hacía que mi boca presionase más sobre Ana y recibiese un roce más profundo. Marta se corrió rápidamente, mojando mi pelo con su corrida. Eso me cabreó y me retiré de Ana, que pedía más y más, ordenando a Marta que le comiese el coño, mientras me levantaba y tomaba el cinturón de mi pantalón para darle unos correazos en el culo.
-ZASSS
-Toma, puta. Te voy a enseñar a correrte cuando debes y a ponerme perdido con tus corridas de cerda.
-Gracias amo, por corregirme.
-ZASSS, ZASSS
-¡No te he dicho de deje de comerle el coño!
-ZASSS
-GGNNISS MMO PEM CORMMME
-ZASSS
Apareció Marga, que había terminado sus labores y la mandé desnudar y poner el coño en la boca de Ana, que la recibió con la lengua fuera. Seguí dándole golpes hasta que se le puso el culo tan rojo que daba la impresión de que iba a destilar sangre.
Pedí a Ana que se diesen la vuelta para colocase ella encima y con el culo hacia mí y cuando estuvieron en posición, hice que Marta metiese la cabeza para lamer el coño de Ana desde abajo.
Yo me coloque detrás y penetré a Ana por el coño, sintiendo la lengua de Marta que nos recorría desde su clítoris a mis huevos cuando la tenía totalmente empalada. Excepto Marta, que se quejaba de dolor en el culo, los demás solo gemíamos de placer o gritábamos pidiendo más y más.
-Siiii. No pareeees. Massss. –Eran las palabras que más sonaban.
Los movimientos de Ana y sus gemidos, me dieron a entender que había tenido varios orgasmos, Marga lo anunció dos veces gritando con fuerza:
-Ooooohh ME CORROOOOO.
Estaba ya apunto de correrme yo también, cuando Ana tuvo otro más. Saqué mi polla, anunciando mi corrida, y le dije a Marta que me la chupase. Ana se dejó caer y yo tras ella, metiéndosela a Marta directamente en la boca y después de follársela un par de veces, se le metí hasta la garganta y me corrí, tragando todo y dejándomela bien limpia.
-¡A vuestras habitaciones! –Ordené a Marta y Marga.
Obedecieron rápidamente, mientras le decía a Ana de ir a la ducha.
-No, Jomo, por favor. Estoy que no me puedo mover.
-Venga, gandula, a la ducha.
Y la tomé en brazos metiéndonos los dos. La estuve enjabonando por todas las partes, pasando bien por sus tetas y coño, mientras ella me decía:
-No, Jomo, por favor. Estoy muerta. No puedo más.
Por fin aclaré nuestros cuerpos, le puse su bata de baño sin soltarla y luego me puse la mía, la volví a llevar a la cama y me puse a frotarla para secarla.
-No, Jomo, por favor. Déjame descansar. No puedo más.
-Pues sí que estamos bien. El primer día de nuestro matrimonio oficial y ya no quieres follar. Estábamos mejor antes con el contrato.
No sé si me oyó, pues a lo que me di cuenta, estaba dormida.
De esto han pasado ya cinco años. Hemos tenido una niña más que ahora tiene cuatro. Los mayores son muy inteligentes, según nos dicen en el colegio y la pequeña no parece que se quede atrás. A mí me gustaría que se dedicasen a la medicina cuando fuesen mayores, pero eso es adelantar mucho.
Marta me pidió un hijo, que también es niña y ahora tiene dos años, la atienden entre Marta y Marga, que está encantada. A mí me gusta jugar con todos ellos y a ellos conmigo.
Ana me confiesa muchas veces que es muy feliz. En la cama, unas veces estamos solos y otras los cuatro. Nos entendemos bien, mantienen las distancias y obedecen en todo.
Los negocios, tanto los míos como los de Ana van lo bastante bien que se puede en estos momentos de crisis.
Y ya no me considero un inmigrante.
Gracias por sus comentarios y valoraciones. También pueden escribir a amorboso arroba hotmail punto com
Muchas gracias también a quienes habéis leido mis relatos.