Inicios Voyeur

El comienzo de un joven por el placer de observar a sus primo mientras despacha a sus amiguitas.

Esta es una historia, tal vez una como tantas, se desarrolla en un pueblo en medio de la modernización. En el que apenas una cuantas casas llegan a tener un televisor el cual por la zona solo recibe (y con pésima señal) un par de canales. Un pueblo en el que todos se conocen y nada queda en secreto. Las mujeres aun están sometidas a una educación machista. Muy pocas llegan a tener una educación básica completa por el machismo y por la falta de recursos económicos.

En medio de toda esta pobreza monetaria, educativa y cultural creció Juan, el es un joven inteligente, apuesto, de piel morena, cabello negro al igual que sus ojos, fuerte por el trabajo en el campo. El acaba de regresar de la capital, donde estudio la preparatoria y un pequeño curso que lo preparo para ser maestro. Y a regresado a su pueblo para tomar un lugar en la escuela, junto a otros cuatro maestros. Durante su estancia en la ciudad, estuvo viviendo con un primo que años antes había emigrado a la ciudad, donde vivía cómodamente con lo justo para darse algunos lujos, no ganaba mucho, pero como vivía el solo, no tenia demasiados gastos, en fin, tenia novia, una verdadera belleza capitalina, que sin quitarle merito a las mujeres más bellas del pueblo, dejo boquiabierto a Juan. Y el muy casanova de su primo se daba el lujo de tener algunas otras amiguitas (algunas igual de bellas que su novia, otras más y otras un poco menos, cada una tenia lo suyo), que seguido lo visitaban en su departamento.

Juan se sorprendió por esto, pues en el pueblo un caso de infidelidad era castigado hasta con la muerte en la mayoría de los casos por el padre de la engañada o familiares o por manos del espeso a la infiel. Pero fue comprendiendo poco a poco que en la ciudad las cosas eran muy diferentes. Varias veces en la noche mientras escuchaba a su primo atendiendo alguna de sus amantes o novia, pensaba que en realidad era lógico, pues su primo era bastante guapo y nada tímido. Durante todas las noches de función sexual sonora, en Juan se le fue arraigando un gusto por escuchar a su primo y sus amantes mientras tenían sexo: el golpeteo de la cabecera contra la pared, los gemidos –siii, siii dámelo Julio, así, así, dame más, mótelo, dame duro-.

Y más tarde a espiarlos, una noche, en la que se encontraba atendiendo Julio a Sandra, una bella tapatía (de Guadalajara, México) una morena de ojos de color gris, cabellos castaño oscuro, edecán de un salón de fiestas, de formas perfectas, senos perfectamente grandes (96 cm.), cintura delgada (62 cm.), caderas perfectas, anchas acompañadas de una cola de grandes nalgas redondas, firmes y orgullosamente paradas (99 cm.). Toda una digna representante de Namah (consulten mitología de la región Mesopotámica).

En fin, esa noche Juan, consiente de la mujerona que se estaba echando su primo, no aguanto más, después de una hora escuchándola rogar por que se la meta más duro y más adentro, decidió salir al pasillo, encontrando para su perdición, la puerta abierta y con la mejor vista, en primera instancia el perfecto trasero de Sandra, que estaba en cuatro sobre Julio, quien la agarraba fuertemente de las nalgas y la bombeaba desde abajo realmente rápido y fuerte, como en las mejores películas Hardcore, escuchando el fuerte chasquido del vientre de Julio al chocar con el bajo vientre y la parte interna de los muslos e ingles de Sandra, viendo el temblar de sus muy firmes nalgas a cada estocada, lo que hacia testimonio de lo fuerte que eran las arremetidas de Julio, también viendo el bamboleo de sus senos y como se sacudía su hermosa cabellera y su – Ah, Ah, Ah, Ah – a cada estocada, que eran como mínimo 4 por segundo.

Ahí estaba Juan, en cuclillas sosteniendo la puerta por si se habría más y para no perder el equilibrio, pues las formas de Sandra y sus gemidos lo tenían embriagado.

Ahora cambiaban de posición, quedando Sandra recostada sobre su espalda, con la cabeza en la orilla de la cama, abierta de piernas a más no poder y descansando los tobillos sobre las nalgas de Julio, y con Julio en medio de ellas, dejando caer todo su peso en su abdomen, para darle más poder a sus embestidas, manteniendo su cuerpo erguido con los brazos.

Así duraron como cinco minutos hasta que Juan noto como su primo se quejaba y notaba como todo su cuerpo se contraía tratando de enterrarse más en la concha de Sandra, que se retorcía en mares de placer bajo el cuerpo de Julio. El cual, mientras se desplomaba cansado por la tremenda cogida que le dio a Sandra, vio a su primo observándolos desde la puerta, sorprendiéndose al principio y sonriendo al final, Sandra dándose cuenta de esto, también miro hacía la puerta notando a Juan y de igual manera sonrió sin ningún pudor y le mando un beso.

Juan sorprendido por todo esto solo pudo escapar a su cuarto, sentándose en la cama pensando en todo lo que acababa de pasar, y tratando de imaginar lo que pasaría después

NOTA: Para los que siguen esperando la continuación de Paula, lamento informarles que voy a tardar en continuarla, pues la basura esta, que tengo por computadora se descompuso y tuve que formatearla, llevándose al carajo todos los relatos que tenia ya escritos y por terminar, como Paula 2 y Violada por un Fantasma 2. La verdad es que tratar de recordar lo que ya había escrito me da coraje y enojado no se puede hacer nada bien, espero me comprendan.