Inicio en el nudismo y los intercambios familiares
De como unas vacaciones familiares, circunstancialmente van desembocando en el nudismo y los intercambios familiares liberales de una forma que jamás pudimos imaginar.
Somos un matrimonio chileno, alrededor de los 40 años, mi marido 42 y yo 39, con una hija en esa edad en la que empiezan a fijarse los hombres en ella, y que sin buscarlos ni darnos cuenta de ello, nos hemos visto en una situación, que quizás muchos imaginen, pero pocos habrán hecho realidad.
Nuestro comienzo en realidad, fue ya en nuestra propia casa, en la que como tantas otras familias en las que los padres tienen a su hija durmiendo en su cama, y que de pronto, ella de forma instintiva, empieza a echarle mano al pene de su papá que tanto las llama la atención y se quedan fascinadas de ver y sentir como va creciendo en su mano, poniéndose duro de tal forma que no pueden abarcarlo en su mano.
Esta situación, es lógico que excite a sus papás y produzca morbo en sus mamás, en muchos casos, y vayan produciéndose diversos avances al ver la nena que sus papás no la dicen nada y que incluso se divierten con ella al ver su atrevimiento.
Así sucedió en nuestro caso. Yo en principio miraba como lo hacía, mirándome ella también, como buscando mi aprobación y sabiendo ella en su interior que se estaba apoderando de algo íntimo que pertenecía a su mamá y que ella necesitaba permiso para hacerlo, encontrándolo de una forma tácita en nuestra actitud dejándola experimentar libremente su curiosidad.
En esos momentos, se convierte en un juguete fantástico que eclipsa a todos los demás, porque aparte de manejarlo con sus manos, empiezan a experimentar unas sensaciones nuevas para ellas en su interior, sintiendo la necesidad de acariciarse o ser acariciadas, de tocar ellas también su intimidad y abandonarse al placer que las produce, sorprendiéndose con la llegada de su primer orgasmo como culminación de estos juegos.
En el caso de nuestra hija, esto se produjo cuando ya excitada de tanto mirar, me animé a participar con ella en estos juegos, a disfrutar de ese pene tan adorable que teníamos en nuestra mano, de besarlo, lamerlo, darle besitos, darnos besos entre nosotras buscando nuestras lenguas, aumentando así nuestro deseo y cuando mi mano acariciaba su empapada vagina, ya la faltaba poco para explotar entre mis dedos en el primer orgasmo de su vida.
Cuando se produce algo así es lógico querer repetir y repetir hasta no poder más, buscando estas nuevas sensaciones que tanto nos agradan y se van produciendo los avances de forma natural, buscando ella, de forma instintiva el contacto de su vagina con ese pene que tanto adora, aumentando, más si cabe, su placer al rozarse íntimamente hasta tal punto que parece por momentos querer entrar dentro de ella esa polla buscando camino entre su cada vez más abierta vagina buscando hacerse mujer.
Esa primera penetración es sublime en toda mujer, nos sentimos rotas, invadidas en una intimidad que desea ser poseída, un torrente de placer que desborda nuestro cuerpo y nos hace sentir en el cielo entre gemido y gemido.
Disfrutar como vive ese momento tu hija es lo más maravilloso del mundo, como bien saben algunas madres que lo han experimentado, y supongo que una sensación única para un padre que tiene la dicha de alcanzar una experiencia tan insuperable como esta.
Esas primeras eyaculaciones compartidas en la boca de ambas, y ese chorro de placer caliente que inunda su recién estrenado coño al sexo.
Así fueron pasando los días, con la necesidad de estar los tres juntos, de noches interminables de sexo y placer, de buscarnos mutuamente para satisfacer esa necesidad antes de dormir, de esos encuentros femeninos cuando nuestro hombre de la casa se queda vacío de semen y necesita un descanso, y de nuestros juguetes sexuales que calman esos momentos.
Ese verano, las vacaciones serían distintas a las de otras veces, una cama matrimonial para los tres y abandonarnos en un lugar extraño, ajenos a la miradas inquisidoras o murmurantes.
Cuando llegamos al Hotel, nos comentaron que había una playa nudista cerca, por si nos apetecía ir. Nosotros estábamos acostumbrados a estar desnudos en casa en muchas ocasiones y ya habíamos estado en playas nudistas mi marido y yo hacía tiempo, pero desde que nació nuestra hija, no habíamos vuelto a ir. La preguntamos a ella si la apetecía ir y nos dijo que no la importaba, además ahora, en su nueva situación, se sentía segura de su desnudez y no la afectarían esas miradas que suelen intimidar a otras chicas nudistas de su edad que suelen pasar una época mala, abandonando algunas de ellas el nudismo temporalmente, aunque luego, lo retomen más adelante.
Al estar en la playa nos dimos cuenta de que había mucha gente del Hotel y nos llamó la atención como los hombres al pasar, sí que se fijaban en nuestra hija y la echaban miradas de deseo, sobre todo los más maduros.
Al lado de donde estábamos, había otra pareja, con una hija también, aunque nos pareció mayor que la nuestra, y al oírles hablar en francés y por su aspecto físico, nos dimos cuenta de que eran extranjeros, mirándonos insistentemente y especialmente a nuestra hija, por lo que le comenté a mi marido:
.- ¿Te das cuenta de cómo miran a Lorena?
.- Sí, ya me he fijado. No pensaba que la fueran a mirar tanto ya.
.- Tú tampoco le quitas ojo a la hija de ellos.
.- Es que está tremenda con esos muslos que tiene y esas tetas tan grandes casi como las de su madre, a pesar de ser poco mayor que Lorena, pero está muy rica.
.- Pues ya ves que la tuya también debe estar muy rica para los demás.
.- Bueno, es lógico, Aunque Lorena es más delgadita y aparenta menos edad, es muy guapa con un cuerpo muy bonito y llama la atención de los hombres.
En ese momento, nuestra hija se puso encima de su padre para jugar con él, dándole besos y poniéndose mimosa de una forma que a los ojos de los demás pudiera parecer que se estaban metiendo mano, lo que a mí me daba cierta vergüenza, porque la gente se fijaba más y tenía miedo de que pudieran decirnos algo, porque además, la erección de mi marido era evidente, pero todos siguieron a lo suyo, como si fuera algo normal.
Como llegaba la hora de comer, nos fuimos al Hotel y por la tarde, al volver a la playa, nos volvimos a poner en el mismo sitio de antes y allí seguía la familia francesa en el mismo lugar, por lo que al vernos llegar, nos sonrieron, como si se alegraran de que hubiéramos vuelto, siguiendo observándonos continuamente, lo que ya se hacía un poco incómodo para mí, tanta mirada, pero quizás sería también porque Lorena estaba un poco revoltosa poniéndose encima de su padre continuamente, por lo que la dije que nos fuéramos a bañar para dejar un poco tranquilo a su padre, pero yo luego me quedé en la orilla mientras ella se metía un poco en el agua, y al momento veo a la mujer del matrimonio francés a mi lado, que también se había acercado con su hija para bañarse, poniéndose a hablar conmigo:
.- A vuestra hija se la ve muy bien con su padre (con acento francés, dejándome un poco desconcertada por lo inesperado de la conversación).
.- Sí, ya sabes cómo se ponen estas crías de mimosas con los papás.
.- Como la nuestra, a su edad todo el día encima de mi marido también, y en casa no había forma de echarla de la cama, por lo que muchas veces se quedaba dormida con nosotros.
.- Normal, eso les pasa a casi todas creo.
Yo notaba que ella seguía tanteándome, por el tipo de conversación, pero yo intentaba disimular……., continuando con su interrogatorio más bien íntimo:
.- A la tuya también, claro. ¿Y cómo os arregláis parar tener las relaciones íntimas?
.- Pues aprovechamos cuando se queda dormida.
.- Así hacíamos nosotros también, pero a veces se despertaba y nos veía.
.- Sí, ya nos pasó alguna vez eso a nosotros también, menudo apuro, no sabe una que hacer en esa situación.
.- Nosotros seguíamos igual aunque mirara, porque no nos íbamos a quedar a medias.
.- Sí claro, a ver quién se para cuando estás casi a punto.
Yo seguía la conversación un poco sorprendida de verme hablando esas cosas con una desconocida, pero la señora era muy agradable y natural y no me sentía incomoda hablando de nuestras intimidades y ella siguió preguntándome:
.- ¿La vuestra ya se ha animado a participar con vosotros?
Yo había oído muchas cosas sobre las familias liberales que frecuentan estas playas y empecé a sospechar que ésta era una de ellas, por lo directas de sus preguntas, intentando averiguar si nosotros lo éramos también, así que me decidí a hablar claramente con ella, porque nunca me había visto en una situación así y me podía la curiosidad:
.- Si, ya sabes, muchas veces se acaba metiendo por el medio también.
.- Me imagino que la tuya no se podría aguantar y habrá empezado a tener sexo con vosotros, como nos sucedió a nosotros. La nuestra empezó cuando era como la tuya, por eso me he atrevido a hablarte, porque os mirábamos y me dijo mi marido que le recordabais a nosotros cuando empezamos y nos preguntábamos si habríais hecho las mismas cosas.
.- Sí, al estar en esa situación es inevitable ir a más. La nena se calienta mucho y no veas como se pone su padre.
Mientras tanto, nuestras hijas ya se habían hecho amigas y jugaban en el agua, no faltando tampoco quien se acercara a ellas intentando meterse en sus juegos para aprovechar a manosearlas todo lo que pudieran.
.- Mira, ya está uno a su lado queriendo hacerse "amigo" de ellas.
.- Sí, chica, que rabia, siempre igual, cuando las ven se vuelven locos, sobre todo los más mayores..
.- Fíjate como le miran ellas, seguro que ya se las está enseñando toda dura, pero no lo veo bien desde aquí.
.- Seguro, ya me lo comentó mi hija alguna vez, que hasta las invitan a tocarla y entonces ellos aprovechan también, claro. A veces, a la mía se la llevan con ellos un rato, y ya puedes imaginar lo que la hicieron.
.- Sí, se aprovechan para sacarse la calentura, pero bueno, en estas circunstancias, es normal.
.- Ya se está haciendo tarde, así que voy a llamarla para irnos.
.- Sí, mejor ahora, antes de que se calienten demasiado, que ya tendrán tiempo.
Luego, después de cenar, nos volvimos a encontrar. Ellos estaban sentados en el salón del Hotel, su hija con un bonito bronceado, tenía un pantalón cortito y con las piernas cruzadas resaltaban sus maravillosos muslos, que sin duda, atraían la mirada de la gente, no haciendo de menos a su mamá que también enseñaba sus muslos más gruesos y contundentes que los de su hija, y al vernos, nos saludamos y ya nos presentamos todos sentándonos con ellos para hablar y tomarnos algo, continuando nuestras conversaciones con total confianza de lo más íntimo, hasta que nos propusieron subir con ellos a su habitación, para invitarnos a beber un licor de su tierra que nos dijeron que tenía poco alcohol y que podían beberlo nuestras hijas también. Estaba muy dulce, por lo que bebimos más de la cuenta y a las crías empezó a hacerle efecto también, empezando a surgir comentarios y bromas más atrevidas entre nosotros.
En la habitación del hotel sólo había la cama y un sofá en un espacio reducido y allí estábamos los 6 sentados entre la cama y el sofá.
Nuestras hijas, hablando de lo suyo, se fueron haciendo más amigas y nos dijeron que querían dormir juntas. Entonces, nuestro amigo francés nos propuso que nuestra hija se quedara a dormir con ellos en la habitación, todos en la misma cama, pero lógicamente dijimos que no nos separábamos de ella y que tendríamos que dormir todos juntos entonces.
Entonces su mujer dijo:
.- Buena la vamos a armar todos juntos en la cama.
.- Nosotros no tenemos experiencia de estar con otras familias.
Y así fue como empezaron a contarnos:
.- Para nosotros no sería la primera vez, porque ya hemos estado así con otras familias.
Nos quedamos muy sorprendidos y ya os podéis imaginar cómo nos pusimos de encendidos al imaginarnos todo eso, y fue cuando nos propusieron el intercambio familiar, al que casi no pudimos ni negarnos ya en ese momento, y al quedarnos un poco paralizados sin podernos creer lo que nos estaban diciendo, nos acabaron convenciendo de que sería una experiencia maravillosa y sin compromiso, porque ellos se volvían a su país al día siguiente y seguramente no nos volveríamos a ver.
En esos momentos de tanta excitación, poco había que decir, porque mi marido no paraba de mirar a la hija de ellos, hecha ya toda una mujer a pesar de su edad, con unas formas y unos pechos que dejaba casi a la vista con su escote.
Ellos se notaba que tenían más experiencia que nosotros en estas situaciones, porque el otro papá no desaprovechaba el momento de decirle cosas a nuestra hija y acariciarla donde podía, sin que nuestra hija se sintiera incomoda con ello, mientras su mujer no paraba de tontear con mi marido, encima provocándole con su hija, de lo linda que era y que si no le gustaría cogérsela, abriéndola ella misma la blusa que llevaba puesta, para enseñarnos los pechos de su hija, mientras le decía:
.- Mira, tócalos, verás que duros los tiene, así se le van a poner a tu hija también.
El otro padre ya tenía en sus brazos a nuestra hija, dándola besitos, quitándola toda la ropa y cuando dejó al descubierto su pelada vagina, exclamó entusiasmado, diciéndonos que era bellísima, acariciándola suavemente con sus dedos, mientras ella se abandonaba plácidamente a sus manoseos.
Su mujer me dijo al oído que le enseñara el pene de su marido a mi hija y que lo disfrutáramos entre las dos, así que le quité el pantalón mientras mi hija me miraba con cara de sorpresa, por atreverme a hacer eso con el padre de su amiga y mostrárselo bien sujeto todo duro pareciendo de mayor tamaño que el de mi marido, que era lo que tenía a mi hija más entusiasmada al acariciarlo con su mano.
Él se tumbó en la cama y puso a mi hija encima con sus piernas abiertas sobre su cara para ponerse a lamerle su coñito, mientras ella y yo compartíamos su espléndida polla lamiéndosela a dúo, hasta que yo no pude más de la excitación y fui la primera en ponerme encima de él para follármelo con desesperación disfrutando como una loca abrazada a mi hija mientras seguía ofreciendo su coño a nuestro nuevo hombre.
Aunque yo estaba más pendiente de lo mío, también pude fijarme que mientras tanto, en el sofá, mi marido ya tenía encima de él a la hija de nuestros amigos, disfrutando muchísimo también de ella, porque la verdad es que tenía un cuerpo precioso, apetecible a más no poder, sobre todo esos pechos que tenía, los que yo también pude degustar después, haciendo un trío lésbico con su madre, lamiéndonos todas por todos lados, para al final unirse también mi hija a la fiesta, ante la mirada divertida de nuestros hombres que estaban descansando un poco para recuperarse.
Cuando llegó el momento de que nuestro amigo penetrara a mi hija tuve algo de temor, por el tamaño de su pene, pero él sabía bien lo que hacía y a mi hija en ningún momento la dolió, aunque fue tremendo para mi ver como entraba todo eso dentro de ella, disfrutando muchísimo con ello. Él me confesó que ya había penetrado a más como mi hija y que no había tenido ningún problema porque primero las preparaba muy bien, incluso con lubricante si hacía falta y que con eso entraba todo nos decía.
Mi hija estaba ansiosa por recibirle y abrió las piernas todo lo que pudo, dejando que ese nuevo pene fuera entrando poco a poco dentro de ella, sintiendo cada centímetro que iba desapareciendo en su interior, empezando un creciente bamboleo que iba arrancándole un gemido tras otro, cada vez más fuertes, hasta que un gemido final más largo nos delató el intenso orgasmo que había tenido, que casi la deja sin respiración y con la boca abierta a todos nosotros por lo intenso y morboso que había sido todo.
Mi marido, anteriormente también había tenido su momento de disfrute pleno, cuando la mamá y la hija se colocaron una encima de la otra, ofreciéndole sus coños, para que fuera introduciéndose en ellos alternativamente, follándolas hasta que se fue corriendo varias veces en ellas.
La familia francesa, en todo momento, nos hicieron sentir muy cómodos, y la sensación que tuve fue de puro morbo, como si lleváramos haciendo eso toda la vida, yo sentí mis orgasmos como más intensos, viéndome penetrada por otro hombre delante de mi marido, que aunque él estuviera a lo suyo, sí que me echaba alguna mirada de vez en cuando y mi hija, claro, encantada y dispuesta a repetirlo las veces que haga falta. Se fue convirtiendo en una buena viciosilla.
Cuando terminamos, ya más relajadas, pregunté a nuestra amiga:
.- Nos dijisteis que habíais estado con más familias. ¿Tenían hijos varones alguna de ellas?
.- Si, claro, hemosestado con varias así.
.- ¿Y qué tal? Debe ser delicioso, ¿no?
.- Pues sí, imagínate, para nosotras disfrutar de esa experiencia es algo maravilloso.
.- Aunque sus madres normalmente ya les han sacado sus primeras leches, lamerles eso está riquísimo, les sale disparado en tu boca y en cuanto te la ponen en el coño, ya se te derraman dentro, pero al momento, durita otra vez, jeje.
.- Ojalá llegue yo a disfrutar de eso también.
.- Claro, mujer, ya verás como sí. Aquí mismo debe haber más familias que lo hacen. Mi marido escuchó decir a otras como las nuestras, que ellas lo que querían era una polla. Fíjate como están, y te aseguro de que la tendrán.
Al día siguiente ya se marchaban a su casa y nos despedimos con mucha lástima, al menos por nuestra parte, porque nos habían abierto las puertas a un mundo maravilloso, en el que pensamos continuar.