Inicio de bodas....(5)
Sensaciones en la noche de bodas
Más que sensaciones es un estado. O quizás son ambas cosas. Intento verme desde los ojos de Laura, desde los sentimientos que tiene que estar viviendo.
Y antes que pueda darme cuenta, me encuentro con otra polla en la boca. Esta vez con la mirada al frente, dentro de las posibilidades que me ofrece la posición en la que me encuentro, con la cabeza justo por debajo de la mirada de mi mujer.
Alguien manipula las cadenas con penden de mi cuerpo: la de los testículos hasta los tobillos, los pezones hasta la mesa y la del collar hasta la silla. Y una nueva que se une del consolador hasta la pata de la silla. Mientras la polla no para de entrar y salir de mi boja a su antojo, con la vida y el ritmo que impone su dueño.
He perido la cuenta de los penes que he mamado esta noche, de los que me han poseido y hecho que saboree su semen. Con eso solo me hubiera bastado para cenar, a pesar de la sensación biscosa y tibia que se ha estrellado contra mi paladar y que he degustado a su paso por mi garganta. Y eso sin contar con lo que se ha desperdiciado al caer al suelo o sobre mi cuerpo.
En esas estoy, dándole vueltas una vez más a mi falta de reacción y al por qué no digo nada ni opongo resistencia cuando Laura empieza a domarme más con cada una de sus palabras.
-Espero que te haya gustado cómo hemos dejado el local. Como has podido comprobar, no hay puertas en los servicios. Cada reservado tiene argollas en las paredes para colgar de ellas no que me apetezca, tanto tuyo como de otros. Y eso sin contar lo que posiblemente no te hayas dado cuenta. Mañana, esto volverá a ser un restaurante como otros tantos. Y todo gracias a ti, cariño. Por lo que querías estar en esta situación.
Esta vez, la polla sale sin correrse, sin haberse vaciado en mi. Mi esposa hace otro gesto con la mano y se acerca una camarera. Trae un pequeño mando, con un solo pulsador. Se lo ofrece y deja que las desnude, dejándola solo con el tanga puesto, mientras Laura permance sentado, observando las curvas de las caderas de la chica. Hace que se suba sobre la mesa, apoyando los pies en mis hombros y acercando su sexo a mis labios. Me quedo sorprendido. No sé qué hacer, lo que quiere Laura. Si es una provocación o si es lo que espera que haga.
La excitación me puede y saco la lengua, acercandola a su sexo. Pero en ese momento la chica se retira, hacia atrás, provocando que alargue más la lengua ansiosa por saborearla.
-Imaginaba que estabas así de ansioso cielo. ¿Quieres probarla?. ¿Quieres sentir cómo sabe otra mujer?-No respondo. Soy incapaz de hacerlo. Solo estio del collar, de la cadena hacia en manjar que me ha ofrecido. Y cuando relajo el gesto, vuelve a acercarse hasta que me llega el aroma de su esencia. Y vuelve a retirarse.
De repente una suave vibración recorre todo mi cuerpo, desde los pies hasta los pezones. Me que un instante parado. Laura se acerca a mi, por detrás y me susurra: "bien, esto es algo más que seguro que no esperabas. Además de que no puedes saborear a ninguna otra mujer, salvo a mi y en la forma que yo quiera, vas a tener otras cosas que vas a tener que cumplir". Dicho eso otra vibración me recorre entero.
-Todas las partes metálicas que salen de tu cuerpo estan unidas a un cable conectado a una regulador de corriente. La intensidad de la descarga depende del tiempo que mantengo este pulsador presionado-me lo enseña-. Y eso puede hacer que pases buenos instantes o un rato de mucha tensión-vuelve a presionarlo. Esta vez es algo más que una vibración. Empieza a tensarse el cuerpo. Y para de repente-. Con lo rico que estás asi cariño. ¿Quién iba a decirte que estarías así en tu noche de bodas, verdad?.
-Sí Laura, desde luego no esperaba tantas cosas y menos esto. Pensaba que no habías hecho demasiado caso, cuando te decía mis gustos.
-Pues ya ves. Todo fue ponerme y esto es lo que hay. ¿Recuerdas que te decía que puse un anuncio en internet para preparate esto?-asiento con la cabeza-. Y a que no sabes quién respondió.
Noto cómo me quedo pálido, como la incertidumbre me invade. Solo espero que no sea nadie a quien pueda conocer, que pueda estar al tanto de todo esto. Otra descarga, esta vez más dolorosa me atraviesa, desde el consolador que, sin duda tiene una parte metálica, quemando por dentro, hasta los pezones. Los pies se estiran buscando alivio, pero se doblegan enseguida por la tensión que provoca en los huevos por las cadenas, bajando la polla dura hasta casi tocar la silla. De pronto, cuando empiezo a babear, para la descarga.
-No te preocupes tanto cariño. Nadie que conozcas te va a ver así-me mordisque los lóbulos de las orejas-. Fuiste tu. Tu mismo responde al anuncio. Y eso me hizo ser consciente de lo que realmente deseabas estar así. Pero no pienses que me estoy vengando. Al contrario. Quiero darte lo que quieres porque ahora también es lo que quiero yo. Por lo que tienes que tener una cosa muy presente: no vas a tener sexo con ninguna mujer, solo conmigo y siempre privándote a ti de tenerlo cuando me apetezca que me folles o me lamas. Para eso ya has provado ese "preservativo" que tanto te priva de tener ninguna sensación-creo que mi expresión lo dice todo-. Aunque no te preocupes, vas a tener sexo, mucho sexo. Así que vete acostumbrado a gozar con hombres, que son con los únicos que te voy a dejar tenerlo. Estoy segura que conseguiré que te gusten, porque las mujeres te están vedadas. Y vosotros no sabeis tan mal, a que no?
Una descarga empieza despacio, incrementando su intensidad hasta que me tensa totalmente, haciendo que la silla se mueva.
-Eso sí, he comprado un arnés para usarlo contigo. O para que me folles con él cuando no me apetezca que lo hagas tu. O para que lo use contigo alguna chica. Te apetece que lo haga contigo, cielo?-deja de apretar el botón y mi cuerpo se ralaja inmediatamente, dejando escapar unos suspiros acelarados por la tensión de los músculos.
Laura se arrodilla junto a mi. Me acaricia las mejillas. Me da un beso muy intenso "Te quiero" nos decimos. Y me toca el pene, erecto de nuevo, a punto de estallar. La camarera permanece aún sobre la mesa. No me importa lo que ha podido oir, cómo me ha podido ver. Y a un gesto de mi mujer, se retira.
Laura me quita las pinzas de los pezones, suelta en enganche de la cadena del collar a la silla y hace que me ponga a cuatro patas sobre la mesa. Me lubrifica el ano. Aparecen tres camareros. Una polla se mete en mi boca. Otro camarero me da azotes con la mano en las nalgas y el otro me estira de los pezones mientras me toca la polla, dándome el placer justo para no correrme.
No me gustaban los tios y ahora parece que son los únicos con los que voy a poder gozar. Y a los que voy a tener que dejar que me usen. Joder, esto es más humillante de lo que hubiera pensado jamás. Laura me está tomando como quiere, me está anulando a su antojo. Y en la noche más apropiada para ello. Nada menos que la noche que deberiamos estar haciendo el amor, después de habernos dado el uno al otro de la forma más fiel e intensa.
Y así, follado por la boca, aparece ella con el arnés puesto y me penetra, de un tirón, mientras no paran los azotes, ni los pellizcos en los pezones, ni la polla entrando y saliendo de mi.
Laura, sabes que soy para ti, para que me tengas eternamente como quieras, entregado y usado por quien desees.
-Cariño, esto es el principio. O el fin. Depende de ti, de lo quieras que seamos. De la forma en que quieras vivir nuestro amor. Pero, sobre todo, quiero que sepas algo más: siempre voy a serte fiel, nadie me va a poseer, solo tu, aunque ya sabes cómo. Y tu, ya sabes como estás. Tú me estás siendo fiel, aunque a mi manera. Y lo que te queda es saber que tu fidelidad es que seas usado constantemente para que me pertenezcas con todo tu intensidad. Esa va a ser tu fidelidad.