Inicio a la sumisión

Relato que cuenta mi inicio en la busqueda de un Señor

Hola, me llamo Desiree, pero todos me dicen Debi , soy una chica Transgenero y mido 1,71 mts, blanca, cabello castaño, senos pequeños y un trasero y unas piernas q llaman bastante la atención. Vivo en Valencia, Venezuela.

Muchas gracias por los comentarios de todos mis lectores y disculpen la tardanza en escribirles, pero si deseo escribir de hechos reales debo acumular nuevas experiencias.

Desde hace mucho tiempo descubrí en mí la inquietud de ser dominada, cosa q se evidencia en las experiencias que ya he relatado anteriormente, pero q sin embargo no llegan a satisfacerme completamente, sino q deseo llegar a un grado de entrega mucho mayor, lo cual me ha llevado al BDSM (Bondage, Domination, Sado y Masoquismo), con la idea de entregarme como sumisa y quién sabe, algún día tal vez llegar a ser esclava.

El hecho de ser una sumisa Transgenero no me ha facilitado la búsqueda, sin contar el hecho de que hay poc@s Domin@s fuera de Caracas que me puedan “sesionar”. A continuación pasaré a relatarles un ejercicio que me ordeno a realizar mi primer Amo (aunque fue mi Amo por breve tiempo y que no llego a sesionarme).

Mi señor tenía una meta conmigo, la cual era el realizarme un “fisting” anal, lo cual no es otra cosa que el introducir completamente su mano dentro de mi ano completamente dilatado y lubricado. Esta práctica no me llamaba para nada la atención, pero al ser el deseo de mi Amo, empezó a serlo mío también, ¡como buena sumisa!

Par poder realizar un Fisting hay que ejercitar los músculos, para lo cual se debe ir colocando poco a poco en el tiempo objetos cada vez más grandes en mi culito, aumentando el tamaño cuando ya se logre introducir sin problemas o molestias el objeto actual. Como pueden ver es un entrenamiento bastante largo, aunque no por eso necesariamente incomodo o fastidioso.

Ahora sin más preámbulos, mí relato…

Estando una noche en mi trabajo, mi Señor JP me envía un mensaje de texto informándome que ha decidido comenzar a entrenarme para el fisting, por lo cual debo comenzar por acostumbrar a mi culito a tener un objeto alojado en él, cada vez por mayor tiempo; así que debía buscar en mi trabajo algún objeto de forma cilíndrica, lo más parecido a un pene que encuentre e ir al baño, introducirlo dentro de mí y dejarlo así por lo menos media hora.

Como buena sumisa me dispuse a obedecer a mi Señor, pero no encontraba algún objeto adecuado para recibirlo en mis entrañas.

Mi Amo ya impaciente comenzó a sugerirme algunos objetos como bolígrafos, marcadores o correctores que se supone podría conseguir fácilmente, pero q sin embargo no tenía a la mano. Luego de una larga y discreta búsqueda encontré un conector de bronce para manguera, con un pedazo de manguera rota adherida a él y que me fue imposible retirar.

Me dirigí al baño y trate de lavar el conector lo mejor posible, ya que lo había conseguido en el suelo y completamente lleno de barro. Una vez “limpio” el conector, lo metí en mi boca y comencé a mamarlo y lamerlo para poder llenarlo de suficiente saliva para que sirviera de lubricante. Introduje mi mano en mi boca y la llene de saliva, que después trate de esparcirla por mi ano, a la vez que me introducía el dedo medio para tratar de ir preparando mi culito para su nuevo huésped.

Luego de un breve tiempo comencé a tratar de introducir el conector, labor nada fácil ya que la manguera rota tenia los bordes en forma parecida a unos dientes que lastimaban mi esfínter al presionarla hacia adentro. Una vez vencido mi cerrado pero no virgen esfínter comenzó a deslizar el conector dentro de mí, haciendo tope en el cuadrante del mismo y su rosca. Hice mi mejor esfuerzo para tratar de “tragarme” el conector por completo, pero no logre hacerlo, además ya tenía cierto tiempo en el baño y tuve q salir para no llamar la atención de mis compañeros de trabajo.

Ya con mi culito invadido, le escribí a mi Amo para que supiera que ya había cumplido su orden. Lamentamos que la cámara de mi teléfono estuviese dañada y no podía enviarle la respectivas fotos del ejercicio.

Me ordeno dejarlo dentro de mí al menos media hora y que si se llegara a salir debía ir al baño de nuevo a recolocarlo.

A medida que caminaba o me movía podía sentir como el conector trataba de escapar de mí, lo cual me obligaba a estar en un constante esfuerzo para cerrar mi culito. Solo descansaba los breves instantes que me sentaba y mi peso y la silla hacían que el conector se mantuviese en su sitio o entrase más.

A medida que pasaba el tiempo sentía que aumentaba una “humedad” en mi culo, que en mi mente no podía ser otra cosa que una fuga de mis intestinos a través del conector y que debía tener toda mi panty manchada. Toda esa experiencia y lo que iba sintiendo se lo debía relatar a mi Amo a través de mensajes de texto, quien me autorizo a ir al baño y revisar el origen de la humedad.

Una vez en el baño pude constatar que la humedad no era otra cosa que el frio del metal aunado a la saliva que use como lubricante, así que reintroduje lo más adentro que pude el conector con la mano, y Salí del baño a continuar mis labores.

Al cabo de los 30 minutos mi Señor me autorizo a retirar el conector, a lo cual le suplique que me dejara tenerlo dentro de mi más tiempo, ya que me agradaba la sensación, así como el deseo que tenia de demostrarle que yo sería una excelente sumisa.

Completada la hora volví a suplicarle a mi Señor quien me autorizo a llevar al invasor dentro de mí una hora completa más. Volviendo a suceder lo mismo al acabarse el plazo fijado.

Luego de tres horas culmino mi jornada laboral y me retiré de mi trabajo, obviamente con mi nuevo amigo aún dentro de mí. Aborde el taxi que me serbia de transporte y luego camine mis respectivas cinco cuadras o manzanas hasta mi casa, donde fui recibida por mi compañera.

Mientras conversaba con ella se pudo escuchar un sonido extraño como una trompeta, lo cual extraño a mi amiga, quien me pregunto enseguida que era eso, a lo cual con la cara roja de vergüenza y pidiendo disculpas le confesé que había sido un gas mío, lo cual le causo mucha gracia por lo peculiar del sonido.

Fui a ducharme y cambiarme de ropa, colocándome una panty rosada, un short de cotton lycra blanco y una franelilla verde.

Luego de cenar con mi compañera y hablar con ella un rato, disculpándome nuevamente por otro “trompetazo” entre al baño nuevamente para revisarme, encontrando ahora sí una mancha marrón en mi panty, que había logrado traspasar levemente hasta mi shorcito.

Por más que trate de comunicarme nuevamente con mi Señor, este no contestaba, así que cinco horas más tarde retiré a mi nuevo amiguito y me dispuse a dormir con mi colita un poco lastimada y con mi panty y mi short manchados, pero contenta de ser una perrita sumisa bien obediente.

Espero que les haya gustado mi relato y espero sus comentarios y valoraciones.

Besos, Debi.