Inicio a la sexualidad I
Como pasa una chica de no saber besar a tener un orgasmo en manos de su mejor amigo.
Desde pequeña era muy tímida y en la pubertad eso no mejoró. No me gustaba salir de fiesta, tampoco es que me pidiera mucha gente que saliera con ellos. En el colegio era más bien invisible, solo me llevaba con una amiga y más que nada porque no sabíamos las dos adonde ir, no porque de verdad congeniáramos como amigas.
—Andrea, este finde podríamos hacer algo—dije aburrida de pensar que este finde me iba a volver a tocar quedar en casa.
No es que no me lo pasará bien ya que siempre estaba viendo películas o leyendo. Es solo que ya tenía casi 18 años y desgraciadamente, aún ni me habían besado. Algo bastante penoso.
—Yo…es que a lo mejor me voy al pueblo.
Siempre igual, tampoco es que fuera la fiesta máxima quedar con ella. Pero siempre se iba a su dichoso pueblo. Ya estaba pensando en la película que vería cuando Marcos y Santi se nos acercaron. Para que quede claro, no eran precisamente los más populares del instituto, no. Eran básicamente como nosotras pero en chicos.
—Hola Andrea, ¿qué tal? —Preguntó Santi—. El viernes voy a celebrar mi cumple, y quería saber si querías venir. Bueno, las dos claro.
Santi llevaba enamorado de Andrea desde los 10 años y siempre había sido el pesado que la seguía hasta que a los 12 se juntó con Marcos, un antisocial de libro, y llevaban los últimos años básicamente dando vueltas por todo el recreo hablando vete a saber qué.
—Bueno… tendría que preguntárselo a mi madre, bueno, ya sabes, por si me voy al pueblo.
—Yo por mi parte sí, claro, si puede Andrea.
Pasó la semana y finalmente la madre le dijo a Andrea que se quedaba este finde. Seguramente la madre tenía más ganas de que saliera con chicos que ella misma, seguramente creería que como siguiera así se haría monja.
El viernes llegó y quedamos en la bolera con ellos. Santi estuvo toda la tarde atento de Andrea ante cualquier cosa, a mi me daba igual, yo solo me fijaba en Marcos. Era arrogante y tenía aires de superioridad pero me sentía atraída por él. Lo reconozco, parecía tonta, aunque en todo momento aprovechaba para hablar para que se fijara bien en mí.
Ese día no pasó nada en especial, bueno si, empezó lo que sería mi obsesión hacia Marcos.
Las semanas siguientes empezamos a quedar los cuatro y a conocernos mejor. El más simpático era Santi, siempre nos contaba historias aunque ya eran un poco morbosas. Nos contó como un día que estaba con su prima sentados en el sofá él le tocaba las tetas sutilmente por encima de la tela y como después cuando estaban un día sentados uno enfrente del otro empezó a frotar con el pie la entrepierna de ella, esa fue la primera vez que escuché hablar sobre el incesto, no llegaron a más, pero ese hecho empezó a crear una morbosidad en mí. Santi se fue volviendo mi mejor amigo y de hecho ya quedaba todos los findes con él en caso de que no quedarán los demás. Una vez me confesó que era bisexual y que había estado con uno de clase liándose y aunque simularon hacerlo, no se atrevieron a dar un paso más. Era muy explicito en los detalles, siempre contándome sus fantasías sexuales. Yo aún era muy cortada pero me calentaba escucharlas, claro que aún no lo sabía.
Pasado unos meses Santi empezó a medio salir con una chica, aunque seguíamos quedando. Yo nunca le contaba que me gustaba Marcos, Santi era un buen amigo pero también un bocazas de primera y no sabía guardar secretos. Sus historias empezaron a subir aún más de tono, me narraba como la besaba y como la quitaba la camiseta hasta dejarla con el sujetador. Y como había aprendido a desabrocharlo y le mordía los pezones.
Todas las noches me iba a la cama pensando que Marcos era el que me hacía todas esas cosas a mí y que como sería sentirlo. En verano ya Santi había roto con la chica aunque me seguía contando sus historias porque sabía tan bien como yo que me gustaba escucharlas.
Una noche estaba en casa de Santi y le pregunté que se sentía al besar a alguien. Me empezó diciendo que su ex tenía unos labios muy gruesos y que sentía que besaba a una especie de masa, se preguntó cómo sería besar unos labios finos como los míos y se quedó mirándome. Yo estaba quieta devolviéndole la mirada, me había calentado tanto que quería que me besara, quería saber lo que se sentía. De repente Santi se acercó a mí de manera brusca y empecé a sentir como su lengua lamía mis labios y como quería entrar. Estaba pasando, se me aceleró la respiración, abrí un poco la boca y sentí como se metía su lengua hasta lo más profundo intentando llegar a mi garganta. Apenas podía hacer algo más que mantener la boca abierta mientras que su lengua recorría todos los recovecos de mi boca. Mientras seguíamos pegados Santi empezó a tocarme por encima de la ropa, al principio la mano, que fue subiendo por el brazo, el hombro hasta descender por el inicio del escote donde se quedó un buen rato. Mientras una mano la tenía ahí reposando, con la otra me atrajo aún más por la nuca para poder meterme más a fondo la lengua. Entonces la otra mano fue descendiendo hasta abarcar uno de mis pechos que empezó dando masajes circulares.
Separó su boca de la mía, manteniendo la mano en mi seno, con la otra mano empezó a recorrerme con la yema del dedo índice mi labio superior a la vez que seguía sobándome la teta. Luego, después de mirarme, volvió a besarme de esa manera tan brusca que tenía y esa mano fue directa a la otra teta. Empecé a sentir como sobre encima de la camiseta hurgaba para tocar por debajo del sujetador. Fue bajando sus manos hasta llegar al borde de la camiseta y lentamente fue ascendiendo, recreándose en mi tripa y terminar tocando mi sujetador. Enseguida me levantó el sujetador dejando al aire mis pechos, no tardó en amasarlos con delicadeza al principio, hasta que noté como me retorcía los pezones y me daba pellizcos de vez en cuando. No me había sentido más expuesta en la vida, nunca nadie me había visto los pechos ni me habían besado y ahí estaba, a la primera de cambio dejándome pellizcar los pezones.
Volvió a separar su boca pero para agacharse e ir directamente sobre mi teta derecha. Bajé la mirada y vi como tenía su boca enganchada a mi pezón. Mientras con la otra mano me seguía retorciendo el otro pezón. Era una escena de lo más excitante, sentí que tenía las braguitas empapadas. Cuando succionaba el pezón recibía calambres que iban directamente a mi entrepierna.
Santi pasó a chupar la otra teta mientras con sus manos iba lentamente desabrochándome el botón del vaquero. Una vez que lo consiguió me bajó la cremallera. Entonces volvió a subir, a besarme, mientras las manos volvían a mis pechos y yo estaba ahí despatarrada con el vaquero enseñando ya el lacito de mis braguitas rosas. Volvió a bajar la mano y se quedó en el inicio de mi pubis, luego fue descendiendo. Se entretuvo un rato acariciando mi pelo púbico, enrollando sus dedos y dando ligeros tirones.
Separó sus labios, pero estando lo bastante cerca como para sentir el aliento de cada uno y sentí como su dedo me tocaba suavemente por la raja y como separaba mis labios superiores e iba en busca del origen de mi humedad. Introdujo un poco el dedo para mojarlo y lo subió hasta llegar a mi clítoris donde empezó a frotar. Siguió frotando alternando su dedo en el inicio de mi vagina para que siguiera mojado. Yo para entonces levantaba la pelvis para que frotara más. Nunca había sentido nada parecido, sentía una sensación que no sabía describir, solo sabía que me gustaba y quería que me tocara todo lo que quisiera. Siguió frotando mientras me iba dando besos por el cuello y por el pecho hasta que no pude más, arqueé mi espalda y me retorcí hasta explotar. Después quedé simplemente desmadejada en sus brazos aún con los pechos al aire y su mano encima de mi coño.
Este es mi primer relato, espero que os haya gustado y si no, agradecería que pusierais un comentario sobre en qué debería mejorar para si escribo una segunda parte.