Iniciando al hijo acolito de un viejo amigo
Curiosa la petición de un viejo amigo, pero ciertamente resulto placentera y muy grata, y encima una hizo un gran favor
Había recibido la llamada de mi amigo Pablo solicitándome un servicio muy especial, pidiéndome disculpas si lo malinterpretaba mal pero insistiendo que me lo pedía por la gran amistad y la confianza que le habíamos dado, y que menos que una gran amiga para un tema como el que me pedía ayuda.
La petición era que desde hacía un mes su hijo el pequeño que había tenido con su ex mujer y que esta había metido desde joven en un seminario para estudiar para cura, ahora al cumplir los 18 este se había revelado saliéndose e inscribiéndose en la Universidad, y como está la tenía ubicada cerca de casa y su ex vivía en otro pueblo, este había decidido quedarse con su Padre en su casa, y viendo como salía este del seminario de curas y lo que le esperaba en el curso y la calle como está esta hoy, dudaba de que pudiera desenvolverse con mujeres y amigos de forma correcta, pues según me conto estaba verde y algo aniñado.
Por lo que tras hablar con él de forma natural y directa, cosa que Pablo ciertamente tenía, le propuso que lo dejara iniciar en el arte de la cama y el sexo con una amiga muy especial que tenía, para que no llegara a encontrarse con una mujer que le propusiese sexo y por su ignorancia dudara como actuar aunque se imaginaba que por internet ya habría ampliado sus conocimientos, pero ante la férrea educación que había sido sometido, esta chocaría y era mejor que se soltara en un caso real con unos buenos guías.
El hijo que se llamaba Daniel, primero se quedó cortado y no acepto pero ante la insistencia de su padre al final cedio a tener un encuentro para ver lo que sucedía.
Yo el tema por supuesto lo hable con Paco y este acepto en primer momento a no estar presente pues aun sería más corte para el pobre chaval estar en presencia de más gente.
Llego el día del encuentro y este a petición de Pablo fue en su casa para que fuere menos traumático, llegue a esta y tras saludar a este viejo y especial amigo, me presento a Daniel, y ciertamente allí había mucho que hacer, pues aunque tenía 18 años recién cumplidos, aparentaba menos, pues no parecía hijo de aquel semental masculino, ya que era delgado y de cara aniñada, alto como el padre, pero de aspecto debilucho , aunque muy educado y amable, estuvimos hablando un buen rato para romper hielo y Pablo no dejo durante el encuentro de meterme mano cariñosamente para que entrar mejor en el tema.
Pasamos después de un buen rato a su dormitorio, donde comenzamos a desnudarnos, Pablo como siempre estaba imponente, con ese torso masculino y que les voy a contar de ese rabo gordo y bien proporcionado que el sabia usar tan exquisitamente, por el contrario Daniel todo delgado y sin apenas bello en el cuerpo solo en sus partes que ahora tapaba con las manos como temiendo enseñarlas.
Yo me dirigí a él diciéndole que se calmara y se dejara llevar, y que observaba a su padre, que por cierto ya jugaba con sus manos con mis agujero y mis pechos, mientras yo le di los primeros chupetones a ese rabo duro y venoso que ofrecía para comer, y que había asustado a su hijo, pues este le dijo, “Joder papa que pedazo de miembro tienes, joder es impresionante”.
Yo viendo que no soltaba las manos me acerque y se las retire, viendo ciertamente un buen rabo, algo encogido aun, pero tenía buena pinta, no era como el de su Padre pero, se le podía sacar partido de aquello y más de los huevos, que esos si los había heredado de su padre, pues aunque algo escasos de pelo si eran gordos aunque como joven estaban pegados al rabo como dos bolas de billar.
Pedí a Pablo que me acercara el suyo y poniéndolo al lado comencé a chupar los dos, uno venoso gordo duro y de piel morena y el otro más blanco, más delgado y con una buena caperuza sobre su punta, que desplegué lentamente para comenzar a comer, el tacto era como si tuviera un retoño de nabo tierno y delicado, de piel suave que parecía derretirse en mi boca, ante el contraste de la rigidez y aspereza del pollon de su padre.
Lo cierto es que me estaba calentando con el Padre y el hijo juntos, y este ya se había liberado del todo, pues ahora si mostraba con todo su esplendor y dureza ,su colita tierna y apetitosa, que por cierto me gustaba chupar también, pues estaba acostumbrada últimamente a comer mástiles y rabos viejos, anqué todos de gran tamaño pero algunos resultaba ásperos en contrastes con este caramelo tierno que parecía rebañado en gelatina.
La sorpresa nos la llevamos y más yo cuando en las primeras comidas con algo más de intensidad y sin apenas avisar, comenzó a correrse como si fuese la manguera de un bombero que se le escapa de las manos, pues la cantidad de leche que soltó y con la rapidez que lo hizo nos sorprendió a Pablo y a mí, pero fue su padre el que le dijo:
¡Hostia avisa coño¡ y aguanta un poco si ves que vas a correr y sepárate “joder que poco aguante tienes hijo”, sí que estas verde. Yo quise quitar hierro al asunto y le dije, no te preocupes es normal, siempre la primera vez, y además.. Mirando a Pablo le dije, “oye que yo soy buena y no todo el mundo aguanta mis comidas”, nos reímos los tres con mi comentario y continuamos con la tarea.
Nos limpiamos de los chorreos de aquel toro bravo y fue Pablo el que le dijo, primero hijo hay que comenzar a comer para calentar a la mujer y que goce ella primero, poniéndose acto seguido a comerme el coño con su maestría, me tenía tumbada en su cama con las piernas abiertas y con su lengua jugando conmigo, y ahora era yo la primeriza que le regalo tras unos minutos mi primer orgasmo, que encendió aquel ex acolito, que pajeaba su polla con fuerza para ponerla dura otra vez.
Seguidamente Pablo acerco su duro rabo y comenzó a frotarlo por mi mojado y corrido conejito, haciéndome levantar la cadera de placer, y pidiéndole que me penetrara, pero este se hacía de rogar y más con su hijo delante, aunque sus ojos y su mirada le delataban y estaba deseando tumbarse sobre mí y coserme a clavadas, que finalmente hizo, dejándose caer con suavidad y metiendo todo aquel pollon gordo venosos y duro, moviéndolo con maestría de arriba abajo y con movimientos laterales, para frotarlo bien dentro de mí.
Ni que decir tengo, que estaba disfrutando como una loca, con aquel macho dando clases de follar, el hijo ya con su brote de nabo ya duro otra vez, me lo acerco a petición de su padre a la boca y comencé a chuparlo otra vez, este le aviso que no se corriera tan rápido, yo tuve más cuidado de comer con cautela aunque estaba deseando tragármelo todo y más con el placer que me estaba dando su padre.
Este después de hacerme correrme otra vez, retiro su mástil y le dijo a su hijo, “Móntala tu ahora”, .. Daniel tomo su rabo con la mano y dejándose caer sobre mí me lo clavo de una estacada, y fue como sentir que metían un dulce en mantequilla, pues la suavidad que tenía era curiosa para mi experimentado y castigado coñito que últimamente solo recibía falos venosos gordos y duros, y aquello era como un polo de leche que se derrite al roce de la boca.
Dio una serie de clavadas con algo más de ritmo y volvió a caer en otra corrida rápida, pues apenas le dio tiempo para sacarla, echando sus últimas ráfagas sobre mí afeitado conejito.
Su padre se lo tomo a risa otra vez y le dijo, joder leche si que tienes hijo, pues para ser la segunda corrida, madre mía lo que lanzas, ese se excusó diciéndole. Joder papa si es que esto es único para mí, no puedo contenerme es superior a mí, me entra de golpe y cuando voy a cortar, escupe sola.
Nos reímos los tres, siendo su padre el que retomo el tema girándome ahora para comerme el culo, mientras sentó a su hijo junto a mi cabeza para que yo le limpiara con una comida y lo animara otra vez, pablo comía sabiamente mi ano bajando a mi coñito que comió también aunque estaba bañado en la leche de su hijo, pero esto no pareció importarle, dándome seguidamente otra clavada pero esta vez con sus ritmos fuertes, pasando de un agujero a otro como el que entra en un túnel y pasa a otro rápidamente , esto me mataba y yo devoraba el rabo de su retoño que sorprendentemente se había puesto duro otra vez.
Pablo tras una sesión de enculadas comento a gemir y soltó su mana en mi culo dilatado por aquel rabo que yo tanto deseaba, con una fuerza y unos gemidos que su a su hijo lo tenía medio asustado.
Cuando la retiro y la saco de dentro de mí, y tras recuperar el aliento, le dijo a su hijo, clava tu ahora y hazla gozar como un hombre a esta mujer que se merece esto y más.
Este se levantó y tomándome por detrás en la misma postura que estaba me la metió por mi coñito dilatado por las envestidas de su padre, comenzó a bombear lentamente, ahora con más calma, su padre le agarro por los huevos diciéndole, sigue que si veo que te corres te los estrujo, su hijo fue a decir algo, pero yo le corte diciéndole, “ mmm sigue cariño que ahora me estás dando mucho placer, sigue así sigue así, y lo cierto es que me gozando mucho con aquello tan tierno y suave dentro de mí.
Parecía ahora un maestro e imitando los movimientos de pelvis de su padre, me follaba con clase y maestría, y le regale tras unos buenos minutos así, un orgasmo que Pablo celebro como si fuese suyo, soltándole los huevos que aun tenia prietos en su mano, para evitar este se corriera rápido, acto seguido su hijo me soltó su última ráfaga de leche que para ser la tercera me dejo inundada, su padre entre rijas le dijo, ¡Tenias acumulado calostros y todo ahí dentro pequeño semental! Riéndonos los tres buen rato por aquella ocurrencia.
Tras un descanso , nos duchamos y yo cariñosamente les di un buen baño con la esponja y mis manos a los dos, poniendo duro a pablo otra vez que me pidió le diera una comida en la ducha , mirando su hijo aquella sabia mamada como si se la diera el, pues no para de alagar el rabo de su maestro y padre que lo había iniciado en este mundo tan rico y placentero que tanto nos gusta, y más cuando este descargo el resto de su leche en mi boca que yo trague con gran entusiasmo, pues a este hombre lo adoraba.
Me invitaron a cenar y Pablo me agradeció el gesto que había tenido con ellos, diciendo que me debía una y buena, y a su hijo, le dijo, espero hayas tomado nota de como se hace, para que no hagas el ridículo por ahí, yo le dije que cuando quisieran podíamos repetirlo pero tenía que unirse Paco, que seguro estaba sufriendo, esperando le contara esta aventura y más sin haber podido participar.
Me despedí de aquella noche con sendos besos siendo más intenso y de morreo el del padre, diciéndole que no dejara mucho tiempo sin pasar por casa pues Paco y yo le echábamos de menos, dirigiéndome a casa bien repleta de crema y nata de dos sabores.