Iniciando a mi esposa para ser mi sumisa
La primera experiencia de mi exesposa como mi sumisa.
Lo que les voy a contar son hechos reales basados en experiencias propias. Ni que decir tiene que los nombres están cambiados, si me he decidido a contarlos es por que ya no tengo ninguna relación con las personas que protagonizan los hechos; y por que estoy buscando a chicas, mujeres y/o personas ( con las ideas bien claras) con mis mismas aficiones, para disfrutar de momentos únicos sin hipocresías ni dudas
Para empezar me presentaré, soy un hombre de Barcelona.
De 40 años, dominante con una excelente imaginación y con mis preferencias bien claras.
La historia que les voy a relatar empezó cuando conocí a mi exmujer. Ella con 1.65 cm de 29 años cuando la conocí (aunque tenia el cuerpecito de una jovencita de 20, incluso le habían llegado a pedir el carné en alguna sala de fiestas). Tenia un cuerpo delgado pero generoso; de pechos grandecitos, una 95/100 de sujetador firmes y perfectos. Un culo redondo y apretado que hacia girarse a los hombres en más de una ocasión. Su carita de niña mala acentuaba ese encanto infantil que le hacia desearla a todas horas.
Al principio de nuestra relación todo era de lo más normal en una pareja, pero me propuse ir iniciándola con el tiempo y para eso tenia que ser sutil, pues en materia sexual era bastante ingenua, tan solo lo había hecho con un par de chicos y alguna mamada de discoteca y por lo que me dijo, ninguno tenia un miembro de mi tamaño / entre 19/20 cm dependiendo del grado de excitación.
Con el tiempo nos fuimos ha vivir juntos y a realizar algún que otro jueguecito erótico en nuestras relaciones, y a usar algunos juguetitos, lo cual cada día le gustaba más.
Un día le pregunte si había ido a algún sex shop a lo que me contestó que no y le prometí que esa misma semana la llevaría.
Llego el día en cuestión, un sábado. Entremos en un local en el que sabia que bahía cabinas dobles; tras mirar y curiosear un rato, el cual aproveche para apuntarme disimuladamente los números de varias películas de bordaje y sumisión femenina, nada fuerte y bastantes eróticas entremos en una cabina. Para empezar puse una de sexo bastante erótica para calentarla, empecé a acariciarla suavemente, primero el cuello, después baje hasta sus pechos y comencé a trabajarlos delicadamente por debajo de su blusa, hasta sentir como sus pezones se ponían durísimos y su respiración se entrecortaba. Entonces me dijo que nos podían descubrir y le contesté:
Si eres una niña buena y obediente hecho el pestillo, a lo que ella tras fijarse en la puerta y sonriendo maliciosamente contestó:
Vale seré buena pero no pares ahora que estoy empezando a excitarme.
¿Harás lo que te diga?. Te prometo que no te arrepentirás.
De acuerdo juguemos a tu juego.
Eso era todo lo que necesitaba.
Le dije, siéntate encima mío y mira la pantalla.
Ella obedeció y empecé a poner escenas mas subidas de tono con el tema de bondage, mientras seguía acariciándola y le decía:
¿Ves que obedientes son esas chicas y como disfrutan? Les encanta sentirse sometidas y usadas para darle placer a sus amos. A todo esto coloque mi mano en su entrepierna y la fui acariciando suavemente, trabajándole el clítoris, mientras en la pantalla se sucedían escenas de lo más ardientes y no paraban de verse mujeres haciendo cuanto se le ordenaban.
Al cabo de un rato de magreos y caricias la tenia donde yo quería excitadísima y cachonda como una perrita.
Entonces saque una venda y unas cuerdas de algodón y le dije:
-En pie zorrita que empiece la diversión.
Ella contestó, ¿para que es eso?
Entonces le dije a callar y a obedecer. ¿O quieres que nos vayamos a casa?
- No por favor dime que tengo que hacer.
Quiero que te quites la blusa y la falda y te des la vuelta con las manos en la nuca, y a partir de ahora me llamarás señor o amo como la de las películas ¿entedido?
Si Joel
Plaf. Le solté un cachete en su espléndido trasero, no demasiado fuerte al tiempo que le decía: si ¿que? ...
Sí mi amo.
Eso esta mejor preciosa ahora haz lo que te he dicho.
Ella obedeció mientras me miraba con esa carita de niña mala que sabia que me ponía de lo más cachondo.
Le hice darse la vuelta y le dije:
No pares de mirar la pantalla y no quites las manos de la nuca, entendido zorrita mía.
Sí mi amo.
Ya había entrado por completo en el juego y me dispuse a disfrutar de esa preciosidad que tenia por mujer y a darle un placer como nunca había conocido.
Seguí trabajándole ese cuerpo escultural, sus glúteos.
Firmes y redondos, sus pechos y su vientre, sus muslos firmes y bien torneados. Y ella siempre mirando a la pantalla mientras se sucedían escenas de bondage y sumisión de lo más provocadoras.
Entonces le dije, abre bien las piernas, a lo que ella no tardo en obedecer mientras empezaba a emitir unos gemidos de gata en celo.
Entonces me dispuse a vendarle los ojos, y le ate las manos a la espalda.
Joelh qué haces
Plaf ¿como me has llamado? A callar o quieres que te amordace
No. Lo siento amo.
Eso esta mejor y ahora date la vuelta hacia mí, y abre bien las piernas.
Si mi amo, y obedeció rápidamente.
Eso es, preciosa. Veamos que hay debajo de ese tanga tan sexy que llevas. Le dije al tiempo que introducía un dedo en su chochito ya caliente y húmedo de excitación, al tiempo que con la otra mano le desabrochaba el sujetador haciendo saltar sus pechos firmes, con sus pezones ya duros como piedras por la excitación del momento.
Te gusta lo que te hago verdad zorrita, veo que estás súper mojada, le dije al tiempo que introducía otro dedo y comenzaba a moverlos dentro de su coñito.
Uhmmm, si mi amo; por favor no te pares uhmmm estoy cachonda, quiero ser tu perrita haz conmigo lo que quieras, jamás me habían hecho sentir así.
Bien mi putita, dile a tu amo y esposo lo que eres.
Si amo soy tu zorrita particular, tu sumisa y obediente esclava sexual como dicen en las películas, hazme tuya.
Tranquila, todo llegará. Primero vas a compensarme por lo que te estoy haciendo ¿de acuerdo?
Si mi amo lo que tu digas, que quieres que haga?
Ponte de rodillas y pídeme que te folle la boca.
Ella rápidamente se hinco de rodillas y con una voz de lo mas excitada dijo:
Amo mete tu polla en mi boca, quiero darte placer mi amo.
Muy bien cariño veo que aprendes rápido dije mientras sacaba mi pene, y el consolador que había traído furtivamente para la ocasión junto con las cuerdas y demás.
Le abrí la boca y le dije:
-Saca la lengua y lame putita. Al tiempo que le metía el consolador en la boca.
Ella no se lo esperaba al tener los ojos vendados, se intentó retirar, pero cogiéndola de su coleta le dije mientras le empujaba la cabeza:
Lame zorrita que te quiero ver bien ensartada mientras me la chupas entendido?
Si amo, dijo al tiempo que empezó a chupar como pocas veces lo había hecho.
Al rato le saque el aparato de la boca y se lo introduje de un solo golpe en su coñito, ya chorreante de sus flujos debido a la excitación. Ella gimió, pero enseguida empezó a mover las caderas adelante y atrás, en un mete saca frenético, al tiempo que le ordené:
Abre bien la boca zorra es hora de demostrar lo que vales.
No tardo en obedecer al tiempo que le metí mi miembro tieso ya. Y duro como una piedra en su boquita, atragantándose en el intento.
Un azote en su trasero, al tiempo que le decía que debía hacer lo que le ordenase, sin protestar; la incitó a proseguir la tarea.
Era increíble ver a mi bella esposa, así de rodillas con las manos atadas a la espalda, su coñito lleno de un buen pollon de plástico, y la boca llena de mi polla, lamiendo chupando; y metiéndosela mas adentro de lo que nunca lo había intentado. Era un sueño echo realidad, había despertado en mi mujer a esa sumisa que llevan dentro muchas mujeres.
En un momento dado, mi excitación era tal que creía que me iba a estallar.
No quería correrme en su boca, sino dentro de ella para darle el premio que se merecía por lo bien que había jugado su papel de obediente sumisa, en este primer jueguecito de los muchos otros que vendrían después.
Entonces, se la saque de la boca, la apoye en los asientos de la cabina, de rodillas; y sacándole el consolador de su húmedo coñito, se la metí de un solo golpe al tiempo que emitía un gritito y se mordía los labios para que no la oyesen desde fuera.
Mientras la cogía de sus manos todavía atadas, la empecé a follar una y otra vez sin descanso hasta que estalle dentro de ella llenándole el coño de mi leche, mientras a ella se le escapaban unas lagrimas de felicidad, sabedora que; de aquí en adelante, había
entrado en un nuevo mundo de excitación y placer todavía por explorar. Pero de lo que estaba segura era de que ya nada seria como antes, ahora era una sumisa; aquel placer no podía dejarlo escapar. Y si para ello debía ser obediente y obedecer a su amo y esposo en esta nueva faceta de sus relaciones sexuales eso era lo que iba ha hacer. Ser la mejor, la más obediente sumisa para hacer feliz a su amo, y que estuviese orgulloso de ella.
Espero que les haya gustado este mi primer relato, si es así escribidme con vuestras opiniones a:
Y si alguna mujer desea experimentar de verdad nuevas experiencias escribirme ya.
No os arrepentiréis.
Un saludo