Iniciada en el sexo por mi tío - Primera Parte

Les cuento mi primera experiencia que tuve en lo sexual.

Mi nombre es Sabrina, tengo 22 años, soy de Buenos Aires y trabajo como Escort Vip. Mi idea es contarles sobre mi vida, ya que me gusta escribir mi día a día, lo hago desde muchos años y tengo anotado gran parte de mi vida, y en estos meses que nos toca quedarnos en casa aproveché a leer mis cuadernos y me trajeron muchos recuerdos que pienso compartirlos con Uds.

Para contarles como llegué a ser Escort voy a empezar con el hecho que considero me inició.

Comienzo.

En ese momento vivía en San Isidro, es un partido dentro de Buenos Aires, muy cerquita de la Capital Federal. Compartía la casa con mis padres y mi hermano Juan.

Mi familia era clase media, no nos sobraba el dinero pero teníamos una buena vida, casa grande, 2 autos, todos los años nos íbamos de vacaciones al exterior, no me podía quejar de nada.

Fue un 22 de abril, que me dieron la noticia cuando llegaba de clases con mi hermano.

Mi padre se lo notaba contento, pero mama no, se la veía frustrada.

Papa nos contó que por trabajo tenía que trasladarse a México por unos 45 días. Que era una gran oportunidad laboral y económica. Era Contador Público, y trabajaba en la parte financiera de una multinacional.  Cada tanto viajaba a Uruguay o Chile, pero eran viajes cortos, a lo sumo tres días y ya lo teníamos de regreso.

Mi hermano solo le importaba que le traiga una nueva consola desde afuera, no le preocupaba que papa se vaya tanto tiempo. A mi si me afectaba, no me imaginaba pasar tanto tiempo sin el.

Esa noche durante la cena, papa nos dijo que nuestro tío Esteban se iba a quedar con nosotros en la casa. Era una casa grande y le preocupaba que estemos solos los tres. Mama se oponía, no sabía por qué, pero finalmente cedió.

Mi tío Esteban era el hermano menor de papa, no parecían hermanos, eran muy distintos, desde lo físico hasta la personalidad. Esteban era profesor de música, y daba clases particulares, pero vivía de aca para allá, un día nos enterábamos que estaba viviendo en España, otro día que volvió, al otro que se fue Ecuador, y así. No tenía un hogar fijo.

El 27 de abril fuimos a despedir a papa al aeropuerto, mi tío llegaba a casa el 29, esos dos días los pasamos mama, mi hermano y yo solos. Recuerdo tener miedo estando solos sin papa, cualquier ruido que escuchaba me desvelaba.

Llegó el día que Esteban vino a casa. Era por la mañana, estábamos desayunando los tres y tocaron el timbre, mi hermano salió corriendo a abrir la puerta.

Mi tío me abrazó cariñosamente, y luego a mama que lo abrazo tibiamente. No sabía porqué pero nunca se llevaron bien mama y mi tío. No era que discutían ni nada, pero era una relación distante sobre todo de mama hacia Esteban. Estaba igual de cómo lo recordaba, habían pasado casi 3 años y siempre tenía ese aspecto juvenil, era muy delgado, no era musculoso, pero tenía esos cuerpos bien marcados, que le hacía quedar bien toda la ropa que usaba, ojos verdes como papa, cabello rubio ceniza, y el pelo desprolijo y largo, sin arreglar que lo hacía ver moderno, mas alto que papa, debería medir cerca de 1.80 m. o por ahí, quizás mas, tenía 39 años pero parecía bastante menos, mas si lo comparaba con los padres de mis amigas, se notaba la diferencia de estado, mis padres decían que no envejecía porque no tenía preocupaciones.

Mi tío se acomodó en una habitación que papa la usaba como oficina, le armaron una cama y se instaló ahí.

Los primeros días todo era normal, pero el primer día que mama fue a trabajar y nos quedamos en casa con mi tío, fue cuando realmente lo conocí.

Mi hermano estaba en el living jugando a los video juegos con auriculares y yo en mi cuarto recostada escuchando música.

Vi que entró mi tío con una manzana en su mano izquierda y en la derecha un cuchillo que lo usaba para cortar la fruta. Me acomodé en la cama, me senté y apoyé mi espalda contra el respaldo, sin sacar mi cola y piernas de la cama. Tenía puesto un short negro bien corto que se me subía, dejando ver todos mis muslos, y una remera que me quedaba corta y dejaba ver mi abdomen hasta el ombligo. Era mi look entre casa, pero en ese momento recordé que mama me había dicho que me vista sin mostrar tanto mientras Esteban estaba Casa. Me había olvidado realmente.

Se sentó en la cama, al lado de mi pierna izquierda.

Terminó de comer un trozo de manzana.

-          Que pendeja hermosa te pusiste Sabri, estas muy linda.

-          Gracias tío, le contesté con mucha vergüenza y sorprendida por el comentario.

-          Debes tener a los compañeros pajeándose todos los días con vos. Yo lo haría Jajaja.

Fue demasiado vergonzoso, para el fue un chiste pero para mi fue lo mas humillante que me habían dicho hasta ese momento. Si bien ya me decían cosas en la calle y me miraban mucho los hombres, no quiero sonar agrandada pero tenía buen cuerpo, era delgada, mis pechos estaban grandes para mi edad, una cola bien trabajada, hacía sentadillas de todo los tipos, todos los días de la semana, ojos verdes, pelo castaño, largo hasta la mitad de la espalda y piel blanca. Me cuidaba bastante con la comida y la actividad física. Me sentía atractiva y me gustaba atraer las miradas de los hombres, pero solo eso, sentirme deseada, cuando me decían cosas ya me incomodaba y ni hablar si me empezaban a seguir, que cada tanto pasaba.

-          No seas vergonzosa que sabes que sos re calienta pija jajaja.

No podía creer lo que escuchaba, me hablaba de una forma que no correspondía, estaba totalmente desubicado y encima se reía. Era todo un pervertido.

Comenzaba a entender a mama.

Se seguía riendo, le daba gracia humillarme de esa manera.

Cortó un trozo de manzana y me lo ofreció, acercándomelo a la boca.

-          No gracias.

Pero seguía insistiendo, y me lo metió entre los labios.

No me quedó otra y abrí la boca.

Me metió el pedazo de manzana bien adentro de mi boca y sus dedos tocaron mis labios.

Tuve que apartarle la mano porque me lo iba a meter hasta el fondo de la garganta.

Como siempre se reía de la situación.

Me costó mucho masticar ese trozo de manzana mas que nada por los nervios, y tampoco era amante de las frutas.

Se cortó otro trozo, me ofreció, nuevamente le dije que no.

Esta vez no me obligó a comer.

Me observaba con una miraba picara y pervertida.

Apoyó lo que quedaba de la manzana en la mesa de luz.

Y colocó su mano izquierda sobre mi muslo izquierdo, me hizo estremecer, quise correrme, pero me lo impidió.

-          Tranquila sobrina, soy tu tío.

Como si significara algo eso, pensaba.

Su mano estaba húmeda aún, por la manzana.

Me acarició todo el muslo, hasta bien arriba, tocando mi vagina.

-          Que cosa linda sos, no puedo creer en la perrita que te convertiste.

Me acordé de mi hermano que estaba a unos cuantos metros, que podría vernos.

-          Nos puede ver, tenes que irte, le dije.

-          Tu hermano? Esta idiotizado con la consola, no te preocupes.

Se levantó de la cama, se acercó a la puerta, miró hacia donde estaba mi hermano y cerró la puerta.

La trabó, no tenía llave pero si un pestillo que la dejaba cerrada.

-          Mas tranquila ahora?

-          No, para nada. Por favor dejame sola tío.

-          Lo haría, pero bien adentro tuyo, queres que me quede, solo que no lo sabes aún. Por eso te voy a ayudar.

Ya no sabía que pensar y esperar, parecía un pervertido cualquiera, no podía entender que un tío le hablara e hiciera esas cosas a una sobrina, estaba desconcertada y muerta de miedo.

Me tomó de la mano y me sacó de la cama. Se sentó sobre el colchón al borde de la cama y me hizo sentarme sobre su entre pierna, me quedé dándole la espalda. Con su mano derecha me acarició mi abdomen y fue subiendo hasta mis pechos, su mano se metió debajo de mi corpiño y frotó mis tetas de una manera que me excitó, me encantaba sentir el roce de sus dedos contra mis pezones, que se estaban poniendo duritos. De repente sacó sus dedos y su mano se metió debajo de mi short, por delante, acarició mi vagina, sobre la tela de mi tanga, me sentí abusada, pero no quería que pare.

-          Ya estas mojadita perrita.

Sus palabras me hicieron avergonzar, pero era verdad lo que me había dicho anteriormente, me gustaba, realmente quería mas, solo que tenía vergüenza de pedirlo.

Me di cuenta, que contra mi cola, el pene de mi tío ya estaba bien duro, nunca había sentido esa sensación, era una mezcla de sentirme abusada contra mi voluntad, nervios, vergüenza y excitación pero no quería que acabe.

Sin darme cuenta su mano entró por debajo de mi tanga, y frenéticamente me la empezó a frotar sin parar, me frotaba los labios y rozaba mi clítoris, sentía mucho calor en mi entrepierna y comencé a gemir, al principio podía controlar mis gemidos, eran suaves, pero siguió frotando mi parte íntima cada vez mas fuerte y mi cuerpo comenzó a relajarse, ya no pensaba en nada, solo en disfrutar la mano de mi tío contra mi conchita, y mis gemidos se volvieron salvajes y estaba gritando y retorciéndome de placer. Mi tío tuvo que taparme la boca con su mano izquierda, para contener mis gritos y gemidos, sin detener su otra mano que me masturbaba sin parar y con mucha fuerza y velocidad.

De repente, el mundo se me dio vuelta, tuve un mareo muy fuerte, no podía ver, se me puso todo negro, y mi cabeza me dolía.

Me corrí como la perrita que decía mi tío que era, me mojé completamente, manchando toda mi tanga y short. Fue una liberación hermosa.

Mi cuerpo quedó desvanecido, aun tenía como especies de espasmos, no podía parar de temblar.

Mi tío me tiró sobre la cama, sin poder moverme, me acomodó dejando mis piernas fuera de la cama, mirando hacia el techo.

Se bajó el pantalón, creo que no llevaba bóxer puesto por lo poco que vi, y levantó mis piernas, haciendo con mi cuerpo un ángulo de 90°, las apoyó contra su pecho y metió su miembro entre mis piernas, mis muslos mas precisamente, era la primera vez que veía uno en vivo, y apretó mis piernas por los costados, contra su pene, y empezó a masturbarse entre mis piernas, se sentía rico sentir el miembro de mi tío, frotarse entre mis muslos, lo hacía bien rápido, era algo nuevo para mi, había visto videos de sexo pero nada parecido, me preguntaba cuanto mas había por aprehender, y me gustaba ese mundo, quería saber más.

Sin aviso ni nada, sentí un chorro de algo contra mi mentón, dejé mis pensamientos y observé como mi tío eyaculaba, sobre mi cuerpo, solo el primer chorro llegó contra mi cara, los siguientes solo llegaron hasta mi abdomen y short.

-          Buen trabajo perrita, así se desagota a un hombre.

Me giñó con el ojo, se subió el pantalón y se fue cerrando nuevamente la puerta.

Me quedé tendida sobre la cama, aún con mis piernas fuera de esta.

Me toqué el mentón, y sentí por primera vez el semen, ese líquido pegajoso, lo esparcí por mis dedos, y lo olí, era feo, pero igual quería probarlo y me metí los dedos en la boca y los lamí, no me gustó para nada, metí mi mano en mi short sobre mi vagina, y tenía restos de semen pero quedé sorprendida por lo mojada que estaba, era como si me tiré un vaso de agua sobre el short.

Tenía que bañarme, pero estaba agotada, por lo que me recosté bien y me tapé por si entraba alguien y me veía en esas condiciones.

Desperté cuando alguien golpeó la puerta, era mi hermano avisándome que la cena estaba lista en 20 minutos.

Estaba muy dormida para bañarme, por lo que me saqué la ropa, mi tanga y short aún estaban mojados y me puse otra ropa.

Fui a la cocina, ya estaban todos sentados, mi tío como si nada hubiera pasado, cenamos como siempre y en un momento mientras mama se levantó para sacar los platos, mi tío me miró fijo y me giño el ojo. Bajé la mirada y me sonreí, era un pervertido pero me gustaba y quería aprehender mas de el.

Este fue mi inicio en el sexo, y desde ese momento no pude parar, ya les iré contando como siguió todo.