Iniciación lésbica de una Viuda Madura
Estaba necesitada de cariño, al encontrarse sola y descubrió un mundo nuevo.
Iniciación lésbica de una viuda madura
Soy Angelines, lesbiana oculta de 45 años y sin pareja en este momento. Os relato un suceso real que he vivido no hace muchos días.
La otra mañana, una clienta que conozco de otros años y que pasa temporadas en mi pueblo, vino a mi tienda, estuvimos hablando y me dijo que ya se quedaba en el pueblo pero que iba a pasar el verano sola, ya que su hijo mayor trabajaba, y su hija se había marchado a Inglaterra a trabajar. Tiene un chalecito con piscina y como estuvimos solas mucho rato, hablamos de muchas cosas. Me invitó a tomar el sol y bañarme en su piscina siempre que quisiera y así le daba compañía porque no tenía relación con mucha gente.
Yo nunca había hablado tanto con ella, solo la relación comercial. Tiene 48 años y hace cuatro años se quedó viuda en un accidente de tráfico. Me agradó la idea y como hacía mucho calor, quedamos en que esa tarde iría a su casa. Al llegar me estuvo enseñando el chalecito, que es muy acogedor. Tiene una piscina pequeñita y un césped muy cuidado y se está de maravilla. Ella usaba bikini y yo bañador. Estuvimos bromeando, y le dije que se conservaba muy bien, habiendo tenido dos hijos y a su edad.
Me dijo que se cuidaba, que en Madrid hacía aerobic, y andaba mucho. Me dijo que yo estaba muy bien a pesar de ser mas gordita y tener bastante más pecho que ella. A mí me agradó mucho y me hubiera gustado hacer el amor con ella desde el primer momento, pero tenía miedo a pasarme, y que me echara. Me pidió si podía darle crema por la espalda, a lo que accedí encantada, se quitó el suje, a la vez que me decía que ella siempre se bañaba y tomaba el sol desnuda, estando sola, pero que al estar yo, no quería molestarme.
Yo le dije que a mi no me molestaba y que si quería nos desnudábamos las dos, a lo que accedió riéndose. Así que lo hicimos, al desnudarme yo y verme el sexo totalmente depilado se sorprendió mucho, ya que ella tenía mucho vello y muy descuidado. Me preguntó el motivo de estar así, diciéndole que era como más a gusto me encontraba, además de ser más higiénico.
También le confesé mi lesbianismo, y que a mis amigas y a mi nos gustaba estar así. Le dije que si le molestaba que fuera lesbiana, yo la entendería, y me marcharía de su casa, pero que por favor me guardara el secreto, ya que yo me mantenía oculta y que comprendiese mi situación. Al contrario me dijo que no le importaba en absoluto mi condición, ya que a ella le daba igual, que eso era asunto mío. Eso me agradó muchísimo y se lo agradecí enormemente. Nos dimos crema mutuamente y nos tumbamos al sol, hablando sobre mi condición sexual y mi atracción por las mujeres. Le hablé de los problemas que podría acarrearme en el pueblo si se supiese esto, ya que todavía la sociedad, no admite abiertamente la homosexualidad, y muchas de las clientas al enterarse, podrían dejar de venir a mi tienda a comprar. También hablamos sobre su actividad sexual, diciéndome que era nula desde la muerte de su marido. Así pasamos la tarde, invitándome a merendar.
Después me despedí, quedando otra vez para hasta el día siguiente. Cuando volví a su casa al día siguiente al recibirme nos besamos en las mejillas y directamente, nos desnudamos completamente saliendo a la piscina a bañarnos. Me dijo que había pensado mucho en mi y en la conversación del día anterior. A la vez que le gustaría depilarse completamente como yo, preguntándome como podría hacérselo. Le respondí que podría acudir a una profesional, o ella misma aunque eso era un poco más complicado pero que se hacía perfectamente.
Me respondió que acudir a una profesional, le daría vergüenza. Entonces, yo me ofrecí a depilarla, a lo que accedió encantada. Le pregunté que si tenía cera de depilar, tijeras, maquinillas y jabón de afeitar, a lo que asintió. En ese momento me excité de tal modo que sentí mi coño muy mojado a la vez que sentía mi corazón acelerarse, ante el panorama que se me avecinaba, traté de disimular pero creo que ella se dio cuenta de lo que me pasaba. Le pedí que se pusiera de pie delante de mí con las piernas abiertas, mientras yo estaba de rodillas con mi cara a la altura de su sexo. Su olor me embargó de tal manera, que me dieron ganas de meter mi boca entre sus piernas pero me contuve, empezando a cortar el vello de su pubis con la tijera, hasta dejarlo muy cortito. Después le pedí que se tumbara boca arriba y que abriera bien las piernas, le estuve recortando con la tijera todo el vello del coño y de su culito.
Después enjaboné bien una brocha y le di bien de jabón por todo. Ella estaba tumbada muy relajada y con los ojos cerrados dejándose hacer, mientras yo la iba afeitando despacio recreándome con la situación y tocando disimuladamente todo su sexo, notando como le gustaba. Una vez afeitada, le unté bien con la cera templada toda la pelvis, las ingles, los labios del coño y todo su culito, advirtiéndole que la iba a hacer un poquito de daño, al quitarle la cera, pero que después iba a quedar muy bien, completamente limpia de pelo. Creo que estaba muy excitada porque me dijo que la gustaba esa sensación. Al tirar fuerte de la cera para quitársela apretaba los dientes, suspirando al sentir un poquito de dolor, pero aguantó muy bien.
Fuimos a su habitación para que se viera en el espejo ya completamente limpia. Al mirarse abría separaba los glúteos para verse el culito, y abría el sexo para ver como estaba, gustándose como se veía. Le dije que tendría que darle un after shave y una crema hidratante para que no se le irritara, y buscó uno de su hijo y crema nivea. Se tumbó en la cama y le di el after shave con cuidado de no tocar su sexo para que no le escociera, pero al darle la crema lo hice lentamente repartiéndoselo por todo su sexo, acariciando su clítoris e introduciendo los dedos en su vagina y su culito. Ella abría y cerraba las piernas apretándome mi mano para que no se apartara mientras jadeaba sin rubor. En ese instante yo ya estaba tan caliente y excitada que ya no me importaba nada, no pude resistir la tentación y hundí mi cabeza entre sus piernas lamiéndole ya sin pudor su clítoris y su vagina, a la vez que acariciaba su cuerpo.
Tenía su coño tan empapado que sus jugos afloraban mientras yo los tragaba con un placer exquisito. Le pregunté si le gustaba, y quería que le hiciera el amor sin ningún tapujo, por temor a un rechazo. Me respondió que por favor no parara, que la tenía loca y que no recordaba haber estado nunca tan excitada, que era mía para lo que quisiera y que la hiciera gozar.
La besé en la boca con pasión metiendo mi lengua contra la suya, bebiendo nuestras salivas. Ella temblaba de placer mientras se pegaba a mi cuerpo moviéndose sin parar. Me devolvía los besos como una posesa ansiosa de amor. Estuvimos toda la tarde en la cama follando como dos desesperadas, yo había iniciado a una madura caliente como pocas al lesbianismo. Perdí la noción de sus corridas, yo conseguí tres orgasmos feroces en su boca, bebiéndose todos mis jugos. Y otro haciéndole la tijera frotando mi clítoris con el suyo.
Quedó tan maravillada del placer que podía obtener con otra mujer, que me pidió que fuera su amante y haciéndome prometer, la enseñanza de todos los secretos para gozar de otra mujer. Así que sin querer he encontrado una amante perfecta para todo el verano y nos esperan unas tardes inolvidables.
ANGI