Iniciación lésbica de una Viuda Madura (2)

La iniciación lésbica de la viuda, se iba convirtiendo poco a poco en el despertar de una hembra.

Iniciación lésbica de una viuda madura II

Después de nuestro primer encuentro, pasaron tres días que por motivos de mi trabajo en la tienda, no pude acudir a casa de mi recién estrenada amiga. Por supuesto que lo deseaba, por mi mente no cesaban de circular, una y otra vez los recuerdos y las imágenes de aquella inolvidable tarde noche con ella.

Le había prometido sexo y enseñanza, y por supuesto que sexo y experiencia sí que se lo iba a proporcionar y además al por mayor, como decimos en el argot comercial, sí ella lo quería así.

Charo como así se llama, es una mujer a punto de cumplir 49 años. De rostro serio, marcado con un rictus de amargura, quizás por la pérdida de su marido y el sufrimiento acaecido. Es mujer de cadera y cintura ancha, pero bien cuidada, con la tripa un poquito prominente con algunas diminutas estrías. Piernas fuertes debido al ejercicio y bien torneadas, a pesar de su edad madura, muy bonitas. Sus pechos están bien formados, redondos y carnosos aunque un poco caídos, pero no flácidos. Sus pezones menudos y largos, muy rosados al igual que sus aureolas. No es una belleza, pero sí atractiva y deseada por los hombres. Y por supuesto por nosotras, ya lo creo.

Yo soy una mujer, de rasgos viriles y de carácter, sexualmente versátil, aunque me gusta ser dominante. Me adapto perfectamente a cada situación y puedo ser la más sumisa de las esclavas. Físicamente, de rostro agradable, con algún kilito de más. Ancha de caderas, buen trasero y piernas gorditas. Pechos grandes y gordos 105C. Aunque duros y tersos aún, pero un poco caídos por el tamaño y la edad. De pezones hundidos y grandes aureolas rojizas, pero gordos cuando se erizan. En líneas generales atractiva.

Charo, pasó por la tienda al tercer día, era un viernes. Al darle los buenos días le dirigí una sonrisa especial, que solo ella captó. Al atenderla, me dijo que me había estado esperando, me disculpé con ella diciéndole que el trabajo me lo había impedido y me había resultado imposible, pero que todo estaba bien y que no se preocupara. Le pregunté por su hijo, diciéndome que ese fin de semana tampoco vendría, pero que esperaba que alguien fuera a visitarla y no pasar sola esos dos días, mientras me hacía un guiño inocente. El mensaje estaba dado, y captado.

ANGI: .- "Espero de todo corazón, que recibas esa visita y disfrutes de esa compañía, no es bueno estar sola tanto tiempo, para nada".

CHARO: .-" No dudo que así será, si realmente acude y me acompaña, y no tiene algún impedimento para poder hacerlo".

ANGI: .- "No desesperes, y quédate tranquila, que seguro que no te fallará".

CHARO: .-" Dios te oiga, seguro que me encantará, disfrutar de su compañía."

Pasé, todo el viernes y la mañana del sábado, pensando en Charo, imaginándomela, entregada a mí. Como una niña inexperta, descubriendo ese nuevo mundo de sexo, que le ofrecería tantas como desconocidas y placenteras sensaciones. La imaginaba como un juguete en mis manos, haciéndola gozar, recordando los placeres olvidados y descubriendo los nuevos.

Tal era el grado de mi excitación que varias veces tuve que ir al baño, a calmar los calores y la ansiedad que me embargaba, tan solo con su recuerdo y la imaginación de los gratos momentos que pasaríamos en ese futuro tan cercano.

Por fin llegaron las cuatro de la tarde del sábado, y marché a su casa.

Llevaba una falda ancha, granate de puntos blancos que me cubría hasta las rodillas, una blusa rosa sin mangas, dejando mis brazos y hombros al desnudo, y un combinado de sujetador y bragas negras a juego. El Bañador en el bolso, para ponérmelo solo si realmente fuera imprescindible, ya que tomar el sol y chapucear en la piscina lo haríamos desnudas, como el día anterior. En el bolso llevaba alguna sorpresa más en forma de juguete, por si su utilización fuese necesaria en nuestros juegos.

Al abrirme me recibió en bikini y con un pañuelo anudado a la cintura a modo de falda, dejando una raja por la que mostraba le belleza de su pierna. Estaba turbadora y encantadora.

ANGI: .-" Hola Charo, ¿llegó ya tu visita o la estás esperando?".

CHARO: .-" Hola Angi, ahora sí ha llegado. Acaba de aparecer el ángel que esperaba del cielo".

ANGI: .-"Dirás el ángel del mundo real, no del cielo jajaajaj".

CHARO: .-" Sí, afortunadamente así es, del mundo real y en carne y hueso jajajaj".

Cerré la puerta, soltando el bolso que llevaba y acercándome a ella la abracé, besándola en la boca. Ella me correspondió pegándose a mi cuerpo como una lapa, abrazándome también, fundiéndonos en un beso tan largo y profundo que casi nos quedamos sin aliento. Charo era puro nervio, de esa mujer emanaba un deseo tal, a causa de la represión mantenida a lo largo de los años de abstinencia, que le resultaba del todo incontrolable. Quería tocar tantos sitios a la vez que sus manos parecían tentáculos, sus manoseos en mis pechos, sus intentos de desnudarme, tan pronto las bajaba a mis nalgas, magreándolas fuertemente, como las deslizaba por mis costados y mi espalda sin parar, como me agarraba la cabeza sujetándola, para apretar su boca contra la mía, mientras nos besábamos y nuestras lenguas no cesaban de escrutar todos los rincones de nuestras bocas, entrelazándose entre ellas, intercambiando nuestras salivas, con ansias de calmar la sed de tanta calentura reprimida.

En un momento de respiro, le dije que se calmara, que no fuera tan impaciente, que teníamos mucho tiempo por delante y que gozaríamos plenamente.

CHARO: .-" Cuatro días, soñando con este momento, cariño hazme tuya ahora mismo, no puedo esperar más, no me hagas sufrir, por favor te lo suplico".

ANGI: .-" Sí cariño, pero todo a su tiempo, no te impacientes, es mejor".

Cogiéndola de la mano nos encaminamos al salón. Una vez allí, le dije que se estuviera quieta y que me dejase hacer. Poniéndome detrás de ella, empecé a acariciarla los hombros y el cuello con la yema y las uñas de mis dedos, clavando mis tetas en su espalda. Y apretando mi pubis contra su culo, para que notase el calor de mi sexo. Ella cerrando los ojos y dejándose hacer, notaba como su piel se estremecía poniéndosele carne de gallina.

Al poquito, me saqué la blusa dejando caer también la falda, quedándome solo con el sujetador y la braga. Mis tetas estaban exultantes, queriendo salir de la prisión del sujetador, que a pesar de ser grande, por momentos parecía diminuto. Volví a abrazarla por detrás, buscando sus tetas con mis manos, mientras le recorría su nuca y su cuello con la punta de mi lengua, alternándolo con besos a flor de piel. Seguía estremeciéndose de placer, le fui bajando los tirantes del sujetador, mientras Charo buscaba el ardor de mi sexo, echando el culo hacia atrás buscándolo. Encontré sus pezones duros y largos, acariciándolos entre mis dedos, amasándole sus tetas con las manos, apretándole suavemente los pezones estirándoselos. Después le quité completamente el sujetador y le desaté el pañuelo de la cintura. Charo no dejaba de suspirar y jadear, gimiendo de placer. Esto hacía que yo me excitara más y me recreara aún más y más con mis caricias. Estaba en mis manos, fui agachándome, recorriendo su espina dorsal con mi lengua, y sus costados con mis dedos, según iba descendiendo.

Al llegar a la braga del bikini, le metí los dedos por los laterales bajándosela lentamente hasta dejarla completamente desnuda. Acerqué mi boca a sus nalgas, besándoselas y lamiéndoselas. Las apretaba una y otra vez, las abría y las cerraba viéndole el ojete de su ano. Después de tanto magreo, le regalé con unos azotitos en ellas, notando que no sufría rechazo sino todo lo contrario, que le gustaba, porque aumentó el ritmo de su respiración y sus gemidos eran más profundos y sensuales.

Le pedí que abriera completamente las piernas. Bajando mis manos a sus

tobillos, empecé a acariciarla con las yemas de los dedos y las palmas de las manos subiendo por el interior y el exterior de sus piernas recorriéndolas desde abajo hacia arriba llegando hasta las nalgas por su exterior y a las ingles por el interior, sin llegar a tocarle el coño. Notaba la suavidad del interior de sus muslos, y la rugosidad de las marcas de celulitis de su exterior y de las nalgas. Según le magreaba sus pantorrillas y sus muslazos con mis manos, le iba pasando la comisura de mis labios y la punta de mi lengua por ellos. Las recorría una y otra vez, empezando a acompañar estas caricias con pasadas de mi mano y mis dedos por su coño. Charo lo aguantaba estoicamente de pie, gimiendo de placer.

CHARO: .-" Angi, me matas. Por favor hazme completamente tuya, ya... Soy un juguete en tus manos.... ahhhhh... como me gusta.... ahhhhh.... Házme subir al cielo cariño, ahhhhh.....,"

ANGI; .-" Síiiiiiiii, cariño eres mi juguete voy a hacerte volar para que subas al cielo.... descubrirás de lo que es capaz de hacerte esta hembra, para hacerte feliz, si cariño......ya lo verás."

Estando yo de rodillas, la volteé y su vulva abultada y totalmente depilada, quedó a la altura de mi cara, dejándome ver el exquisito panorama de todo su coño. Sus gordos y abultados labios exteriores y la prominencia de su clítoris colgando entre ellos. Emanaba tal olor a hembra en celo que era inconfundible, tanto, que invitaba a saborear esa fruta que se me ofrecía delante de mis ojos. Le pasé el dorso de mi mano por la abertura de su vagina apretándola contra su clítoris, deslizando mis dedos entre los labios exteriores introduciéndolos en la vagina y rozando el clítoris al sacarlos, quemaba de tanta calentura. La mano quedó completamente impregnada del manjar de sus jugos vaginales, y la llevaba a mi boca chupándola y lamiéndola para saborearlos.

Para entonces yo también estaba completamente empapada. Así, que no esperé más, separando los labios con los dedos abriéndole el sexo, clavé mi boca en su coño para tragar tan suculento manjar. Ella me aferró la cabeza con sus manos apretándome fuerte contra ella, para que no le soltase, y pudiera recorrer toda su gruta, proporcionándole el mayor de los placeres. No cesaba de culear buscando la mejor postura para disfrutar del roce de mi lengua contra su clítoris, y la penetración en su vagina. Al ratito le introduje un dedo en la vagina, empezando un movimiento de mete y saca, sin dejar de chuparle, mamarle y mosdisquearle el clítoris, consiguiendo que se viniera en mi boca de tal manera y con tanta fuerza que le flaquearon las fuerzas, doblándosele las rodillas cayendo al suelo. Yo no le solté, sino que seguí aferrada a su coño, sin dejar de comérselo hasta conseguir que se corriera por segunda vez, dejándola completamente extenuada y derrotada. Su cara era de enorme felicidad, y no dejaba de sonreírme.

Una vez repuesta de este primer envite, Charo quiso corresponderme y como seguíamos las dos tumbadas en la moqueta del salón, se puso encima de mí ofreciéndome otra vez su coño, mientras se abalanzaba sobre el mío. Esta mujer aprendía rápidamente, y nos regalamos un 69 maravilloso, consiguiendo yo, mi primer deseo, ofrecerle el manjar de mi primera corrida en este incipiente fin de semana, que prometía ser encantador y plagado de sexo.

Después nos salimos a la piscina, dándonos un baño rápido para luego tumbarnos al sol, y quedarnos dormidas.

Al despertarme, vi que Charo estaba en la piscina, agarrada al borde de la piscina sin dejar de mirarme, sonriéndome me invitó a darme un chapuzón con ella. Sin dudarlo me levanté de la hamaca, me acerqué justo donde ella estaba preguntándole como estaba, respondiéndome que feliz.

Sin pensarlo me metí en la piscina, el agua aunque soportable pecaba de fresquita, la primera impresión al entrar te despejaba completamente. Al ratito ya con el cuerpo adaptado a la temperatura del agua, se estaba de maravilla y empezamos a jugar en el agua. Parecíamos dos chiquillas en vez de dos mujeres maduras. Al ser la piscina muy pequeña y no cubrir, permitía que el contacto fuera rápido, y facilitaba que nos agarráramos y nos tocáramos. Nuestros cuerpos se rozaban dentro del agua, y nuestra libido volvía a manifestarse de forma alocada. Parecíamos dos colegialas enamoradas y sedientas de sexo. Una de las veces al cogerla, se me abrazó y empezó a besarme, le devolví los besos y hacíamos todo tipo de caricias dentro del agua, nos frotábamos las tetas la una contra la otra, rozándonos los pezones que estaban muy erizados por la frescura del agua. La temperatura corporal y el grado de excitación subía tan aceleradamente que le espeté con voz grave y cargada:

.-" Quiero follarte Charo", respondiéndome:

.- " Sabes que puedes hacer de mí lo que quieras, prometiste enseñarme a gozar, y quiero ser una alumna aplicada". "Haré todo lo que quieras, sea lo que sea, con tal de disfrutar tanto como lo estoy haciendo, cariño..."

Salimos de la piscina, nos secamos con la toalla y no encaminamos a su habitación. Allí la abracé de nuevo, volviendo a besarla, le pedí que se tumbara en la cama con los brazos hacia atrás por encima de los hombros, y sacando unas vendas de mi bolso procedí a atarla a las cabeceras de la cama. Al principio se asustó un poco, diciéndome que eso no, que le infundía respeto, pero le espeté de forma un tanto seca,

.- "Relájate y obedece zorra, eres mi juguete y te has ofrecido a mí para que haga contigo lo que quiera contigo, con tal de que disfrutes, y voy a satisfacerte No olvidarás jamás este fin de semana. Vas a correrte tantas veces que tu vagina va a quedarse seca de tanto soltar fluidos."

Aunque un poco alarmada, accedió un poco mosca diciéndome. "Sí cariño, pero por favor no me hagas daño, te lo suplico".

Una vez atada, me subí encima de ella colocando mi coño abierto sobre su tripa, para que sintiera mi humedad y el calor se mi coño en ella. Mis manos empezaron a magrearle las tetas, empecé con un manoseo suave que se iba acrecentando, terminaba cogiéndole los pezones con los dedos índice y pulgar, masajeándolos entre ellos, moviéndoselos en sentido circular y estirándoselos. Le acariciaba con las palmas de las manos los costados, subiendo desde las caderas, por las costillas hasta los sobacos y los laterales de sus tetas, subía hasta los hombros y cuello para volver a bajar a las tetas y los pezones. A cada subida me inclinaba sobre ella poniéndole mis tetas sobre su cara y boca para que me chupara los pezones, aunque solo llegaba a lamerlos. Terminaba con un beso y mi lengua en su boca, e iba repitiéndolo una u otra vez, hasta conseguir un grado máximo de excitación por ambas partes.

Fue entonces cuando me levanté y cogí de mi bolso, uno de mis juguetes, una verga con arneses para colocárselo en la cintura y en los muslos, es de látex de 19 cm de largo por 5,5 cm de ancho. Me lo ajusté, acercándome a ella con la verga en ristre como si fuera un tío.

Le abrí su coño y empecé a verter un poco de lubricante en él, extendiéndoselo bien por el coño y por su culo con mis dedos introduciéndolos, dejándolos bien lubricados. Me acerqué a ella y le abrí las piernas completamente y poniéndole la punta de la verga en la entrada de la vagina, me fui deslizando dentro de ella, Charo empezaba a gemir de placer. Seguí con un movimiento de caderas adelante y atrás y en sentido circular, fui acelerando mis embestidas a medida que la iba follando, la verga entraba y salía de su coño completamente mojada, los jugos vaginales y el lubricante habían hecho su efecto. Mis tetas golpeaban contra mi tripa a cada envite de verga, y mi coño estaba celoso del de Charo, también necesitaba sentir y recibir, completamente excitado al ver como se retorcía y suspiraba de placer Charo, que no cesaba de pedirme más y más.

Cuando más excitada estaba Charo, le saqué la verga del coño. Con los dedos extendí los jugos y el lubricante que rezumaba de su coño, hacia el ojete de su culo, lo masajeé bien con los dedos, introduciéndole dos en él. Cuando comprendí que estaba ya relajado y dispuesto, la levanté las piernas subiéndomelas encima de los hombros, le puse la verga en la abertura de su ano, y de un golpe seco la clavé la mitad de la verga. Charo dio tal grito que creo que tuvo que traspasar las paredes de la casa, diciéndome:

.

-" Por Dios Angi, sácame eso de ahí, por favor, que me destrozas..........ayyyyyyy, es muy doloroso".

Haciendo oídos sordos, le di otro envite clavándola toda, y seguidamente empecé a bombear adelante y atrás sin parar. El dolor debió ir remitiendo lentamente ya que muy pronto empezó a seguir el ritmo de los bombeos, moviendo el culo acompañando el movimiento de la verga, gimiendo y suspirando de placer, mientras me decía:

.- " Síiiiiiii, ahora siiiiiiiii, Angi querida, dámela, dámela, uyyyyyy, que ricoooo, dámela dámela, eres única Angi......, me rompes el culo de gusto...."

.-" Lo ves, putita, Angi sabe hacerte gozar. Tú eres mi juguete, ves, ves, como me suplicas. Ningún hombre te ha hecho disfrutar de esta forma, ves....."

"Sí querida, no pares, no pares, dámela, dámela , voy a correrme......voy a correrme............ ahhhhhhhh,,,,,,,,,ahhhhhhhhhhh........aaahhhhhhhhhhhhh.......,

Me matas.......ahhhhhhhhhhhhhh, tómala tómalaaaaa........ahhhhhhhhhhhhh.

Charo tuvo otro orgasmo bestial, viniéndose de forma escandalosa, esta mujer cada vez que se venía, soltaba una gran cantidad de flujo, dejándolo todo empapado. Quedó completamente extenuada y dolorida, me dijo que tenía el culo como un brasero. Le pregunté sí había merecido la pena, mientras procedía a desatarla.

.- " Ya lo creo ANGI, eres genial nunca podré pagarte lo que estás haciendo conmigo" me respondió:

.-" Sí cariño, ya lo estás haciendo también, este juego es mutuo yo te doy placer y tu me lo devuelves, por lo tanto estamos en paz. Ahora ven cómete mi chochete, que está pidiendo a voces que le calmen su calentura".

Dejándome caer en el lateral de la cama hacia atrás, con los pies en el suelo, y mi culo al borde de ella, Charo me levantó las piernas encima de sus hombros y acomodando su boca en mi coño y no paró de comérmelo hasta conseguir hacerme explotar, no tardando mucho en lograrlo.

Después fuimos otra vez a darnos un baño a la piscina y una ducha, eran casi las diez de la noche. Nos despedimos hasta la mañana siguiente, yo volvería a media mañana. Aunque Charo, pedía que me quedase, no podía hacerlo porque tenía obligaciones que atender.

La iniciación lésbica de la viuda madura, se iba convirtiendo poco a poco en el despertar de una hembra.

ANGI