Iniciación en el viaje de fin de curso
Descubierta gay en un viaje de fin de curso.
Iniciación en el viaje de fin de curso
El viaje de fin de curso durava una semana. Nos habíamos hospedado en un sencillo hotel y a mí me tocó una habitación de 3 con dos compañeros de clase.
En el hotel solo estávamos por la noche y con los compañeros de habitación nos entendíamos bién. Me había llamado la atención la facilidad con la que se desnudaban y anadabon por ella sin problemas, exhibiendo unos cuerpos bastante musculosos y bien dotados.
La última noche hicimos una fiesta en una sala próxima al hotel y como los profesores nos dejaron solos pudimos tomar alcohol. Al llegar a la habitación de madrugada, mis compañeros dijeron que iban calientes y que necesitaban una hembra para calmarse. Se miraron entre ellos:
-Esta noche podrías ser tu la hembra Me dijo Luís.
Me quedé mirándolo sorprendido y le pregunté que estaba diciendo.
-Que a falta de pan buenas son tortas y que tu serás nuestra putita.
Se acercaron y empezaron a desnudarme.
-Si hombre, hazlo tu de puta.
-Que te calles. Vas a serlo tu y como no colabores te vas a enterar.
Mientras decían esto, empezaron a desnudarme primero a mí y luego ellos mismos.
Empezaron a acariciarme todo el cuerpo, el culo y, sin ningún problema mi miembro que, ante mi sorpresa, empezó a crecer y se puso bien duro en un momento.
Pude ver como los dos estaban también bien parados, con unos miembros de dimensiones considerables.
Las carícias prolongadas y sentir los dedos urgando en mi culo me empezaron a excitar considerablemente. Hasta ese momento, solo mis propias manos habían recorrido esos caminos.
-Te está gustando eh, zorrita? dijo Luís
-Pues ahora te toca a ti añadió Juan
Cada uno me tomó una mano y me la puso sobre su miembro, obligándome a cerrarla y acompañándola arriba y abajo.
Era la primera vez que tocaba una pija de otro chico, y el tacto caliente me perturbó, pero era agradable.
-Caramba con la putita, no lo haces mal del todo. Ahora arrodíllate, que te vas a comer una buena banana.
-No eso no, por favor . Una cosa era tocar ese miembro y otra bien distinta tragármelo. Me daba más bien asco.
Sin tiempo a reaccionar, Juan me atizó una bofetada que me giró la cara del revés y me puso la mejilla al rojo vivo.
-Que te arrodilles, zorra gritó, mientras Luís me obligaba a irme al suelo.
Sin tiempo a reaccionar, Luís cogió mi cabeza con las dos manos y puso su glande delante de mis labios y empujó para que tragara.
Me resistí pero al final abrí y dejé entrar ese pedazo de carne.
Empezó un movimiento de vaybén mientra me iva repitiendo chupa zorra, chupa.
Mi mente estava descolocada pero el sabor y la sensación empezaban a gustarme y empecé a chupar con afición, pasando la lengua por la gorda punta, roja, brillante.
Al cabo de un rato, fue Juan el que se sentó en el suelo y me obligó a chparsela también. Esta vez no tuvo que insistir y fui yo mismo el que me tragué sus 17 cm con gusto, pués cada vez estava más excitado y me estava gustando más.
Mi posición a cuatro patas y con el culo abierto, fue aprovechada por Luís para manosearme la raja y meterme un dedo por el ano.
Que nueva sensación.
La segunda vez, antes del dedo sentí como algun líquido caí sobre mi espalda y se deslizaba por entre mi culo. Luís iva introduciendo dos dedos, que cada vez entraban mejor por efecto del líquido y de la dilatación del esfínter.
Mientras disfrutava con el caramelo en mi boca, empecé a pensar que Luís estaba preparando el camino y sentí las ganas de probar su pija en mi culo.
Y no tardo en hacerlo. Se apartó un momento, sentí como me agarraba con las manos por la cintura, me abría las piernas bien abiertas y apuntada su pija en mi agujerito.
Sin mediar palabra empezó a empujar poco a poco. Primero quería morírme del dolor, pero no tardó en transformarse en una sensación de llenado inmensa que iva produciéndome un placer mayor con el incremento de la fuerza de las envestidas de Luís, del que sentía sus huevos golpear contra mi trasero.
Con las embestidas, incrementé el ritmo de la mamada que le estaba practicando a Juán, que no paraba de repetir:
-Sigue, sigue, no pares, no pares, aahahahahahaha
Unos ataqués más y sentí una invasión caliente en mi interior y el grito de placer de Luís, que había alcanzado un orgasmo considerable. Se apreto contra mí para vaciarse completamente, miente con una mano rodeaba mi pija, que estalló en un segundo del placer acumulado y empezó a esparcir el líquido blanco.
Esta circunstáncia fue lo que le faltaba a Juan, que empezó también a soltar su leche. Mi reacción, obviamente fue retirarme pero él aguanto mi cabeza y con Luís encima, no pude reaccionar y toda la leche de vació en mi boca. Intentava no tragar, pero los dos me aguantaron en esa posición hasta que no me quedó más remedio. He de confesaros que el sabor salado no me desagradó.
Con el ambiente caldeado y los cuerpos bien sudados nos desenganchamos.
Juán y Luís me agradecieron lo bién que lo había hecho.
Yo les reconocí que me había encantado y que cuando quisieran podíamos repetirlo.
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