Iniciación en el mundo gay 1

El chico de la bicicleta roja

Un saludo a los lectores, lamento el retraso a la hora de publicar pero resulta complicado sacar tiempo.

He cruzado varios correos con un lector en el que me cuenta su transformación que paso a exponeros.

Mi nombre no importa, tengo 45 años, divorciado, me casé demasiado pronto, con un hijo universitario. Mido 1,75, de complexión delgada y pelo castaño. Trabajo como comercial de productos de diversas empresas, lo cual, me permite organizar mi agenda de trabajo según mejor me convenga. Siempre me he considerado heterosexual hasta ….

Aquel día acababa de visitar a un cliente en una zona industrial de mi ciudad, de vuelta y para atajar, crucé el gran aparcamiento de la feria de muestras. Mi móvil sonó y me detuve. Tras hablar con mi cliente y antes de arrancar mi coche observé por el espejo retrovisor un chico joven acercándose en una bicicleta roja.

El chaval se detuvo a unos escasos 10 metros, sacó un cigarrillo y empezó a fumar. Me bajé del coche y también encendí uno. El joven no dejaba de observarme, en ese instante, bajó lentamente su mano sobándose su paquete por encima del chándal durante varios segundos.

Ante mi sorpresa repitió el mismo gesto en repetidas ocasiones. El chico nuevamente se sobó su paquete esta vez por debajo de su pantalón mientras sonreía y se mordía los labios.

  • ¿Se me estaba insinuando?, pensé interiormente.

Ante mi sorpresa, el joven miró a su alrededor, y no viendo a nadie con su mano izquierda tiró de la parte delantera de su chándal dejando a la vista un boxer de color rojo que ocultaba su erección.  Su mano derecha tras sobar nuevamente su polla se introdujo dentro de su ropa interior y comenzó a acariciarse.

Un cúmulo de sensaciones recorrió mi cuerpo, me excité y mi pollita de unos 10 centímetros se puso muy dura.

El chico lamiendo sus labios, tiró de su boxer hacia abajo mostrando sus genitales. Estaba totalmente depilado, su polla era muy larga, unos 20 cms, y sus testículos enormes.

Me quedé paralizado mientras un escalofrío me recorría el cuerpo. El chaval mirando otra vez a los lados, bajó su glande y empezó a meneársela con su mano derecha mientras que con la izquierda se acariciaba sus enormes testículos. Nuestras miradas se cruzaron.

-Ven, acércate, ….., ¿quieres probarla?., preguntó el joven.

Me encontraba petrificado, sin poder apartar los ojos de la enorme verga del chaval. Podía ver como babas de líquido preseminal caían de su polla al suelo.

-Qué dura me la pones madurito,  seguro que te la quieres comer para que te preñe tu culito, dijo el joven acercándose aún más.

Reconozco que me asusté, monté en mi coche y arranqué alejándome del lugar rápidamente.

No pude concentrarme en todo el día, a cada rato me venía a la cabeza la enorme verga del chico, excitándome cada vez más. Aquella noche en la soledad de mi casa me masturbé como un mono en varias ocasiones pensando en el chico y su enorme verga, lamentando no haber seguido el juego del joven.

Dormí muy mal esa noche. Me levanté inquieto y muy excitado sabiendo lo que deseaba. Con la máxima rapidez posible visité a mis clientes y volví a la parte más alejada del aparcamiento. El chico no estaba, impaciente y muy caliente fumé varios cigarros.

Cansado de esperar monté en mi coche. A través del espejo retrovisor le ví acercarse lentamente. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Mi polla se puso muy dura, mas dura de lo que había estado en toda mi vida notando como una gotita de líquido preseminal manchaba mi blanco slip. No pude evitarlo y me acaricié por encima del pantalón de mi traje cerrando los ojos.

Un ruido me alertó, el chico estada delante mi ventanilla mordiéndose los labios acariciándose la polla por debajo de su pantalón de deporte. Miró a los lados y se bajó la parte delantera enseñándome un boxer negro humedecido.

El chico, por segunda vez, miró a los lados y tiró de la manilla de la puerta de mi coche la cual se abrió.

-Hola madurito, dijo mientras tiraba del boxer hacia abajo.

Su enorme polla quedó a escasos centímetro de mi cara. Tan cerca parecía aún más grande que el día anterior, sus enormes testículos colgaban totalmente depilados.

-Sabía que vendrías a por esto madurito dijo acariciando su gran rabo, pajéame lo estás deseando ordenó el joven.

Poseído por la excitación me giré hacia él, extendí mi mano derecha y por primera vez en mi vida toqué la polla de otro hombre. Estaba muy dura pero sobretodo caliente, su glande era enorme de un color marrón oscuro, gotitas de líquido precoital mancharon mi mano. Comencé a subir y bajar mi mano a lo largo del enorme rabo masturbando al chico.

-¿No nos verá nadie? pregunté con temor.

-Tranquilo, a esta hora solo viene gente a pajearse y darse por el culo, mastúrbame madurito.

El chico empezó a gemir y bufar del placer, mi mano subía y bajaba el glande del enorme pollón manchando mis manos de sus líquidos.

-Sigue así putito, sigue así lo haces muy bien, jadeaba el chaval.

Estaba tan concentrado y excitado meneándosela al chico que no me percaté. El joven se inclinó y me besó en los labios. Intenté separarme pero su mano izquierda apretó la mía contra su verga para continuar la paja, y su mano derecha asió mi cabeza para volver  a besarme. Noté su lengua intentando entrar en mi boca, instintivamente la abrí y su lengua empezó a jugar con la mía. Fue un beso muy largo, su saliva entró abundantemente en mi boca mientras su lengua poseía a la mía.

Tras el profundo beso, el joven volvió a mirar a los lados

-Abre tu linda boquita y cómetela, rápido que no tengo todo el día, ordenó el joven.

Empujó su enorme verga contra mis boca, no me atrevía a abrirla.

-Abre tu jodida boca putito, cómete mi polla que lo estás deseando, dijo mientras me daba un par de pollazos en la cara.

Abrí la boca y el chaval me la metió muy lentamente.

-Ensaliva el glande madurito, eso es, con tu lengua de puto jadeaba el joven.

Sus manos tiraron de mi cabeza penetrando el enorme pollón poco a poco mi boca.

-Eso es hasta el fondo cabrón….., trágatela entera madurito……, eso es hasta el fondo……, ten cuidado con los dientes, …….., para ser el primer rabo que te comes lo estas haciendo genial, ….., me alentaba y excitaba el chico.

El joven tiraba de mi cabeza de adelante hacia atrás, follándome la boca como si fuese un coño mientras gemía y jadeaba de placer. Tan pronto la sacaba y me daba unos pollazos en la cara, restregando su enorme verga contra mis labios, como la metía hasta lo más profundo de mi garganta, mientras yo chupaba y lamía mi primera polla con deseo.

Sin que el joven me dijese nada empecé a ensalivar y lamer los testículos de aquel verdadero macho.

-Eso es cerda………, cómetelos mientras me pajeas,…….., que gusto putito mío.

El chaval gemía y jadeaba de gusto, intercalando insultos y humillaciones que lejos de ofenderme me calentaban y excitaban cada vez más. Sus manos descendieron a mi torso tirando con fuerza de mis pezones, grité de dolor y una sensación de placer me recorrió el cuerpo.

El chaval abrió mi camisa y sus manos sobaron mis tetillas, sus dedos retorcieron mis pezones causándome un nuevo espasmo de dolor. Las caderas del chico se movían rítmicamente de adelante hacia atrás follándome la boca con mucha fuerza. Sus manos recorrían mi cuerpo sobándome los muslos, mi pollita, pero recreándose sobre todo en mis tetas y en mis doloridos pezones.

Pasado un buen rato el joven sacó su verga de mi boca, se giró de lado y empezó a meneársela con mucha rapidez. Su cara reflejaba lujuria y placer.

-Me corro madurito, ……., voy a correrme ……., jadeó-

Su enorme verga escupió varios trallazos de leche caliente mientras seguía meneándosela con rapidez.

-Joder ,,,,,,,, jadeó el joven totalmente exhausto, pásame un pañuelo para limpiarme, ordenó.

Miré con admiración aquella enorme verga que ya flácida era más grande que la mía. El chico orinó y se subió los pantalones.

-Para ser tu primera vez la mamas de vicio putito, ... otro día romperé tu culito se me ha hecho muy tarde, ….. se rió.

-¿Tanto se ha notado que es mi primera vez?, pregunté.

-Has nacido para ser sumiso y dar placer a otros hombres, ahora vas a subir al coche y vas a masturbarte, quiero que te corras dentro de tu ropa interior y no te la cambies hasta mañana, contestó dándome una buena nalgada en el culo.

El joven montó en su bicicleta y se alejó, dejándome caliente sin haberme corrido.

Dentro del coche bajé mis pantalones y el slip manchado de líquido preseminal. Cerré los ojos y me masturbé, todavía tenía en mi boca el sabor del pollón del joven macho, acaricié mis testículos mientras me la meneaba, subí mi mano a mis tetas sobándolas y pellizcando mis pezones, recordé sus insultos y humillaciones, deseando haber entregado mi culo a ese vigoroso macho.

Abrí los ojos, un viejo con cara degenerado y una verga muy gruesa se la estaba meneando mientras me observaba a través de la ventanilla. En ese instante, me corrí como un cerdo entre jadeos de placer, cuatro chorros de leche caliente mancharon mi ropa más intima. Mirándome el viejo se corrió abundantemente sobre la ventanilla de mi coche manchándola de su semilla, me subí a toda prisa el pantalón y sin ni siquiera abrocharme el cinturón arranque y me fui.

He vuelto varias peces a ese aparcamiento, no he vuelto a ver al joven macho …… ni tampoco al viejo degenerado.