Iniciación en el campo
Paula, una jovencita de 18 años, se ve envuelta en una curiosa orgía con su novio, el mejor amigo de este que es su hermano, y la novia de él. Que le hace replantearse el sexo.
Iniciación.
Me llamo Paula, tenía 18
años cuando aún era una niña virgen. Me eche a mi primer noviete, que era el mejor amigo de mi hermano mayor. Así también adquirí ciertos privilegios de libertad en casa, aprovechando que también iba mi hermano.
Solíamos montar acampadas, Mi hermano y su novia, y mi novio y yo. Estas escapadas de fin de semana solían acabar follando alrededor del fuego o cada cual en sus tiendas de campaña. Hasta que un día, Marta, la novia de mi hermano dejó caer por las buenas que era una lastima que yo y Dani, mi hermano, fuéramos hermanos. De este modo no podíamos hacer intercambio de parejas. A esto Carlos, mi novio, saltó diciendo, qué problema había. Y mi hermano se rió afirmando que por él que no quedase.
Aquello parecía una conjura contra la pobre e indefensa quinceañera, para que accediese a aquella orgía incestuosa. Todo quedó aquella noche en esto pero por la mañana Carlos me saco de la tienda, me puso a cuatro patas y empezó a bombearme muy duro. Mis gritos despertaron a Marta y a Dani, que en seguida salieron a ver el espectáculo.
Rodeados de naturaleza y sin nadie en kilómetros a la redonda, yo gritaba de gusto, con cada arremetida. En esto mi hermano Carlos se cruzó debajo de mí y metió su boca en mi coño, con la intención de lamerme el coño. En esto que Marta, me espetó:
"Cómele la polla!, ¿no me digas que no te apetece?, es enorme, y te lo digo por experiencia, es increíble!!"
Movida por la pasión del momento, trastornada por la frase de Carlos a Dani:
"Cuidado que me estas lamiendo también la polla"
Y la absoluta cara de zorra que me puso Marta, me lleve el rabo de mi hermano a la boca. Era bastante gigantesco, y el sabor de su liquido preseminal, delicioso. Empecé a tomármelo muy en serio y a comérsela como se la comía a Carlos. En un momento que no recuerdo con exactitud, Carlos dejo de bombearme y se puso delante de mí, a follar con Marta. Pensé:
"Que hijo de puta!!!, no le había dado permiso, y se la había metido sin reparos ni condón, de mi coño al suyo"
Para sobre ponerme a mis celos, me levanté, me di la vuelta y me monté en el trasto de mi hermano, algo más grande que la de Carlos. Y comencé a cabalgarlo bufando como un animal. Mi hermano me embestía desde abajo tan fuerte, que empecé a tener un orgasmo encadenado detrás de otro. Y cobraron autentica intensidad, cuando Dani comenzó a gritar con algo de esfuerzo:
"¿Quieres otra en el coño hermanita?, ¿Quieres?"
Yo apenas entendí lo que decía, sólo gritaba y gritaba, así que Carlos debió entender q si, porque llego por detrás, me obligo a acostarme sobre Dani, cosa que me dio un poco de vergüenza, apoyar mis tetas en el cuerpo de mi hermano, aunque no tener su pene ensartado en mi coño, curioso ¿no?
Carlos apretó su capullo contra el pene de Dani y mi coño, para hacerse un hueco. Pronto estábamos los tres bombeando, mientras gemíamos como perros. Me olvidé por completo de Marta, sólo pensaba, sólo sentía con la piel de mi vagina, aquellas maravillosas pollas, luchando en mi interior.
Cuando me recuperé de uno de tantísimos orgasmos, que casi me llevó al mareo, apoye mis manos sobre el pectoral de Dani, le miré a la cara por primera vez, en toda la mañana. En ese momento me sonrió, Carlos me mordió en el cuello, empezaron a correrse en mi interior. Mi vagina ardía, aquel semen hirviendo en mi interior, quemaba cada rincón de lo más profundo de mi joven chochito. Carlos sacó su polla y Dani me hizo girar sobre el suelo, quedando casi arriba, y sacando su pene de mi interior.
Los miraba a los tres, despanzurrada sobre la tierra, mientras sentía toda aquella cantidad de leche hirviendo en mi interior. Marta vio que me miraba el coño, resbalaba poco semen, (debía ser bastante espeso aquella vez, claro, semen mañanero), se arrodilló y comenzó a comerme el coño, despertando mis ganas de volver a follar, unas ganas mucho más intensas que antes de que Carlos me sacara de la tienda para follarme a la luz de la mañana.
Me ayudaron para ponerme en cuclillas sobre Marta que seguía afanándose en conseguir la leche de los chicos, de mi apretadito coño, un poco más abierto de lo habitual. Poco a poco, todo fue resbalando a su boca. Después me besó u jugamos con aquel líquido elemento, hasta tragar más o menos la misma cantidad.
En ese momento dije:
"Bien hermanito, ahora quiero follar contigo a solas".