Iniciación al exhibicionismo
Mis primeras experiencias en el campo del exhibicionismo.Cómo empecé y como poco a poco me fui atreviendo a más...
MI INICIO AL EXHIBICIONISMO
Comenzaré por decir que me gusta exhibirme delante de hombres y mujeres, aunque cuando empecé a hacerlo sólo me mostraba a mujeres. No lo hago para mostrar mi gran cuerpazo ni mis grandes atributos. No. Simplemente lo hago porque es una cosa que me excita y me da mucho placer. Disfruto cuando me ven desnudo personas que no conozco de nada. Es tal el morbo que siento que más de una vez me he corrido de gusto. No sé que fuerza me empuja a hacerlo, pero es tan fuerte que no me es posible resistirme a ella aunque me lo proponga.
Recuerdo la primera vez que lo hice. Tenía veinte años. Era una noche que volvía a casa. Ese día había estado muy excitado y me vino a la cabeza la idea de mostrarme a las mujeres. Esta vez estaba muy nervioso y no muy decidido a hacerlo. Pero al final probé a llevarlo a la práctica. Lo único que hice fue bajarme la cremallera de mi bragueta y ahuecarla para que se pudiera ver el elástico de mis slips, los cuales bajé un poco, y los pelos de mi pubis. De esta manera anduve un buen rato. En una calle vi que por mi acera venían dos chicas a mi encuentro. Fui hacia ellas y al cruzarnos miro sus caras. Vi como una de ellas miró mi bragueta. No se pararon, pero si cuchicheaban entre ellas y se reían. De pronto entre risas oiga la voz de una de ellas:
--Ten cuidado que como no cierres la jaula se te va a escapar el pajarito...jajajajajajaja....
Este comentario me excito sobremanera y me animó a seguir. Cuando llegué a casa sólo me había cruzado con cuatro chavalas. Unas ni de dieron cuenta y otras sí, pero no dijeron nada.
Esa experiencia fue mi primer contacto con el exhibicionismo y realmente me encantó. No sé como describir esa sensación que te produce mostrar tu cuerpo. Solamente fue la bragueta abierta, la cual poco dejaba ver, pero me excitaba el hecho de hacerlo. Seguí haciendo eso durante un tiempo. Llegó un momento que esto ya no me satisfacía por lo que decidí dar un paso más y tomé la decisión de no usar ropa interior.
Ahora cuando abría mi bragueta se veía perfectamente los pelos de mis genitales y más de una vez también asomaba el tronco de mi polla. La que mirase podía ver algo oscuro (mi vello púbico) y algo blanco ( mi verga ). Paseando de esta guisa conseguí que más de una muchacha se cruzase varias veces conmigo para mirar e intentar ver algo más en mi bragueta abierta.
Un día estaban dos muchachas hablando alegremente sentadas en uno de los banzos de la entrada de un portal. Me acerqué a ellas con mi bragueta abierta e hice como que llamaba a un piso en el portero automático. Mi bragueta quedaba a la altura de sus cabezas. Noté cuando se dieron cuenta de ello porque dejaron de hablar. De reojó vi como miraban fijamente dentro de mi bragueta. Esto me excitó mucho y mi verga se movió de su sitio y empezó a crecer y crecer de tal forma que casi se me salió por esa abertura. Ellas abrieron mucho los ojos. Ante ellas tenían mi miembro durísimo y a mí terriblemente dominado por la excitación. Ellas podían ver todo el tronco de mi polla, pero no mis huevos ni mi capullo. Estuve un buen rato, pero no me decidí a sacarla fuera. Cuando me iba de allí pude escuchar sus comentarios y sus risitas nerviosas. Decían que qué pena no haber visto ese pene entero.
Esta otra experiencia me encantó aún más y mi osadía iba creciendo al tiempo que mi miedo y mi timidez iban desapareciendo. Estas vivencias, puede que para algunos no signifiquen nada y puede que no entiendan como una persona puede excitarse por tan poca cosa. Para mí son muy bonitas y ahora mismo, en este preciso instante en que las recuerdo para escribirlas, mi pene se ha endurecido y por mi cuerpo sube una ola de nerviosismo, placer y excitación.
Dí un paso más y ya no me conformaba con llevar la bragueta abierta, sino que lo que hice fue sacar por ella mi pene y mis huevos. Tenía mis genitales al aire. A veces me ponía una cazadora larga que tapaba mis partes íntimas y solamente la desabrochaba cuando me cruzaba con alguna o algunas mujeres para volver a abrocharla una vez que el encuentro ya se había producido.
Otras veces llevaba una carpeta en la mano y con ella tapaba mi bragueta y la retiraba cuando veía a las muchachas. Recuerdo perfectamente cada reacción producida en ellas al observarme con todo al aire. Unas abrían mucho sus ojos y se tapaban su boca con la mano, otras rehuían mirarme aunque me miraban, Otras mientras miraban reían, algunas al verlo aceleraban el paso con miedo,...Las reacciones eran diferentes, pero lo que no cambiaba en ninguna era el hecho de que todas miraban más de una vez.
Recuerdo una noche que estaba parado en la entrada de un portal y cada vez que pasaba una mujer abría mi cazadora para mostrarla mis atributos. Habían pasado ya delante de mí unas cinco o seis chicas. Todas habían mirado fijamente y algunas volvían sus cabezas de vez en cuando. Mi pene se había quedado flácido porque hacía ya mucho rato que no venía nadie.
A lo lejos vi venir a tres muchachas. Me preparé dando unos golpes a mi pene para que se despertase de su letargo. Cuando aún faltan veinte metros para que lleguen hasta mí, desabroché mi cazadora y miré en su dirección. Una me vió y se lo dijo a las otras. Sus miradas se posaron en mis genitales. Ya a mi lado se pararon y pudieron ver como mi pene iba creciendo y endureciéndose ante sus atentos ojos. No hablaron, sólo miraban. Entonces acerqué mi mano y eché lentamente la piel hacia atrás para que pudieran admirar mi capullo. Estaban como hipnotizadas y yo a punto de eyacular. Tuve que taparme porque venía gente. Ellas siguieron su camino en silencio y sin volver su cabeza ni una sola vez para mirarme.
Otro día por una calle venían tres chicas en mi dirección. La chica del medio no dejaba de hablar. Al cruzarnos fue la única que vio mis genitales al aire. Abrió mucho los ojos y se calló. Volví mi cabeza y vi que ella hacía lo mismo y me guiñaba un ojo. Mi miembro estaba durísimo.
Una noche vi a una mujer sentada en un banco de un parque. Me acerqué a ella con mi polla al aire. Estaba totalmente empalmado. Ella me miró a los ojos y luego centró su atención en mi verga. La tenía a la altura de la boca, a escasos centímetros de sus labios. Me dijo que si la podía acompañar a casa porque estaba algo mareada. Le dije que sí.
Entonces ella agarró mi polla con su mano y se ayudó con ella a levantarse del banco. Caminábamos juntos. Yo rodeando su cintura con mi brazo y ella no soltaba mi pene. Éste estaba durísimo y muy sensible. A veces ella llevaba el prepucio hacia atrás y hacia delante. Lo repetía de vez en cuando y yo creía que en cualquier momento iba a eyacular. Anduvimos así y nos cruzamos con un hombre que paseaba a un perro y que no dejaba de mirarnos.
Al cruzarnos con tres chicas ella empezó a masturbarme. Lo hacía deprisa, pero al ver que las muchachas se pararon a mirar, bajó el ritmo y comenzó a hacerlo lentamente. Las chicas no perdían detalle. Devoraban mi polla con sus ojos.
De pronto las que me masturbaba soltó mi pene y se arrodilló frente a mí. Me desabrocha los pantalones y me les baja a los tobillos. Las chicas se sorprendieron mucho y el hombre del perro se quedó observando la escena desde lejos.
La mujer puso sus manos en mis nalgas al tiempo que su boca se tragaba mi polla. Me apretaba contra ella hasta que se la tragón entera. La sacaba y la volvía a meter en su boca una y otra vez dándome pequeños mordisquitos al hacerlo. Su lengua lamía mi glande y una de sus manos meneaba mi verga y la otra sobaba mis huevos. No pudiendo resistir más me corrí en su boca entre gemidos y espasmos, ante la atenta mirada de esas tres jóvenes.
Cuando terminé de eyacular la mujer miró a las muchachas y abrió su boca mostrándolas mi leche en su lengua. Se lo tragó todo. Comenzó a limpiar mi polla con su lengua hasta dejarla bien limpia. Me subió los pantalones y me los abrochó cerrando mi bragueta. Me cogió de la mano y tiró de mi para que la siguiera. Las muchachas aún permanecieron allí paradas durante un rato. No salían de su asombro. Reanudaron su marcha y hablaban alborotadamente.
La mujer y yo llegamos a un Club y me dijo que si quería entrar, que esa era su casa. Rehusé. Me dio un beso y las gracias por la leche que la había dado y entró en ese local.
Resultó ser una prostituta. Me había hecho gozar enormemente con esa mamada tan rica como inesperada. Debo reconocer que igual o más placer me produjo el hecho de se observado por esas tres chicas. Fue una experiencia inolvidable y placentera. Esto me llevó a dar un paso más en mi camino en el exhibicionismo
Tomo la decisión de para aquí el relato. Mis otras experiencias las contaré en otros relatos siempre y cuando sean de vuestro interés. Es la primera vez que escribo algo y me gustaría saber si ello os interesa porque si no fuese así me conformaré con leer vuestros relatos que tanto me gustan. Me encantaría que me comentaseis vuestras opiniones y me ayudarais a mejorar mi forma de redactar para hacerlo más ameno y excitante, tanto como los relatos que yo leo y a los autores de los cuales envidio por saber excitar a la gente con su forma de escribir y por lo que escriben.
Un saludo para todos y gracias si llegáis a leer mi relato.