Iniciación (2)

Un comentario subjetivo sobre las iniciaciones y continuacion del capitulo anterior.

La descripción de una ceremonia de sumisión no es fácil.

Siempre es algo muy subjetivo.

Cuando comencé a escribir el capitulo anterior no me proponía profundizar mucho en ello. Me ha sorprendido que haya despertado comentarios que no esperaba por lo trillado del tema.

Antes de que leáis lo que sigue (y lo que continuara si sigue despertando curiosidad), debo aclarar algo.

Ahora estoy fuera de la vida BDSM. Circunstancias que en su día fueron muy dolorosas, me hicieron replantearme la vida, que hasta poco, pronto hará un año, giraba en gran medida en torno a la dominación, los eventos y relaciones afines, etc.

Es evidente que aunque no volveré a ser "amo" de nadie, (incluso esa palabra me parece ahora ridícula), el carácter de dominante no es fácil de modificar, supongo que es algo ¿genético? y/o ¿educacional?.

Por otro lado 35 años de esa forma de vida, con la cantidad de experiencias que pueden ocurrir en tanto tiempo, sobre todo en los años cuando comencé, en que todo lo que ahora nos parece tan natural, era considerado "perversiones" y había que vivirlo prácticamente de forma clandestina, me empujan a escribir sobre la temática BDSM.

Lo cual por otra parte es una buena "válvula de escape", para esos restos de "apetencias" que han quedado en los rincones de la mente.

Este preámbulo, es solo para decir, que una ceremonia de iniciación, al menos, la mayor parte de las que yo he vivido, es una cosa objetivamente sórdida.

Nunca he sido protagonista directo de ninguna. No soy promiscuo. He tenido cinco parejas a lo largo de mi vida.

La primera y la actual podrían denominarse "vainilla". Las otras tres si fueron "canela", pero eran mujeres que no se plantearon "a priori" ser mis esclavas, sino que una vez que iniciaron la convivencia conmigo, empujadas por la curiosidad y el morbo de mi fantasía, se encontraron en esa situación, así que no hubo "ceremonias"; pasaron de una vida a la otra sin solución de continuidad.

Sí he participado en bastantes "ceremonias" de iniciación, de cesión e incluso de ratificación de esclavitud, porque hay "amos" que necesitan autoafirmarse periódicamente, algunos con las mas extravagantes ceremonias, y necesitan "testigos" de ello.

Vuelvo a decir que prácticamente todas me han parecido sórdidas. Y eso tiene su lógica: la "iniciación", como toda la doma de la sumisa o esclava tiene como objeto, aunque sea de forma inconsciente, por parte del amo, la eliminación de todos los restos de "pudor" que puedan interferir en el futuro en la entrega que se busca.

Esta que describo, no es real, al menos no en el sentido de haber ocurrido literalmente. Si lo es, porque ocurrió como relación o dialogo, a lo largo de un par de meses, con una mujer muy joven, que se declaraba sumisa, dispuesta a "entregarse" al primer "amo" que apareciera en su vida.

La relación, solamente virtual, (han transcurrido mas de dos años y ha pesar de las ambiguas promesas periódicas no nos conocemos físicamente), duro, como digo como dos meses. Fue por su parte, creo, bastante intensa, ocupándome un par de horas diarias, con gran malestar de quien era en aquel momento mi esclava, muy celosa, que no podía entender que para mi solo fuese el deseo de alargar el momento de una "entrega" real de la muchacha.

Como acabo todo aquello, es harina de otro costal.

Con lo anterior quiero decir, que la iniciación que describo, es la que me hubiera gustado a mi que hubiese disfrutado esa muchacha, muy diferente de cómo fue en realidad cuando "paso".


Sonia está entre las piernas de Jaime, desnuda, erguida, como él le ha pedido.

Jaime ha dejado de apoyarse en Beatriz y pasa las manos despacio por los costados de Sonia.

Cuando las sube, se demoran bajo sus pechos...

Ella siente sus manos, le gusta su tacto en la piel...

Sonia se había distraído, pendiente de las manos de Jaime, se sobresalta cuando nota que él habla

  • Estos son mis amigos, somos como hermanos, todos dominantes, y éstas son nuestras sumisas, ¿Sabes de qué te estoy hablando?

  • No tengo idea, Señor.

El tratamiento le ha salido sin pensar...

  • Pues vivimos la relación con nuestras compañeras de forma un poco especial...

Ellas están siempre dispuestas a todos nuestros caprichos, y las compensamos cuidándolas y procurando su felicidad.

Nosotros somos sus amos, y ellas nos obedecen.

Una vez a la semana, nos reunimos aquí con discreción, para vivir conjuntamente nuestra dominación y su sumisión, pero no somos

promiscuos, cada uno tiene a su compañera sumisa, con la que convive fuera de aquí con total normalidad.

Jaime separa la mano derecha del costado de Sonia y levanta el mentón de Beatriz.

  • Esta es Beatriz, ha sido mi sumisa durante tres años. Ahora desea dejarme, siente que ha llegado el momento de vivir de otra manera.

Sonia se siente extraña, por un lado comprendo lo que él dice, aunque aún es incapaz de ver el alcance real de sus palabras. Siente sus manos en los costados y me siento segura, protegida. No siente miedo...Mira a Beatriz y ve en sus ojos tristeza, algo que sólo se puede ver si hay una pena grande....

  • Cuando me lo dijo, pensé en ti. Desde el principio te vi con la curiosidad y generosidad propia de una sumisa

Sonia nunca pensó que ser atenta y pensar en los demás fuera ser sumisa. Quizás no es tan raro sentir esa felicidad al dar a los demás... Empieza a sentirse más tranquila ante ellos.

  • ¿Quieres que yo sea tu amo y te acepte como mi sumisa?

  • ¿Puedo preguntar antes algunas cosas, Señor?.

  • Dime Sonia

  • ¿Me protegerá y cuidará como ha dicho? ¿Sus caprichos no me dañarán? ¿Cómo cambiara mi vida?, Señor

  • Si, te protegeré y cuidaré de ti, como de algo muy preciado que me pertenece. Si confías en mi no te dañaré, aunque algunas cosas te asusten.

Tu vida sólo cambiará interiormente y cuando estés en esta habitación.

Por lo demás, sólo te pediré que modifiques la forma de vestir. Siempre llevarás una pulsera, discreta, que te identificará como perteneciente a nuestra hermandad.

Las palabras de Jaime eliminan la inquietud que sentía Sonia, extrañamente me siento atraída por él.

El cambio que ha experimentado al entrar aquí le hace a sus ojos más "grande".

Siente que puedo vivir esto con él. Siento el corazón acelerarse...

  • Sonia, ¿quieres pertenecerme?

  • Si, señor

  • Bien, antes de que aceptes definitivamente hay una condición.

En la ceremonia de aceptación de una nueva sumisa, ella debe estar dispuesta a ser utilizada por los demás hermanos antes que por su futuro dueño.

Ahora no puedes comprender la razón de ello, pero eso aumenta la unión entre nosotros y también con vosotras

A Sonia no le asusta tener sexo con más de un hombre a la vez, aunque... ¿debería temer algo? son cuatro...pero confía en Él, confía plenamente...

  • Sonia ¿aceptas ser mía con esa condición?

  • Si Señor, acepto

  • Beatriz, lleva a Sonia con Manuel

Beatriz se levanta, da la mano a Sonia, la lleva delante del amigo que está a la derecha, se pone tras ella y, apoyando las manos en su cintura, la empuja entre las piernas de Manuel, hasta casi tocarle.

La pequeña luz que iluminaba a Sonia, la sigue en su recorrido e ilumina también la parte inferior de Manuel, pero su cara no se puede ver bien

A pesar de la tensión, Sonia nota que la luz la sigue. Se pregunta: ¿cómo lo hará...?. No puedo ver la cara del hombre, no distingo sus rasgos...en el fondo quizá sea mejor así, no saber quién es, ¿qué hará? ¿qué pasará? Empieza a inquietarse.... siento las manos de Beatriz en la cintura. Se tranquilizan un poco.....

Beatriz vuelve a su posición, arrodillada a la derecha de Jaime. El ha vuelto a poner la mano en su cabeza. Sonia los ve de reojo, no se atreve a volverse.

Sonia piensa:

Me ha dejado sola, me siento indefensa pero al mismo tiempo segura, Él está allí. No me atrevo a moverme...pero sin embargo, si quisiera podría irme, nadie lo impediría, pero tengo curiosidad, mucha ...por saber qué va a pasar.