Ingeniera Civil 9
La vida a veces nos lastima, pero también nos puede compensar.
Desde ese día me hacía el amor, pero ya no con tanta urgencia, ya no salíamos, pero estaba entusiasmada en el proyecto. No sé si se daba cuenta que no le alcanzaba el tiempo para realizarlo, quizá sí, pero le gustaba soñar y esta vez no iba a ser yo la que la iba a despertar.
De noche cuando no hacíamos nada, se acurrucaba contra mí como si tuviera frio, yo la arropaba, dormía sin camisón para que sintiera el calor de mis senos, apoyaba la cabeza ahí y se dormía con esa sonrisa que me llenaba de ternura, me hacía la idea que le daba placer, el mismo placer que sentía yo al ver que me necesitaba para cobijarla y estaba ahí para hacerlo.
Ya faltaba poco para tener que ir a otra sesión a Suiza. Ya había terminado el proyecto del hogar para los niños. Me lo mostró contenta.
-Tienes que hacer todos los cálculos, creo que no vas a tener que cambiar nada, esta vez mis sueños no volaron tan alto.
Mirándolo así está demasiado lindo para cambiarlo, de ultima será que me tenga que echar a volar yo.
Pues vete aprendiendo porque lo vas a tener que hacer tú – me besó tiernamente, ahí me di cuenta que sabía que no le iba a dar el tiempo, pero en ese beso me transmitía la facultad de soñar por ella.
Preparó todo para ir nuevamente a la clínica, no la veía bien, la quise acompañar, pero no quiso, al fin pude convencerla que la acompañara Nuria, quería estar al tanto de lo que estaba pasando, si me decía que estaba mal, quiera o no quiera iba a ir.
No pasó nada, al revés esta vez solo estuvo cinco días. Volvió contenta, o al menos lo parecía. Me pidió si podía cocinar y así comíamos en casa, que la comida mía le gustaba más que la que comíamos por ahí. Íbamos un rato a la empresa y volvíamos a casa para almorzar. A la tarde nos quedábamos en la pileta, acostadas en unas tumbonas que pusimos pegadas para estar juntas.
Un día que estábamos por comer me salió con que le agarró un temblor los brazos, me asusté
¿Te duele, quieres que llamemos al médico?
No seguro que se me pasa, pero tengo miedo que se me caiga la comida – la miré y ponía cara de niña sufrida
Entonces te voy a tener que dar de comer yo.
Si quieres, mucha hambre no tengo – era como si volviéramos al comienzo, eran mimos, y ella sabía que yo lo sabía, pero era un placer para mí dárselos, ojalá fuera como la vez anterior, cuando el futuro era nuestro y había un futuro
Tienes que comer, deja que te doy – le iba dando y comía con una satisfacción como si fuera el mejor manjar.
A la noche antes de ir a la cama me pedía que nos quedáramos a ver un poco la tele, se sentaba en mi regazo y me miraba a mí en vez de la televisión – cuando le preguntaba
¿Qué me miras, tengo algo? – me contestaba con una sonrisa picara
Me gustas ¿no te lo había dicho? – y me besaba con una mirada traviesa como si estuviera por hacer una diablura. Me hacía gracia y esos días fueron hermosos aun sin tener sexo en ningún momento, sabía que fumaba, pero no lo hacía por placer sino por necesidad y hacía como que no me enteraba.
El viernes fuimos a la empresa, quería ver una cosa que se le había ocurrido para el hogar de niños. Yo también tenía unos pendientes que arreglar y aproveché. Quería salir temprano porque me había pedido que le hiciera unos mejillones con alioli. Fui a buscarla para irnos a casa, la saludé a Nuria y a Beti que tenía una cara como si le doliera algo, le pregunté si le pasaba algo, pero dijo que no era nada, una molestia pasajera nada más.
Cuando estábamos por irnos le pregunté.
Vivi ¿no vas a saludar a Beti? Creo que se siente un poco mal
Si, ya la saludé, pensé que nos íbamos a ir antes, después le hablamos por si necesita algo. – en el camino me preguntó
¿Me vas a hacer los mejillones con alioli? Hace mucho que no los haces.
Es que con el aliento que te deja, pensé que mucho no los querías comer.
Bueno, no es para ir a una reunión después, pero estando las dos solas, si la cocinera no se queja, me gusta mucho.
La cocinera no se va a quejar, también le gusta. – cuando llegamos a casa se bajó enseguida.
Me voy a dar una ducha así me quedo lista para cuando vallamos a acostarnos
Bueno, vete tú que después de hacer el alioli voy yo. – salió al rato con una bata y en sandalias.
Ya está, vete tú que yo pongo la mesa. – entré en la ducha, me daba cuenta que estaba tratando de traer del pasado los primeros momentos juntas, quizá en cuestión de sexo no sería igual, pero en cuestión de amarnos los superaríamos.
Yo también me puse en bata y sandalias cuando llegué a la cocina, estaba la mesa servida. Una botella de vino blanco y la cazuela y un arreglo floral, que no sé, cuando lo había comprado.
-Uhm…esto promete, parece que tenemos banquete, pero ¿Y los platos?
No vale la pena manchar de más, comemos las dos de la cazuela.
Ya sé, te duele el brazo y mejor que te dé de comer ¿No es así?
No, no es así, no me duele nada, así que para que no gruñas hoy te doy yo a ti, siéntate, me voy a sentar arriba tuyo así es más cómodo – era todo igual que aquella vez, empezó a darme con el tenedor y después siguió con la boca, cada mejillón era una fiesta de besos. No era tan igual; aquella vez había empezado con ella comiéndome como aperitivo, y terminado comiéndola yo como postre. No sabía cómo iba a terminar esta vez, pero me hacía sentir, un amor tan grande que mi corazón apenas lo podía asimilar.
Yo para que negarlo, sentía unas ganas de comérmela entera. De comérmela y de que me comiera como le diera la gana. Creo que lo notó porque entre beso y beso me susurró.
Hoy no, pero para mañana prepárate porque te voy a hacer sentir lo que nunca sentiste, te voy a follar de todas las maneras hasta hacerte derretir.
¿Es una amenaza o una promesa? – le pregunté, se echó a reír.
Pueden ser las dos cosas, según como lo tomes, cuando terminemos me dices que fue. – terminamos la botella en la sala, sentada sobre mí sin parar de besarnos, se había hecho tarde me dijo que tenía sueño. No sabía que ponerme, me había dicho que esa noche no iba para sexo, así que acostarme desnuda quizá la perturbara. No tuve que pensar nada. Me había puesto un pijama viejo sobre la cama para que me lo pusiera, así lo hice y me acosté a esperarla, apareció con un camisoncito divino, (divina estaba ella) se acostó a mi lado, estaba sonriéndome.
¿A que no te acuerdas de ese pijama?
No ¿porque me tenía que acordar?
Es el que usaste cuando tuve la gripe y me estabas cuidando.
¿Y todavía lo tienes guardado?
Muchas cosas tengo guardadas, algunas en esas cajas que me preguntas para que guardo ropa vieja, otras las guardo en mi memoria.
Eres fetichista, adorable pero fetichista y me gusta que lo seas si tu fetiche soy yo.
Fetichista y memoriosa, me acuerdo la noche que estabas dormida, con este pijama. Te fui soltando los botones hasta que pude tocarte la teta, tu suspirabas, te la besé y me fijé que no te despertaras, al fin me la metí en la boca, tenía ganas de dormirme mamándote, pero te despertaste y me tuve que conformar y me hice la dormida.
Bueno, pero después bien que te quitaste el gusto
Sí, pero no como ese día, sabes que me enloquece chuparte toda haciéndote el amor, pero ese día solamente quería dormirme así.
Pero podías haberlo hecho en otra ocasión, yo te hubiese hecho dormir.
Traté, pero siempre que empezaba, hasta que no te chupaba entera no podía parar, ahora me gustaría
¿Quieres dormirte como una beba? Vivi si te aguantas puedes, yo también me voy a aguantar, mi bebota divina – le di un beso tierno me saqué la teta y la ofrecí a su boca. Le brillaron los ojos, la miró con deseo y fue chupando despacito, no lo hacía como cuando me hacía el amor, no me chupaba con pasión me mamaba con cariño, le besaba la frente mientras le acariciaba el pelo y así de a poco se fue quedando dormida.
Esa noche soñé; soñé con la Viviana de mis antiguos sueños, pero ahora era yo que la quería rescatar de no sé qué. Mis sueños no son muy definidos, pero me desperté agitada y la desperté a Vivi que todavía estaba contra mi pecho, me miro sorprendida.
-Te molesto verdad, no te dejo dormir
No Vivi, no me molestas lo que pasa que estaba soñando; seguro que te desperté, perdóname y sigue que me haces sentir bien. – parecía que quería decirme algo y no se atrevía, era como si hubiese vuelto a la infancia.
Dime ¿no te molestaría si cambiamos de sitio?
No porque me iba a molestar pero que te pasa te duele algo de ese costado
No, pero quería que ahora me hicieras dormir con la otra teta – me hizo reír
Si, corazón haz de cuenta que son tuyas y usa la que quieras – no se lo tuve que repetir, y ahí me vi yo haciendo de ama de leche, sin leche. Me desperté tarde, abrí los ojos y me la veo a Vivi apoyada en los codos mirándome con una sonrisa
Que mamá dormilona que me tocó, tu bebita está esperando tus cariños y tú nada, me tienes abandonada – me dijo haciéndose la enfurruñada
Venga mi tesorito, que mamita no la va a abandonar – con jueguitos como esos nos quedamos casi hasta el mediodía. Parecíamos idiotas, pero la pasamos bien. nos levantamos a prepararnos algo de comer - ¿Qué quieres comer? Dime así preparo algo también para la noche
Para ahora haz lo que quieras, a la noche ya te dije, te voy a comer a ti
¿Y cómo va ser eso, con condimento o así nada más?
Como te pille, si quieres te puedes embadurnar con el alioli, que me va a dar igual
No mujer, que en algunos sitios eso debe picar
No te preocupes que ya te voy a quitar la picazón
Mientras preparaba la comida, estaba pensando que es lo que iba a querer hacer. Estos días había estado cariñosa al cien por cien, pero en lo que era sexo, nada de nada. Seguro que se iba a tomar una de esas pastillas que la ponían a mil. Era una delicia hacer el amor cuando la tomaba, pero tenía miedo que le hiciera daño.
Comimos sin abusar, la notaba contenta vaya a saber lo que estaba pensando,
Terminamos de comer y fue a bañarse, aproveché para mirarle la cartera de los medicamentos, y sí, entre tantas tenía las pastillas rosas que le conocía, la dejé tal como la había encontrado. Por un lado, quería preguntarle si no le iban a hacer daño, pero por otro ¿tenía importancia? Ella había elegido vivir menos a durar más, ¿tenía derecho a sacarle esa ilusión? ¡No! que hiciera lo que quisiera. Salió en traje de baño y me pidió que me pusiera uno que podíamos disfrutar un poco afuera. Cuando volví, había tirado unas colchonetas para estar más cómodas. Nos acostamos y enseguida se puso arriba mío.
¿No es que iba a ser hoy a la noche o se adelantó?
Va a ser hoy a la noche, pero te estoy preparando – mientras me besaba el cuello haciéndome estremecer.
Mejor no sigas, a ver si terminas siendo tú la comida antes que llegue.
¡No! no, no, te esperas y no hagas trampas, yo me quedo tranquila y tú quieta. Nos quedamos bien arrimadas pensando, seguramente las dos lo mismo, ¿cuánto más podríamos disfrutarnos? Apretaba los ojos para borrar esos pensamientos, la miré y se dio cuenta de mi angustia. Me acaricio
Tonta, no pienses en eso, hoy va a ser nuestra noche y quiero vivirla como la mejor.
Es que no es justo, no le hiciste mal a nadie, tenías tanto para vivir, tantas cosas para proyectar ¿porque te tienes que ir?
Dani, yo hace mucho que lo sé, desde que se enfermó mi padre. Primero me angustié, hasta que una muy buena amiga se murió en un accidente, desde ese día entendí que nadie tenía los días comprados, lo único que tenía que hacer era vivirlos sin pensar más allá. Para que me iba a preocupar si a lo mejor me moría por otra cosa. Me dediqué a eso, a vivir; un día con una, otro día con otra, si no hubieses llegado tú hasta podía haber caído en las drogas, pero llegaste y mi vida cambió, y la viví en plenitud.
Muchas personas mueren de viejas y no vivieron lo que yo viví a tu lado, créeme que no las envidio. Anda prepárate que hoy hay fiesta y de la grande. Sabía lo que quería decir con prepárate, era justo eso, que me preparara para gozar y hacerla gozar. Me bañé, evacué, esos días no se privaba de nada, y para que voy a negarlo, aun con esos excesos me gustaba, me puse una camiseta larga y me estaba esperando en la sala.
Uhm…que bocadito me voy a comer hoy.
¿Tú, y que te crees, que yo no me voy a comer nada?
Primero van las mayores, las crías a lo que queda. – mientras yo me estaba preparando, había hecho unos bocadillos y un zumo de fruta, nos sentamos en el sillón, yo sobre su regazo, terminamos de comer y nos quedamos un rato abrazadas, - Vivi, sabes que fumo marihuana, no es de vicio, me hace bien, me quita las molestias, me dejas fumar así al lado tuyo.
Claro que te dejo, si es que te hace bien haz lo que quieras
Mi padre también tenía que fumar cuando estaba mal, y era siempre, ¿la probaste alguna vez?
No, nunca, le tengo miedo. ¿qué sientes?
En mi caso me relaja, y a veces lo necesito, igual no te da la adicción de otras drogas, pero vas a ver que no te gusta. – dio una calada y en un beso me la traspasó. Me dio un ataque de tos, se echó a reír – corazón no estas para esto, pero mira – aspiró y tragó el humo y desde sus pulmones me lo pasó a mi boca, me gustó, volvió a hacerlo, sus besos eran una droga, cada vez me excitaban más, su mano en mi muslo como la primera vez, avanzaba hasta casi tocar mi vulva. Me miraba fijo con los ojos brillantes, creo que le estaba empezando a hacer efecto la píldora. Mi cabeza era un torbellino, quería que esa noche fuera especial, se había preparado y le iba a dar todo lo que esperaba, la besaba con pasión, su mano en mis redondeces me hacía estremecer y como la primera vez, le dije.
Creo que ya es hora que no esperemos más. – me miró sonriendo y de la mano fuimos caminando hasta la cama sin separar nuestros labios, se desnudó y me desnudó, se subió arriba y siguió besándome con furia, los efectos de la marihuana me elevaron la excitación al límite se posesiono de mis senos, mientras su mano se adueñaba de mi vagina, recorriendo el itinerario desde mi abertura a mi clítoris. Estaba loca y me ponía más loca a mí, el primer orgasmo me lo sacó sin sacar la boca de mis pezones, me acordé que le tenía que corresponder – Vivi ahora te toca a ti.
Te dije que primero comen los mayores, - no tenía voluntad para negarme. Deseaba con toda mi alma entregarme a sus caprichos fueran los que fueran. No lo hacía por ella, lo hacía por mí, era un calor que partía de mi cerebro y se adueñaba de mi cuerpo arrastrando todo al punto central donde en ese momento estaba la boca de Viviana.
No sabía que era multiorgasmica, ese día lo supe, o quizá era solo el efecto de la hierba.
Metió una almohada bajo mi culo para estar más cómoda, y con la lengua fue a por él, el placer era infinito, era como si me estuviera dando corriente donde me tocaba, pero corriente de la buena, corriente de esa que hace prender las luces del arbolito.
Los orgasmos se sucedían, siento un dedo penetrarme por la puerta trasera, lo esperaba y me estremecía de gusto mientras dos se habían colado en mi almeja hurgando por los rincones, sus labios no se separaban de mi peñoncito haciéndome delirar con el jugueteo de su lengua, doblaba los dedos dentro mío buscando algo que al fin encontró, quizá el punto G o algún otro, mi cuerpo era un arco entre mi nuca y las puntas de los pies, algo gordo me venía, cuando sentí otro dedo meterse en mi culo estaba preparada para lo que viniera; y vino, sentí expulsar un chorro que no se si era pis o qué, Vivi no se salió, otro chorro más pequeño hizo tensarse el arco al máximo, al tercero, quizá la flecha se disparó, o se me rompió la cuerda porque quede como una muñeca a pilas, pero sin pilas.
Fue una sensación que nunca había sentido, un orgasmo diferente, fabuloso pero diferente, como si me hubiese vaciado al mismo tiempo que el placer ocupaba ese lugar.
Viviana parecía que no se había enterado, estaba como enajenada, metiendo y sacando los dedos y buscando con la lengua todo lo que hubiese salido o estuviera por salir. Ya como para meterme miedo, sentía que se aproximaba otro orgasmo, mi cuerpo no me respondía, pero mi coño sí, mejor dicho, le respondía a Vivi. Y me corrí otra vez, ya desmadejada casi al borde del desmayo, dejé que se hiciera un festín. Se puso a la par mía y me miraba con una sonrisa de suficiencia
-Parece que la cría ya aprendió a sonarse los mocos – yo quería besarla, pero no tenía fuerzas para levantar la cabeza – te dije que iba a conseguir que eyacularas
¿Estas segura que no me mee? - Ahora sí, acercó su boca y me dijo huele, si tenía razón, no era pis, y el gusto de su boca me lo corroboro. – ahora te toca a ti, déjame tomar aire, no sé cómo te aguantas, tu aliento me volvió loca y tú que lo fumaste todavía estas esperando – no le quise decir nada de la píldora que sabía que se había tomado
Es que yo estoy acostumbrada, y no te preocupes, te voy a hacer una respiración boca a boca que te va a dejar como nueva.
Lo que sí, si no es contigo, la marihuana ni cerca.
Conmigo y con quien vuelvas a enamorarte.
No digas bobadas, no va a haber otra como tú – se puso seria.
Dani, no digas eso, por favor déjame morir tranquila, no te pido que salgas corriendo a buscar remplazo, pero prométeme que si te llega el amor que no lo destruya mi recuerdo
Vivi, va a ser difícil que alguien pueda remplazarte en mi corazón, pero te lo prometo.
Mira que de algún sitio te voy a estar vigilando. – mientras me decía eso, su ávida mano acariciaba mi vulva y un dedo jugueteaba con mi pepita, mordía mis labios con los suyos, era una locura ¿qué más podía sacar de mí? no podía entender, pero mi cuerpo reaccionaba a su contacto, y despacio esta vez me fui dejando ir en un orgasmo suave como los besos que me estaba dando
Amor, para ya, sino no te voy a servir para nada, ya debo estar seca. – me metió dos dedos que me hicieron dar un respingo, se lo llevó a la boca.
Uhm…todavía hay más de donde salió esto – yo estaba en una nebulosa física que no se si podría darle gusto
Cielo, si la respiración que me das por la boca me la sacas por el coño no voy a estar lista nunca.
Bueno, entonces te doy por la boca, y descansa que la vas a tener dura
Dura la vas a tener tú en cuanto esté en condiciones de pillarte – soltó la risa
Que miedo – se separó un poco para mirarme – te quiero Dani y gracias por todo lo que me das, ahora descansa que no sabes la que te espera.
Estaba destruida, no sabía que era capaz de gozar tanto, con razón había tanta gente que fumaba, pensando eso, mientras sentía sus labios recorrer mi rostro me quedé dormida.
Me despertó un rayo de sol mañanero que se coló por la ventana.
Pobre Vivi se había preparado tanto y me vengo a quedar dormida, también con la tunda que me dio, había que echarle; la miro, parecía una muñeca, que hermosa que estaba, no me daba ganas de despertarla.
Casi me pongo a llorar, se había levantado cuándo estaba dormida y se había maquillado, a esos labios preciosos le puso brillo, se marcó las cejas, las pestañas se las rizó como un abanico, una media sonrisa adornaba la imagen de un ángel, le acaricié la cara, se había pasado crema, estaba suave, todo eso para que le hiciera el amor, y yo durmiendo como una marmota, pero la iba a resarcir, parecía de porcelana, le besé la frente, tan suave, tan blanca, tan fría, era una diosa. La volví a mirar bien; tan blanca, tan fría salté de la cama, no se mucho de eso, pero fui a buscar un espejo, se lo puse en la boca y la nariz; no se empañó.
Parecía de porcelana, tan hermosa, tan blanca, tan fría; tan muerta.
Perdón a los que no les guste este desenlace, pero no es el final, a cada hoy le sigue un mañana, que puede ser mejor.