Ingeniera Civil 12

El sol vuelve a salir en la vida de Daniela

-Dani, ¿qué te pasa? – Nuria se sentó a mi lado - ¿sabes una cosa? Vivi no hubiese querido verte así, ella sobretodo quería que fueras feliz, que te acordaras con alegría lo que vivieron, y que volvieras a vivir con la misma alegría, si te está viendo, la estás poniendo triste – me abrazó, apoyé mi cara sobre su hombro, estaba bien, sintiendo sus caricias mientras me susurraba al oído. Apoyé una mano sobre su otro hombro y me dejé estar; estaba tan bien que me podía quedar horas así – Dani, tienes que darte cuenta que la vida sigue, que ahora que terminaste con el hogar que era el sueño de ella, hay un montón de cosas que puedes hacer para que la empresa crezca, te necesitamos, tú tienes que dirigir todo, es lo que hubiese querido Vivi – sus labios casi estaban apoyados en mi frente y los míos le daban el aliento a su cuello, fui dejando caer la mano como al descuido hasta abarcar su seno; su palpitante  pezón se puso rígido, floreciente, marcaba los latidos de su corazón, se estremeció, me acariciaba con más vehemencia y yo asimilaba su ternura en las caricias. Me deshice del abrazo levantándome y apoyándome todavía más en su pecho, soltó un suspiro. No hice caso.

  • Tienes razón, ya me acostumbré a despreocuparme de todo y dejar que lo resuelvas tú, supongo que eso ya te está cansando.

  • ¡No! Dani, ¿cómo puedes pensar eso? No te preocupes, si quieres descansar descansa, te lo dije para no verte triste como ahora. Para que estés más animada, mira como de mi hiciste una nueva Nuria, tú también puedes animarte y empezar de nuevo

  • Sí, tienes razón; mira mañana quizá no venga porque quiero terminar de arreglar unos pendientes, y a ver si el viernes viene una nueva Daniela.

Salimos de mi oficina cuando llegaba Beti, la saludamos, y me quedé con ella conversando. Nuria se había ido por lo que estábamos solas.

  • ¿Qué paso?

  • Nada, que iba a pasar, estábamos conversando.

  • No llevaba cara de nada, algo tuvieron ustedes dos

  • Pero no Beti, me estaba consolando porque me vio triste.

  • ¿Solamente consolando o te sacó la tristeza? Por qué a mí me parece que te quiere.

  • Pues no me dijo nada, quizá sean ideas tuyas

  • Dani, mira que no es Viviana, no esperes que trate de seducirte porque no lo va hacer; si la quieres vas a tener que remangarte tú.

  • ¿Y de dónde sacaste que la quiero?

  • ¡No, no! deben ser ideas mías; solamente te digo que no esperes ser siempre la seducida y anímate a ser por una vez la seductora. – hablamos un poco más y me fui a casa.

Preparé algo para picar y me abrí una botella de vino. Estaba como liberada, lo que había tomado como cometido estaba cumplido, ahora solo tenía que ocuparme de la empresa; y a lo mejor de mí.

Me había sentido muy bien arropada por Nuria; me podía acostumbrar a eso, pero como dijo Beti, ella nunca se iba a animar a decirme algo (era muy formalita y tímida) y bueno, el que quiera pescado que se moje, tendré que mojarme.

El viernes llegué antes que todos, subí por mi ascensor, nadie sabía que ya había llegado, a eso de las diez llamé por el interno.

-Dra. Fuertes, por favor me trae el legajo de la firma Transfil, me gustaría que me lo leyera. – entró con una sonrisa

  • Buen día, ¿cómo te va? ¿llegó la nueva Daniela?

  • No, Daniela no viene más, llegó la ingeniera Suarez y quiere que la Dr. Fuertes le lea ese legajo – se quedó dura al borde de las lágrimas, pero se sobrepuso, iba a empezar a leer, cuando le dije.

  • Doctora, no va a leer todo ese legajo así parada, por favor siéntese – se dirigió al sillón para sentarse – Dra. No me va a estar leyendo a los gritos.

  • Pero es que no tengo donde sentarme.

  • Venga aquí por favor – me corrí para atrás y le señalé mis rodillas, (me vinieron recuerdos viejos) se quedó mirando sin saber que hacer – Dra. si le parece que va a estar incomoda no se preocupe deje el legajo aquí y mándeme otra secretaria, seguro no va a poner tantos inconvenientes.

  • No, si yo no pongo ningún inconveniente, voy a estar bien ahí – se fue a alisar la falda para sentarse, pero puse la mano antes y quedó con el culo apoyado en ella; mi otra mano en el muslo apenas se movía, le costaba leer, el color de su cara podía parar el tránsito. Con bastante esfuerzo pudo acabar, se quedó sentada como esperando lo que venía; quise jugar un poco.

  • Dra. Si terminó sería bueno que fuera a seguir con su trabajo – se levantó apurada sintiendo como la ayudaba con la mano en el culo, pegó un respingo – ¡ah! A la tarde por favor me trae lo del centro comercial y si le molesta estar sentada así, tráigase una silla.

Iba a ver como reaccionaba; después de esto, tenía que darse cuenta que era todo un juego; vería cuantas ganas tenía de jugar y quien era la que primero dejaba el juego.

A la tarde la volví a llamar, como presumí no trajo la silla. Se había ido a cambiar y estaba con una falda corta que dejaba ver esas piernas estilizadas que eran una locura. Esta vez no hubo ceremonia, dio vuelta el escritorio y esperó hasta que le hice lugar, no se preocupó por la falda, directamente se sentó apoyando parte de las nalgas que no tapaban las bragas sobre mi piel.

Era un gusto, creo que para las dos, me miraba con los ojos brillantes, leía rápido sabiendo que lo que menos importaba era la lectura, yo movía las manos como gesticulando, llegando a tocarle a veces el punto codiciado.

Se estremecía, pero lo aguantaba, la miraba esperando el momento que no aguantara más, pero era dura seguía leyendo como que no era con ella.

Cuando terminó estaba sudando, estaba un poco enfadada, se iba a ir, la llamé

-Dra. Mire, tengo que tener este trabajo para el lunes ¿podía ocuparse?

  • Sí, claro démelo que se lo termino.

  • Bueno, por favor me espera antes de irse que quiero ver cómo va. – era una pila de documentos que no lo terminaba ni en dos días, cuando ya era hora de salir pasé a ver; como había supuesto faltaba casi todo. – Dra. Falta mucho

  • No se preocupe, lo llevo a casa y el lunes se lo traigo hecho.

  • ¿Pero qué? ¿no tiene nada que hacer este fin de semana?

  • No, no, estoy libre, no se preocupe

  • Lo que pasa es que tampoco me gusta que esté trabajando un sábado y domingo, no es justo; mire si realmente quiere ayudarme, si le parece se viene a mi casa y entre las dos lo terminamos

  • ¡Sí! - me contestó enseguida – ¿a qué hora quiere que vaya?

  • Si no tiene que hacer, vamos ahora y llevamos todo

  • Pero…me tendría que dar una ducha y cambiar la ropa.

  • Dra. No vivo en una chabola, tengo ducha en casa y si es por ropa algo le puedo prestar, ahora si quiere perder el tiempo, no se preocupe vaya a su casa y deje que esto lo puedo hacer sola.

  • Bueno ingeniera, si usted me presta la ropa no hay problema.

  • Deje su coche aquí y vamos con el mío, cuando terminemos la traigo – subimos todo y fuimos para casa. Yo estaba segura que ya sabía que no era para trabajar que la llevaba. Llegamos, bajamos todo y ahí estaban los dos escritorios en el mismo despacho con sus ordenadores. Los mismos que usábamos Vivi y yo. Nos sentamos una en cada uno y estuvimos digitalizando documentos. Ya casi era de noche.

  • Dra. Yo me voy a dar una ducha, después mientras hago algo de comer se ducha usted. – me duché y me puse una bata cruzada, le avisé que ya se podía duchar, la llevé al baño de mi habitación que ya conocía de cuando había estado en casa,

  • Tome la toalla, báñese mientras hago la comida, le dejo la ropa sobre la cama, en el baño tiene para colgar la ropa interior si la quiere lavar – era una forma de obligarla a que la lavara y estuviera mojada.

Me puse a hacer unos fideos con salsa mientras esperaba que me llamara

-Ingeniera, se olvidó de dejarme la ropa – me gritó al rato

  • Cómo que me olvidé, ¿no está el camisón sobre la cama?

  • Sí, pero nada más

  • ¿Y que más quiere? Tengo un tapado de piel si le resulta más cómodo para dormir, pero estamos en verano – salió seria con un camisón que si le tapaba la parte de arriba le destapaba la de abajo y viceversa; no daba para más, o me mostraba medio culo o se le escapaban las tetas; fue valiente, caminó con dignidad y se sentó a la mesa

  • Me gustaría saber cómo está usted debajo de la bata ingeniera.

  • Cómo para acostarme a dormir – aguantó bien mis miradas, conversábamos del trabajo y miraba de reojo como la vigilaba por si se le escapaba un seno. Ya de tanto estar colorada se fue acostumbrando y una semisonrisa se le colaba entre tanta mirada adusta. Terminamos de comer juntamos los platos

  • A ver le voy a mostrar su dormitorio – se le notó en la cara la decepción, entramos en la habitación y la cama no estaba hecha – caramba la chica que vino a limpiar no hizo la cama, venga que vamos a buscar las sabanas que están en mi cuarto – estaba desorientada, esperaba algo diferente pero no sabía qué. En la parte de arriba del armario estaban unas sábanas.

  • Doctora porque no las agarra usted a ver si alcanza – se puso en puntas de pie tratando de llegar.

  • Pero Dra. ¿Qué está haciendo?

  • Lo que me pidió que agarre las sabanas. – me dijo sorprendida

  • Pero ¡me está mostrando el culo! – ¡ay! pegó un grito, se giró y tiró del camisón para abajo y el efecto de la manta corta provocó lo inevitable – ¡y ahora me está mostrando las tetas! ¿pero que tiene, porque las tiene tan hinchadas?

  • Yo…yo… ¿Cómo las tengo, que tienen? – preguntaba mientras yo le apretaba las puntas haciendo que se pusieran más saltonas.

  • ¿Cómo que tienen? Eso no es normal – me saqué una manga quedando la bata colgada del otro hombro y tomando su mano la puse sobre mi seno – esto es normal, toque, ve que es diferente – se había quedado con la boca abierta mirando mientras me la apretaba y soltaba - ¿pero que mira así? ¿qué se cree que me operé, que son de siliconas? Venga, venga, pruebe esto es todo natural – le tomé la cabeza y cuando la aproximé le metí la teta en la boca; empezó a chupar desesperada emitiendo gemidos como si se lo estuvieran haciendo a ella

  • Bueno, ya comprobó que es natural y no se crea que le di a probar esa porque la otra tiene algo, pruebe si quiere – baje el otro brazo y la bata se deslizó hasta el suelo dejándome completamente desnuda, se adueñó de  esta y le dio el mismo repaso que a la otra, la excitación se había apoderado de mí, hacía tanto que no tenía un gusto – pruebe, pruebe todo lo que quiera que no va a encontrar nada que sea implantado, todo es mío – ya iba rumbo al sur, me acosté en el borde de la cama para dejarla cómoda, en ningún momento despego su boca de mi cuerpo.

  • ¡Doctora! ¿cómo piensa que me pude operar de ahí? ¡Doctora! si quiere siga, pero va a ver que es como todas – levanté las piernas quedando abierta para que llegara a dónde quería que llegara yo, y ahí llegó. Nuria era un desastre, nunca me habían chupado el coño tan mal, está bien que desde que se murió Vivi que no había estado con nadie y ella era una maestra (y yo nunca había estado con otra) pero el dicho que solo una mujer sabe cómo hacer gozar a otra en este caso rompía la regla. No es que no haya tenido un orgasmo, porque lo tuve, y cuándo lo tuve gimió tanto cómo si lo hubiese tenido ella, pero mi memoria tenía idealizado los que me provocaba Vivi, y nada que ver; así y todo, volví a sentirme viva, quedé acostada recuperándome, era falta de entrenamiento, fue reptando sobre mi cuerpo para preguntarme

  • Ingeniera ¿está bien? – me preguntó con un mohín

  • Doctora creo que va a tener que practicar bastante – mientras la atraía y nos fundíamos en nuestro primer beso.

  • Sabes, yo sé que no lo hago bien pero tu enséñame, voy a practicar, voy a hacer lo que tú me digas, tenme paciencia, vas a ver qué voy a aprender, tengo la mejor profesora.

  • Bueno, si quieres que te enseñe vamos a empezar: lección primera: si la profesora está desnuda la alumna no puede estar con camisón, y menos con uno tan ridículo, no sé cómo no te da vergüenza andar con eso puesto – me miró riéndose.

  • Eres mala, no sabes la vergüenza que me hiciste pasar.

  • Con ese camisón pasaría vergüenza cualquiera, mejor sácatelo – se lo sacó y de mirarla me daba ganas que las otras lecciones fueran practicas – y sabe ingeniera, tiene que aprender a trabajar en equipo, - me crucé en la cama y terminamos haciendo un 69 de tetas, yo me había agarrado a ese pezón durito, sabroso, coronando un seno que no por grande, pero por bien formado era una belleza, ella abajo sorbía del mío, que era como era, pero se ve que le gustaba, aunque no sé si tanto, porque empezó a deslizarse buscando hacer un 69 como dios manda.

Llegamos las dos al mismo tiempo a ocupar el número que nos correspondía. Estaba demasiado mojada, sospeché que se corrió cuándo me corrí yo y estuve en lo cierto; la sentía darme lengua con una urgencia como si tuviera miedo de que me fuera a escapar.

Ya le iba enseñar a comerse un coño. Abrí esos labios carnosos para alcanzar su capullo, lo rodeé mientras con mis labios sorbía tratando de llevarla al éxtasis, un dedo fue a reconocer el sitio donde iba a recoger el premio a mi labor, quería sentir las vibraciones de su cuerpo, como la iba llevando de a poco al orgasmo. Mi autoestima se me iba yendo al piso, ni vibraciones ni nada, estaba dale que te dale y parecía que ni se enteraba que yo le estaba haciendo lo mismo. Lo peor es que no sé si por tanto tiempo de abstinencia, me estaba excitando y no quería que parara a pesar que ya me estaba irritando el clítoris, que lo había tomado como un chupete.

-Nuria, saca la lengua y deja que me muevo yo. – me apoyé con una mano en su vagina y medio levantada me empecé a mover como si estuviera follando, estaba casi sentada en su boca y así me corrí; lo más raro que en ese momento se empezó a mover bajo mi mano llegando al orgasmo conmigo.

Me salí de arriba y nos pusimos al lado, nos besamos con pasión, me gustaba como lo hacía, no le sobraba práctica, pero en cada beso se entregaba entera.

-Dani, ¿me dejas dormir contigo?

  • Mira Nuria, si esta noche te atreves a salir de esta cama, así como estás te pongo en la puerta de calle y te vas en pelota a tu casa. – volvió a abrazarme

  • Entonces tendré que quedarme hasta que me des permiso.

  • Pues sí, y ahora a dormir, que mañana tenemos cosas que hacer

  • Dani, mañana quédate en la cama a descansar que yo puedo terminar con ese trabajo.

  • Nuri mi amor, si tú sabes que eso no lo necesito, si lo necesitara también lo puede hacer cualquiera de las secretarias.

  • ¿Y entonces cuales son las cosas que tenemos que hacer? – le llevé la mano a mi vulva.

  • A lo mejor tienes que atender esto.

  • Eso si quieres, tú descansa que te lo atiendo ahora.

  • ¡No! Si te dejo mañana no la encuentro ni para mear, anda, vamos a dormir que ya es tarde.

Después de tanto tiempo, volvía a sentir que mi vida tenía un objetivo, le iba a tener que enseñar algunas cosas, pero era cierto, aprendía rápido y tenía una ventaja, cuando sentía que llegaba al orgasmo yo, se corría como la que más, íbamos a llegar siempre juntas y eso no era tan fácil

Se había quedado apoyada contra mi pecho, y mirándola me quedé dormida.

Me desperté sintiendo que había dormido a gusto, abro los ojos y estaba apoyada en una mano mirándome.

  • ¿Qué miras, tengo algo raro?

  • No; me gusta verte dormida, eres tan linda, pareces un ángel

  • Bueno, aunque sean mentiras escuchar eso a la mañana, alegra el día

  • No son mentiras y te lo diría todos los días

  • Esta bien, te lo creo, pero ahora lo mejor es que te des una ducha que tenemos que hacer

  • Pero ¿no me dijiste que ese trabajo no teníamos que hacerlo?

  • Ese trabajo no; pero te tengo que llevar a buscar tu coche para ir a tu casa – se le empezó a notar en la cara la tristeza – y entre los dos coches podemos traer lo más necesario, lo demás que lo traiga el de la mudanza – no se lo podía creer, me abrazaba me besaba.

  • Dani ¿quieres que me venga a vivir contigo?

  • Y claro, sino como mierda me vas a decir que soy linda todas las mañanas si vives a cuatro kilómetros, anda vete a bañar.

  • Dani, Dani, te amo, te amo, vas a ver que no te vas a arrepentir – saltó de la cama se agacho a buscar una toalla del cajón, y la vi, tan desnudita, pensé ¿será que la tentación tiene cara de culo? Porque ese culito tan redondito, tan paradito, me tentaba, parecía que me llamaba. Después de todo si íbamos a la tarde o al otro día a buscar las cosas era lo mismo. Me levanté y con otra toalla en la mano me metí al baño, estaba bajo la ducha.

  • Doctora, me parece que usted no entendió que en esta casa respetamos la ecología y el ahorro, y el agua que está desperdiciando, en otros sitios falta, así que córrase – me puse al lado – ¿ve? con la misma agua nos mojamos las dos, y ahora vea como se ahorra jabón – le jaboné bien la espalda, le pasaba entre los cachetes, llegaba hasta jabonarle la almeja por atrás, se apoyó con las dos manos sobre la pared y se dejó estar, hasta que estuvo bien jabonada – ahora le voy a enseñar cómo se ahorra el jabón; me pegué a su espalda y empecé a moverme, mientras me refregaba contra la parte de atrás le seguía pasando el jabón por la delantera, le frotaba las tetas que parecían que se le iban a salir disparadas, con las mías no sé si no la estaba rayando con las puntas; cuándo bajé a jabonarle el pubis la atraía con fuerza frotando el mío contra sus glúteos

  • ¿Se da cuenta cómo se puede ahorrar con pequeñas cosas? Con el mismo jabón nos jabonamos las dos, ahora solo me tiene que hacer lo mismo y ya está – estaba parada, dura, solamente me miraba, tuve que ser yo quien me apoyé contra ella y empezar a frotarme, parece que se despertó, porque me agarró de las caderas y empezó a perrearme mientras ya se le escapaban unos gemidos; la dejé que se sacara un poco el gusto y me separé – Doctora ¿se da cuenta todo lo que se puede ahorrar haciendo las cosas bien? – parecía sonámbula

  • Si ingeniera, ¿y ahora qué sigue?

  • ¿Y qué quiere que siga? Nos enjuagamos nos secamos y vamos a lo que tenemos que hacer – la cara de decepción daba pena, nos enjuagamos y cada cual con su toalla nos fuimos secando. Salió del baño parecía sonámbula llegando a la cama la alcancé.

  • ¡Ah! no sé si se dio cuenta que este jabón es saborizado, déjeme probar a ver si es bueno – la agarré de atrás y le besé el cuello – se quedó quieta – sí, aquí se nota el gusto a limón, a ver en otros sitios más cerrados – le levanté el brazo y le lamí la axila – uhm, aquí también se nota, déjeme probar en otros sitios – estaba quietita jadeando, le tomé una teta con la boca y casi se cae –

  • Doctora ¿qué le pasa?, siéntese mientras compruebo si vale la pena seguir comprando este jabón – se sentó con los ojos cerrados, cada vez respiraba más fuerte - ¿y por aquí a ver si guarda el sabor? Apenas apoyé la boca en su vulva cuándo se corrió frenéticamente – uhm aquí sabe diferente pero no está mal – seguí juntando todo el néctar que se había escapado de esa almejita, no me iba a conformar con eso, y más ahora que había podido mostrar mis habilidades, fui en busca de su botoncito que en ese momento se recibió de botonazo, lo apresé entre mis labios mientras le daba toquecitos con la lengua. Ahora sí la sentía vibrar, la miré, se estaba apretando las tetas al tiempo que se contoneaba con desesperación, los gemidos ya parecían quejidos, aunque no de dolor, levantaba las piernas ofreciéndose toda. Dos dedos fueron a rellenar la parte que mi boca no estaba ocupando, ahora batía el culo contra la cama y hacía que mi cabeza anduviera en un sube y baja, y que mi amor propio subiera a alturas inimaginables; al fin se corrió; ¡y eso es correrse! alcancé a meter la boca, pero sus jugos me corrían por la comisura y hacía que me desesperara por no perderme nada.

Recién había salido de bañarse, así que tenía que dejarla limpita, aunque a mí no sé quién me iba a limpiar porque quedó como en coma. Después de eso, yo tenía una calentura que necesitaba bien poco para que me pasara lo mismo que a ella.

Me arrimé a su lado, me miró como si fuera una extraterrestre al susurrarme

-Dani, me tienes que decir cómo haces, yo quiero hacerte sentir lo mismo.

  • Pero Nuria, es lo mismo que me haces tú

  • ¡No! No es lo mismo, lo que me hiciste gozar es increíble y yo quiero hacerte gozar lo mismo.

  • Nuria, piénsalo bien, las dos hacemos lo mismo, nada más que en diferente forma.

  • Pues enséñame la forma cómo lo haces tú

Mira te voy a dar un ejemplo; si te invitan a comer y la cocinera se esmera en hacerte un plato especial, y como tienes mucha hambre te lo sirven y lo devoras sin más, tú no lo llegas a saborear, y la cocinera pensará, para qué me esmere tanto, con unas hamburguesas era igual; ahora si ve que lo degustas, que no solo comes, sino que lo disfrutas, seguramente ella se deleitará viéndote, y sentirá que valió la pena el trabajo que se tomó. – me miró y se pegó a mí.

  • ¿Sabes? Yo también quiero saber cómo sabe ese jabón en tu cuello, uhmm creo que hay que probar en otros sitios – arrancó metiéndose una teta en la boca, me agarraba suavemente el pezón con los dientes sin hacerme doler, de una pasaba a la otra – tienes razón ese jabón sabe muy bien – yo estaba que me derretía y a ella se le había ido el apuro.

  • Corazón, si no pasas al comedor vas a llegar tarde – fue bajando morosamente por mi vientre, cuando llegó, yo estaba que me salía humo, y me pasó igual que a ella, apenas me tocó me fui. No se desanimó siguió el camino de mis jugos hasta llegar al ano, que es donde habían ido a parar, lamió con mucho empeño y eso a mí me puso loca, era mi punto débil, y eso no se lo había enseñado, que yo no se lo hice, me penetró con los dedos en la vagina y entre estos y la lengua, me ponía mala, quise mimarme un poco el clítoris, pero me pegó en la mano

  • No metas la mano en el plato que estoy comiendo yo, y esa es mi comida – puso la boca sobre él y empezó a jugar, me lo sorbía y lo soltaba iba con la lengua hasta el nacimiento y me tenía dándome gusto y sufrimiento y volvía a la punta mientras los dedos entraban y salían como si fueran dueños del sitio, y parece que sabían dónde estaba la llave para abrir la compuerta porque sentí lo que hacía dos largos años que no sentía; un orgasmo que no me dejaba pensar, que solamente podía gozar porque el placer ocupaba toda mi mente. Ahora la que parecía en coma era yo, mientras sentía como Nuria juntaba los restos del festín. Se vino al lado a decirme

  • La comida estaba muy rica ¿está satisfecha la cocinera?

  • Déjame que me recupere y te digo cómo está la cocinera.

Nos besamos juntando nuestros sabores en los besos. Apoyó la cabeza en mi hombro y se quedó, quizá pensando, como yo.

De lo que le prometí a Viviana hice todo. Había terminado el hogar para los niños, y lo más difícil también lo estaba consiguiendo, volver a ser feliz. Esté donde esté sé que se sentirá contenta. Pensaba eso cuando me dice Nuria.

-Dani estás pensando en ella, ¿verdad?

  • Uhm…voy a tener una adivina en casa; pues sí, estaba pensando que Viviana sabía que me iba a enamorar de ti, en la carta me puso que quizá el amor estaba cerca y que no lo dejara escapar; no creo que fuera por Beti.

  • ¡No! te lo decía por mí, sabía que te amaba.

  • ¿Y cómo lo sabes? – le pregunté extrañada

  • Yo también tengo una carta de ella, dice que tuviera paciencia, que te ayudara, que sabía que al fin te ibas a fijar en mí, que merecíamos ser felices, que iba a estar cuidando de que lo fuéramos. Dani, dime como era ella contigo, yo voy a aprender, te quiero y voy a hacer todo lo que tenga que hacer para que me quieras lo mismo.

  • Nuria; Vivi era ella, y no puede haber otra igual.

  • No, no me digas eso, ya sé que no voy a ser igual, pero por lo menos puedo tratar de parecerme, hacerte lo que te hacía ella, sabes que aprendo rápido y voy a poner voluntad – me miraba con los ojos llorosos

  • Nuria, entiéndeme, Viviana era única, nos amamos hasta el final, para mí era todo, pero se murió, nadie va a ser lo que fue ella, y tampoco quiero que lo sea; la amé mucho y la extrañé mucho, pero ahora me enamoré de ti, y cuando me despierte a la mañana, no quiero encontrar a mi lado un fantasma o una mala imitación de ella; quiero encontrar a la mujer que amo, quiero encontrarte a ti.

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