Informe del Sicólogo

Serán cuatro capítulos.El sicólogo descubre el lado masoquista de Liliana. Le indica el tratamiento adecuado.

Informe del Sicólogo I

Capítulo I de IV

Liliana estaba muy excitada ese día. Su sicólogo, con el cual se había atendido el último año le daría, de manera oral, el informe de su perfil. Así entendería qué le pasaba, por qué se sentía frustrada y espera encontrar por lo menos parte de la solución a sus problemas.

La entrevista comenzó así.

-Liliana, debo decirte que he meditado mucho antes de sacar la conclusión final para entender lo que te pasa y sientes. Eres muy cerrada y penetrar en tus sentimientos no ha sido fácil pero que finalmente encontré algunas respuestas.-

-Me resulta un tanto difícil decírtelo pero es mi obligación hablarte con la verdad. Para resumirlo, luego si quieres nos explayamos, es que tienes mentalidad y deseos de sumisa.

-Me he basado no solamente en lo que hemos conversado sino también en tu gusto por algunos videos en los cuales algunas mujeres eran sometidas incluso a tormentos y tú me has dicho que te excitabas.-

-Eso marca un perfil de sumisión muy notable, de masoquista y más aun, creo que si te ofrecen ser la esclava de un jeque árabe, no dudas en someterme de inmediato.-

Ese sentimiento de sometimiento hace que te sientas frustrada si los hombres no te tratan como la sumisa que eres y deseas fervientemente ser reducida a algún tipo de esclavitud.-

-Permítame licenciado, creo que ahora descubro lo que siento. Desearía que un hombre me someta a su voluntad, que me use como quiera, que me humille. He descubierto mi parte masoquista.-

-Mi estimada Liliana, creo que toda tú eres una masoquista, no solamente una parte. Creo que allí radica toda la cuestión. Muchas personas tienen una parte de masoquista pero en tu caso está excesivamente exacerbada.-

-¿Y qué puedo hacer? ¿Cómo encuentro quién cubra mis necesidades? Yo no tengo dinero que viajar a Oriente, presentarme a un Sultán y decirle que quiero ser parte de su harén o algo parecido.-

-No es cuestión de ser parte de un harén. Necesitas más humillación, deberías ser reducida a esclavitud y hoy los esclavistas casi ya no existen.-

-¿Entonces no tengo solución? ¿No podré ser sometida por un hombre? ¿Viviré frustrada toda la vida>?-

-Mira, no conozco mucho de esclavas y todo eso, pero hay una persona que quizás te pueda ayudar. Mi misión finaliza con decirte qué es lo que pasa. Solucionarlo no está en mis manos. Llama a Rosario Berto que es una conocida mía, que creo puede estar relacionada con personas que seguramente te ayudarán.-

Liliana salió un poco confundida. Efectivamente le calentaba y mucho, los videos que había alquilado o visto en Internet, pero tenía miedo. Ella no tenía familiares y no confiaba en comentar esas cosas con sus amistades.

Entregarse así, como esclava, era un riesgo grande. Sabía que muchas veces las mujeres eran explotadas como prostitutas, envidas a países lejanos de los cuales nunca se volvía.

Es cierto que confiaba en su sicólogo y si le había recomendado que se comunicara con Rosario, debía ser porque era una mujer de confianza y no haría con ella lo que no quería. Luego de meditarlo unos días se decidió a llamarla y quedaron en entrevistarse unos días más tarde.

Rosario la recibió en su casa. Ya tenía en su poder el informe del sicólogo, por lo que fue directamente a las preguntas:

-¿Qué quieres? ¿Ser la esclava de un hombre que te maltrate y te use sexualmente mucho?-

-Bueno, tengo algo de miedo al maltrato. Estoy dispuesta a recibir algún azote, pero por sobre todas las cosas quiero que me coja. No tengo inconveniente en hacerlo en las circunstancias en que él quiera, sin tener en cuenta mis deseos.-

-Vamos por partes. No debes tener miedo. Te castigarán lo suficiente para mantenerte caliente, con algo de miedo pero no pondrán en peligro tu integridad física.-

-En cuanto a cogerte, seguramente lo harán todas las veces que quieran en las circunstancias que deseen. Para eso entrenarán a una esclava.-

-¿Y si me azotan con látigos muy dolorosos o que me producen lastimaduras?-

-Nunca pasarán tus límites. Recuerda que se someterás a ellos porque quieres ser castigada, encadenada, humillada, etc.-

-¿Usarán otros instrumentos para castigarme?-

-Seguramente sí. Hay infinidad de aparatos, desde simples esposas para que no puedas defender hasta terribles picanas eléctricas que podrán hacer temblar todo tu cuerpo. Hay de todo, pero debes recordar que el principal objetivo de aquél que te tome bajo su responsabilidad será gozar tanto cuando te castiga como cuando te está cogiendo.-

-Yo no tengo familiares ni conocidos. Puede hacerme lo que quiera que nadie se enterará. Eso es lo que me da miedo.-

-¿Piensas que te puede hacer trabajar de puta o algo así?-

-Sí. No quiero terminar siendo una prostituta barata en un país extranjero.-

-No te ocurrirá eso. Conozco a tu sicólogo y no puedo permitirme recomendar algo de lo cual no esté completamente segura. La persona que puedo indicarte abusará de ti, te castigará, te atará, te encadenará, abusará de tu cuerpo en todas las formas posibles, te humillará y hará de ti una esclava y te torturará sin piedad, pero no te venderá ni te hará trabajar como puta.-

-¿Cree que aceptará ocuparse de mí, cogerme, etc. o solamente querrá tener alguien que lo atienda como una mucama sumisa?-

-Si te acepta es para usarte como esclava, no como mucama, Sólo recibe mujeres con muy buen cuerpo. Ese es el examen que debes aprobar. Lo demás déjalo por su cuenta.-

-¿Cómo me pongo en contacto con él?-

-Si quieres lo llamo ya mismo y luego te paso el teléfono.-

Rosario llamó a Plinio, tal era su nombre de fantasía y le indicó que una esclava quería ofrecerle sus servicios sin condiciones. Plinio le pidió que le pasara el teléfono.

-¿Tú eres la esclava que quieres que yo te tome?-

-Sí señor, si tiene la bondad de aceptarme.-

-Últimamente me he puesto muy estricto con mis esclavas y las castigo sin piedad. Ahora tengo dos en mis dominios y me está haciendo falta una tercera para permitir a las otras dos que se recuperen de las cosas que deben soportar. ¿Estás dispuesta a ofrecer tu cuerpo para ello?-

-Sí señor, estoy dispuesta a someterme a su voluntad.-

-Primero debo ver si tu cuerpo me agrada. Solamente en esas condiciones aceptaría tenerte. Ven mañana a las 8 a mi residencia.-

-Muy bien señor. Mañana a las 8 estaré en sus dominios.-