Informe del Sicólogo (7)
El sicólogo define su propia personalidad y gustos y decide ser él mismo.
Informe del Sicólogo VII
Consultando a su propio sicólogo volvió a tener una larga charla sobre lo ocurrido.
-Doctor, no puedo retenerme. Ver a Cintia desnuda y dominada me impulsa a cogerla y hasta castigarla. Me parece que mi tendencia sadista se está incrementando.-
-No es que se esté incrementando sino que se está mostrando. ¿No le gustaría a usted mismo disponer de algunas esclavas y putas? No depender de Plinio sino ser usted el amo y señor de algunas jóvenes.-
-Me avergüenzo de decirle que sí, que me gustaría. Quisiera agarrar a Cintia y cogerla hasta que no me quede una gota de leche y luego azotarla y castigarla de todas las formas posibles.-
-Veo que se está desatando. Y a Liliana,¿Qué le gustaría hacerle?-
-Mi fantasía es pasearla por las calles, desnuda, esposada y con evidentes signos de haber sido torturada. Quisiera humillarla.-
-¿Y por qué quiere humillarla?-
-Porque me excita. Quiero que me tema y que dependa de mí y yo pueda hacer con ella lo que desee, castigarla, humillarla, torturarla y cogerla.-
-¿Por qué sale eso de adentro?-
-No lo sé y ese es mi problema. Lo tenía escondido, pero a veces sueño con tener a Liliana atada a una cruz de San Andrés mientras con que con un látigo marco sus piernas, su vientre sus tetas.-
-¿Y por qué no lo hace? Supongo que a Liliana no le disgustaría.- Por otra parte puede tener sus propias esclavas, azotarlas, torturarlas y cogerlas todas las veces que quiera. ¿Por qué no lo hace?-
-No me animo a semejante cosa.-
-¿Por qué no se anima?-
-No lo sé y ese es mi problema.-
-¡Déjese de decir no sé y ese es mi problema!¡Hágalo! Propóngale a Plinio que usted le envía alguna de las mujeres que atiende y él a cambio le facilita el lugar para hacer lo que quiera con alguna de las mujeres.-
-Eso no lo había pensado.-
-Hable ya con Plinio y que le devuelva el favor de haberle entregado a Cintia como esclava por propia voluntad. A cambio que le ceda a Liliana. Y entonces castíguela y cójala todas las veces que quiera, por la concha, el culo o la boca.-
El sicólogo salió de la sesión perturbado. Subió a su automóvil y sin darse cuenta llegó a la casa de Plinio. Tenía que decidirse a hacer un trato.-
-Señor Plinio, necesito hablar con usted para acordar un trato.-
-Por supuesto, pase y conversamos tranquilo. ¿Quiere hacer algo con Cintia o Liliana antes que conversemos? Liliana está atada a una columna con un prensatetas bien apretado. No para de gemir. En cuanto a Cintia la tengo montada en un caballete con el filo de madera clavándosele en la concha. A esta altura debe estar llegando al límite de su resistencia. Está justo en el punto para cogerla.-
-Es una buena idea. Se la clavo a Cintia y luego conversamos.-
Se dirigieron a la sala donde estaban las dos mujeres, Desató a Cintia y le ordenó poner su concha al servicio del sicólogo.
-Sí señor Plinio.-
-Debes dirigirte a él, como te he enseñado.-
-Señor. Pongo mi concha y todo mi cuerpo a su servicio. Úselo como crea conveniente. Me honra tener que servirlo.-
El sicólogo rápidamente se bajó los pantalones. Su verga ya estaba lista para entrar. Cintia, a pesar del dolor que sentía en el coño y el mayor dolor aun que supuso la penetración, dejó hacer sin el menor gemido. Poco después su vagina se llenaba de leche.
-Bien, estoy mejor. Vamos a conversar para ver si nos ponemos de acuerdo.-
Una vez en el despacho de Plinio, esto dijo:
-Bien lo escucho.-
-Estoy en una situación un tanto complicada. Por mi influencia tanto Liliana como Cintia están aquí, pero me he dado cuenta que quisiera disponer de Liliana para humillarla, torturarla y .cogerla.-
-¿Y qué es lo que me propone?-
-Que yo puedo seguir enviándole señoritas a cambio de que usted me permita usar las instalaciones y el uso de alguna de las mujeres.-
-En principio no hay problema. Aquí tengo lugar para alojar tres mujeres.-
-Pero tiene por lo menos dos jaulas más que pueden alojar otras tantas.-
-¿Piensa que estén permanentemente alojadas en esas jaulas?-
-¿Y por qué no? No son más que unas esclavas. Podrían tenerse fácilmente diez jaulas para otras tantas esclavas y no usar las celdas.-
-Parece un tanto cruel, pero si usted que es sicólogo considera que pueden soportarlo, pues las pondremos en jaulas.-
-Comenzaré a trabajar para convencer a otras jóvenes que vengan por su propia decisión. Tengo una paciente de 20 años que imagino tiene muy buen cuerpo aunque no la he visto desnuda. Antes de enviarla para aquí la induciré a que se desnude en mi consultorio para apreciar la mercadería.-
-Excelente. Cuando quiera venga para usar tanto a Liliana como a Cintia o a Mariana, la otra esclava.-
-Mañana tengo cita con Carina, la joven de 20 años. Veré si puedo desnudarla y quizás tomarle algunas fotos. Por la tarde vendré a sobar el cuerpo de Liliana.-
Así se despedía hasta el día siguiente.
Puntualmente Carina llegó al consultorio la mañana siguiente.
-He estado meditando sobre tu caso y vamos a hacer una prueba para confirmar algo que tengo in mente.¿Estás dispuesta a hacer lo que te indique?-
-Por supuesto. Haré lo que me indique.-
-Bien, quítate la camisa.-
Carina, algo sorprendida, se desprendió la camisa y comenzó a quitársela. Debajo usaba un sostén que marcaban mucho sus pechos.
-¿Qué sientes de estar sin la camisa?-
-Un poco de vergüenza. No esperaba esto.-
-Si quieres suspendemos la prueba, porque deberemos avanzar más.-
-No, adelante.-
-¿Serías capaz de quitarte los zapatos y las medias?-
La joven procede de inmediato a sacarse el calzado y las medias.
-Gira completamente para apreciar tu cuerpo.¿Qué opinas de tus senos?-
-Bueno creo que tengo unas buenas tetas. No sé si eso es lo que pregunta.-
-Sí, ahora quiero que te quites la falda.-
-¿Me pide que me quede en bombacha y corpiño?-
-Sí, efectivamente, pero si no quieres paramos aquí.-
-No, no. Sigo. Simplemente que me sorprendió.-
-Ya entenderás el sentido de esta prueba. Quítate la falda.-
Así lo hace Carina. Queda vestida solamente con unas reducidas bragas y un corpiño también pequeño.
-¿Qué sientes de estar en ropa interior delante de mí?-
-No se estoy sorprendida..-
-¿Estás nerviosa, avergonzada?-
-No, lo estoy superando. No diré que me siento cómoda, pero estoy bien.-
-¿Qué opinas de tu trasero?¿Crees que es un culito lindo, agradable de mirar?-
-Bueno sí. Por la calle me dicen cosas -
-¿Te quitarías el sostén para mostrarme tus tetas?-
-¡Hay doctor, me está haciendo desnudar!-
-Un poco. Quiero que me muestres tus tetas. Has dicho que crees que tienes buenas tetas, debes demostrarlo.-
Carina se quita el corpiño, cubriendo su cuerpo solamente con las bragas.
-Tócate los pezones para que se endurezcan. Quiero verlos bien paraditos, hinchaditos.-
Carina, algo ruborizada, comenzó a masajearse las tetas y apretar los pezones. Muy poco después eran dos bolitas rojas, para gusto del sicólogo.
-Ven que quiero acariciarte esos pezones.-
Carina se acercó poniendo sus manos en la espalda y adelantando las tetas para una mejor inspección. El hombre tocó las tetas a gusto.
-Bien ahora quiero que te bajes las bragas hasta los tobillos.-
Carina, aunque con ciertas dudas, giró sobre sus talones y poniéndose de espaldas al sicólogo, colocó sus dos dedos pulgares en los elásticos de la cintura y lentamente comenzó a bajarse las bragas. Primero apareció un culo redondo, rosado, bien formado y redondo. A medida que se agachaba para bajarse las bragas hasta los tobillos, pudo vislumbrarse los labios de su conchita.
Cuando tuvo las bragas en los tobillos, volvió a girar para quedar de frente al sicólogo. Unos vellos rubios trataban de ocultar una concha rosada e algo hinchada por la excitación.
-Mejor quítate las bragas completamente y acércate.-
Así lo hizo Carina hasta quedar a menos de una yarda del Sicólogo.
-¿Qué me puedes decir de tu conchita? ¿Crees que es buscada y deseada por los hombres?-
-Creo que sí, que es buscada aunque todavía ninguno la penetró. Soy virgen.-
-Te has hecho alguna pajita, tocándote sin penetración.-
-Ehhh.. bueno sí. A veces estoy muy caliente.-
-Yo creo que deseas ser desvirgada, que seas penetrada pero no te animas. ¿Crees que sería una solución ser violada?-
-¿Cómo? ¿Ser violada para que me rompan el himen?-
-Sí. De esa manera serías cogida pero no sería tu responsabilidad. La responsabilidad sería de quién ti viole.-
-Es una manera extraña de perder la virginidad sin responsabilidad.-
-Pero sería muy efectiva y te quita un problema.-
-¿Qué me propone?-
-No te propongo nada. Simplemente estamos analizando lo que te ocurre y lo que sientes. Ahora que estás desnuda, quiero ponerte unas esposas en las muñecas. Voltéate que te pondré las manos en la espalda.-
Casi sin advertirlo Carina se volteó y puso sus manos para ser esposada. Una vez aseguradas, le ordenó que se pusiera nuevamente de frente a él.
-Bien Carina. Estás desnuda y esposada. No puedes defenderte y un hombre puede violarte. Le sería fácil hacerlo, no puedes defenderte.-
-Le voy a confesar una cosa. Siento mi vagina húmeda. No sé qué me pasa, pero estoy caliente. Me resulta casi inconcebible estar desnuda y esposada y aceptarlo con normalidad.-
-Es que para ti esto es normal y siempre lo has deseado. Ahora te recostarás en ese sillón y separarás las piernas y me pedirás que revise tu coño.-
-¡Ayy no! ¡Cómo le voy a pedir que me revise el coño! Eso no corresponde a una joven como yo.-
-¿Por qué no? Simplemente tienes una concha hermosa y deseada que quieres mostrar. Pues debes hacerlo. Pídeme que te revise el coño.-
-Señor, por favor, revíseme la concha pero no me rompa el himen. Es un tesoro que llevo allí adentro.-
-Por ahora no te romperé el himen. Solamente quiero tocarte para conocer la humedad y calentura que tienes.-
El sicólogo manoseo a gusto la concha de Carina, luego acarició el culo y le metió un dedo en el ano. A continuación le magreó las tetas. Carina dejaba hacer y no oponía resistencia. Se sentía cada vez más caliente. El sicólogo adentraba apenas un dedo en la vagina y volvía a tocar el clítoris. Cintia creía que explotaba.
Una vez finalizada la inspección volvió a preguntar:
-¿Qué has sentido mientras te tocaba y te metía un dedo en el culo? ¿Te resultaba molesto o doloroso?-
-No me resultó molesto. Debo reconocer que estaba caliente. No puedo creer que me encuentre desnuda delante suyo, esposada mientras revisa y toca todas mis partes íntimas y yo acepte como si nada ocurriese. Parece un sueño.-
-Lo que ocurre es que deseas ser violada sin poder defenderte. Esta es una clara muestra, pero por ahora no avanzaremos más. Te veré la próxima semana, pero quiero que vengas con la conchita depilada. Tengo algunas ideas para adentrarnos en tus más profundos rincones y sacar todo eso que te tiene dominada. Debes ser tú misma, hacer realmente lo que quieres y dejar tabúes de lado. Hoy hemos avanzado mucho, pero falta un camino por recorrer.-
El sicólogo también se quedó caliente. Se fue rápidamente a la casa de Plinio a gozar de Liliana y Cintia. Lo que ocurrió fue lo previsto, polvo con Cintia, luego algunos azotes que hicieron gritar a la joven, luego ocuparse de Liliana. En este caso las torturas fueron mucho más rigurosas para finalizar con penetración primero en el coño y luego por el culo. Liliana por primera vez quedó sorprendida de la crueldad con que el sicólogo la trató.
Ahora su obsesión era Carina. Debería esperar una semana pero prepararía bien el argumento para que se desnudara, pudiera cogerla y tomarle alguna foto.
Continuará..