Infierno (01)

Los elegidos son llamados para la batalla... ¿Pero podran salvarnos?

"La maldad es lo que une a los hombres"

Aristóteles. Filosofo griego

Capitulo I: (Los mensajeros)

Tokio Japón:

Eran casi las cinco de la tarde y el parque Ichinohashi aún estaba lleno de paseantes en aquella calida tarde de verano. Entre ellos se encontraba un grupo de chicas, todas de 16 años, que disfrutaban de un apacible día de campo sentadas junto al lago, contemplando el paisaje y a los otros paseantes. Nadie hubiera podido imaginas siquiera que aquellas chicas risueñas y alegres eran las otrora famosas Sailors Scout, quienes habían salvado a Tokio del ataque de la casi omnipotente Sailor Galaxia. Ahora sin embargo eso había quedado en le pasado, después de todo había transcurrido casi un año desde aquel entonces y, como siempre, los seres humanos habían comenzado a olvidar.

-¿Alguien quiere más pastel?-pregunto amablemente Lita a sus compañeras de clase.

-Yo no gracias.-le respondió cortésmente Ami esbozando una agradecida sonrisa.

-Yo tampoco.-le dijo Rei sintiéndose satisfecha.

-Pues yo si quiero otro pedazo.-exclamo golosamente Mina acercando su plato para recibir otro pedazo de aquel postre.-Es como dice el dicho. "Más vale comer pastel que estar triste".-

-Nunca había oído un proverbio como ese.-comento en voz baja Artemis mientras una gota de sudor escurría por su cabeza blanca. Mina le lanzo una mirada fulminante a su felino tutor ante la mirada divertida de las demás chicas.

-Y tu Serena ¿no quieres otro pedazo?-pregunto Lita un poco extrañada por el silencio de su amiga. Sin embargo, su pregunta quedo en el aire pues Serena estaba extrañamente ensimismada contemplando las nubes que pasaban por el cielo.

-¡Despierta Serena!-demando molesta la princesa de Marte al tiempo que propinaba un coscorrón sobre la rubia cabeza de su "amiga".

-¡Aaaayyyyyyy!... ¡¿Por qué me pegas Rei?!-reclamo la princesa de la Luna reaccionando ante aquel doloroso estimulo.

-¡Porque te la has pasado todo el tiempo soñando despierta y no pones atención a nada de lo que pasa a tu alrededor!-

-Es cierto Serena. Recuerda que el profesor te regaño por esa misma razón ayer en la escuela.-agrego Mina con su acostumbrada falta de tino.

-¡Eso no tiene nada que ver con que Rei abuse de mi como lo hace!-dijo Serena con los ojos grandes y húmedos.

-Pero si no pones atención en la escuela corres el riesgo de no poder entrar a la universidad, ¿entiendes eso Serena?-dijo Ami mirando a Serena con una expresión severa, propia de una maestra. Las otras chicas miraron desconcertadas a la princesa de Mercurio, con los ojos muy abiertos, sin saber como reaccionar ante aquellas palabras que habían roto el esquema de su discusión.

-Ami…-dijo Mina con una tonta sonrisa en su rostro.-No creo que Rei se refiera exactamente a eso.-Ami se sonrojo un poco al comprender que había errado su intervención en la conversación de sus amigas. Por su parte Mina dejo su plato sobre el mantel tendido en el suelo y miro fijamente a su mejor amiga.

-Serena. Lo que pasa es que tu aptitud ha empezado a preocuparnos.-

-¿Mi aptitud?-dijo la princesa de la Luna sin comprender, o fingiendo no hacerlo.-No se de que hablas.-

-Es que desde hace unas semanas te hemos notado muy abstraída, como si algo te preocupara.-dijo Amy quitándole las palabras de la boca a la princesa de Venus.

-Serena.-intervino ahora Lita mirando fijamente a la chica de las largas coletas.-Sabes bien que puedes contar con nosotras para lo que sea. Así que si algo te esta preocupando por favor dinos que es.-

La princesa de la Luna miro a sus amigas conmovida, sintiéndose feliz de que todas estuvieran dispuestas a brindarle su ayuda, a protegerla, en ese momento el círculo de amistad que las unía pareció volverse más fuerte.

-Siento haberlas preocupado.-dijo al fin bajando la mirada apenada.-Lo que pasa es que Darien me escribió hace unas semanas y… Bueno, le han ofrecido una ampliación de su beca para que realice otras investigaciones en esa universidad americana… y creo que va a aceptar.-todas guardaron silencio. Comprendiendo perfectamente lo que aquello significaba para el corazón enamorado de Serena.

-Deberías estar orgullosa.-dijo al fin Amy tratando de encontrar el lado positivo de aquella situación.-Eso significa que Darien esta haciendo su mejor esfuerzo para alcanzar su sueño.-

-Lo comprendo.-dijo Serena sonrojándose más de lo que ya estaba.-Es solo que… ¡Lo extraño mucho!-exclamo rompiendo a llorar como una niña berrinchuda.

-Eres una tonta.-espeto Rei cruzándose de brazos y levantado la nariz en aptitud reprobatoria.-En lugar de pasarte el tiempo gimoteando por ahí deberías seguir su ejemplo y pensar en la carrera que vas a elegir cuando entres a la universidad.-Serena sintió que le apuñalaban por la espalda, pues si algo le dolía casi tanto como la ausencia de Darien era que le recordaran sus deberes escolares.

-¿Acaso ustedes ya saben lo que van a estudiar?-pregunto Serena tratando de defenderse de aquella acusación. Sin embargo, pronto descubrió que eso había sido un error.

-Ya sabes que yo voy a estudiar medicina para ser una gran doctora.-declaro Amy llena de confianza.

-Bueno yo lo he pensado mucho y creo que estudiare gastronomía y floricultura.-le secundo Lita igualmente confiada. Ante aquellas muestras de entusiasmo encendieron el espíritu emprendedor de Mina quien se levanto de un salto y extendió los brazos al cielo para proclamar sus deseos.

-¡Yo estudiare arte dramático, canto y danza moderna para poder ser una estrella a todos los niveles!-varios paseantes miraron extrañados a Mina, cuyos ojos brillaban como diamantes, mientras a su alrededor sus amigas la miraban en silencio, con una mueca de vergüenza cabiéndoles el rostro.

-Pues yo estudiare parasicología para desarrollar más mis habilidades como sacerdotisa y hacer del Templo Hikawua el más renombrado del Japón.-por un momento todas se quedaron calladas, saboreando los sueños que se habían hecho para el futuro.

-¿Y tú Serena?... ¿Qué vas a estudiar?-pregunto Mina buscando con la mirada a la princesa de la luna. Sin embargo, esta había aprovechando la distracción de sus amigas para deslizarse hasta el plato donde estaba el resto del pastel y estaba muy ocupada dando cuenta del último trozo como para prestar atención a alguna pregunta. Todas la miraron indignadas mientras gruesas gotas de sudor les escurrían por la cabeza.

-¡SEREEENAAAA!.-grito Rei tomando por la solapas a la princesa de la luna.-¡¿ES QUE NO SABES HACER NADA MÁS QUE COMER?!.-Serena no pudo contestarle. Pues debido al jaloneo un pedazo de pastel se le fue por la traquea bloqueándole la respiración. Alarmadas todas las presentes la vieron ponerse azul y hacer toda clase de gestos desesperados. Por suerte Lita entro en acción y dándole una fuerte palmada en la espalda la hizo escupir el pedazo de postre.

-¡¿ACASO ESTAS LOCA REI?!.-exclamó Serena apenas pudo hablar.-¡POR POCO ME MATAS!-

-¡TE LO MERECES POR SER TAN DESCORTÉS!-

-¡TU ERES LA QUE SIEMPRE ES MALA CONMIGO!-como siempre la discusión termino con ambas princesas sacándose la lengua mutuamente. Ami y las demás sacudieron la cabeza, desaprobando aquella inmadura conducta. Más tarde las chicas recogieron lo que quedaban el su picnic y depositaron la basura en los contenedores del parque antes de retirarse.

-Nos vemos mañana.-se despidió de ellas Serena, pues su casa era la más cercana al parque.

-Hasta mañana.-le respondieron todas a coro y la miraron alejarse hasta que desapareció por la calle.

-¿Creen que estará bien?-dijo Mina preocupada.

-No te preocupes.-le dijo Rei esbozando una sonrisa.-Ella ha madurado mucho desde que la conocí. Estoy segura de que va a estar bien.-aquellas palabras sorprendieron a las demás chicas quienes no alcanzaban a comprender del todo la relación entre Rei y Serena, pues a veces parecían ser como el agua y el aceite y otras se demostraban mutuamente un fuerte y sincero lazo de amistad. En todo caso ya era tarde para dedicarse a resolver aquel enigma, así que al final optaron por guardar silencio y emprender el camino hacia la parada del autobús para dirigirse a sus respectivos hogares.

Mientras tanto, Serena iba caminando hacia a su casa reflexionando sobre la pregunta que sus amigas le habían hecho durante su reunión. A decir verdad, no había sido completamente sincera con ellas cuando les dijo que su única preocupación era el hecho de que Darien se quedara más tiempo en los Estados Unidos, aunque no dejaba de preocuparle que su apuesto novio estuviera tan lejos, solo, y rodeado de esas liberales chicas americanas de senos prominentes y piernas interminables.

Sin embargo, a ese respecto, no le quedaba más remedio que confiar en que su amor "protegería" a su amado de cualquier tentación carnal. Su verdadero problema era el pensar en su propio destino. ¿Qué caso tenía estudiar esta o aquella carrera si al final terminaría siendo la reina del mundo?. Por otra parte, ¿Quién quería gobernar al mundo? Ella seguramente no.

Por un momento la joven detuvo su andar y levanto la vista hacia el cielo. Sabía que nadie, tal vez ni siquiera sus amigas, podrían comprender que lo único que ella quería era una vida tranquila en compañía de su amado Darien, tener una casa cómoda y disfrutar de las cosas comunes como cualquier persona ordinaria. Tal vez no era el sueño más brillante del mundo, Pero era Su sueño.

Por otra parte no podía evitar que un fuerte sentimiento de culpa la invadiera cada vez que recordaba las cosas que Rini les había contado durante sus visitas sobre las constantes ausencias de sus padres. Los cuales solían dejarla sola por largos periodos, faltando incluso a sus cumpleaños, siempre ocupados en reuniones de estado a lo largo y ancho del mundo. Dejándola hundida en la soledad de aquel palacio inmenso, etc. ¿Realmente era esa la clase de madre que quería ser? ¿Valía la pena un reino de paz a consta de las lágrimas de una niña abandonada?

-Rini.-murmuro recordando el rostro sonriente de su futura hija. Al final la joven dejo escapar un suspiro y continúo con su camino hasta llegar a su casa. Como siempre sus preguntas no tenían respuesta. Solo el tiempo le respondería, pero seguramente no sería esa noche. Resignada trato de pensar en otra cosa y eso le hizo recordar que aquella noche se transmitiría un programa especial sobre los nuevos grupos musicales del momento. Algunos de los cuales contaban con miembros muy guapos. Ese pensamiento alejo momentáneamente las preocupaciones de su mente y la hizo apresurar el paso para llegar a su casa lo antes posible.

-Será mejor que tome el atajo.-pensó la princesa de la luna escogiendo para su ruta un estrecho andador que le ahorraba diariamente algunos minutos en su camino al colegio por las mañanas. El andador estaba particularmente oscuro esa tarde, pero Serena no le dio importancia pues conocía perfectamente el camino a través de ese camino. La princesa de la Luna avanzo rápidamente, ansiosa por llegar a su hogar antes de que comenzara el programa de T.V.

-¡Llegue!-pensó mientras abría la pequeña reja de su casa para luego caminar hasta la puerta principal y buscar las llaves en su bolso. Pero antes de que pudiera encontrar las llaves una mano le cubrió la boca con fuerza mientras otra apoyaba la fría hoja de un cuchillo contra su cuello.

-¡Silencio!-demando el atacante con una voz ronca.-Solo abre y entra.-temblando Serena acato la orden y ambos entraron en la casa. El lugar estaba en silencio, de hecho Serena no sabía si sus padres habrían llegado ya de su reunión, Sammy estaba estudiando en casa de unos amigos y sus padres pasarían por el de regreso. Así que estaba sola.

-Tu habitación…-dijo en hombre en un tono casi ininteligible. La princesa de la Luna se estremeció de pies a cabeza creyendo adivinar las intenciones de aquel bandido.

-¿¿De… de que habla??-dijo presa del miedo.-Si lo que quiere es dinero yo se donde lo guarda mi mamá, además tengo mi mesada y…-

-¡CALLATE!-grito el hombre perdiendo el control por unos segundos.-¡¿Dónde esta tu habitación?!-Serena sintió el filo del cuchillo rozando peligrosamente su cuello por lo que no tuvo más remedio que ceder y señalar las escaleras que conducían a la parte superieor de la casa. Al llegar a la habitación de la joven el intruso la arrojo sobre la cama y cerro la puerta tras de si. Al verse libre Serena intento alcanzar la ventana para pedir ayuda pero el hombre fue más rápido y le tomo por la falda, la cual se rompió debido al forcejeo, dejando al descubierto las bellas piernas de la adolescente.

-¡Noooooooo!-grito Serena creyendo confirmados sus más negros temores. Mientras el intruso la arrojaba de nuevo sobre la cama.

-¡CALLATE DE UNA VEZ!-ordeno el desconocido con un tono tan amenazante que la chica de las coletas se quedo muda del susto. Observando a aquel tipo que tan violentamente había entrado en su casa. Este, por su parte, parecía estar… ¿asustado?. Su cuerpo se estremecía de pies a cabeza como si fuera víctima de una agobiante fiebre. Sus manos le temblaban con tal fuerza que por momentos parecía que su arma iba a salir volando por los aires. Sus ojos, que resaltaban en la oscuridad, estaban terriblemente irritados por alguna razón desconocida.

-Escucha…-le dijo con voz cansada.-Tú no lo entiendes... Yo… yo los he visto-balbuceo el hombre.- ¡Ellos vienen!... ¡El cielo esta por caer...! ¡Los días del hombre están contados!- Serena escuchaba aquellas frases delirantes sin comprender ni una palabra del galimatías de aquel… ¿loco?. Por varios minutos el hombre continuó delirando, casi como si hubiera caído en un trance, a cada instante su voz se hacia cada vez más violenta, hasta transformarse en verdaderos alaridos. -¡Ia!... ¡Ia!... ¡NODENS, CV’AYAK’ VULGTMM, VUGTLAGLN, VULGTMM ¡Ai!... ¡Ai!.... ¡KTHANID!... ¡CUANDO LAS REJAS SE ABRAN Y LAS CADENAS SE ROMPAN!... ¡ENTONCES ENVIDIARAN A LOS MUERTOS!-en ese momento la princesa de la Luna decidió aprovechar el extraño éxtasis del asaltante y saltando de la cama logro llegar hasta la puerta y salir corriendo por el pasillo.

-¡Auxilio!-grito presa del pánico al darse cuenta de que el hombre corría detrás de ella. Finalmente el desconocido la atrapo frente a las escaleras de la casa, pero justo en ese momento una figura oscura salió de entre las sombras y fue a dar contra el rostro del intruso.

-¡Aaaaaayyyyyyyy!-grito el extraño al tiempo que forcejeaba tratando de quitarse a aquella sombra que le hería el rostro con afiladas garras.

-¡LUNA!-grito Serena saliendo de su estupor. En efecto quien atacaba al asaltante era su felina amiga y tutora. De pronto el intruso perdió el equilibrio y rodó escaleras abajo ante los ojos azorados de Serena.-¡CUIDADO!-grito sin pensarlo. Pero ya era tarde pues los dos contendientes ya habían llegado al pie de las escaleras. Venciendo su temor la princesa de la Luna bajo las escaleras y encendió la luz del recibidor.

Ante sus ojos apareció el cuerpo de su atacante, inmóvil y con una herida en la cabeza que sangraba abundantemente. A su lado la joven descubrió el pequeño cuerpo de Luna, quien también estaba inconsciente.

-¡LUNA!-exclamo Serena acercándose temerariamente hasta su amiga.-¡Luna contéstame!-suplico la joven moviendo suavemente el cuerpo felino. Para su alivio la gata negra se estremeció y abrió los ojos lentamente.

-¿Serena?-pregunto aún aturdida por la batalla y la caída.

-Aquí estoy.-le respondió la joven esbozando una sonrisa. De pronto Luna abrió los ojos al máximo y se incorporo de un salto.

-¡¡¿Dónde esta ese mal nacido?!!-espeto con tal furia que su voz se escucho como el rugido de un león. Por toda respuesta la joven le señalo el cuerpo tendido del asaltante.

-¿Esta muerto?-interrogo Serena temerosa.

-No lo se.-le dijo Luna acercándose cautelosamente a su enemigo. De pronto el intruso emitió un gemido y ambas saltaron hacia atrás.

-¡Llama a la policía!-grito Luna al tiempo que se colocaba entre el hombre caído y su protegida. Serena se apresuro a llegar hasta el teléfono del recibidor y comenzó a marcar el número de emergencia, cuando le extraño le hablo.

-No… Espera por favor…. Sailor Moon.-

-¡¿Qué dices?!-exclamo Serena sorprendida al escuchar aquellas palabras. En ese momento el asaltante se giro hacia ella y la luz del recibidor cayo directamente sobre su rostro.

-¡RICHARD!-exclamo la princesa de la Luna al reconocer en el intruso al mismo chico que ella y las demás habían salvado de las garras de Negaverso hacia ya dos años. El joven lucía demacrado y enfermo, su cuerpo estaba cubierto de harapos de una talla mayor a la suya y su cabello estaba crecido y sucio. A pesar de lo ocurrido hacia solo unos minutos Serena se acerco al chico para brindarle su ayuda ante el gesto sorprendido de Luna.

-¡¡¿Qué crees que estas haciendo?!!.-grito incrédula ante aquel acto de insensatez.

-Luna el es Richard. ¿No lo recuerdas?-

-Es el mismo tipo que iba a abusar de ti hace cinco minutos. ¡¿NO LO RECUERDAS?!-le respondió sarcástica. Pero antes de que Serena pudiera responderle el joven se incorporo rápidamente y cubrió con su mano el rostro de la joven.

-Perdóname.-dijo el chico con lágrimas en los ojos. En ese momento una corriente de energía sacudió el cuerpo de Serena, aquel contacto solo duro unos segundos pero fue lo bastante fuerte para que la princesa de la Luna se desmayara en forma dramática.

-¡¿Qué has hecho!-exclamo Luna atónita por aquel extraño suceso.

-Ella tiene que saber….-le respondió Richard mientras se incorporaba trabajosamente. Pero antes de que pudiera decir algo más la puerta de la casa se abrió y los demás miembros de la familia Tzukino hicieron acto de presencia.

-¡¿QUIÉN ES USTED?!-exclamo inmediatamente el señor Tzukino al encontrarse a aquel extraño en el porche de su casa.

-¡Papá mira!-grito Sammy alarmado mientras señalaba el cuerpo tendido de su hermana mayor, medio desnuda é inconsciente al pie de las escaleras.

-¡MALDITO PERVERTIDO!-rugió el señor de la casa al tiempo que descargaba un fuerte puñetazo contra el rostro de Richard, quien de inmediato cayó al piso como fulminado por un rayo. Sin perder un segundo mamá Ikuko se acerco a su hija para tomarla entre sus brazos.

-¡SERENA! ¡HIJA POR FAVOR DESPIERTA!-

-¡Sammy llama a la policía!-desde un rincón Luna observaba todo lo que ocurría. Mientras su sexto sentido le indicaba que aquel incidente solo el principio de algo mucho más siniestro.

El ciclo de la noche siguió su camino. Pasando de un contiéndete a otro como un oscuro mensajero hasta llegar a los Estados Unidos de América.

Ciudad Gótica:

Aquella era una de las pocas fiestas que se realizaban cada año en la elegante mansión Wayne. Por lo que el camino principal estaba tapizado con los flamantes automóviles y limosinas de gente de la alta sociedad de Ciudad Gótica, y de otras partes del país, quienes habían acudido encantados a la celebración de tan gran evento. Los hombres maduros portaban sus elegantes trajes de etiqueta, mientras que los jóvenes vestían a la última moda. Las mujeres por su parte enfundadas en elegantes, y algo atrevidos, trajes de noche luciendo carismas joyas.

La entrada a la mansión estaba cubierta por una hermosa alfombra roja, rodeada de flores y pequeñas antorchas al estilo hawaiano. El motivo para aquella fiesta era la caridad, según decían las invitaciones, reunir fondos para la investigación contra el S.I.D.A y el Ebola. Para lo cual se había invitado a todos los ricos empresarios, así como a los políticos y artistas más destacados del momento.

El salón de fiestas poco a poco se fue llenando con el constante flujo de invitados. Los camareros llevaban bebidas en bandejas de plata de aquí para allá. Mientras hombres y mujeres paseaban por los jardines y galerías de la mansión ó bien charlaban cómodamente sentados en las mesas del salón de banquetes. En el centro de la reunión, junto a la mesa del bufete, se encontraban los invitados más importantes, todos magnates en alguna rama de la economía y entre ese selecto grupo se encontraba el señor de la casa, el millonario Bruce Wayne, quien miraba discretamente a sus invitados, cuidándose de ocultar el desaprecio que sentía por algunos de ellos. Pero a pesar de su sentir sabía bien que no tenía alternativa. Ese era el precio por mantener su fachada de rico empresario "playboy", poco interesado en las necesidades de al humanidad, pero siempre dispuesto a organizar suntuosas "fiestas de caridad" que serían motivo de comentario en las frívolas notas sociales de los periódicos.

-Gran fiesta Bruce.-le dijo uno de sus socios colocándose a su lado.

-Gracias Matt.-le respondió con una falsa sonrisa de satisfacción. En efecto la fiesta era todo un éxito. El lugar estaba impecablemente decorado y la música corría a cargo de dos orquestas y un conjunto de rock para los invitados más jóvenes. En la piscina varias personas nadaban o simplemente modelaban sus costosos y nada discretos trajes de baño. En el salón los caballeros estaban encantados admirando a las agraciadas meseras que iban y venían entre las mesas portando diminutos atuendos que apenas cubrían sus cuerpos, mientras llevaban en sus manos grandes charolas de plata donde podían encontrarse toda clase de bebidas.

En la cocina los encargados preparaban toda clase de manjares para la cena. El menú tenía un poco de todo, desde brochetas calientes, pastas, aderezos y ensaladas de verduras. Sin olvidar una gran variedad de mariscos; sobre todo camarones gigantes, pequeños rollos de pescado al estilo japonés. Como postre se serviría un esplendido pastel de crema.

En el salón las damas pasaban el tiempo admirando las famosas piezas de arte, colocadas con gusto exquisito, que le habían dado fama a la casa de su anfitrión. Mientras las parejas más jóvenes bailaban por toda la pista.

El señor Wayne dio un sorbo a su copa de champaña y se disculpo con "sus amigos"alegando que quería supervisar algunos arreglos personalmente, en realidad necesitaba alejarse por un momento de tanta extravagancia. Por suerte la mansión era lo bastante amplia como para encontrar un lugar solitario aún en medio de una fiesta tan concurrida. Así no le tomo mucho tiempo encontrar refugio en una de las altas terrazas de la mansión. Al quedarse solo levanto la vista hacia el cielo y tomo una buena bocanada de aire fresco.

Luego se aproximo hasta la barandilla de mármol y se recargo en ella observando la hermosa luna que se veía desde allí. Abajo había unas cuantas parejas que paseaban por el inmenso jardín cubierto por pinos y abetos que resaltaban la bella arquitectura de la casa principal. Pero él fijo su atención en las lejanas luces que titilaban en la lejanía. Desde su mansión Ciudad Gótica perecía un lugar tranquilo. Por todas partes podían verse edificios en construcción, modernas torres de cristal y acero, cuya arquitectura no guardarían ninguna semejanza con sus antecesores, y que representaban un parte aguas con los días anteriores al gran terremoto.

Para muchos el solo hecho de su construcción les hacia creer que solo era cuestión de tiempo para que la infortunada "ciudad del crimen" se convirtiera en una urbe ejemplar que rivalizara con la misma Metrópolis. Pero él sabía que eso era solo una ilusión. Ciudad Gótica aún tenía muchos lugares oscuros, muchos demonios que esperaban la hora de salir y apoderarse de sus calles.

-¿Se siente bien señor?-le pregunto de pronto una voz de inconfundible acento británico.

-Estoy bien Alfred.-le respondió sin dejar de mirar hacia la ciudad.-Dime ¿Así eran las fiestas cuando mi padre vivía?-

-Me temo que si. Señor.-le respondió respetuosamente el fiel mayordomo.-Su padre odiaba estas cosas pero sabía que no había más remedio que soportarlas. Decía "Si nadas con tiburones compórtate como un tiburón".-

-Interesante metáfora.-comento el señor Wayne dando un suspiro de resignación.-¿Cuándo se terminara esta… reunión?-

-Tranquilícese Señor.-le dijo el fiel mayordomo conciente del verdadero motivo de su incomodidad.-La ciudad ha sobrevivido por muchos años antes de que "él" apareciera. Podrá hacerlo por una noche. Y por cierto, es de mal gusto que el anfitrión no cene con sus invitados.-

-Lo se.-dijo el señor de la casa dando una última respiración profunda antes de volver al salón de fiestas.-Terminemos con esto.-ambos entraron a al casa para reunirse con los demás en el salón de banquetes. Las mesas estaban ya ocupadas por los invitados cuando le llego a tomar su lugar. La cena transcurrió de forma agradable, al menos para los invitados, amenizada por la banda que tocaba música clásica para acompañar la velada. De pronto apareció el maestro de ceremonias apareció en escena y se dirigió hacia a los comensales atreves de un micrófono.

-Damas y caballeros su atención por favor.-dijo con voz fuerte, poco a poco las voces se fueron apagando hasta que todo que silencio.-Antes de comenzar con la variedad démosle un fuerte aplauso a nuestro anfitrión. ¡El señor Bruce Wayne!-de inmediato la luz de un reflector cayo sobre la mesa del anfitrión, quien no tuvo más remedio que ponerse de pie para recibir los aplausos de "sus amigos". Después de aquel acto el maestro de ceremonias continúo.

-¡Y ahora!... ¡Démosle otro fuerte aplauso a nuestra primera participante!... ¡Con ustedes la única!... ¡La increíble!... ¡ZAAATTTANNNNA!-el anunció aún resonaba en le aire cuando el maestro de ceremonias arrojo algo la piso del escenario. De inmediato se alzo una nube de gas multicolores del cual emergió una bella mujer de cabello negro. Portando una levita y un sombrero de copa, los cuales contrastaban con la ligereza de vestuario en sus hermosas piernas, solo cubiertas con unas medias de red en color negro y unas finas zapatillas de tacón alto.

-¡Buenas noches damas y millonarios!-saludo con una gran caravana y una resplandeciente sonrisa iluminándole la cara. Como esperaba aquella entrada triunfal le gano una ola de aplausos. Desde su lugar Bruce Wayne la miro fijamente mientras realizaba su primer acto. Recordando los viejos tiempos cuando él, siendo muy joven, aprendió del padre de Zatanna todo lo relacionado con el escapismo y la prestidigitación. Elementos que aplicaría más adelante en su lucha contra el crimen.

Una vez más recordó el día que se despidió de ellos. Solo entonces supo que la joven ilusionista se había enamorado de él, pero en ese momento Bruce Wayne no pensaba en otra cosa que no fuera prepararse para llevar a cabo su extraña misión. Así Zatanna tuvo el dudoso privilegio de ser la primera mujer en ser hecha a un lado en nombre de aquella cruzada por la justicia o por la venganza. En el escenario la joven maga asombraba a su público con su amplio repertorio, ejecutando trucos clásicos como hacer aparecer conejos o palomas, hasta los más modernos trucos de escapismo y levitación.

-¡Su atención por favor!-exclamo de pronto levantado los brazos al cielo.-¡Para cerrar con broche de oro quiero presentarles mi más reciente acto! ¡Para lo cual necesito a un voluntario!-el salón se lleno de cuchicheos por parte de los comensales, quienes se proponían unos a otros para subir al escenario. De pronto Henrry Lancaster uno de los más importantes socios de las empresas Wayne, quien por cierto estaba algo bebido, se levanto de su asiento y propuso a voz en cuello.

-¡Amigos míos! ¡¿Quién merece más el honor de ayudar a esta hermosa artista que nuestro querido Bruce Wayne?!-la propuesta fue secundada por una ola de aplausos y uno que otro silbido por parte de los asistentes más jóvenes. Así las cosas el anfitrión no tuvo más remedio que levantarse de su asiento y subir al escenario. Zatanna se estremeció al ver a su primer amor frente a ella después de tantos años. Pero era una profesional y el espectáculo debía continuar.

-No se preocupe señor Wayne. No voy a convertirlo en sapo o algo parecido-dijo en tono de broma.-Aunque he escuchado que se lo merece.-las risas de los presentes inundaron el lugar. Solo Bruce Wayne no se rió de aquellas palabras. La joven ilusionista dio una palmada en el aire y de inmediato uno de sus asistentes apareció llevando una pequeña charola cubierta con una mascada de seda. Zatanna tomo la charola en sus manos y retirando la mascada mostró al público lo que había debajo. Se trataba de dos monedas de plata de un dólar cada una, una especie de careta, similar a un antifaz pero sin huecos para mirar, y un carrete de cinta adhesiva.

-¡Y ahora el señor Wayne va a cubrir mis ojos con cada uno de estos objetos!-anunció Zatanna arrancando exclamaciones de asombro por parte de su público.-Primero las monedas.-la ilusionista miro al anfitrión de modo significativo y este tomo en sus manos las monedas de plata para colocarlas cuidadosamente sobre los parpados de la joven maga. Acto seguido aplico una capa de cinta adhesiva para mantenerlas firmes en su sitio.

-¡Ahora el antifaz!-siguiendo las instrucciones de su antigua amiga el señor Wayne le coloco el extraño antifaz ciego y lo aseguro usando una buena cantidad de cinta.

-¿Transmisión de pensamiento?-dijo en voz baja mientras terminaba su labor.-Sabes que tu padre no aprobaba ese tipo de cosas.-

-Mi padre no esta aquí.-le contesto la joven con cierta rudeza. Cuando el improvisado ayudante termino su labor Zatanna se dirigió otra vez a los espectadores.

-Ahora uno de mis ayudantes parara entre sus mesas y les solicitara un objeto de su propiedad. Para que yo adivine de qué cosa se trata.-la ilusionista aún estaba hablando cuando uno de sus ayudantes bajo del escenario para cumplir con sus ordenes. El primero en participar fue uno de los ejecutivos de la corporación.

-Es una billetera con 5000 dólares en billetes chicos.-dijo la ilusionista con toda seguridad.

-Es cierto.-declaro el empresario por demás sorprendido. Así la joven maga fue adivinando cada uno de los objetos que los presentes le prestaban a su ayudante. Por su parte Bruce Wayne se había quedado junto a la joven en el escenario y desde ahí observaban el desarrollo del espectáculo. En ese momento otro de sus socios se animo a participar y ofreció un objeto al ayudante de Zatanna.

-Es una licencia de conducir a nombre de Henrry Lancaster. Número de serie AK184384.-dijo Zatanna con toda confianza é incluso se atrevió a más.-Por cierto señor si licencia esta vencida.-los aplausos del público hicieron estremecer las paredes del salón. Siguiendo la rutina del acto el ayudante se encamino de vuelta al escenario, pues ya había cubierto el número de voluntarios que el acto requería. Sin embargo, apenas dio el primer paso escucho que alguien lo llamaba.

-Psssss…Pssssss.-aquel sonido le hizo volverse y de inmediato descubrió a una persona sentada en una mesa solitaria, curiosamente lejos de las demás. Tan distante que la luz del escenario no alcanzaba a iluminar su cara. Normalmente le hubiera explicado a esa persona que el acto había terminado, pero, por alguna razón desconocida, se acerco a la mesa donde la persona que estaba sentada en la penumbra le ofreció un objeto para el acto. El dudo por un momento, pero al final, sin saber por que, tomo la prenda en su mano. En el escenario Zatanna agradecía con elegantes caravanas la ovación de sus admiradores y estaba a punto de pedirle a su improvisado ayudante que le ayudara a descubrir sus ojos para dar por terminada su presentación. Y entonces sucedió

El gesto sonriente y triunfal de la ilusionista desapareció en una fracción de segundo para ser reemplazada por una mueca de horror casi demente.

-¡AAAAAAAAYYYYYYYYYYY!-grito de pronto al tiempo que se llevaba las manos a la cara para tratar de arrancase los objetos que le impedían abrir los ojos. Todo el publico se puso de píe, sin saber si lo que veían era parte del espectáculo o si realmente algo malo estaba pasando sobre el escenario. Por su parte el señor Wayne se apresuro a llegar junto a la joven para tratar de ayudarla de alguna forma. Pero Zatanna no dejaba de ir de un lado al otro de la plataforma, retorciéndose de forma grotesca mientras gritaba cosas sin sentido.

-¡NOOOOOOOO!.... ¡MÁS DE ESOOOO NOOOOOOO!.... ¡YA NOOOOOOOOO!-

-¡Zatanna reacciona por favor!-le grito le señor de la casa al tiempo que la tomaba por los hombro en un intento por hacerla reaccionar. Sin embargo la ilusionista parecía no escuchar nada de lo que ocurría a su alrededor. Su cuerpo se encontraba bañado por un sudor frío, su corazón latía tan fuerte que el señor Wayne podía sentir como las venas se hinchaban a causa de la presión arterial.

-¡AAAAAAAAAAYYYYYYYY!.... ¡Noooggg,,,mhhhhhhhhhmgggggggg! ¡Ai! ¡Ai!.. CV’AYAK’ VULGTMM, VUGTLAGLN, VULGTMM ¡Ai!... ¡Ai!.... ¡KTHANID!... aggggggghhhhhh. Agggmmmmmmmmhhhhhhh.-los gritos de la ilusionista se tornaron tan insoportables que muchos de los presentes comenzaron a huir presas del más absoluto terror. Mientras en el escenario Bruce continuaba luchando por dominar a la enloquecida maga antes de que ella misma se hiciera daño. De pronto Zatanna coloco una mano sobre el pecho de su antiguo amor y, sin darle tiempo a nada, le encajo las uñas con una fuerza bestial.

-¡SSSSIIIIIIIIII!... ¡SSSSSIIIIIIII!.... ¡LO HARE!.... ¡PERRROOOOO YAAAAAAA BBBASSSSTTTTAAAA!-algunos de los presentes afirmarían más tarde que un relámpago cayo directamente sobre Bruce Wayne, quemando por igual las telas y la carne de su tórax. Para luego con furia bajo el escenario. Solo entonces la pobre chica dejo de gritar y se derrumbo pesadamente sobre la plataforma.

Por suerte para todos, el fiel Alfred supo mantener la calma, a pesar de haber sido testigo del macabro evento, y rápidamente solicito la ayuda de la policía y de los servicios de emergencia. De modo que en 10 minutos policías y paramédicos llegaron a la mansión Wayne para controlar a los aterrados invitados y prestar auxilio tanto a la joven accidentada como al propio Bruce Wayne, quien ya había recobrado el sentido. Pero las sorpresas aún no terminaban.

-¡¿Qué es esto?!-exclamo uno de los paramédicos cuando retiro el antifaz del rostro de Zatanna, mientras su compañero atendía las heridas en el pecho del rico playboy.-¡Mira esto Frank!-tanto el señor de al casa como el otro paramédico acudieron al llamado y lo que vieron les hizo estremecer de pies a cabeza. ¡Las monedas de plata de habían derretido sobre los ojos de la ilusionista! Como si hubieran estado expuestas a un calor intenso.

-¡Tenemos que llevarla al hospital ahora mismo!-dijo el primero al tiempo que se comunicaba con el nosocomio más cercano para solicitar un helicóptero de rescate. En ese momento Bruce Wayne observo a una persona que permanecía de pie lejos del escenario. Inmóvil y aparentemente ajeno a la tragedia que acababa de ocurrir. Sin prestar atención a sus propias heridas se acerco al extraño personaje, descubriendo que no era otro que el ayudante de Zatanna encargado de tomar los objetos del público durante el último acto.

-¡Quiero hablar contigo amigo!-le dijo al tiempo que colocaba su dedo sobre el pecho del asistente en aptitud amenazante, pero apenas lo hubo tocado el hombre se desplomo como un fardo sobre el piso. Sorprendido el señor Wayne se volvió hacia los paramédicos para solicitar su ayuda.

-¡Vengan!... ¡Aquí hay otro herido!-los dos rescatistas se miraron uno al otro antes de acudir junto al dueño de la cara para revisar al hombre caído.

-Esta muerto-diagnostico uno de ellos después de buscar inútilmente los signos vitales en el herido.-¿Qué diablos paso aquí?-interrogo levantando la vista hacía el dueño de la casa.

-Eso quisiera saber.-le respondió el millonario sintiendo un intenso ardor en su pecho.

En algún lugar.

-¡No se saldrán con la suya!-se repetía una y otra vez mientras permanecía sentada en la soledad de la cocina. Por primera vez en años sentía la sangre caliente corriendo por sus venas, mientras la ira se iba apoderando de ella cada vez más. Ahora sabía que todo había sido una mentira, su matrimonio nunca había estado bien, su relación con su esposo era un mentira, los mejores años de su vida se habían ido por la basura. Ya no le quedaba nada.

Con los ojos cubiertos por el llanto miro hacia el techo, adivinando lo que estaba sucediendo en ese mismo instante sobre su cabeza. Y pensar que había sido un día estupendo. Su jefe le había notificado un ascenso en su trabajo y el banco había autorizado su préstamo que necesitaban para comprarse una casa nueva. Por esa razón había regresado temprano aquel día, para compartir su alegría con su esposo y con los niños. Solo para encontrarse con eso

Había llegado a pie, pues su auto estaba en el taller. Al entrar en la casa tuvo una extraña sensación, como si un peligro le acechara. Con mucho cuidado, como un ratón evitando al gato, se asomo a la sala pero no encontró a nadie; luego miro en el comedor y en la cocina con el mismo resultado. Un escalofrío le recorrió la espalda al comprender que estaba sola en la casa, o al menos así lo creyó hasta que escuchos aquellos ruidos en la parte de arriba. Para ser más exactos de las habitaciones.

-No.-se replico a si misma negándose a aceptar lo que implicaba aquella deducción.-Frank no haría eso. Imposible- se repetía con infantil terquedad. Al fin se dio cuenta de que tendría que subir a las recamaras para saber la verdad, fuera la que fuera. Temblando como una hoja subió por las escaleras y luego camino hacia las habitaciones. La luz del día casi se había extinguido dándole al pasillo de la casa una atmósfera siniestra. Lentamente se fue acercando a los cuartos y, al hacerlo, pudo escuchar un sonido ahogado, una especie de gemido, una fría capa de sudor se extendió por su cuerpo y por un momento pensó en marcharse sin descubrir la causa de aquel gemido. Pero su natural curiosidad femenina y su lógica inquietud por el bienestar de sus hijos la impulsaron a seguir. Al fin llego hasta la recamara que normalmente compartía con su marido, los gemidos se escuchaban más claramente, con mano temblorosa abrió un poco la puerta de la habitación y cautelosamente se asomo al interior.

Dentro la habitación estaba casi en penumbras, la escasa luz que entraba por las persianas semiabiertas era lo único que permitía distinguir algunas siluetas de entre las sombras. En un primer momento no pudo ver nada, pero al cabo de unos minutos sus ojos se ajustaron a la escasa luz de las persianas. Entonces pudo ver que no se había equivocado. Ahí adentro se distinguía la silueta de un hombre, un hombre desnudo, alto y fornido, que de inmediato reconoció como Frank su esposo desde hacia casi 20 años. Quien lentamente subía a la cama matrimonial de la habitación. Ella estaba furiosa y por un instante pensó en entrar para echar a aquel intruso de su casa. Pero en eso su atención fue atraída por otra silueta tendida sobre la cama, era una niña de escasos 10 años, era su hija, quien lentamente se colocaba boca abajo en el lecho. Ella sintió un agudo dolor atravesando su pecho, mientras observaba a su pequeña Joan doblando las piernas para quedar apoyada en sus rodillas, ofreciendo sus formas impúberes a su propio padre. Su corazón de mujer se hizo pedazos al ver aquello, la imagen de su esposo cayo hecha añicos dejando un sentimiento de vació. Ajenos a su dolor los incestuosos amantes siguieron adelante con su cópula, Frank comenzó a acariciar groseramente las nalgas de su la pequeña Joan la cual gemía placenteramente.

-¡Aaaaaahhhhh!... ¡Aaaaagggg!...-era lo único que se podía escuchar en medio de las tinieblas. Frank acercó su rostro a las delicadas nalgas de su hija y comenzó a besarlas y lamerlas como un perro en celo, mientras la pequeña Joan se movía gozosa. Mientras las manos de su padre comenzaban a acariciar los muslos y las pantorrillas que se estremecían a su contacto, luego volvieron a tomar posesión de las nalgas de la niña las cuales abrieron para que su lengua pudiera recorrer libremente el entre pliegue de las carnes femeninas.

-¡Aaaaaaahhhhhh!...- gimió Joan al tiempo que de sus entrañas brotaba un liquido brillante y transparente. Ella quiso entrar para poner punto final a aquella infamia pero sus piernas estaba clavadas al suelo, como si una fuerza invisible la mantuviera prisionera, además tampoco podía desviar la mirada. Sus ojos azules estaba fijos en el interior de su recamara permitiéndole apreciar los detalles de aquel encuentro. Pudo ver a su hija pequeña girando rápidamente para besar apasionadamente a su incestuoso amante mientras ambos caían sobre el lecho, ahí su pequeña Joan comenzó a recorrer el cuerpo de su padre, besando y lamiendo cada parte de él, hasta que llego a su entrepierna. Ella sintió morir al ver al fruto de sus entrañas tomando entre sus manos el erecto miembro para acercarlo a su cara, sus ojos brillaban con lujuria mientras sus manos frotaban aquella barra de carne palpitante. Temblando de deseo Joan saco su lengua y empezó a recorrer aquel falo desde su nacimiento hasta la hinchada cabeza, lo hacia con todo su deseo, con toda su pasión, hasta que al fin abrió la boca y lo devoro de un solo bocado, para luego comenzar un movimiento suave con la cabeza metiendo y sacando el miembro de su boca. Mientras Frank gruñía como un cerdo y, tomando la cabeza de su hija entre sus manos, comenzó a moverse al ritmo que ella imprimía.

Ella sentía que su corazón de latía con fuerza, lleno de rabia y frustración, la sangre se acumulaba en sus sienes y un escalofrío le corría por todo su cuerpo. No supo en que momento un dolor distinto entro en su cabeza, era como una puñalada que penetraba hasta los más profundo de su mente; su visión se tiño de rojo y todo a su alrededor pareció detenerse. La oscuridad a su alrededor pareció volverse más profunda, casi sólida, pero al mismo tiempo las siluetas en la habitación se hicieron más claras. Era como si algo quisiera que siguiera viendo. De pronto Frank saco violentamente su miembro de la boca de su hija pequeña y se acomodo entre sus piernas, sus manos apretaron las nalgas de la niña y separándolas guió su miembro hacia el ojo del culo. Ella sintió enloquecer al adivinar que su esposo iba a penetrar a su pequeña Joan por ano, aquella idea la puso aún más tensa y temerosa, le parecía imposible que esa lanza de carne dura y gruesa pudiera entrar en el recto de una niña de 10 años.

Ella pensó que su hija sufriría mucho cuando aquel bruto intentara penetrar en sus entrañas, pero curiosamente ya no le importaba, de hecho una insana satisfacción la invadió al pensar que ese era un buen castigo para aquella pequeña zorra que ya no sentía como su hija. Una dulce venganza por haber destrozado sus sueños y arruinado su vida entera. Expectante miro como su marido hombre colocaba la roja cabeza de su verga en la entrada posterior de su hija y empujaba con firmeza.

-¡Aaaaaaahhhhhhh!.- gimió la pequeña Joan al sentirse ensartada por su padre.-¡Así papi!... ¡Damela ya!... ¡Más fuerte!....- grito la niña con una voz que ella no pudo reconocer. Entonces él volvió a empujar y metió su miembro casi hasta la mitad, luego volvió a sacarlo hasta la roja cabeza, inició así una serie de movimientos de mete y saca, poco a poco el impulso se fue haciendo más fuerte hasta que el miembro desapareció totalmente entras las nalgas femeninas.

-¡Follame!... ¡Follame duro!..- suplicaba la pequeña Joan al tiempo que comenzaba a hacer movimientos hacia delante y hacia atrás mientras que él le seguía el ritmo, con movimientos contrarios para chocar su sexo contra las carnosas nalgas de ella que jadeaba loca de deseo.- ¡Todo!..¡Todo!...- al fin ambos se convulsionaron y ella supo que su esposo estaba vaciando sus líquidos en las entrañas de su propia hija. Al final ambas figuras se derrumbaron sobre la cama y se quedaron inmóviles. Como si eso fuera una señal ella recobro el control de su cuerpo y horrorizada de todo lo que había visto bajo las escaleras y busco refugio en la cocina.

De eso había pasado casi una hora. Ella supuso que aquellos malditos bien podrían estar follando todavía, acostumbrados a que ella regresaba hasta las 8:00 pm, aquel pensamiento la puso aún más furiosa. Finalmente se levanto de la mesa y acercándose al fregadero tomo uno de los cuchillos de los estantes.

Lentamente subió por las escaleras, en sus ojos había un brillo demente, propio de quien tomaba una decisión como la suya. Sigilosamente llego hasta la puerta de la recamara é hizo girar la manija para entrar en ella. Las sombras lo cubrían todo y apenas pudo ver la silueta de la cama y sobre ella los cuerpos cubiertos de los amantes. Con pasos firmes se acerco al lecho mientras tomaba el cuchillo con ambas manos. Lentamente fue subiendo los brazos y sin pensarlo dejo caer el primer golpe.

-uuuuuuuuuuggggggggg.-gimió su víctima al sentir la afilada hoja atravesando su corazón. De un tirón saco el arma de aquel cuerpo tendido, haciendo brotar una fuente de sangre roja, para luego volver a descargar otro golpe y otro más. En ese momento quien dormía junto a su víctima despertó y viendo lo que estaba pasando bajo de un salto de la cama. A la luz del pasillo pudo ver que se trataba de una niña.

-¿Mamá?-pregunto con un tono de total inocencia. Pero ella no se iba a dejar engañar ni a tener piedad. Por lo que sin perder un momento se le fue encima para hundir el cuchillo en aquel cuerpo infantil.

-Aaaaaaaahhhhhhhhh.-gimió su segunda víctima al sentir como su vientre era abierto de un solo tajo. Instintivamente llevo sus manos hasta su estomago para contener el escape de sus viseras. Momento que ella aprovecho para cortarle la garganta de un solo golpe. El cuarto olía a sangre y muerte cuando ella salió y cerro la puerta tras de si. Aturdida bajo las escaleras y se sentó en el primer escalón, con la mente en blanco y las manos manchadas de sangre. De pronto la puerta de su casa se abrió y una figura apareció en el umbral.

-Hola Helen.-le saludo un hombre fornido que llevaba los brazos cargados de bolsas del supermercado.-No tienes idea de congestionado que esta el trafico.-dijo pasando de lado, casi sin mirarla.

-¿Frank?-dijo ella saliendo de su estado semi cataléptico. Trabajosamente se puso de pie y camino detrás de su esposo a quien encontró guardando las cosas que había comprado en los estantes de la cocina.

-¿Ya viste a Joan?-le pregunto su marido sin volver la cara.-Esta un poco resfriada y la deje viendo la televisión de nuestra recamara.-ella lo miraba en silencio, sin alcanzar a comprender lo que estaba sucediendo.

-¿Helen?-oyó que le llamaban.-¿Qué has estado haciendo?-en ese momento ella se dio la vuelta y corrió hasta las escaleras y de ahí a la parte de arriba. De una patada abrió la puerta de su recamara y encendió la luz. El cuadro era espantoso, sobre la cama estaba el cuerpo destrozado de "Spay" el perro labrador mascota de la familia, y tendido sobre el piso el cadáver de Joan mirándola con los ojos muy abiertos. Helen abrió la boca al máximo, como su fuera a emitir el grito más espantoso de todos los tiempo, pero no consiguió que ningún sonido saliera de su boca.

-¡¿Qué has hecho?!-le pregunto su esposo petrificado en el umbral de la puerta. Mientras tanto, afuera de la casa, una silueta fantasmal, envuelta en una capa oscura como la noche, miraba fijamente hacia la vivienda. Sus ojos eran los de un demonio risueño y su sonrisa una mueca cruel y burlona. Satisfecha levanto la vista hacia el cielo y observo como una pesada nube había hecho desaparecer a la luna sumiéndolo todo en una oscuridad total. De inmediato un viento helado se desato, haciendo estremecer los cristales de las ventanas, silbando entre las ramas de los árboles como una fiera embravecida. De pronto, tan rápido como llego, la negra nube se retiro dejando visible a la luna. Pero ya no era una luna blanca y brillante sino un disco rojizo, casi negro, cuya luz semejaba una cascada de sangre cayendo sobre la tierra. Con insana alegría contemplo como la ciudad a su alrededor parecía cambiar entes sus ojos. Adoptando la forma de un abominable conjunto de estructuras entre mezcladas, de formas extrañas y lóbregas que semejaban un paisaje alienígeno.

-Que comiese la función.-dijo riendo mientras se desvanecía en las tinieblas.

CONTINUARA….

Autor: CrocCruac