Infiel por primera vez en un comida
Un hombre ya adulto, que siempre ha sido fiel a su esposa, acude a una celebración empresarial y se encuentra con una señora, con la cual mantiene un idilio sexual que termina en más que un simple encuentro secual
Soy un profesional con residencia en Asturias, y mi nombre es Jorge. Tengo sesenta y dos años, mido 1,80 de altura, cuerpo atlético debido al continuo ejercicio, y con buen parecido físico. Las escasas canas que me han salido me hacen aparecer más atractivo en opinión de las mujeres que conozco.
Me encuentro casado desde hace unos treinta años, padre de tres hijos, todos ya mayores de edad e independientes. Mi esposa Aurora, es una mujer que todavía guarda sus encantos, pero que tras la llegada de la menopausia ha perdido gran parte de sus apetencias sexuales, por lo que nuestros encuentros amorosos se han esparcido en el tiempo. Por el contrario, yo mantengo todavía una buena actividad sexual, y recurro a internet para masturbarme con relativa frecuencia, calmando con ello mi ansiedad sexual. La realidad es que nunca le había sido infiel a mi esposa, pese al tiempo que llevábamos casados.
Cierto día fui invitado a una cena que organizaba una asociación empresarial con la que mantengo buenos contactos, la cual se celebró en Barcelona. Mi esposa no pudo acudir, como ocurría en casi todas las ocasiones que tenía algún evento fuera de la provincia de Asturias. Así fue como tuve que desplazarme solo hasta Barcelona para asistir a la referida cena.
Para ello me hospede en un hotel cercano a donde se celebraría la convención, y una vez dentro de la misma, me toco sentarme junto a otros matrimonios. En la mesa coincidí con una señora mucho más joven que yo, no aparentando más de cuarenta años, la cual pronto me pareció encantadora por su forma de expresarse y su mirada dulce y penetrante. Al ser las dos únicas personas de la mesa que no llevaban pareja, pronto entablamos una conversación muy amena, pese a nuestras diferencias de edad, dejando casi al margen al resto de los matrimonios presentes en la mesa.
Dicha señora, que me dijo llamarse Sofía, notaba que durante la cena había tomado alguna que otra copa de alcohol, y la notaba bastante distendida y alegre. La comencé a mirar con mayor interés y me di cuenta que tenía una figura envidiable. Me indicó que estaba casada, aunque sin descendencia aún. Pronto supe que había acudido a la cena por motivo laborales. Ella había venido desde Alicante representando igualmente a una empresa.
Me percaté que era una mujer con pechos más bien pequeños, aunque denotaba que bastante firmes. En uno de los momentos que se puso de pie, pude constatar que tenía unas nalgas y un trasero de esos que levantan pasiones a su paso. Una cintura bastante proporcionada a sus caderas, lo que hacían de aquella mujer una hembra con capacidad para seducir a cualquier hombre, joven o maduro. Y por supuesto, yo no iba a ser menos, especialmente con mi testosterona por la nubes, y sin haberme mantenido relaciones con mi esposa desde hacía más de dos semanas.
Sofía, llevaba como atuendo un vestido rojo, que destacaba entre los comensales, ya que se le ceñía mucho al cuerpo, además de no ser tan largo como otros, haciendo resaltar sus bien torneadas piernas que terminaban en ese buen par de nalgas; y, como el mismo le llegaba un poco más arriba de las rodillas, provocaba que con cualquier movimiento o descuidado lograra arrancar pensamientos lujuriosos de los caballeros ahí presentes, lo que no se me paso desapercibido. Constaté que por las marcas que se traslucían a través del traje, la misma debía calzar una diminuta tanga, la cual se ajustaba disimuladamente a aquel par nalgas, donde aparecía sobreimpresionado el contorno de su elástico que desaparecía en el centro del trasero de dicha mujer, situación que sin querer me tenía embobado y enardecido.
La señora inicialmente mantuvo la compostura, pero a medida que fue avanzando la cena y verifique que la bebida ingerida iba haciendo estragos en ella. Según me manifestó no acostumbraba a tomar mucho, por lo que a quinta copa se empezó a sentir un poco más en ambiente. ¡Ya lo creo que se le subió al cerebro!, y como nadie le comentaba nada, ya que no llevaba a su pareja (al igual que yo) motivó que ella siguiera tomando, notándola cada vez más alegre.
A decir verdad, yo no tenía malas intenciones con aquella mujer. Pero tampoco puede negar que mi larga espera sin relaciones con mi esposa y varios días sin correrme, la presencia de aquella explosiva mujer, me estaban ocasionando una excitación que escapaba a mi voluntad. Según fue transcurriendo la noche, las cosa se fueron dando solas, ya que al calor de las copas Sofía, casi sin darse cuenta, me estaba brindando con sus descuidos un espectáculo, ya que algunas veces al sentarse, sin querer abría de mas sus piernas, dejando asomar la tan imaginada tanga de encaje que en repetidas ocasiones fácilmente pude admirar, al igual que sus pequeños pero bien formados pechos que se asomaban por su amplio escote, cada vez que, por cualquier excusa, inclinaba su cuerpo hacia delante, dejando ver hasta aquel par de pequeños pezones que se endurecían al sentir el aire fresco que los rozaban. “Me estaba poniendo enfermo”. Creo que ella también se había dado cuenta de tal circunstancia, sin embargo, creo que le comenzó a gustar el como la miraba.
El ambiente y el baile, que mucho le gustaba, aceleraron la situación. Al estar igualmente solo, empecé a cortejarla entre broma y broma, animándome para ver hasta donde era capaz de llegar. Lentamente la situación fue cambiando de forma, y ya no era aquella platica alegre, ahora se tornaba en un doble sentido con roces de cuerpos en algunas ocasiones no tan bien intencionados, que fueron cambiando a contactos consentidos cada vez más atrevidos y aceptados por Sofía, que en el estado que se encontraba, hacia volar mi imaginación y la idea de algún escarceo con aquella mujer, aunque nunca hubiera sido infiel a mi esposa. Era obvio, que los dos nos estábamos calentando, y ella estaba comportándose no como la señora formalmente casada que, se suponía era, ni yo como el caballero formal que aparentaba.
Notaba que aun, algo ebria, no perdía la razón, pero si aumentaba su valentía y curiosidad que en conjunto, con aquel lugar alejado de su ambiente familiar y de trabajo y, en donde nadie la conocía, la hacía inhibirse. Nerviosamente reconocí que, aunque no había sido nunca infiel a mi esposa, era evidente que la situación tenía todos los requisitos para poder acceder a tener un escarceo amoroso con aquella señora. Muchas veces en mis sueños eróticos había imaginado una situación parecida y que nunca había tenido la oportunidad de realizar.
Eso animo mi estado viril, que comenzó a llevarme a alguna situación comprometida, ya que en más de una ocasión al contacto con dicha mujer, mi vara se colocaba tan inhiesta y envarada, que tenía que hacer verdaderos esfuerzos para evitar que se me notara. Debo reconocer que la madre naturaleza me dotó de un miembro viril bastante grande, especialmente largo y no menos grueso. La realidad es que estaba orgullo de mi tranca, aunque no era motivo para estar alardeando por ahí de tal menester.
Durante la conversación, logré conocer que ella tampoco había tenido alguna relación ni escarceo con otro hombre que no fuera su esposo. Lo que evidenciaba que nunca había sentido otra verga que la penetrara distinta de la de su esposo. En la confianza que teníamos y con el morbo del momento y las copas ingeridas me llevó a confesar que con sus anteriores novios, antes de casarse, en algunos momentos cálidos en sus salidas nocturnas, había masturbado su miembro, o incluso le había realizado alguna masturbación oral, sin mayores consecuencias. Se reía mientras me comentaba aquellas intimidades, que, como me hizo saber, jamás se las había comentado a su esposo. Por lo que me dio entender, su marido era bastante conservador y muy tachado a la antigua.
-si llegara a enterarse de la conversación que mantengo contigo. No sé lo que pasaría… ja ja seguro que me pide el divorcio me decía casi sonriendo, pero a la vez sonrojada. Además tampoco sé porque te estoy contando esto. No te conozco de nada, y aquí me tienes contándote intimidades que jamás he contado a nadie. ¡seguro que es el alcohol que se me ha subido a la cabeza!
La tranquilice diciéndole:-estamos muy lejos de nuestros lugares de trabajo y familia. Aquí nadie nos conoce. Ha visto alguna persona de tu ciudad.
-No, de momento, no gracias a Dios- me llego a responder.
-pues nadie tiene por que saber que estás bailando conmigo.
Cada vez la notaba más excitada, y nos tocábamos con mucha facilidad. Ya entrada la noche los grupos de gente se fueron reduciendo hasta quedar, de alguna manera no planeada, en varios grupos de parejas que bailaban al compás de la música tranquila. Ello unido a la penumbra de la pista de baile, notaba algo caliente el cuerpo de Sofía. Yo estaba ya algo lanzado, y en más de una ocasión me encontré tocando su culo bailando y atrayéndolo hacia mí, para que verificara mi cipote, el cual ya no intentaba ocultar.
Ante ello, decidí actuar, y con la primera excusa que se me ocurrió la llevé de la mano hacia la esquina más obscura del lugar, indicándole que allí estábamos mejor. Ella totalmente desinhibida al empezar una música lenta y romántica, me puso los brazos en el cuello mientras, momento que aproveche para tomarla firmemente por la cintura para de ahí en adelante, tomar el control.
A medida que seguía la música aprovechaba la oportunidad para restregar mi cuerpo con el suyo, haciendo que ella sintiera la dureza de mi pene contra su pubis. Notaba que ella se había percatado desde hacia tiempo de mi erección, y creo que, en el fondo le estaba gustando. Yo me pegaba a ella con toda intención, haciendo que ella percibiera mi bulto, y que, por el grosor y rigidez fácilmente tenía que constatar su dureza.
Poco a poco disimuladamente aceptaba con movimientos de sus caderas, de manera que nuestros cuerpos sentían directamente sus roces, y que solo de imaginación, me di cuenta de que aquella hembra estaba “super-caliente”. Observe como su cara enrojecía, y sus cachetes se ponían sumamente colorados. Seguro que con los manoseos que le estaba propinando, no era descartable que la señora tuviera su tanga mojada. De eso no me quedaba la menor duda.
Inesperadamente, y en unas de las volteretas del baile, ante mi asombro, ella tomo la iniciativa, y casi terminando la pieza de baile, no sé como ocurrió pero nos encontramos besándonos en la boca. Allí a aproveche para apretar su trasero contra mi cuerpo haciéndole sentir la contundencia de mi miembro viril en toda su pujanza.
Ella comenzó a restregarse contra mí, y pronto nos estábamos besando en la boca, con mayor frecuencia y con más frenesí. Notaba una boca caliente, ardiente diría yo. Al poco tiempo compruebo que, ella se desmadró y la note sumamente excitada, hasta el punto de que intentaba frotar directamente con su mano mi falo, deslizando su mano de arriba hacia abajo, como queriendo de alguna manera tratar de adivinar su tamaño. Yo por mi parte al darme cuenta de la situación respondí frotando suavemente con mis manos el cuerpo, primero la espalda, después la cintura, y lentamente bajando mis dos manos al mismo tiempo hasta llegar a sus nalgas, que al acariciar sobre su ropa fácilmente reconocía el contorno de su ropa interior, situación que fue calentándonos mas y mas.
No nos decíamos nada, pero ambos notábamos nuestra excitación, y consentíamos en nuestros toqueteos, que cada vez eran más osados.
Ella, en su calentura, junto su pecho con el mío, y aprovecho para girar disimuladamente su cabeza como queriendo explorar los alrededores y descubrir que en esas horas de la noche, la mayor parte de los presentes eran parejas en pleno cachondeo y que poco les importaba lo que a su alrededor pasaba. Esta circunstancia la animo a continuar su tarea, pero ahora sin ningún recato, y sorpresivamente de un solo movimiento ella metió la mano en mi pantalón tras logar bajar el cierre de la bragueta de mi pantalón, hasta llegar a sentir mi verga al natural. Note la sorpresa en su cara al tocar la misma.
-oh.. joder.. ¡qué grande.!.- dijo muy bajito, con la cara algo desencajada al comprobar las dimensiones de mi vástago.
Como ya les había indicado calzó un vástago bastante dimensionado, con una buena longitud y no menos gruesa, y que en ese momento estaba con una erección bastante importante.
-te gusta preciosa. ¿Te gusta como la tengo?- le dije excitado.
Ella no me respondió, pero estaba excitada, pronto alcanzó a palpar mis testículos. Note su estremecimiento, y le dije:
-Sofía llevo varias días sin correrme. Los tengo totalmente cargados de lechita.
Note el acaloramiento en su cara, y me miró con cara de autentica loba en celo. Era obvio que, aquella hembra estaba fuera de sí. Era evidente que con su marido nunca se había comportado así, y esa noche quería hacer aquello que en ninguna otra ocasión se hubiera atrevido. ¡¡Sofía quería guerra!!.
Al mismo tiempo yo respondí metiendo una de mis manos por debajo del vestido para recorrer con mis dedos todo el contorno de aquella tan imaginada tanga, hasta llegar a su destino, en donde con un suave movimiento, fui retirándola hacia un lado para palpar su ya muy mojada panocha insertando en varias ocasiones hasta dos dedos al mismo tiempo. Sofía estaba empapada.
-oh por favor aquí no. Pueden vernos- me dijo ella algo nerviosa la sentir mis dedos hurgar su ranura.
Pero yo continúe y note como ella cerró los ojos mientras tenía su primer orgasmo, aún en medio de la pista de baile. Su respiración de aceleró al tiempo que sus ojos se entrecerraban terminando con un expiro de aire de manera temblorosa, al tiempo que apretaba fuertemente mi verga. En ese precio momento, descubrimos que al final del pasillo, nuestros movimientos eran observados por algunos hombres de características muy diferente a la de los invitados y, lejos de molestarle la éxito mucho mas al grado de ya no poder resistir.
Sofía, entonces me indicó que porque no íbamos a otro lugar más reservado. Que le estaba molestando la vista de aquellos tíos. Y tomando la decisión rápidamente cogidos de la mano a buscar algún lugar más íntimo, por lo que decidimos dirigirnos a la terraza del lugar, emprendiendo el camino hacia el segundo piso. Trayecto en donde nos dimos cuenta que, en uno de los privados del lugar, una mujer joven era acompañada por dos señores mucho mayores que ella. Al fijarnos mejor logramos constatar con nuestros ojos cómo la joven mujer era penetrada por sus dos partes intimasal mismo tiempo, denotando una lucha entre el placer y el dolor que suponíamos le causaban. Sofía se excito ante aquella escena y me comentó: -¡¡joder, la están atravesando entre los dos!!.
-¿habías visto escenas similares Sofía?- le pregunte.
-Claro que no. Solo he visto en alguna ocasión escenas de algunas películas pornográficas, sin que mi esposo lo supiera, pero nunca imagine ver en vivo una situación semejante.
-y ¿qué te parece?- le pregunte morbosamente.
-joder. Que te la metan por atrás tiene que doler, y además hacerlo con dos hombres a la vez. No se…- me contesto, mirándome morbosamente a los ojos.
-no lo creas. Si estás bien lubricada, seguro que disfrutarás. Ella me mira a la cara, totalmente enrojecida, y me dice: -No se… la verdad es que eso tiene que doler… jamás lo he hecho por atrás.
Continuamos nuestro camino, y por fin encontramos un lugar solo y algo oscuro, pero con suficiente luz como para deleitarse con lo que muchas veces había imaginado. Nunca había sido infiel a mi mujer pero, ¡ahora no había marcha atrás!, no pensaba en retroceder de mi decisión de clavar aquella señora, como fuera. Nuestra diferencia de edad era importante, pero estaba claro que a ella eso le excitaba más.
Mi reacción fue rápida, igual que la de ella, y sin pensar nos trenzamos en un gran beso que desencadeno un forcejeo mutuo en el que ella trataba de arrancarme la camisa, mientras yo procedía a levantarle el vestido, para, con mis dos manos separar con furia las nalgas ávidas de deseo de aquella mujer.
Ese acelerado forcejeo disminuyo cuando nos quedamos por fin en ropa interior, descubriendo pronto sus pechos, al retirarle su sostén. ¡Que preciosidad de pechos!. Realmente eran de tamaño más bien pequeño, pero eran muy firmes, y además con unas pequeñas aureolas que finalizaban en unos gruesos pezones negros. Me quede alucinado al ver aquellos pechos. Nunca había visto otros semejantes.
-Dios Sofia.. ¡Qué preciosos pechos tienes…!
-¿te gustan de verdad? ¿No te parecen pequeños?.- me preguntó.
-uff me encantan como los tienes. Te voy a comer toda.
Acerque mi boca y comencé a lamer aquellos pezones, al tiempo que los metí completamente en mi boca, levantando suspiros de pasión de aquella hembra. Sus pezones se comenzaron a endurecer en mis labios, y su pezón sumamente negro comenzó hacerse más voluminoso.
-ohh como me comes. oooo
Ella todavía seguía con esa tanga que se le metía entre sus nalgas; y yo por mi cuenta quede con mi slip ajustado, que denotan mi gran bulto, y que amenazaba con romperse.
-Oh Sofía eres preciosa. Que cuerpo tienes preciosa.. uhhh- le dije mientras no dejaba de chuparle sus pezones.
-ohhh siii
En un momento dado, Sofía se detiene, y mirándome a los ojos, se arrodilla frente a mi esperando descubrir ese gran espectáculo que la tenía tan húmeda y expectante y, me dice: -joder, vas romper los slip.
Y, lentamente fue tomando los laterales de mi slip con los dedos de sus dos manos, y al bajar un poco, provoco que apareciera ante ella mi gran mástil que, como un resorte, salto frente a su cara, y que por fin pudo admirar:
-oh Dios mío. Es enorme. Que grande… ohhh .. pero grande… joder mira las venas que tiene- me dijo mirándome morbosamente y con cara de loba a mi cara.
-es toda tuya preciosa. – le dije veo que te gusta.
Ella, algo turbada, sin pensarlo dos veces la tomo entre sus manos y empezó a acariciarla como si se tratara de algo sagrado e inalcanzable.
Efectivamente mi falo es como he dicho anteriormente de gran tamaño, y ni que hablar de su firmeza que en aquel momento parecía que nunca se doblaría, adornada al final por un par de grandes huevos que colgaban como invitando a que los tocara. Invitación que no pudo rechazar Sofía al tomarlos en su mano mientras que con la otra me masajeaba la verga desde la cabeza hasta los mismo huevos, haciendo que esta se pusiera cada vez mas tiesa y grande.
-joder que testículos. Son también bastante grandes. Y.. por lo que veo “los tienes repletos”- me dijo.
-ya te dije que llevo más de dos semanas sin descargar. Tienen que estar cargados y mi semen debe estar bien espeso.- mi forma de hablar la excitaba, de lo que me percaté.
Empezó a masturbarme en un ir y venir sincronizado, que provocaba que mi respiración se acelerara y no mucho menos que cuando por fin la tuvo en su boca, la mamaba rítmicamente alcanzando a meterse solo aquella que podía. Se veía que nunca lo había hecho, pero me estaba dando un placer inaudito.
Yo por mi parte, la tomo con una mano del pelo ayudando por fin a conseguir que entrara más en su boquita, mientras ella de una manera disimulada se abrazaba de mis nalgas como si quisiera tragarse hasta los huevos.
En los momentos en que ella sentía que la tenía en el fondo de su garganta detenía el movimiento hasta no poder contener la respiración. Tras varias acciones de su boca, estuvo a punto de hacerme correr, pero yo no quería correrme aún, y menos en su boca. ¡¡Quería follarme aquella hembra como fuera y a toda costa!!
Así que la detuve, y decidí a pagar con la misma moneda, por lo que de una manera rápida y repentina la recosté sobre una mesa que allí había depositada, le baje su tanga, y abrí sus piernas. Ante mi vista apareció aquella concha con una buena pelambrera de vellos, verificando que no se cuidaba mucho, pero pese a la vellosidad de su monte de Venus, se apreciaba con toda nitidez la hermosa raja de su coño. Me percaté de que los labios de su vagina poseían unos labios carnosos, brillantes por la lubricación. Ello me excitó aún mas, y sin pensarlo mucho deposité mi boca en aquella ranura y emprendí el ataque su hincada vulva.
-oh que me haces.. oooo siiiiii… me los vas a comer… oh Dios como me lo comes.. oooo si joder comételo oo siiiii que bueno ooooo
Sofía en su desesperación y calentura aceptaba levantando y moviendo sus caderas como rogando ser poseída por mí como su primer amante. Sin pensarlo dos veces, acerque mi cara comenzando un frenético pero a la vez delicado lengüeteo entre sus labios bulbares, encontrando por fin su clítoris en donde me detuve para con la punta de la lengua para acariciarlo de forma ovular lo que provoco ataques de placer de la mujer, prosiguiendo con movimientos de arriba hacia abajo hasta llegar a rozarle el contorno de su estrecho culito.
Durante esa acción, observe aquel anito “virgen” que palpitaba suavemente, abriendose y cerrando como pidiendo ser atendido más profundamente, respondiendo con mis manos intercalando las caricias con la lengua y los dedos, que no tardaron en alcanzar su objetivo ya que la yema de mis dedos comenzó a rozar y agitar la entrada de su ano, sin llegar a penetrarlo, verificando que aquello la llenaba de morbosidad.
Luego continua lamiendo su raja, hasta que provocó que ella temblara de placer mientras tenía un segundo orgasmo, notando como fluían hacia mi boca los jugos de su corrida.
Notaba que aquella hembra no solo estaba arrecha, sino notaba que su cuerpo estaba bastante caliente. Me estaba acordando de la doble penetración que habíamos contemplado anteriormente, y de que su ano nunca había sido perforado. Aquella me llevó a meter mis dedos no solo por su vulva sino que dos de ellos penetraron con fuerza en su estrecho culito lubricado por sus líquidos y por mi saliva, sintiendo ella un tremendo pero aguantable dolor.
-oh por ahí noo oooooo
Me levante y decidí que había llegado la hora de clavar aquella hembra. Quería hacerle sentir mi gran trozo de verga, quería atravesar aquella panocha de una sola estocada. De ese premio no se iba a escapar. Y le dije:
-vamos Sofía. Quiero que recibas el premio.
Ella miró mi vástago, y me dijo: -joder, no de si debo. Y en ese momento me realiza una confesión que no me esperaba. Se detiene un poco y con cara de preocupación me dice: Tengo que confesarte que debo estar cerca de mis días fértiles. Y para colmo, he visto como tienes los huevos de cargados. Si te corres dentro seguro que me dejas embarazada.
En ese momento alcanzó su bolso, y extrajo algo del mismo, comprobando que era un condón. Y mirándome me dijo:
-lo adquirí en el baño. No sabía si lo iba a necesitar. “Jamás lo he hecho con condón” ya que mi esposo se niega a utilizarlo, pero, en mi estado no puedo hacerlo a pelo. “Podrías dejarme embarazada”.
Yo tampoco solía hacerlo con condón con mi esposa, pero tremendamente excitado le dije:
-joder Sofía, colócamelo cuanto antes. Necesito clavarte.. Hazlo o te clavo a pelo. Me tienes muy arrecho.
-ya lo veo. Y con esa tranca que tienes… joder me vas abrir mucho. Debes hacerlo despacio, soy bastante estrecha.
Rompió el envoltorio del condón, y al tratar de ponérmelo, nos percatamos que era muy pequeño para las dimensiones de mi tranca. ¡Literalmente no entraba!.
-oh Dios… no te entra. La tienes muy grande para estos condones. ¡Qué vamos hacer!... a pelo….no podemos...
-Oh Sofía ahora no me vas a dejar así. Me correré fuera si quieres. Pero “necesito clavarte cuanto antes”. Quiero que sientas mi polla atravesar tu coñito.
Y sin esperar su reacción, la puse en la posición de cuatro patas para tratar de meterle mi verga como a una perra en celo.
Oh no debo… es peligroso.
En ese momento observé su culo, el cual invitaba a cogerlo igualmente. Sofía, con nerviosismo, en su calentura abría al máximo sus bien torneadas piernas y movía las caderas lentamente en forma circular provocando que aquellas par de simétricas nalgas se abrieran y cerraran dejando denotar su panocha hinchada y húmeda y su culito que se abría y cerraba al mismo tiempo que sus nalgas.
-joder Sofía. Ese culito también está pidiendo a gritos que te lo atraviesen.
Se gira y me dice:- nada de eso. Ni se te ocurra… la tienes enorme. Lo tengo virgen…. Joder…venga…¡Fállame el coño, aunque hazlo con cuidado!. … ¡Joder me tienes también muy caliente!. “Vamos cabron. Hazlo ya”.
Ante aquella petición, no me pude negar y acerque mi tranca a los labios de su coño, verificando que estos estaban sumamente lubricados. Ver aquella raja en toda su dimensión, me puso más al palo. Mi glande se embadurnó con sus jugos, para lo cual pase el mismo por toda su chocha como si fuera una brocha, y colocándome en posición, de un solo empujón entró más de dos terceras partes. Joder que estrecha era la cabrona.
-ohhh despacio. La tienes muy grande.. oggg ooooo
-relajate preciosa. La recibirás toda.. o si que estrechita estás.. ohhh que caliente estas … ouuuuuu dios preciosa como me pones…
Mi polla comenzó a entrar y salir de ella, verificando que pronto la misma llegaba hasta la empuñadura. La tenía totalmente atravesada hasta los mismos huevos. ¡Qué placer!. Aquel coño nada tenía que ver con el de mi mujer. Me di cuenta de que me daba un placer exquisito tener mi tranca alojada en aquella vagina.
Comencé a bombearlo despacio, pero sin pausa y me la estuve follando posición perrito durante varios minutos, verificando como pronto tuvo un nuevo orgasmo, mientras las paredes de su vagina presionaban mi pene dando un placer inimaginable. Yo estaba a punto de correrme, y ella me dice:
-Recuerda que debes hacerlo fuera. Recuerdalo.
En ese momento, me fije en su culito prieto, y que estaba bastante abierto, como pidiendo a gritos ser penetrado. Si no podía correrme dentro de su coño, quizás me podría correrme en su trasero, pensé.
-oh Sofía. Creo que te la voy a meter por atrás. Así no corres peligro.
-¡por atrás!... estás loco…
-pues quiero correrme dentro. Tengo que hacerlo. Elige tú.
No obstante, al rato escuche como con voz entrecortada me susurraba las palabras mágicas ”Mátemela, inténtalo….. … por atrás¡¡¡¡”, lo que hizo que mi verga, reaccionara a manera de endurecerse todavía más, como entendiendo el ataque que aquel culito le estaba exigiendo. Me arrodille atrás de ella y acerque la punta de la cabeza a aquel estrecho orificio e intente penetrarlo empujando mi vara larga, ya lubricada, que lentamente fue separando aquel agujero que, no se resistía pero que parecía no ceder, por lo que ella empezó a empujar hacia atrás hasta que lentamente fue entrando la cabeza desatando un pequeño quejido de dolor rico, que llamaba ella, y que poco a poco fue cediendo al entrar la primera parte de mi larga y gruesa verga que tanto estaba esperando y que no dejaría escapar.
-ohhh ohhhhh me vas hacer mucho daño ooooo
En el momento en que mi falo empezó a resbalar hacia las profundidades de aquel, hasta ese momento estrecho hueco, notando la lujuria de su mirada al voltear la cabeza, pero lejos de detenerse siguió con su labor, era un momento tan candente que le pareció interesante, dejándose llevar por la situación, siendo ella misma la que decidió empujar de manera repentina para sentir como entraba una parte de mi tranca.
-oh me vas a reventar. Tienes que sacarla…no puedo másss
Sus nalgas se apretaron, impidiendo que continuara, escapando de nuevo otro alarido. Pero era imposible, si le entraba más la iba a reventar.
-oh no puedo por favor sácala.. no puedo, me haces daño me dijo ella con decisión.
Salí de ella, ya que también la estrechez de su orificio me estaba doliendo.
Se giró y me dijo: - lo siento. La tienes muy grande no entra…. Me duele mucho…por atrás.
Pero, pese a ello, aquella mujer seguía muy caliente. Ella miró de nuevo mi pene que seguía con una empalmadura de caballo, observe sus ojos lujuriosos, y entonces hizo algo que me dejó anonadado: miro hacia una silla que había allí y me hizo sentar sobre ella, dejando mi verga erguida como un misil.
Creo que ella pensó que de esa manera pudiera montarme, pensando que en esa posición podría atacar aquella verga que le parecía como un reto para su coño, por el grosor y la firmeza, pero controlar la penetración. Sin poderse resistir mas, empezó a masturbarme, me tomaba con sus dos manos para poder abarcarla y por mas movimientos fuertes no lograba ni doblarla un poco.
No me había podido correr, por lo que estaba tan caliente y dura como al inicio. Ella procede a colocar sus manos sobre mi pecho levanto suavemente su pierna y se dispuso a montar a su caballo. Ella se colocó a la altura de la cabeza de mi mástil y fue bajando lentamente
-anda preciosa. Clava a tu potro… vamos tu eres capaz. Hasta la empuñadura… vamos Sofía…clávatela toda- le incite.
Aquello la enceló y mirándome a la cara, se fue dejando caer poco a poco, viendo como mi verga fácilmente le ocupaba toda la cavidad de su vulva. Notaba la estrechez de su vagina, pero ella no se rindió hasta que sus nalgas se posaran hasta tocar mis huevos, lográndolo por fin su objetivo de un fuerte sentón.
-ooooo me la he clavado todaaaaaaaaaaaaaa—oh papito como me abres…
Aquello le arranco un suspiro esta vez no tan doloroso como cuando se la metí por el culo, empezando la cabalgata subiendo y bajando lentamente desde la parte más alta hasta el fondo de sus entrañas, a un ritmo que aceleraba por momentos cerrando los ojos, tratando de embutir ese tremendo y grueso palo.
Mi polla entraba hasta el fondo, ya que se notaba que entraba tan ajustada que parecía que la panocha de Sofía se iba a reventar.
Para ella fue tanto el placer que termino por disminuir la intensidad de sus movimientos, doblarse hasta juntar su pecho con el mío, momento en que aproveche esto, para sujetándola por sus nalgas, apretarla fuertemente con mis dos brazos y comenzar ahora un desesperado pero fuerte movimiento de mis caderas, como queriendo atravesarla por completo. Situación que se asemejaba más a lo que ella estaba imaginando en ese momento por lo que, nuevamente volvía lubricar mi tremendo palo con sus jugos vaginales que eran acompañados de otro de “sus incontables orgasmos”.
Ella se dio cuenta de que pronto me iba a correr, por lo que me volvió a recordar –recuerda debes correrte fuera. No estoy protegida…
Lejos de desanimarme, le di la vuelta quedando ella debajo echada sobre la mesa, y observando aquella vagina ahora más abierta por mi tranca, y el enrojecimiento de los labios del mismo ante la fricción de mis penetraciones, me excite al máximo o y dirigiendo nuevamente mi cipote a su vagina la “atravesé completamente”.. ¡hasta la empuñadura!
-oo despacio oooo como me llena tu polla … joder sigues como un caballo oooo- me decía ella.
Yo la empecé a follar cada vez más fuerte llegando con mis penetraciones hasta el fondo de su cuquita, hasta que vino el momento que mis penetraciones fueron aumentando cada vez más fuerte, y denotaban mi pronta eyaculación.
Ella se percata de ello, y mirándome a los ojos, me dice:- no… no pretenderás correrte dentro ¿verdad?
-no sabes cuánto lo deseo. Tienes esa vagina tan caliente, que solo mi semen podrá saciarla. Jamás me había follado a una mujer como tu Sofía… tienes el coño tan ardiente… que para saciarlo, el mejor remedio es una buena lechada.
Ella se estremeció al escucharme y me dijo:-pero, me podrías embarazar. No debes hacerlo..
-Anda preciosa. Déjame hacerlo…tengo mucha leche acumulada…. Tu misma lo has comprobado. Se que necesitas sentir la leche de otro hombre dentro de tu coñito. Nunca tu marido te habrá llenado como yo. ¡De eso te lo aseguro!
-ohh estás loco… estas locoooooo…….eres un cabronazo… vas a terminar preñándome…
En ese momento, verificó que mis palabras la excitaron sobremanera, que sin ella poderse contener entró en convulsiones alcanzando un nuevo orgasmo. Por ello apretó sus piernas contra las mías atrapándolas. Y aquello aceleró mi venida. Sabía que era una locura, que podía preñarla, pero quería culminar la tara: “quería descargar dentro de ella”. Además en la posición en que me encontraba y con sus piernas atrapándome, era imposible salir de ella.
Por ello le dije:
-ufff nena ya me viene… te voy a llenar… o siii… todita te vo a llenarrrrr oooo siiiiiiiiiiiiiii joder que buena estas..
-o no estás loco… jodeer ooooo
Y sin más, comencé a descargar una gran cantidad de semen en lo más profundo de aquella ardiente mujer, a la que sin querer, le habían cumplido el mayor y mejor de sus sueños eróticos. Mi semen era lanzado con gran fuerza contra las paredes de Sofía. Parecía un surtidor… no paraba lanzar chorros de semen en su ardiente vagina. Pese que me iba a deslechar.
Oh cabrón lo estás haciendo. Te estás corriendo dentro… ooo siii te siento… ooooo me vas a llenar ooooo
Ella hizo unos primeros intentos de evitarlo, pero la sujeté fuertemente, mientras ella sentía mi leche dentro de ella.
-ohhh lo estas haciendooo… oooo te siento…me vas a llenar… oo seguro que me vas a embarazar ooooo
Sin poder contenerme, termine literalmente por llenarla. Llevaba varios días sin descargar mis pelotas, lo que hizo que mi descarga fuera muy copiosa y sumamente abundante.
Me quede dentro de ella tras terminar, y ella me mira y me dice: -joder te has corrido dentro. Puedes haberme dejado preñada. Eres un insensato.
-Preciosa…. eres una delicia. No me arrepiento lo más mínimo de llenarte con mi semilla…Eres de verdad la mujer que cualquier hombre podría soñar con tener.
-ella entonces me mira, y me dice: uff nunca me habían follado de esta manera. Ni tampoco mi esposo se ha corrido de esta forma. A él prácticamente ni lo siento, pero tú me has regado… “seguro que me has dejado embarazada”. Lo presiento.
Le dije: -¿cuándo te marchas?.
Ella me señaló que al día siguiente por la tarde. Entonces le rogué que se quedara conmigo en mi habitación del hotel o yo en la de ella. Pero ella se negaba, diciendo que era muy peligroso, que estaba ovulando, y tenía miedo de que ocurriera lo de antes.
Fuimos nuevamente al salón del baile, comprobando que había terminado el mismo, y que el autobús de regreso al hotel de ella se había marchado. La dije: - vale tomaremos un taxi hasta tu hotel. NO voy a dejar que vayas sola por la ciudad a estas horas. Ella al fin accedió.
Después de varios intentos, logre detener un taxi, y marchamos hacia su hotel. Durante el trayecto la llevaba cogida de la mano, y la abrazaba, sin que el taxista pudiera saber que no éramos marido y mujer. Al llegar al hotel, me baje con ella y pague al taxista.
Me dijo: -porque lo has despedido,
-quiero comprobar que llegas sana y salva a tu habitación.
Ella me dijo: ¿no pretenderás subir hasta mi habitación? Se lo que pretendes. No debes.
Al final, viendo mi actitud ella se sonrojó y terminó sonriendo, y subimos en el ascensor, durante el cual no deje de abrazarla y acariciarla.
Cuando tomo la tarjeta y abrió la habitación, se me quedó mirando, y le dije: ¿no vas a dejarme pasar?.
Ella se negó y cerró la puerta. Yo volvía a tocar, y ella ante el hecho de que la estaba llamando y que pudieran escucharme los clientes del hotel, abrió la puerta y me dejó entrar.
Me dijo que no podía ser. Le dije: de todas formas me voy a quedar contigo esta noche. Quiero velar tu sueño. Ella al fin de echó a reír, y me dijo: - la verdad… eres un loco
Al final me dejo entrar. Quería darse una ducha, por lo que entro primero, y cuando salió lo hizo con una camisola de dormir transparente, que permitía ver su tanga y sin sostén. Yo me duche igualmente, y como no tenía ningún slip o bóxer que ponerme, opte por salir con la toalla alrededor, y me metí en la cama con ella.
Me dijo: ¿te vas a quedar desnudo? a lo que le contesté: no tengo nada más que ponerme, salvo que quieras prestarme unas bragas. Ella se rio nuevamente. Nos recostamos en la cama mirándonos frente a frente. Le dije: lo he pasado muy bien esta noche, y nunca he echado un polvo como aquel Eres una mujer muy especial.
Ella me confesó que no sabía que es lo que le había pasado, que ella nunca había hecho nada parecido, que quizás fue la bebida, o que al estar ovulando estaba muy caliente.
Me acerque a ella, y me fundí en un fabuloso beso, donde trate de poner el mayor romanticismo que pude, comprobando que ella participaba recíprocamente, juntando nuestras bocas. Seguimos besándonos durante largo rato, y pronto comencé a bajar hasta sus pechos, verificando que estaban duros nuevamente. Mi chupeteo de sus pezones, la excito sobremanera, comprobando que estaba otra vez en celo. Fue ella misma la que llevó su mano a mi falo, ya que estaba completamente desnudo, notando su gemido al verificar que me tenía otra vez empalmado.
-joder … estas otra vez en forma…
Yo seguí bajando por su ombligo hasta llegar a su pubis, y termine en su coñito, el cual degusté hasta hacerla entrar en un nuevo orgasmo. Apretaba los mismos y mi cabeza contra su coño como si quisiera darme todo su néctar. Bebí sus jugos, y cuando se relajó subí nuevamente hasta sus pechos, y luego continué por su cuello, el lóbulo de sus orejas, hasta llegar a su boca, la cual volvió a recibirme con ansias.
Sofía estaba otra vez muy caliente y necesitaba que la follara, ya que rápidamente llevó sus manos a mi polla. Al comprobar que estaba con una erección de caballo, me montó y se dejó caer nuevamente sobre mi tranca, la cual le entró hasta los mismos cojones. Estaba tan caliente que pronto olvidó que estaba ovulando.
-oh como me follas.. ohgggg.. ooooo sigue así dame caña…oooo
Los dos entramos en un mete y sacar sincronizado, llevándola a tener otro orgasmo, y con el mismo romanticismo, la hice poner a ella debajo recostándola sobre la cama, y seguí entrando en ella. Su coño era una caldera, aquella mujer seguía ardiendo.
La folle con tanto cariño y dulzura, pero al mismo tiempo con penetraciones muy profundas y con mi polla cada vez más dura, que sentía que pronto iba a correrme nuevamente, por lo que pensé que debía salir de ella, para que no se ofendiera. Sin embargo, note que ella estaba otra vez en un orgasmo me dice: vamos cabron… metela más… la quiero bien dentro.
No solo accedí a lo que me pedía sino que se realice una penetración tan profunda, y dejé mi polla quieta en el fondo al notar que por los conductos internos de mi falo subía a gran velocidad el semen proveniente de mis bolas, y mientras la besaba ardientemente con mi lengua dentro de ella, comencé a regarla nuevamente con mi semilla. Le bañe completamente su coñito, regando totalmente su matriz, una vez más.
Estaba claro que con la follada que le estaba dando, lo ardiente que estaba Sofía y la profundidad a la que había lanzado mi semen, estaba completamente seguro de que mis espermatozoides harían su trabajo correctamente fecundando los óvulos de aquella señora.
-oh como te siento… ohhh me estas llenando otra vez ohhh..
Tras la corrida ella me siguió besando con romanticismo, a pesar de saber que le había inundado su conito con mi semilla. Luego me dijo:- sé que estoy embarazada de ti, pero esta noche quiero que me folles sin parar, y quiero sentir que te vienes en mí como ahora.
Me dijo que no sabía cómo podría olvidar, que se estaría acordando de esta noche durante mucho tiempo.
-Si tienes un hijo mío. Me recordarás toda la vida. Te voy a dar mi teléfono, quiero saberlo…
-estás loco- me dijo.
Esa noche follamos como conejos hasta altas horas de la mañana quedándonos casi agotados. En el mañana volvimos a follar nuevamente, y luego marche a mi hotel.
Dos meses después recibí una llamada de ella: hola. Soy yo, ¿cómo estás?.
-que placer escucharte- le dije.
-estoy embarazada. – me dijo sin indicarme ninguna otra cosa.
Me quede de piedra. Pensé que no iba a ocurrir, pero había sido una locura, y ahora ella estaba embarazada.
-¿Estas contenta?. Y¿ tu esposo?
-el cree que es de él, y lo ha aceptado bien. Pero yo sé que es hijo tuyo.
-quiero me sigas informando de tu embarazo. Le dije.
Ya veremos- me contesto
-aún me sigo acordando de ti. Recuerdo tu hermoso cuerpo, como te atravesaba. ¿Me gustaría volver a tenerte otra vez?
Ella se calla unos momentos, y luego de indica: a mí también. Pero va a resultar imposible. No se algún día quizás.