Infiel por necesidad

Lo que a todos los hombres nos gustaría que nos hiciera una mujer, aunque solo fuera por una vez en la vida.... (ilustrado con fotos y contado por ella)

Lo que a todos los hombres nos gustaría que nos hiciera una mujer, aunque solo fuera una vez en la vida.......................... (ilustrado con fotos y contado por ella)

Hola a todos, mi nombre es Lucia, tengo 37 años y vivo con mi marido en una casa grande dentro de una urbanización muy tranquila. Hace ya más de dos meses que mi marido se fue de viaje de negocios a China, trabaja en una empresa de prospecciones petrolíferas e iban a recorrer el país buscando bolsas de petróleo. Mientras tanto, yo estaba sola en casa guardándole fidelidad, aunque cada vez se me iba haciendo más cuesta arriba y es que dos meses sin tener ningún tipo de contacto con alguien es demasiado tiempo y estaba empezando a sentir determinadas carencias. La autosatisfacción de los días precedentes ya no me llenaba y un vacío empezaba a inundarme. Sentía cada vez más la necesidad de mantener contacto con un hombre y unas ganas tremendas de sentirme poseída por un macho que me hiciera suya, abandonarme entre sus brazos y que me poseyera a su antojo, me ruboriza pensarlo, pero empezaba a sentirme como una zorra en celo.

En este estado me encontraba cuando una mañana sonó el teléfono. Era la empresa encargada del mantenimiento del jardín de la urbanización. Al parecer Andrés, el jardinero habitual se encontraba estaba enfermo, el pobre está a punto de jubilarse, y en su lugar iba a venir un suplente llamado Niko.

Al oír el nombre Niko una sensación extraña recorrió mi cuerpo, me sonaba, pero no sabia de que. De repente, identifique por qué me sonaba. MI amiga Lidia, que vive también en la misma urbanización me había comentado que tenia una aventura con un jardinero que vino temporalmente a su casa y que desde entonces no lo suelta. La tía hace y deshace todo tipo de cambalaches para que no la pille su marido. Esta loca por él. Debe ser la bomba en la cama le dije un día en broma y me contestó eso no te lo puedes ni imaginar, pero es solo mio .

Pasado un rato, oí ruidos en el jardín. Niko debía haber llegado y debía estar trabajando. Rápidamente me dirigí a la ventana de mi cuarto y desde allí lo vi. No podía creer lo que tenia delante de mis ojos, estaba, como decimos las tías, como un queso. Era alto y fornido, con una espalda muy muy ancha y un culito muy muy pequeño y sus músculos se marcaba de forma descarada, me quede obnubilada mirándolo desde mi habitación. El tiempo pareció detenerse de repente.

Fue superior a mi, la gota que colmó el vaso de mi desesperación acumulada desde más de dos meses. La adrenalina se apoderó de mi cuerpo y mi imaginación de mi mente al tiempo que notaba como perdía el control de mi misma. No podía evitar imaginarlo para mi, lo miraba y no podía quitar de mis ojos el tremendo paquete que se marcaba entre las piernas de su pantalón. Creo que no lo había mencionado antes, pero el caballero era negro y eso me proporcionaba un morbo como nunca antes había sentido.

No podía quitarme de mi cabeza las palabras de mi amiga Lydia cuando me contó su primera experiencia con Niko, "ha sido la experiencia más alucinante que he tenido en mi vida, sentirme poseída y dominada por un pene como nunca había visto y al que no podía negarle nada, me volvió loca y le hice con todo gusto las guarradas que nunca antes me había atrevido a hacerle a mi marido". Recordar estas palabras me daba más morbo, si Lidia podía disfrutar de él ¿porqué yo no?, al fin y al cabo, aunque sea inmodestia, yo estaba más buena que ella.

Mientras mi imaginación trabajaba en mi mente yo seguía mirándolo y notaba como mi temperatura subía y mi entrepierna se humedecía. Tenía que hacer algo, me fui a mi cuarto y busqué en mi armario ropa sexy. Tenia tal morbo encima que me puse un tanga negro mientras movía de lado a lado mis caderas al tiempo que yo misma me observaba en el espejo, yo sola me excitaba. Me puse unos zapatos de tacón alto para alzar mis nalgas y mi trasero, unas medias también negras hasta casi la rodilla y un top de punto abierto que dejaba entrever mis pechos y en los que se marcaban mis pezoncitos que ya se encontraban como piedras. Me volví a mirar en el espejo y me vi sexy y muy mujer. Ello me dio el valor suficiente para lo que iba a hacer.

Salí al jardín, allí estaba él, enfrente, mirándome sorprendido, por un instante me corté, por mi mente pasó el pensamiento de echarme atrás. Sin embargo, no me corté y me fui acercando toda decidida, andando como una modelo en una pasarela, moviendo los zapatos como si caminara sobre un alambre recto cruzando las piernas y moviendo mis caderas de lado a lado. Mi mano derecha cerca de mi pecho, como si lo sujetara, dando la idea de ofrecimiento y con mi mano izquierda apoyada en el tanga, tirando de él ligeramente hacía abajo. Tenía que lanzar mi mensaje para que no quedara duda alguna de mi intenciones. Iba a por todas....

Cuando llegué a su altura se quedó alucinado, no daba crédito a lo que veía. Me di cuenta de que se encontraba cortado y temí que saliera corriendo así que actúe rápidamente y empecé a contonearme delante de él. Ya lo dice el refrán "tiran más dos tetas que dos carretas" y las mujeres somos conscientes de ello, así que no lo dudé ni un instante y empecé a moverme para que fueran ellas, mis tetas, las protagonistas de la escena.

Puse mis manos en mi nuca, con ello echaba mi pechos hacia delante. Rápidamente noté como sus ojos dejaron de mirar a los mios para apuntar más abajo, lo tenía donde yo quería, era solo el comienzo y su cara reflejaba una sonrisa de satisfacción, la mia también.

Me propuse no dejarle ni respirar, así que acto seguido eché mis brazos hacia atrás, sacando pecho, al tiempo que daba un paso hacía atrás flexionando una pierna para marcar las caderas. Ofrecía así a su ojos, que seguían mirando mis tetas, una visión un poco más general, como diciéndole "mira lo que hay alrededor de estas tetas. Con todo lo grande que era el tio, se quedó petrificado, como una estatua y yo me iba inspirando más y cogiendo confianza en mi misma.

Me volví a acercar a él, casi me puse a la altura de su cara, notaba su respiración muy fuerte, la cosa iba muy bien. Me contoneé hacia un lado y me levante el top dejándole al descubierto lo que hasta ahora le había insinuado, una de mis tetas al completo. Yo también estaba como una moto y ello se reflejaba en el pecho que enseñaba, estaba redondo y prieto, duro como una piedra. Le miré fijamente a lo ojos mientras mi mente le decía en silencio " vamos tio, esto es para ti, cógelo"

Él seguía alucinado, sus ojos parecían que iban a salirse de su cara. Ahora ya no podía parar, tenía que conseguir subir la tensión que le había provocado y mi instinto me hizo hacer lo que yo deseaba en el fondo que hiciera él, que cogiera mis tetas con sus dos manos y las apretara y jugara con ellas.

Mientras lo hacía mire hacía abajo y no puede disimular una sonrisa al ver lo tirante que se encontraba su pantalón a la altura de su entrepierna. El tio se estaba poniendo como una moto y mi curiosidad aumentaba intentando adivinar el tamaño de aquello, me volvía loca por verlo, pero pensé que aún tenía que dar una vuelta de tuerca más.

Tenía que llevarlo al máximo antes de pasar a la acción directa. Tenia que hacer uso de otras armas que aún no había utilizado, "la retaguardia". Me giré sobre mi pierna derecha al tiempo que me inclinaba hacia abajo sin dejar de mirarlo a los ojos para observar su reacción. Si mis tetas lo habían dejado paralizado, la visión de mi trasero con mi mano apoyada en él indicándole donde tenía que mirar lo dejó KO. Su pantalón estaba tenso, a punto de explotar y yo me sentía como una señora muy zorra. Era consciente de que le estaba ofreciendo el espectáculo de su vida, había utilizado todas mis armas de mujer y ni yo misma me creía el resultado que estaba obtenido.

Sin haberle tocado un pelo, el tio estaba quieto, paralizado, pero como una moto, su entrepierna y el sudor que le corría por la cara le delataban, era el momento de pasar a la acción directa. Sin dejar de mirarlo directamente a los ojos me acerqué a él y me agache hasta que mi cara quedó a la altura de su paquete. La que empezaba a sudar ahora era yo, no hay más que ver la cara de vicio que se me puso.

Estaba muy, pero que muy excitada. Había echo mi numerito y me merecía mi premio, mi trofeo y lo tenía allí, en frente de mi. Solo una tela me separaba de él y no lo dudé. Sin pedir permiso, fui a por él, lo descubrí y oh sorpresa, de nuevo mi cara ofreció una sonrisa espontánea al ver algo inesperado, allí estaba erecto e impresionante apuntando hacía arriba. Mi amiga Lidia se había quedado corta, era el pene más grande que había visto en mi vida, con mi mano solo alcanzaba a coger su glande. Era una sensación espectacular tener su cetro en la mano. Lo agarré, le mire a los ojos y vi una sonrisa en su cara de alivio, había liberado parte de la tensión contenida que se convertía en placer al sentir el contacto de su pene en mi mano.

Agarré entonces su pene con las dos manos por su base y me llevé la punta hacía mi boca, había soñado con este momento e iba a disfrutarlo. Quería también darle placer, así que lentamente acerque mi lengua a su glande y empecé a lamerlo

Lo lami de arriba abajo con mi lengua sin dejar de mirarle a los ojos. Su cara era de nuevo un poema. Empezaba a sudar y eso me excitaba, me propuse deshidratarlo y dejarlo seco, así que chupé, chupé y chupé su miembro. Me sentía como una colegiala disfrutando del mejor caramelo del mundo que era solo para mí.

De repente, algo dentro de mi me dijo que tenía que parar. Note que su excitación era tan grande que me pasó por la cabeza la idea de que se iba a correr y eso no podía ocurrir todavía. No había llegado hasta allí para terminar así. En el fondo, esto había sido solo los preelimínales. Hasta ahora era yo la que había llevado la iniciativa, sin embargo, lo que a las mujeres nos gusta en el fondo es que sea él que lleve la iniciativa, es decir, que nos den, que nos dominen en estos momentos, que nos lleven al cielo. Lo echo hasta ahora había sido necesario, pero había llegado el momento de dejar hacer y había que hacérselo entender sin decirselo, una en el fondo es una señora. En estos casos una oportuna mirada directa lo dice todo, a que sí

Tras echarle la mirada me levante y me fui dentro de la casa, por supuesto me siguió como un corderito. Llegue al salón y me tumbe boca arriba en el sofá, llevé mi mano derecha a mi rincón por debajo del tanga al tiempo que me abría de piernas lentamente. Quería empezar a darle pistas de lo que debía de suceder a partir de ahora.

Por si no hubiese quedado claro, le mire directamente a los ojos, la expresión de mi boca fue el pistoletazo de salida, "adelante tio bueno, demuéstrame ahora de lo que eres capaz, llévame a donde ningún tio me ha llevado, hazme lo que le haces a mi amiga"

Él entendió perfectamente mi mirada y sin ningún preámbulo me quitó el tanga de un tirón y apuntó su enorme tranca en el inicio de mi vagina.

De pronto la noté en mi entrada y sentí una sensación extraña. Por un lado deseaba que me la clavara de golpe y por otro me entró pánico al pensar que, dado su tamaño, me hiciera daño, por un momento me vi partida en dos. En el fondo, nunca nadie había intentado meter algo de ese tamaño en mi chichi. Por un instante sentí pánico, un escalofiro recorrió mi cuerpo y pensé en pararlo todo, pero desgraciadamente, o afortunadamente para mi, había llegado al punto de inflexión donde ya no era yo la que llevaba la iniciativa. Había despertado la béstia y ésta, imparable, iba a cobrarse su premio. Ahora era yo la que empezó a sudar. Instintivamente apreté los dientes y pensé que sea lo que tenga que ser.........

Casi inmediatamente noté como las pareces de mi vagina se abrían como nunca antes se habían abierto. Sentí como si me partieran en dos e instintivamente mi cara reflejó lo que estaba sintiendo. Una primera sensación de dolor ...........

pero rápidamente empecé a sentir placer, mucho placer, aaaaaaaahhhhhhhh.................

La verdad es que me la fue metiendo despacio, muy despacio, aunque sin pausa. A medida que me penetraba, la sentía dentro de mi abriéndose camino. Tras el miedo y el dolor inicial, mi cuerpo no solo estaba aguantando bien la embestida, sino que a medida que me sentía más y más penetrada el dolor dio paso al gozo y el placer iba invadiendo mi cuerpo hasta el extremo de que empezaba a necesitar más. Fue entonces cuando despertó en mi esa puta que las mujeres en algún momento hemos deseado ser y abriendo los ojos le mire fijamente diciéndole con mi cara "vamos tío, mátemela hasta el fondo, quiero sentirla toda dentro de mi, rómpeme................"

Y no me defraudó, me la metió hasta casi reventarme al tiempo que me agarró una teta como si le fuera la vida en ello, me sentía totalmente suya y me corrí de gusto ..............

Cuando deje de temblar me di cuenta que él tio no había llegado todavía, que semental tenia encima. Después de todo lo pasado todavía iba a poder disfrutar más. En el fondo estaba empezando a convertirse en un reto, tenía que conseguir que se corriera conmigo, no iba a ser menos que mi amiga Lidia, así que le dije que me la sacara y le invité a tumbarse para que se relajara un poco, ahora tenía ganas de cabalgar un poco encima de esa maravillosa tranca.

Que gusto sentirme encima dominado yo por un momento. Allí estuve saltando hasta que me volví a correr y el tío seguía sin llegar ........ Eso me estaba poniendo a cien. A mi no hay tío que se me resista, así que por amor propio decidí acudir por segunda vez a mi arma secreta que nunca me ha fallado, mi retaguardia.......

Me levanté, me gire, y puse enfrente de su miembro mi culito.

Retrocedí un poco hasta que note su contacto y girando mi cabeza hacia la suya buscando su mirada le insinué de nuevo con mi mirada adelante, todo tuyo, revientamelo moreno

El tio empezó a bombear como un martillo percutor. Y si cuando me penetro por delante, pensé que me iba a partir en dos, ahora atravesada por mi estrecho agujero de atrás la sensación era de que me iba a reventar mi culito. Fue tremendo, me corrí por tercera vez.

Mientras mi cuerpo temblaba con el orgasmo noté que ahora sí había llegado su hora. Su pene iba a estallar, reaccioné rápidamente, la saque de mi trasero y me la puse en la cara, le abrí mi boca y le mire a los ojos mientras pensaba vamos grandullón córrete en mi cara, voy a comerme todo lo que me eches.

El tio no aguanto más y de repente noté como si un terremoto recorriera su cuerpo. Varias descargas de semen inundaron mi cara, lo había conseguido.............., me sentí flotando llena y completa

Lo miré con cara de felicidad y le dije, esta vez de viva voz: " tio, me has echado el polvo de mi vida, estaré a tu disposición para lo que necesites.......".