Infiel por naturaleza

Como de costumbre, salí con mis amigas en otra de esas noches malditas donde estaba de copas mientras mi marido se había ido a ver el fútbol con unos colegas. Quizás por eso, me sentía sola a pesar de estar con unas amigas. Cabreada por llevar casi un mes sin “follar”, por llamarle de alguna manera

Me gusta que me hagan sentir muy puta… ese es mi estado actual. Pensé sobremanera, en aquellos que quizás no crean en el testimonio porque piensan que es falso, producto de alguna fantasía calenturienta. Y lo pienso con pena, porque estaríamos perdiendo la posibilidad de compartir una historia absolutamentereal, quizás mucho más común de lo que creamos… porque lo que me ha sucedido a mí a lo largo de mi vida, les ha sucedido a muchas mujeres desde niñas . Lo que a continuación describiré  es una experiencia de vida más y todas tienen su valor añadido en el contexto consecuente.

El desencadenante de mi estado actual es debido a lo que sucedió a principios del año pasado, hace ya unos 18 meses, por entonces tenía 28 años, casada con un marido al que conocía desde hace seis años, pero en matrimonio solo cuatro. El sexo con él no era todo lo bueno que una mujer espera estando recién casada… mi ex esposo es obeso y diez años mayor que yo. Creo que me gustan así tal vez por mi experiencia de niña, con mi padrastro y el gordo cabrón del profesor de lengua en el colegio donde me iniciaron duramente en el sexo. Me gustan esos tipos, seguramente por el placer que recibí a tan tierna edad de esos hombres rechonchos y maduros bien dotados, sometiéndome el subconsciente que ha quedado marcado a fuego, por todos los esos momentos placenteros, viéndolo desde una perspectiva muy distinta a cuando te desvirgan siendo una adolescente o una mujer con más madurez. Cuando conocí a mi marido, no estaba tan gordo como cuando lo dejé…, me atrajo su desparpajo y su madurez. Sin saber bien que esperaba de él nos casamos sin estar enamorada, lo mío con él era sexo por el simple deseo carnal, sin embargo, al año y medio de la boda, manifiesta no sentirse cómodo teniendo relaciones conmigo… al ser delgada se auto discriminaba, piensa que más que satisfacción, me generaba una cargamolesta haciéndome el amory, aunque trataba de que no se sintiera marginado, no hubo modo de torcerle el pensamiento respecto a eso. Las veces que follamos acaba muy rápido sin satisfacerme demasiado…, como pueden imaginar nunca me he corrido con su polla dentro de mí tal como hacía con mi padrastro… ¡Hacía tiempo que no me sentía bien follando con él! Naturalmente siempre que hay que tratar de buscar posiciones que a él lo hagan sentir cómodo y a mí no me hagan mal, pero después de conseguirlo siempre acababa a cuatro patas y él follándome como una perra, está todo bien para él y no tanto para mí, pese a que me encanta asumir el rol de sumisa , él apenas duraba corriéndose sin esperarme.

Lo cierto es que, en medio de este contexto poco alentador, yo he ido mejorando mi estado físico en base a dietas y gimnasia, hasta alcanzar una línea envidiable. Les cuento, tengo unas grandes tetas desproporcionadas a mi estructura corpórea, uso una talla 105 , tengo buenas caderas, piernas largas y muy buen culo. Soy secretaria de un médico y debo confesar que en los últimos tiempos he recibido todo tipo de propuestas, más aun, de aquellos hombres que conocen a mi pareja y suponen que mi intimidad sexual no es del todo feliz. Lo cierto es que nunca fui infiel hasta que pasó lo que alguna vez tenía que pasar…. Tengo una amiga, María Eugenia , que sale con un maduro de unos 45 años. Se llama Pedro y es camionero. Ella me contaba que tenían relaciones en la cabina del camión y me detalló cómo eran esos encuentros. Voy a utilizar términos vulgares porque de ese modo el testimonio se va a potenciarpara aquellos que lo están leyendo. Mi amiga me dijo una vez… – No sabes lo bien que me folla y el pedazo de polla que tiene… Así habla Eugenia. Lo cierto es que yo no le di importancia hasta que conocí a Pedro y era un maduro interesante… Alto, fuerte con un peinado para atrás engominado de patillas largas, y sobre todo con unos músculos bárbaros… Divino. Ella me lo presentó y yo no pude hacer otra cosa que mirarlo e imaginarme lo que Eugenia me contaba sobre él. Nos saludamos y nada más. Cuando pasábamos por su casa con el coche conduciendo mi marido, observaba los alrededores para ver si conseguía verlo y nunca tenía la suerte, aunque solo formaba parte de mi fantasía. Siendo camionero era improbable contactar visualmente en un paseo por la calle.

Me imaginaba como sería una noche de sexo con él. Lo veía muy rudo, salvaje y eso me impulsaba la libido aunque era solo un momento. Una noche fuimos a una fiesta junto a otra pareja amiga (no era Eugenia) y allí se desencadenó el nudo de esta historia. Estábamos cenando con mi marido cuando lo vi sentado en otra mesa. Era Pedro, que estaba con unos amigos. En un principio me conmovió, pero yo no podía desequilibrarme ya que mi esposo podía darse cuenta… Traté de simular que nada había visto. Al fin y al cabo era el amante de mi amiga y no mío… Fuimos a bailar y en un momento, mi marido se puso a conversar con alguien que estaba bailando detrás de él. Yo hablaba con mi amiga que bailaba a mi lado , cuando de pronto sentí que alguien me tomaba de lacintura. Era él, que aprovechó la distracción de mi esposo para agarrarme fuerte y apoyarme su pedazo de bulto contra mi culo que es prominente…bastante respingón. Estaba enmarcada por un pantalón de lino muy ajustado al cuerpo. Lo sentí y me corrió un escalofrió… – Hola, me dijo mojándome el lóbulo de mi oreja con los labios y solo atine a contestarle con un balbuceo… El turro me apoyo y siguió de largo sin darme más bola en toda la noche. Mi marido ni se dio cuenta, pero yo me quedé muy excitada durante el resto de la fiesta. Cuando llegaron las tres y media de la madrugada, mi esposo se fue, ya que en media hora viajaba a Jerez a presenciar la carrera de motos del campeonato del mundo e… insistió para que me quedara con la pareja amiga nuestra.

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Yo no quería quedarme sola. Tenía miedo de no superar ese estado de embriaguez que me provocaba el tipo con el que me había soñado desnuda alguna vez. Eran las 4:20 cuando mis amigos me ofrecieron a llevarme a casa. Les dije que no, que estaba muy cerca (es cierto, ya que del lugar de la fiesta vivo solo a tres calles) y cuando ellos se fueron, tomé mi cartera y comencé a caminar hacia casa. A media manzana del apartamento me tocan la bocina. Yo me quedé helada. Estaba acostumbrada a que me digan cosas en la calle queriéndome levantar, pero este era él… Me invitó a subir a su SUV, no pude decirle que no…. Me dijo que hacía tiempo se había fijado en mí, que le gustaba mucho y que deseaba verme desnuda, tenerme solo para él. Yo me quedé mirándolo con impresión sorprendida y recatada, pero por dentro estaba más caliente que una cafetera hirviendo.

Nos besamos… no pude evitarlo y me llevó hasta un descampado, a la vera de un arroyo, un lugar hermoso donde habitualmente van parejas. Allí me pidió que nos fuéramos a la parte trasera , que estaríamos más cómodos tras escamotear los asientos quedando todo diáfano. Era una noche de verano, calurosa, hermosa, especial para estar al aire libre. No esperó nada para desnudarme. Se abalanzó sobre mí con muchas ganas de follarme sin previos… Yo deseaba que me arrancara la ropa y así lo hizo. Lo que más le gustó fue bajarme despacio el pantalón y tener en su cara el culo que tantas veces lo había excitado. Yo estaba en las nubes . Ni me acordaba que tenía un marido… Me mordió las tetas con ganas, puso sus enormes manos en mis nalgas y sobó mis nalgas mientras me besaba toda metiendo su lengua en mi boca… le mamé esa lengua y le metí la mía recorriendo sus dientes. Cuando se bajó la ropa interior y saco su verga, me quería morir. Eugenia no había exagerado. Si bien era descomunal, además era impresionante. Me tomó de los pelos y me llenó la boca con su pollón… – Trágatela toda… vas a ser mi puta, me decía. Yo deseaba ser una puta hembra usada, quería que me humillara. A esa altura, solo deseaba que hiciera lo que quisiera. Quería tragarme ese pedazo de tranca, que sacó de la boca para evitar una corrida prematura.

Me tiró en el piso del coche y, echó su cuerpo encima del mío… mientras me besaba, su cintura se acomodó entre mis piernas dejándole espacio entre ellas me despatarré…, sin más en dos estocadas me penetró metiendo el estoque poco a poco, iba ganando profundidad ensanchando mi vagina apretada y poco acostumbra o nada, a cipotes de tal calibre… me empezó a follar despacito… Sentía esa carne caliente dentro de mí y explotaba de placer, más aun cuando a los pocos minutos comenzó a meterla con fuerza contundente, fuertes empujones que enterraban los más de 20 cm de verga. Me mataba, yo gritaba como una loca. Nunca había sentido una polla así dentro de mí. Era hermosa… Empujaba cada vez más y parecía que mi coño se estiraba en un esfuerzo imposible para albergarlo sin sentir un poco de dolor, cuando su cabezón topaba con la pared de mi vagina. Tenía un cuerpo escultural el tipo. Yo le mordía el cuello, los hombros… Me volvía loca. Nunca me habían follado así, ni me habían dicho tantas cosas… – Eres la peor de las putas, me decía. – Hace tiempo que querías follar conmigo. Aquí tienes mi verga para que no te olvides más de mí… decía en mi oído. – Sabes cuantas veces te vi con tu marido y pensaba entenerte para mí y follarte todas las veces que quiera… Yo estaba enloquecida. Solo quería más y más de esa verga increíble.Quería que me tratara como la más perra. Me estaba descubriendo un costado erótico que deseaba impulsar cada vez más… Solo sabía que quería follar así con maduros bien armados de pollas tremendas, machos que me sometan como a la puta que soy… con un semental como él.

En un momento me da vuelta y mientras me muerde la espalda, me pasa la lengua por la culo y me hizo delirarde placer… Jamás me habían hecho eso. Él se sacó las ganas (mi culo lo enloqueció) y de pronto me dijo que me lo iba a romper… Yo me opuse ya que nunca se lo permití a mi marido y menos lo iba a dejar a él, que tenía una verga multiplicada por tres al lado de la de mi esposo, pero no hubo manera de contenerlo y me folló por atrás… De tal manera que dolían los ovarios… Me corría un hilo deflujo de como tenía mi coño de acuoso. Me dio por el culo abriendo el ano de una manera bestial, como nunca pensé que me la iban a hacer. Al principio me dolió, pero después me dio un inmenso placer… me vinieron aquellos recuerdos en el colegio con mi padrastro. Terminó corriéndose en mi culo, lo llenó de leche y yo terminé con orgasmos múltiples… Me ardía todo, esa verga había hecho estragos en mí, pero me encantó… Con el tiempo estuvimos saliendo un par de veces más a escondidas del cornudo de mi esposo y de mi amiga… Cada vez me folló mejor. Hoy soy una infiel empedernida. Me cambió la vida… El sexo me vuelve loca y lo único que me ponía rara es saberque mi gordito debía imaginarse que otros se follaban a su mujer. Cada vez que me ve desnuda me lo decía sabiendo que muchos hombres, incluso de los que dicen llamarse sus amigos me deseabanjoder y, es así, ya que varios me encararon para salir. A todos les dije que no… Bueno a casi a todos. No eran el tipo de hombre que es Pedro que además de todo es reservado y eso es muy importante. Con él no me pude resistir y todo gracias a Eugenia, aunque no tiene por qué saberlo….

…Como de costumbre, salí con mis amigas en otra de esas noches malditas donde estaba de copas mientras mi marido se había ido a ver el fútbol con unos colegas. Quizás por eso, me sentía sola a pesar de estar con unas amigas. Cabreada por llevar casi un mes sin “follar”, por llamarle de alguna manera…, miré a mi alrededor, mientras soñaba inconscientemente en vengarme de mi hombre por preferir a 22 tíos corriendo detrás de una pelota y no a mí. Nunca le había sido infiel pero en ese momento pensé que no me importaría echarme en brazos de un desconocido.Justo en ese momento, decidí ir a por una cerveza y mientras me acercaba a la barra, descubrí que el único sitio libre estaba junto a un hombre alto, bastante mayor pero que curiosamente me miraba sonriendo.Os confieso que me pareció conocido pero no caía en quién era y por ello cometí la tontería de decirle hola...

CONTINÚA...