Infiel en un CONCIERTO y HALLOWEEN.

Ya estaba de vuelta de mi viaje reparador, primero ir a deleitarme con un concierto que sé que me va a gustar antes de ir y lo que no esperaba que viniera con sorpresa. Al día siguiente hay una fiesta de Halloween, en la cual si voy a dar una sorpresa a alguien, tendréis que leerlo para saber a quién va dirigida la sorpresa.

Aunque regresaba cansado de tantas horas de viaje, lo hacía muy satisfecho y mentalmente despejado, más abierto a la vida, porque aparte de todo lo que sucedió, me dio tiempo a hacer un análisis autocrítico de muchas situaciones vividas, en particular desde hace cuatro años más o menos, la memoria me dice que desde el 2017, pero me puede fallar. Repaso en concreto ese periodo de tiempo y me llegan dos mails, uno que era si la memoria no me traiciona… “SILLAS VACÍAS” y otro que no tiene nada que ver en el contenido que era “PARA MI DULCE AMO” dos mails tan distintos pero con el mismo sentimiento, que me marcan mis grandes errores y mi estupidez. No recuerdo al pie de la letra los contenidos, aunque podría asegurar que en poco o nada me confundiría con lo que recuerdo.

Aparte de este recuerdo, me viene otro, una fecha en concreto y eso hace que durante la semana me debatía en algo que debo de hacer o no debo de hacer. No suelo tener dudas en nada y sin embargo… tengo la GRAN DUDA. Mi cabeza me dice una cosa y el corazón la opuesta, por regla general por no decir siempre, cuando eso sucede hago caso a la frialdad de mi cabeza. Así que solucionado o eso creía.

Hasta las equivocaciones sirven para vivir. Se puede aprender hasta para perder “miedos” de no se sabe qué y comprender que los muros, fortalezas no valen para nada, porque evitas que entre lo malo, pero lo peor que evitas que entre todo lo bueno. Lo que se hizo mal no tiene que impedir que lo siguiente se haga bien y en ello voy a poner todo mi interés, mi esfuerzo y mi saber hacer.

En mi regreso hago una parada en Madrid y desde allí habló con Victoria que me pone al día de todo, me confirma la compra de las entradas para el concierto de El Barrio y me dice que el disfraz lo tengo también, como la conozco bien sé que me guarda alguna, que es muy bromista. Llegó el jueves por la mañana, me paso por el restaurante donde vamos a cenar y por suerte está abierto aunque no al público, dejo unas bolsas con unos regalos que he traído, unos detalles y luego me voy a mi casa. Después de la cena me marché a descansar y tuve que rechazar la invitación a tomar algo que me hicieron. Reconozco que estaban todas bellísimas y que alguna tentación se me pasó, pero tomé la decisión adecuada.

Llega el día del concierto y hemos quedado en un lugar próximo a la plaza de toros. Tanto Sonia como Adriana y Marina, van vestidas de forma normal, sencilla, pero han sabido elegir qué ponerse y las tres van muy atractivas, con un encanto particular. A la que mejor le sentaba la ropa era a Adriana que siempre sabía elegir su vestuario, nunca fallaba. La sorpresa Ignacio que se había roto una pierna e iba enyesado. Le faltaban fuerza en los brazos para ir con muletas y se le notaba.

Marina iba con una falda vaquera amplia que le llegaba un poco más debajo de las rodillas, con una abertura delantera y otra trasera, llevaba botas. Le quedaba francamente bien y una camisa con los botones desabrochados justo hasta el centro de su pecho, lo que dejaba ver un buen escote y al tener un pecho de buen tamaño, lo que se veía era muy bonito, o mejor dicho lo que se intuía. Me había dado cuenta de que las entradas y no sabía el motivo, no eran correlativos los asientos y estaríamos divididos en dos grupos.

Por eso sin que vean la posición de las entradas, hago que cada uno coja una y que la suerte diga donde les toca, aunque las parejas se separen por un rato. Marina e Ignacio, Tiano y yo en el mismo sitio. Nos sentamos en nuestras localidades y una vez empezado el concierto, veo que Marina e Ignacio están hablando entre ellos, no sé si discuten o qué les pasa. Miro de reojo sin saber qué es lo que puede suceder. Al final Marina se levanta de su asiento, lo mueve para que Ignacio pueda poner la pierna mala encima.

Eso lleva a que algunas personas de las localidades que tenemos a la espalda protesten al quedarse ella de pie. Se inclina pero por lo que se ve sigue molestando. Le hubiera cedido mi sitio, pero si ella, que es más baja molestaba yo molestaría más. Sin ninguna intención rara, le digo que se siente sobre mis piernas y pone cara de horror y como si tuviera dudas de lo que había oído, me pregunta que he dicho. Se lo vuelvo a repetir y cuando me va a contestar las protestas aumentaron, se acerca y se sienta en mis rodillas, casi de refilón.

Esa posición tan al borde de mis rodillas, es molesta para ella y para mí, por lo que me muevo y hago que se siente mejor. Al hacer eso suceden dos cosas, que queda sentada sobre mi polla completamente y que una de las aberturas deja parte de su muslo derecho al aire. En esa posición y como es incómodo dejar los brazos caídos, los tenía sobre su regazo. Marina estaba nerviosa y se le notaba, no podía ocultarlo. Hubo un momento en el que estuvo muy cerca de marcharse. Después del movimiento y de cómo quedó sentada, ni respiraba. Solo miraba de vez en cuando hacia donde estaba su marido, que increíblemente daba unas cabezas de película.

La tentación para mí era muy grande y me puse a acariciar la pierna de Marina. Al mismo tiempo que lo hacía mi polla se iba despertando. Lo que tarde o temprano iba a notar. Mis caricias no las podían ver ni su marido si despertase ni Tiano, porque ellos quedaban a nuestra izquierda y la pierna que tocaba era la derecha. Marina, que tenía su cazadora vaquera entre sus brazos, la colocó sobre sus piernas, pero no para taparse, lo hizo para quitarme la mano. Como soy persistente no lo hice y el que colocara la cazadora de esa manera me venía mucho mejor, porque ahora podía mover mi mano más libremente.

La lleve a ponerla entre sus muslos, como no tenía cruzada las piernas y aunque las apretaba con fuerza, pude llegar cerca de su coñito y trataba de impedírmelo, hasta que llegué. Según la fui acariciando su coñito, logró apartar sus braguitas y mis dedos lo tocan bien, al sentir como se me van humedeciendo, sé que no le está resultando desagradable. Me da que está a punto de correrse y paro. Se mueve intranquila, veo que se relaja y vuelvo al ataque. Otra vez logró ponerla a tope, siento hasta su tensión en un momento dado, lo que me da a entender que va a correrse y de nuevo paro.

Mi siguiente movimiento y haciendo un gran esfuerzo. La levantó literalmente con el brazo izquierdo, me saco la polla, que me costó. Levanto su falda para que se quede sentada sobre mi sin nada que nos estorbe. La dejo reposar de nuevo sobre mí. Ella nota perfectamente mi polla, porque se gira lo suficiente para mirarme con tensión y mover la cabeza de forma negativa. Me hace gracia, le digo al oído que se la meta, que se deje de tonterías, que si no, se la voy a meter yo y se va a anotar más. Su mano agarra mi polla, es como si la palpase, meto mi mano y me facilita que aparte su braguita del todo.

Luego se alza un poco y se la coloca, dejándose caer poco a poco hasta tenerla toda metida dentro de su coñito. En ese momento me entraron unas ganas enormes de agarrar sus tetas. Pero no podía ser. No me movía y ella tampoco. Por eso inicié yo las “hostilidades” con un suave movimiento no visible para nadie y que solo sentiríamos nosotros dos. Marina es multiorgásmica, porque tuvo varias corridas simultáneas. Una detrás de otra y se puso un puño en la boca. En uno de los momentos de aplausos exteriorizó más su corrida. No me aguanté más y acaricie su pecho derecho, su pezón estaba completamente erecto y de un buen tamaño. Ella me agarró mi mano, pero no la quito.

De buena gana me hubiera corrido, no lo hice porque no llevaba un preservativo y porque no quería que fuera chorreando sin poder limpiarse. Le dije al oído que la iba a sacar, que colocara bien la cazadora y me ayudó. Mi pantalón estaba echado a perder. Le dije al oído lo que sinceramente pensaba… “Eres fantástica y mucho más cachonda de lo que podía pensar” ella no me dijo nada, aunque me pareció ver el inicio de una sonrisa. de pronto me vino como un remordimiento, algo raro en mí y no fue por lo que pasó en sí, fue porque en mi cabeza seguía el runrún de lo que debía hacer. Bastante antes de que acabara el concierto, me salgo a toda prisa y necesito un ordenador o un móvil, que no llevo.

Me encuentro fuera a la mujer de Victoria y ella siempre lleva un móvil, portátil, Tablet… de todo. No tengo que ir a mi casa y de su bolso, (Más bien un baúl) saca una Tablet y escribo un mail que me urgía.  Acabado el concierto salieron todos y nos encontramos fuera. Marina estaba confundida, me fijaba que le hablaban y ella forzaba una sonrisa. de este momento nada más que contar.

Por la mañana ya en el campo, saque el disfraz que me había comprado Victoria. Una capa y un traje de demonio, seguro que era de lo que se reía, me lo probe y menuda putada, era de eso de lo que se reía, no del motivo del disfraz. Era tan ajustado, que se me notaba un bulto fuera de lo normal y al ser de color rojo, yo creo que resaltaba más. Victoria sabe que me molesta mucho que se me note todo y además en caso de un ligero empalme, sería nefasto. Pero no me iba a acobardar, saldría con él y ya vería como me las apañaba.

Al salir las dos que más se reían eran ella y Adriana. Ya me “vengaría” de ellas de alguna manera. Ahora era momento de disfrutar de la fiesta. Entre los que habían ido y de forma inexplicable estaba Antonio que iba disfrazado de CHUCKY que le iba perfecto. Nuestra relación se vio afectada ya hace tiempo, porque no cambiaba, de pequeño era un cabrón y de mayor un cabronazo. A Victoria le daba pena, porque ella tenía buena relación con su familia, e intentaba recomponer nuestra relación, algo que era imposible, porque Antonio se había convertido en un tirano y si no que se lo pregunten a los trabajadores que tiene, que en el momento que pueden salen corriendo.

Lo único bueno que tiene es su mujer. La he visto alguna vez pero no nos han presentado y aunque nos hemos mirado de forma especial cuando nos hemos encontrado, no ha ido a más. Iba de gótica y después de bailar con Adri nos saludamos y me presentó a su mujer, nuestras miradas decían mucho y más dijeron los dos besos que nos dimos. Hablamos poco, porque poco teníamos que hablar, lo más reseñado lo que dijo su mujer Clara… “Y no viniste a nuestra boda, con la ilusión que le hacía a Antonio y las ganas que tenía de conocer al gran Carlos” me limité a encogerme de hombros, a forma de disculpa. Porque no podía poner ninguna excusa, ya que no fui porque no me apetecía. Clara iba de gótica y con unas mallas que le resultaban el culito y lo que no era el culito.

Adriana se apartó y se fue con Sonia y Marina. Esta última estaba como perdida, nerviosa y me daba la sensación de que quería pillarme y no sé en qué sentido. En la fiesta estaba un buen amigo que se dedica al transporte de mercancías y cuando se acercó a Antonio se le hicieron los ojos chiribitas, porque andaba detrás de él hacía tiempo, por lo que dijo, no había manera de verlo y aprovechó ese momento. Clara me preguntó por un baño y le dije que la acompañaba. Estire el brazo indicándole por donde tenía que ir, para que fuera delante y poder ver mejor su culito.

De su mirada descarada a sus actos. Le indique la puerta, la abrió, encendió la luz y no cerró la puerta. La taza del wáter quedaba de frente. Se metió las manos por sus caderas y se bajó todo, pudiendo ver su coñito que tenía el vello púbico en forma de unas alas abiertas. Mientras orinaba me miraba fijamente. Entre cerré la puerta y me puse a un palmo de ella, que empezó a tocarme mi polla por encima del disfraz. Me quite la capa y me baje el disfraz y ella ahora acariciaba mi polla, la lamia a todo lo largo y no nos decimos nada.

No podía follármela porque no llevaba preservativos. Hice que parara y con mis dedos logré hacer que se corriera dos veces. Me decía que podía follarla con cuidado si no tenía condón y me negué. Quise follármela por el culito y se negó de forma categórica. Lo dejamos en ese impase y regresamos junto a los demás, en la vuelta paré junto al salón y en un trozo de papel le escribí mi número de móvil, que se lo metió entre las tetas.

Adriana se encontraba nerviosa porque le había insinuado que esta noche follaríamos con Clara y se negaba. Lo que suponía era que estaba luchando con ella misma para no ceder, porque por otra parte sí que quería. Aunque esta vez la veía más firme en el no. Lo que no sabía ella es que tenía una sorpresa en forma de “venganza” por sus risas. Me acerco por bebida y veo que Marina viene lanzada como una flecha.

- Carlos ya sé que no es el mejor momento, pero quería hablar contigo.

- No me voy a ir a ningún sitio. Puedes decirme lo que quieres.

- A ver cómo te lo digo… ¿Qué es lo que pasó en el concierto? Y… ¿Qué opinas, que vamos a hacer? No se…

- Déjame pensar (Con un leve toque de ironía )** … Si no me equivoco, lo que hicimos fue follar con público y estuvo más que bien, ¿No te parece? Porque fue puro morbo. De lo que tenemos que hacer… no te entiendo. Sé más clara.

- Creo que he sido muy clara y también me gustaría saber si mi marido era conocedor de todo esto.

- Imposible que fuera conocedor, porque ha sido el azar lo que ha provocado que coincidiéramos los dos en el mismo sitio, también ha sido cuestión del azar que tu marido se jodiera una pierna y necesitara tenerla en alto. Pero lo más importante tu marido no tiene tanta imaginación a pesar de querer ser un cornudo y lo sabrá sólo cuando tú se lo cuentes, porque se lo contaras.

- No creo que se lo cuente. Porque ha sido solo un tropezón y no tiene por qué enterarse porque no se va a volver a repetir.

- Pues no opino lo mismo, sería bueno que se lo contases.

- ¿Estás seguro? ¿Es lo que me aconsejas? ¿Por qué? (Se quedó dubitativa )**

- Es muy sencillo, él tiene esa fantasía verte follar, que te empotren delante de sus ojos. Por eso se lo debes de contar y luego follar delante de sus narices, descubrirás algo que no has descubierto todavía de tu marido y sobre todo lo que no has descubierto de ti.

- ¿Qué voy a descubrir de mi marido que no sepa y sobre todo de mí?

- Jajaja… de tu marido algo que ni te imaginas y de ti… que eres una mujer super cachonda, que le gusta que la hagan sentir muy puta y que te dominen.

- JA JA JA… Carlos el adivino y te has quedado tan fresco.

- Ríete que me da igual, tú sabes que dominas a tu marido, sin ofender, en cierto modo es tu pelele y eso te gusta. Sabes que conmigo eso no te valdrá, porque te daré lo que de verdad siempre has querido. Tu marido ya sé cómo es aunque no me lo haya dicho. Contigo solo tengo que esperar a que te decidas y para eso, te vas a tener que entregar completamente y ya verás cuando veas a tu marido mirarte con ojos de salido, cuando veas como se empalma de ver cómo te trato.

- ¿Pero te estás oyendo? Estás desvariando, no sé quién crees que eres.

- ¿Yo…? No soy nadie. Por eso si esperas que te trate de convencer para que follemos olvídate que no lo voy a intentar. Para que volvamos a estar juntos, me lo tienes que proponer, lo tenemos que hacer delante de tu marido y a ser posible sin avisárselo a él, que le coja de sorpresa y ya verás como no me equivoco con él.

- Es que crees que lo sabes todo y de mi marido no sabes tanto. No creas que es tan facilón. Es que no sé cómo llegas a esa conclusión de que Ignacio es lo que dices… ¿Pero qué opinión tan nefasta tienes de él?

- Mira con el paso del tiempo y mi experiencia personal, he conocido como una veintena de tipos de cornudos y en tu marido he visto que reúne varios de esos tipos, la primera vez que me encuentro uno así.

- ¿SIIIIII…? A ver dímelos…

- Tu marido para que lo sepas es el tipo de cornudo… voyeur, bisexual sumiso, humillado, colaborador y bastante sissy. No hace falta que te explique más, que solo con el nombre es más que clarificador.

- Te estas pasando que Ignacio es… MUY HOMBRE.

- Ves ese es el error, un hombre no lo es más ni menos, por su condición sexual y lo que me preguntabas antes, no tengo una opinión nefasta de él, lo mismo es que le comprendo mejor que tú y entiendo sus “aficiones” o gustos.

- Me dejas muerta, cuando hablas tan alegremente de otros. ¿No lo crees?

Le conteste que lo que creía es que debíamos unirnos a los demás y que pensara lo que habíamos hablado una vez que estuviese sola. Se que se quedó desconcertada porque seguro que no había venido a oír eso. lo interesante es que en su mirada no vi reflejado enfado, lo que vi fue el reflejo de la duda, algo de excitación y la falta de controlar todo, porque ella siempre reflejaba a nivel profesional una seguridad férrea como el dominio de las situaciones que se le presentaban. Se que estaba asustada porque alguien había logrado asaltar su muro inexpugnable hasta ese momento. Un especialistas en muros como yo, sabe bien lo que es cuando alguien logra tumbar ese muro, que a mí me ha sucedido nada más una vez.

Seguí mi camino, estuve hablando con unos y con otra hasta que decidí que era el momento de la sorpresa de Adriana. Me acercó como quien no quiere la cosa a Adri y le digo que si me hace el favor de ponerme un gel para un tirón que tengo en la espalda y el hombro. La había cogido desprevenida o esperaba que iba a decir otra cosa. Me respondió que sí, pero mosqueada y lo demuestra que cuando le dije que me acompañara a la habitación me agarra del brazo cuando fui a andar… “Pero júrame que no hay ninguna mujer en tu habitación” me hacía gracia verla tan seria y mirando para todos lados, le doy mi respuesta… “Ya deberías conocerme ni juro ni prometo, solo te puedo decir que no hay ninguna mujer en mi habitación y que mientras estés tú, no la va a haber. ¿Te fías de mí?” y se quedó un poco más conforme pero sé que no lo estaba del todo.

Íbamos por el pasillo y cada vez la notaba más en tensión. Me quito la capa y dejo mi espalda al aire, quedándome sin nada de cintura para arriba. No me quiero perder detalle de sus caras y gracias a los espejos podré verla bien. Me dice que donde está el gel que me tiene que poner y le indico donde está. Abre el cajón, frunce el ceño y se echa un poco para atrás. Lo vuelve a mirar bien… “Oye Carlos… que esto es un lubricante y no creo que sea precisamente para la espalda… ¿O no?” y en ese momento le digo con cierta chispa y mirándola con deseo… “Es que te tengo una sorpresa, que no se si te gustara” respira de tal manera que se le hincha el pecho lentamente, se le abren las fosas nasales y parece que me va a dejar sin aire.

No hablaba y me miraba con cierta furia y mucha intensidad, estaba a punto de estallar y más cuando me ve que saco un una caja de un masajeador de vara que incluso vale para dentro del agua, abre la boca y le digo que es un regalo para ella, que es nuevo. Abre mucho los ojos y la pico un poco esperando que diga algo. Cuando lo va a hacer me adelanto con un “¡¡PASAR!!” y se puso en tensión máxima, se ladea y mira hacia donde miro yo, que es a la puerta del baño y de allí salen Ray y Walter.

Me fijo bien en ella… nerviosismo, sorpresa, incredulidad, excitación, es todo lo que refleja su cara. Le pongo la mano por el hombro y nos vamos a los sillones, ella y yo en uno, Walter se sienta en otro, Ray sirve bebidas y luego se sienta. Hablábamos todos incluso ella y se hacía la dura conmigo. Encima de la mesa había una caja alargada de cartón. Walter, que es poco delicado, abre la caja y saca una super correa larga, ancha y de aspecto potente. Con un mango de cuero trenzado. En cuanto Walter lo blandió hizo un ruido importante, Adri se levantó rápido, se quedó de pie y en ese momento no sabía si se iba o qué pasaba. Cogió un bolso que llevaba a juego con su disfraz y se metió en el baño. Hablamos un poco de ella…

WAL.- Hay que reconocer que es una preciosidad de mujer y lo mejor lo cachonda que es. Pocas he visto iguales.

RAY.- Se lo he dicho a Daniela que es un volcán.

YO.- Lo tiene todo. Es una super mujer.

RAY.- Lo mismo no estando Tiano se corta y no quiere.

YO.- Pues si no quiere… pues a joderse y aguantarse. La última palabra es de ella.

WAL.- Hombre la puedes convencer.

YO.- Ni lo sueñes… si dice no… no hay nada más que decir. Es lo que hay.

RAY.- Para mí que está tardando demasiado.

La verdad que tardaba en salir y no me preocupaba, se lo estaría pensando y es su libertad. Quise zanjar esa conversación y me preguntaron por mi viaje. Mire el reloj y me dije que le daría cinco minutos más, después despacharía a Ray y Walter. Ya sale del baño y me fijo bien en ella, quiero saber si está bien. Se acerca como siempre con decisión, se sienta a mi lado, cojo su vaso y le pregunto al oído susurrándola… “Si no quieres continuar o quieres que les eche solo dímelo” , espero una contestación, un gesto, algo que me indique lo que desea. No me contesta nada.

Le cojo el vaso de su mano, lo dejo sobre la mesa y le doy un beso en la boca que al segundo se abre, sé que está excitada tal como la abre, como trata de besarme y decido hacer de las mías. Me levanto y ella se queda mirando no entendiendo porque he parado en el beso. Lo que hago es quitarme el disfraz que es de lo más incómodo y me quedo en boxers. Ahora sí, me siento de nuevo agarro su cara con mis dos manos y le plantifico un morreo de los bestiales. De los que me gustan dar cuando estoy con una mujer que deseo. Sin dejar de morrearla la desnudo, que tampoco era difícil con la poca ropa que llevaba y la dejo en braguitas.

Dejamos de besarnos y ella me está tocando la polla y se lo cachonda que la pone cuando la empieza a ver salir por arriba de mi boxers, no lo puede negar sus ojos lo dicen todo. Se pone entre mis piernas y le ayudo a que me quite los boxers y una vez que lo logra, se mete mi polla en la boca, mueve la lengua como nadie y termina por endurecer mi polla del todo. Se la saca de la boca y agarrada con su manita la mira con satisfacción, con orgullo y ahora la va lamiendo por todos los lados.

Ray y Walter ya están desnudos y con sendas erecciones más que visibles. Adriana se le nota que está al límite, se está conteniendo, su cara está muy roja, los “calores” le van subiendo a toda mecha. Me gusta verla de esa manera y ahora colocada entre mis piernas, juega con su lengua en mi polla. Está colocada de tal manera, que Ray y Walter tienen que estar viendo su poderoso culito, solo cubierto por unas braguitas. Nos miramos los tres y asiento con mi cabeza, se ponen detrás de Adriana y acarician su culito entre los dos, veo como le pasan sus lenguas y sobre todo como mordisquean sus nalgas.

En cuanto empiezan a tocarla con sus manos, su cara ya se “descomponía” de placer y poco después estallaba en un grandioso orgasmo, que pago mi polla porque tanta fue la sacudida del orgasmo, que me mordió ligeramente la polla. Entre los dos le quitan sus braguitas en segundos y una vez que se la han sacado, Walter pega su morro en su culito abriendo sus nalgas, le está comiendo el culito y eso a ella le está provocando, ligeras sacudidas. Ray no se queda quieto y puedo intuir por los movimientos que está acariciando su coñito.

Adriana me mira, mira a los espejos, se ve y ve a los demás, sé que eso la pone cachonda, porque me ha dicho muchas veces que le pone verse en el espejo. Cada vez que me mira la veo más “rabiosa” sin que me lo diga sé que quiere una polla dentro ya y le da rabia que no se la demos. Tiene tres buenas pollas a su disposición y ninguna la folla. Ya lo tengo hablado con ellos, no vamos a hacer más allá de lo que estamos haciendo hasta que lo pida como se debe de pedir. Llega un momento que me aprieta mucho su polla, me mira y susurrando con voz melosa me dice… “Carlos por favor…” y no continua con la frase pero el gesto de su cara, su mirada me dicen lo que quiere.

Me gusta hacerla rabiar y que lo desee mucho más, pero esta vez he calculado mal, porque ha llegado al límite y hace algo que me pone muy cachondo, con voz desencajada por el placer y la excitación… “Carlos ya está bien… FOLLARME CABRONES… que alguien me la meta” y ninguno nos movíamos. Pongo un dedo debajo de su barbilla, le levanto un poco la cabeza y le digo… “Si nosotros somos unos cabrones… ¿Tu que eres?” , estaba desatada, estaba con sus límites sobrepasados… “Que hijo puta que eres, hasta que no lo diga no te vas a quedar conforme… LO SOY ya está” y no me quede conforme… ”Que ya está ¿Qué…?” y enfurecida pero muy cachonda… “SI… QUE SOY TU PUTA, pues ya sabes lo que se le da a una puta” y la llevo hacia mi sillón favorito.

Una vez la he cogido les digo que espabilen, que vamos a follarnos a esta belleza. Walter se tumba en el sillón tántrico y se ve a un hombre musculado, con una polla que mas quisieran muchas personas y con el preservativo puesto, Adriana se sube sobre Walter y como si le diera miedo se va metiendo su polla, lo hace muy lentamente, hasta que de pronto se deja caer hasta tenerla toda dentro y suelta un alarido de placer enorme. Ray va cachondo también, porque no se espera mucho, se pone un poco de lubricante en los dedos y se lo va metiendo en su culito, ella se deja caer sobre el pecho de Walter para que Ray lo tenga más fácil.

En ese momento hay un punto de tensión y casi se va todo a la mierda. Porque Walter intenta besarla en la boca y ella se lo recrimina con contundencia, pero lo evitamos Ray y yo, se calmó todo y seguimos. En ese sillón se podía hacer con mucha comodidad, lo que hacíamos ella siendo penetrada por dos hombres a la vez, mientras me mamaba la polla. Al ver que se iba a correr y estando como estaba, saqué mi polla para no sufrir otra mordida y se la follaban ahora ellos solos, tuvo varios orgasmos seguidos y el más extenso cuando oyó correrse a Walter y Ray.

Pararon y se sirvieron más bebida, Adriana se había cogido una sábana para taparse y estaba sentada donde lo habíamos estado antes, resoplaba y se notaba que había sudado. Fui por una toalla de manos para que se secara el sudor y entonces dijo que mejor se refrescaba un poco, yéndose al baño. Walter y Ray ya estaban preparados para otro asalto, pero no les di pie, les mande que se fueran y en cuanto se fueron prepare los enganches y las correas para atar sus muñecas.

Adriana sale del baño hablando envuelta en una toalla y se queda callada cuando solo me ve a mí. Luego fija su mirada en la cuerda que baja del techo, me ve en mis manos las correas que van a atar las suyas, no dice nada pero se ve su mirada libidinosa. Hago que se acerque a mí y cuando llega donde estoy deja caer la toalla, estira sus brazos ofreciéndome sus muñecas. Voy atando sus manos y le digo que merece un castigo por lo puta que es, por lo mal que se ha portado y por desobedecer. Se limita a agachar un poco la cabeza.

Ya tiene los brazos alzados, se la ve espectacular, tengo cuatro piezas nuevas para probar en ella, látigo, fusta, azotador y una nueva pala. Empecé con el látigo de doce puntas. Sonaba fuerte pero cuando llevaba una docena de latigazos y ya estaba pensando en cambiarlo por la fusta. Va y para provocarme me dice… “¿Qué estás jugando? Porque si esto es un aperitivo, te lo puedes saltar” me acerco a ella que me mira a través del espejo, agarro fuerte un pezón y tiro de su melena “Que puta que eres… pues ahora te vas a enterar”** . Iba a coger un látigo que es potente y vi sobre la mesa pequeña lo que había traído Walter.

Cuando lo saqué y lo enarbolé al aire, su cara cambió y lo vi por el espejo. Su cara de chulería provocándome cambio de inmediato… “susto”, deseo, se le cae la “careta” y muestra su verdadera cara, se muerde los labios y recibe el primer zurriagazo, que se lo doy de forma bastante comedida porque no se el daño que puede hacer, es un sonido distinto, se oye potente y me fijo en la cara de Adri que según le va a dar cierra los ojos, después de recibirlo, veo su cara de satisfacción y se le pasa el susto. Al principio distancio el castigo y poco a poco, lo voy aumentando, como también aumento la fuerza.

Veo como sus nalgas van cambiando de color, del blanco al rosado y del rosado al rojo. Es acojonante como aguanta, me acerco a ella, quiero ver de cerca su cara, esta con cara de cachonda, la vez que más se lo noto, acaricio su coñito y me sorprende lo mojada que está y hasta donde chorrean su calentura. Le hago una insinuación para parar, pero no ella no, se hace la más fuerte, por eso retomo el “castigo” y lo recibe con estoicidad, dejando escapar algún pequeño grito que se inicia así pero termina con un profundo gemido, que es continuado hasta que se vuelve ronco, se había corrido.

Sigo con el castigo y es poco después de correrse que me pide que pare ya, que está tan sensible que no aguanta más. Era el momento que esperaba, que se rindiera, por eso me acerco y la beso con ternura, o esa era mi intención porque Adriana no lo quería así, me destrozaba la boca con la suya. La desato y la llevó a la cama, al cogerla en brazos siente el calor de su culito, está ardiendo. Una vez que está en la cama, la luz me permite ver mejor su culito, está super marcado. Voy por un bote de crema y le empiezo a dar un masaje con ella. Ronronea al sentir mis manos y pasa de tener sus piernas cerradas a abrirlas un poco, lo suficiente para que sepa que es una invitación a mis manos. Dejó el bote junto a los preservativos y me pongo sobre ella, porque extiendo el masaje al resto de su cuerpo. Pero no tardó en volver a su culito. Eso lo hago varias veces a sabiendas de que está deseando que mis manos lleguen a su coñito.

Mis dos dedos pulgares se adentran a lo largo de todo su coñito, pero sin meterse en ningún lado, lo suficiente para que ella los note y para yo notar su excitación. Cuando mis dedos la tocan, ella gime, balbucea algo y sobre todo, levanta el culo para notarlos mejor. Mi polla se la colocó entre sus nalgas, justo en el medio y ella al notarlo tiene un movimiento más profundo. Se mueve como para darse la vuelta y no se lo permito, el que manda soy yo y haría lo que quisiera. Protesta y no le hago caso, se revuelve un poco, pero con mi cuerpo encima de ella, es casi imposible que se mueva.

Coloco mi polla esta vez entre sus piernas, para recorrer su coñito, para que se empape de ella. Ella responde con movimientos más intensos, con gemidos más profundos, con una respiración más agitada y notando como se va mojando más. Según por donde pasara mi polla ella se ponía más berraca, moviendo su cuerpo más. Se la colocaba justo en la entrada de su coñito y cuando ella hacía un movimiento para lograr que le entrara algo, la retiraba. Estuve así un rato, hasta que en uno de esos movimientos la penetro de un solo golpe, entrando como nunca.

Pegó un grito exagerado y sin acabar de darlo me puse a follarla con fuerza. A la cuarta o quinta penetración se corrió como si no hubiera un mañana, que exageración. No quería que se quedara solo en eso, seguí follándola con mucho ímpetu, empotrándola bien empotrada y escuchando como me pedía más y más. La agarro de las caderas, me incorporo un poco, para que su culo que de más alto y follármela en esa posición, cuando veo el culo tan bueno que tiene y esta vez ni pala ni leches, azotó ese culito con mis manos, me pone cachondo oírla y sentir su piel con la mía. Se vuelve a correr y tengo que dejar de follarla porque no me quiero correr dentro. Por eso hago que se dé la vuelta y sin decirle nada, Adriana me entiende y se pone a comerme la polla, haciéndolo magistralmente y mejor que ninguna otra vez.

Después sin dejar que nada se le escape de la boca, se deja caer en la cama como si estuviera desmayada y me dice con una amplia sonrisa… “¿Pero qué hora es? Que se me ha pasado el tiempo, porque ha sido algo glorioso, esta vez te has portado como todo un campeón, me gusta sentirte de esa manera” y veo que está preparándose para irse como siempre que hemos estado juntos. Le digo… “Pues si ha sido la vez que mejor lo he pasado contigo, has estado espectacular y no te preocupes, descansa que ya es un poco más de las ocho, pero tu descansa” y me acosté con ella, la abrace por detrás y se quedó dormida en segundos. No dormí nada y me levanté tapándole y dejándola descansar. Me voy a preparar un desayuno en condiciones y aparece Victoria, me dice que cuando me lo haga me vaya a sentar con ella que tenemos que hablar. Los tenemos que hablar de Victoria, como mínimo son nubarrones.

- Victoria de verdad… ¿No podemos esperar a mañana?

- No y si no, haber estado conectado.

- Pues venga suelta todo de golpe, ni respires.

- Muy gracioso.

- Noooo… de verdad que te escucho. (Me cuenta distintas incidencias y me quedo con las que pueden venir al caso en un futuro )**

- … Y ahora lo que no tiene que ver estrictamente con el “negoci”… Eugenia se dedica a hacer videos en directo o como se llamen, por una web que hacen “espectáculos” en vivo y en directo. El marido de Sandra V. ha venido dos veces montando un follón porque dice que su mujer tiene algo contigo y no hay dos sin tres, para rematar hay un lio entre dos porque uno se acuesta con la mujer del otro.

- Los problemas de trabajo se solucionarán como siempre, sabes que es normal en el último trimestre, déjamelo a mí. Con lo demás… ¿A que Eugenia te refieres? Porque si no me equivoco y mi memoria no me falla hay tres con ese nombre.

- Es Eugenia S. P.

- Mujer que haga lo que quiera. Es su vida, no la nuestra. Parece mentira que a estas alturas me vengas con este tipo de cosas.

- Date un punto en la boca, liiiiiissssto. Que eso me da igual, el problema es que bastantes conexiones las hace desde el trabajo y en algunos momentos se ve el logo de la empresa.

- Me doy un punto en la boca, ya lo hablaremos y me darás los datos. Pero de todas maneras eso entra en tus funciones. Lo que tu decidas bien decidido estará.

- Veo que no te enteras… te recuerdo que es la mujer de T. y que vino enchufada y aunque es muy competente… hay que, como dices tú, torear este toro.

- Lo que te he dicho, lo hablamos y vemos qué hacemos. Pero hay que estar seguro de todo y ver si se le distingue bien su cara.

- Carlos… ya lo veras.

- Jajaja… y ahora una pregunta… ¿Qué haces tú visionando esas páginas? Jajaja…

- Me la enviaron desde Madrid porque vieron el logo.

- Lo de Sandra ni idea si se la pega a su marido. Eso lo solucionas tú.

- ¿Seguro que no has tenido nada con ella?

- Seguro que no, ya sabes que con las del trabajo nada de nada y además no es de mi tipo.

- Sí pero como esta no es del trabajo…

- ¿Pero a que Sandra te refieres?

- A la apoderada de…

- Esa está buenísima… ¿De verdad se la pega a su marido?

- Según el sí. Pero se puede estar equivocando porque dice que es contigo y que hace poco estabais juntos, cuando tú no estabas en España.

- Tampoco me extraña, porque ya te he dicho muchas veces que era poco pollo para tanto arroz. Pero a la vez me extraña porque ella es muy distante por lo menos cuando yo la he tratado, que no me hubiera importado. Y en su día cuando tantee su entorno, lo que llegó sobre ella… que era frígida o lesbiana. Porque siempre estaba con mujeres. Palabras textuales que me dijeron.

- Pues ya te digo que esa no es de las mías, qué las reconozco rápido.

- Esto sí me preocupa más porque trabajamos con los dos en distintos ámbitos y nos puede repercutir desfavorablemente. Me programas una comida con él y con ella una reunión pero en nuestro terreno, porque ella nunca quiere comidas de trabajo, bueno ni de las otras.

- ¿Con quién primero?

- Pues primero con él. Y del lio que me dices entre esos tres, me da igual quienes sean, mientras no perjudique en nada sus trabajos, que lo resuelvan como quieran.

Mi intuición me decía que se avecinaba “climatología cambiante” lo que había que ver si era sol, nubarrones, tormentas o la gota fría. Lo de Sandra si me llamó mucho la atención y era por lo siguiente. A ella la conocí por trabajo y me recomendó a la empresa de su marido. De eso les conocía. Sandra 1,72 y 45 años, melena larga, por debajo de los hombros de color achocolatado. Como una cien o poquito más de pecho. Unos 60 kg. y muy buena forma física. Labios carnosos, que me daban la impresión que estaban retocados, porque eran clavados a los de Angelina Jolie. Ojos grandes y de color ámbar, que creo que son lentillas de color. Piernas bonitas y largas, porque siempre la he visto con faldas, elegante en el vestir y nada exagerada, ni llamativa.

Bernat el marido, 1,70 y 46 años, pelo escaso y con entradas importantes, bastante canoso, sobre todo en la patillas y las entradas. Unos 58 kg. aspecto delgado, en menos forma física que su mujer, bastante menos. Hombre super inteligente y muy preparado. Tenían dos hijos adolescentes y aunque él en su trabajo (para mí el mejor) cuando estaba con su mujer se le veía un poco inferior y las últimas veces le vi un poco desmejorado, achacándolo ahora a esos posibles cuernos. Lo raro es que pensara que se la pegaba conmigo, cuando a su mujer siempre la había visto o en su trabajo o en el mío. No como con el que quedamos siempre para tomar algo o para comer.

Lo llamativo de todo esto y aunque no lo creáis, que fue uno de los peores fines de semana que he tenido. ¿Por qué? porque no estaba para nada de lo que sucedió. No era uno de mis mejores fines de semana, porque haces algo forzando una situación, para sentirte bien anímicamente y siempre que se hace eso, no sale bien, por lo menos para mí. No se pueden matar moscas a cañonazos y es lo que intente hacer para anular mis sentimientos.