Infiel consentida con el taxista
De regreso a casa en otro taxi (cabify) empiezo con mi mano izquierda por debajo del otro brazo a tocar su grandes pechos y con la otra su chochito por encima del pantalón, le desabrocho disimuladamente el pantalón, meto mi mano y está totalmente empapada uaahhh
CON EL TAXISTA
Mi nombre J con 46 años, el de mi mujer Nuria con 38, llevamos 16 años casados, ha sido la mujer de mi vida, desde el día que la vi me quede prendado y cuando la conocí enamorado. Es rubia, 1,71, delgadita y con grandes pechos. Mi prototipo de mujer y entiendo que el de muchos de nosotros. El sexo como a todos al principio tres o cuatro veces por semana los primeros años hasta hace 5 años en el que no teníamos nada. Siempre he tenido dos buenas herramientas una Mi falo y otra la imaginación, cuando el primero no lo usaba desarrolle el segundo y os cuento para no enrollarme.
En la cama siempre le susurraba cosas bonitas y guarradas al oído en los preámbulos y uno de esos días de los pocos que me tocaba mientras le acariciaba su clítoris le dije:
Imagínate que es Charli (su primer ex) quien te está tocando…. Dios, me quede sorprendido de lo que se estremeció y mojo… como no!, seguí por ahí hasta que me pidió “follame, follame”.
J – Quien quieres que te folle?
N – Follame
J – Quieres que te la meta Chrali?
N – Si
J – Pidemelo.
N – Follame Charli, follame.
Joder que pedazo de polvo pegamos… memorable, cuando terminamos no hablamos del contenido pero la satisfación que experimentamos no se puede describir con palabras.
Follabamos a menudo, cuando Charli pasó, le tiraba chinitas para ver por donde ir, metía en la cama a desconocidos, a algún amigo, al pescatero del super, etc.
Un buen día le comento. Que me gustaría realizar su fantasía, que a mí me ponía muy cachondo también.
N – Estas loco, ya no me quieres.
J – No estoy loco y por eso mismo porque te quiero y quiero seguir disfrutando contigo creo que sería bueno que disfrutaras con otro hombre.
Paso tiempo que ni follaba, ni historias, ni nada. Lá cague o eso creía yo.
Un día al ir a cenar en un taxi empecé a tocarle. Por disimulo no hacía nada pero también note que le gusto. Tras la cena le dije, ves al baño y quítate las bragas. Para mi sorpresa, lo hizo, salío del baño con estas en la mano.
De regreso a casa en otro taxi (cabify) empiezo con mi mano izquierda por debajo del otro brazo a tocar su grandes pechos y con la otra su chochito por encima del pantalón, le desabrocho disimuladamente el pantalón, meto mi mano y está totalmente empapada uaahhh… se recuesta un poco hacia atrás y ahí que de doy de dos dedos, veo que el taxista se está quedando con la copla, nos vemos en su retrovisor, mirada de complicidad, y mi mujer en ese momento nos pilla, se ruboriza y me saca la mano, jajajaja estuvo bien, pagamos y el taxista nos dice, ¡que disfruten los humanos lo que se van a comer los gusanos!!, jajaja… lo bordo otra vez.
Esa noche fue del taxista, y entro a saco con todo lo que le decía.
Pasada una semana solicito por la app un taxi y aparece el que nos trajo por la noche, resulto ser un tipo de muy buen parecer más o menos de nuestra edad y el tío ni corto ni perezoso saco el tema, se corto bastante cuando le dije que era mi mujer. Al sacar el tema fui con todo y le dije que esa noche follamos gracias a él (ahí que ver la gente como se pone de caliente), trace un plan para que nos recogiese al medio día y por la tarde solo recogiese de vuelta a mi mujer. Y así lo hicimos (Pedro se llama el).
Llego el día, comida de trabajo y luego reunión (eso creía ella) antes de arreglarse le cuento que coincidi con el taxista, me pregunto por ti (le dije que eras una amiga), me dijo que estabas riquísima y que se hubiese cambiado por mí. Y que él nos recogería y luego la traería a ella.
J – Ponte sexi, quiero que lo pongas a 1000, le susurro al oído. Le doy un beso y la miro.
N – Como eres.
J – Tú hazlo, eres guapa y muy atractiva, quiero que te sientas deseable, sé que el otro día estabas al tanto de que el taxita que por cierto se llama Pedro, sabía que te estaba masturbando, no paraba de mirar por el retovisor y eso no me lo puedes discutir, estabas muy mojada y luego lo disfrutamos los dos. Solo arréglate, recuerda lo que dijo. Déjate llevar, quiero que disfrutes y esta es la oportunidad, yo estoy contigo. (la vuelvo a besar cariñosamente)
Llegan las 13.30h y llaman al timbre, era Pedro, mi mujer hecha un pastel, yo estaba un poco nervioso y antes de abrir la puerta le doy un abrazo, no nos dijimos nada. Bajamos Pedro sale del taxi y los presento.
P – Una hemorragia de placer Nuria (mientras con su mano derecha le coje la cadera y le da dos besos). Por cierto guapísima.
N – Igualmente Pedro, ya me dijo J que vendrías a recogernos y luego me traerías, todo un detalle. (No me lo dijo pero le callo simpático y creo que le gusto)
J – Chicos me parece que yo sobro aquí dije en tono de humor.
Nos reímos los tres. Durante el trayecto, algo más de 20 minutos el taxi parecía un tanatorio no nos salía palabra alguna, yo tenía por la mano a mi mujer que me apretaba con fuerza. Al llegar al destino Pedro se también se baja me da la mano, vuelve a coger por la cadera a Nuria acerca la cara y le dije en un tono cálido, te recojo luego y la besa en la mejilla.
Durante la comida Nuria estaba como exenta, distraída. Con el café nos salimos a fumar sobre las 16,45h (a las 17,00 habíamos quedado) y comentamos;
N – J esto es una locura, estoy muy nerviosa, no sé si seré capaz de estar con otro hombre que no seas tú.
J – La abrazo y mientras le acaricio le digo, no te preocupes, no tienes que hacer nada que no sientas ni te apetezca, es más si quieres le llamo para que no venga aunque no me puedes negar que en tus adentros quieres dar rienda suelta a esa aventura. ¿le llamo?
N – No sé, te tengo que confesar que me pareció gracioso y muy majo.
La beso apasionadamente mientras le subo la falda le aprieto el culo cerca de la entrepierna.
J - No llevas bragas!! Hoy no te las quitaste para mí y esto me hace feliz, ver lo sensual que te sientes. Disfrutalo
N – Te quiero
La acompaño a la puerta donde estaba Pedro con cara de incredulidad y perro de presa.