Infiel a mi marido y lo gocé: visita al doctor

Preocupada por la enfermedad de mi marido decidí acompañarlo al médico, sin pensar que ese hombre sería mi nuevo y más atrevido amante.

Hola amigos y amigas, mis disculpas por no haber compartido otra experiencia vivida, a veces hay situaciones que me hacen demorar en escribir y también que sólo escribo cuando me enfrento a dichas ocasiones, no me gusta inventar historias ni jamás lo he hecho, a mi correo sandraguzmanp30@hotmail.com les respondo siempre y cuando me compartan fotos y videos para distraerme, no envío relatos personales y quiero que quede claro para evitar malos entendidos. Bueno, les contaré algo que me pasó hace unas semanas.

Mi marido se enfermó de una gripe fuerte, pero tan fuerte que le impidió ir a trabajar, lo acompañé a un centro médico privado ya que la atención es más rápida, llamaron a mi marido en la sala de espera y fuimos al consultorio del doctor (obviamente no puedo revelar su nombre), me imaginaba a un anciano pero al entrar observé que era un médico joven, atlético, blanco, como de unos 35 a 38  años, bien parecido, alto y con una barba muy cuidada.

Pregunté si podía estar en el consultorio, ya que usualmente sólo puede quedar el paciente, pero el médico me dijo muy educadamente que podía quedarme, noté que apenas me vio se quedó mirándome de reojo, yo iba con un vestido de una sola pieza, abotonado arriba, apropiado al lugar (y más porque estaba acompañando a mi esposo), sin embargo, al sentarme y cruzar las piernas se me notaban mis muslos gruesos, cosa que el doctor mientras examinaba a mi marido se percató.

Estaba tan guapo que me gustaban sus miradas, yo estaba sentada en un sillón atrás del asiento de mi marido, así que mi amorcito no podía ver lo que yo hacía, mientras que el doctor sí podía contemplarme a plenitud, yo disimulaba jugando con mi celular, pero sabía que ese galeno estaba más atento a mí que a mi marido.

Le recetó unas pastillas y unas inyecciones ya que tenía el virus de la gripe y necesitaba de las mismas para curarse pronto, mi marido estaba preocupado porque se sentía muy cansado y le dijo al doctor si conocía una enfermera que le fuera a inyectar ya que él no quería salir de la casa hasta quedar bien de salud, sorpresivamente él mismo se ofreció a hacerlo, señalándole que aprovecharía para ver cómo avanzaba la mejoría de mi marido, él se creyó muy ingenuamente la historia pero yo sabía que eso era una excusa para meterse a nuestra casa.

Me impresionó que sin siquiera hablar con él ya estuviera mostrando un interés en mí, quizás es cierto lo que dicen de que las mujeres infieles se notan a simple vista, le dijo a mi marido que fuera a ponerse la primera inyección en el área de inyectables mientras él iba a decirme las cosas que yo debía de darle de comer, el bobo obedeció y quedé a solas con ese adonis.

Me preguntó si tenía algún síntoma de gripe ya que eso se contagiaba y le dije que no, pero que sí sentía unos dolorcitos en el pecho cuando me despertaba (cosa que era falsa), él me dijo que me desabrochara el vestido en la parte de arriba y le hice caso, poco a poco me fui desabrochando los botones del vestido quedando a su vista el sujetador con mis voluminosos senos, vi que se le iban los ojos contemplándolos y me colocó su estetoscopio en el medio de ellos, me pidió que respirara fuerte, con lo cual mis senos se levantaban más, creo que eran los más grandes que él había visto.

Él me dijo que estaba muy saludable pero que quizás necesitaba revisarme más para descartar cualquier otro malestar, yo le dije: “doctor también siento unos calambres que me dan por mis muslos”, me subí más el traje mostrándole lo que estaba viéndome desde que llegué, empezó a tocarme con la mano, apretando mis piernas y preguntando si sentía dolor, le dije que no, luego me apretó más arriba y exhalé un suspiro y le dije: “doctor es más arriba que siento el calambre”, él me metió descaradamente su mano por dentro de mi ropa interior y me peguntó si era aquí y le dije: “sí doctor, pero estoy sintiendo mejoría con sus manos”.

El pervertido me hundió dos dedos en mi vagina mientras me sobaba las tetas, yo empecé a gemir más, le dije que parara ya que después llegaba mi marido y él me dijo que no me preocupara que la puerta él la controlaba con un interruptor para abrirla y que en la farmacia demoraban para entregar los medicamentos.

Doctor: Sabía que eras una traviesa desde que entraste, ya sabes que iré a tu casa a verte.

Yo: Pero mi marido va a estar.

Doctor: Tranquila, le inyectaré un sedante primero y se dormirá, ¿tienes hijos?.

Yo: No papi, de repente tú me des uno.

Empezamos a besarnos, lo hacía muy bien, al parecer era un experto mujeriego, me sacó las tetas del brasielle y empezó a chupármelas fuertemente, yo le bajé el cierre del pantalón y le saqué su miembro, él se levantó y me arrodillé para chupársela, la tenía muy deliciosa, sabíamos que no podíamos durar mucho así que se la mamé con fuerza, su pene era grueso, no muy largo pero si cabezón, como los que me gustan, me halaba por el cabello hacia su pene, él sabía cómo tratar a una mujer de mi clase.

Yo: ¿Quieres metérmela?

Doctor: Siiii, ponte en cuatro sobre mi escritorio.

Yo: si papi (le obedecí y me subí todo el traje, él me bajó el panty contemplando mis nalgas grandes, me metió su lengua por el medio de ellas y me hundió su pene de un solo viaje).

Yo: Doctor, qué inyección más buena es esta, me va a curar de una vez.

Doctor: Si, espera a que te entre el medicamento, te entrará en un chorro que no te dolerá.

El doctor me penetraba con fuerza, como quien se coge a una puta (bueno, ya creo que lo soy), no podía creer que estuviera dándole mis nalgas a ese extraño y más acompañando a mi marido, me daba miedo que sospechara pero más pudo mi mente sucia que la moralidad.

Me cogía como a una perra, con penetraciones fuertes, yo me venía abundantemente, gozando esa verga entre mis nalgas, sabía cómo darme placer, me preguntó en qué lugar deseaba la leche y se la pedí en mi boca, me la sacó de las nalgas y me la hundió en mi boca, se vino abundantemente y me bebí toda su deliciosa leche, le dejé su verga bien limpia y me acomodé el traje, me dio una nalgada y me dijo que esperaba un buen recibimiento en mi casa, le sonreí y lancé un beso.

Fui a la farmacia y ya estaba mi marido retirando las medicinas, se quejó diciéndome que el servicio era lento, también que habían varias personas por delante de él, me preguntó si el doctor me dio la lista de sus alimentos y le dije que sí.

Al día siguiente ya siendo casi de noche llega el doctor y se lleva a mi marido al dormitorio, efectivamente le puso un sedante y mi marido quedó dormido como piedra, me llamó y me di cuenta que él no era de mentir, mi marido yacía como una roca.

Le dije que fuéramos a otra habitación pero me dijo que lo haríamos en la cama al lado de mi marido, yo me reí y le dije que estaba loco, que mi marido se podría despertar, él me dijo que no me preocupara, que el sedante era fuerte, nos quitamos la ropa y empezamos a culear.

Primero empezamos en un 69 delicioso, me mamaba divino mi concha mientras yo le chupaba su rico güebo, todo lo hacíamos con mi marido dormido al lado, ya perdí todo el respeto hacia él, luego empecé a cabalgarlo, la cama se mecía fuerte pero yo estaba gozando mucho y no me importaba con mi marido al lado, me comía una verga de las que me encantan y mi cosita húmeda me la pedía constantemente.

El sacó su celular y empezó a grabarme meneándome sobre él, me hacía sentir sucia, como una actriz porno, me hablaba cochinadas para que yo le respondiera:

Doctor: ¿te gusta mucho mi verga?

Yo: hay doctor sí, la tiene gorda como me gustan.

Doctor: eres de las más ricas que me he comido, me encantan tus tetas, nalgas y tu culo grande…

Yo: se lo quiere comer doctor?

Doctor: claro que si, por eso vine.

Me acosté de espalda y él se dedicó a lamerme el culo, me metió unos dedos en mi ano, sobaba mis nalgas, metía su cara entre ellas, vaya que disfrutaba de mi cola, se tiró sobre mi espalda y me fue hundiendo su verga en mi orificio anal, empezó con movimientos suaves y luego fue acelerando sus movimientos, me halaba por el cabello, me hacía sentir como una hembra en todo el sentido de la palabra.

Su verga la tenía totalmente metida en mi culo, disfruté su grosor, gemía sin importarme mi marido, me sentía toda una zorra, con mi marido en mi cama y mi amante al lado dándose gusto con mi cuerpo, él se sentó al borde de la cama y yo me senté de culo sobre su pene y fui yo la que empezó a menearse, lo tenía dominado, a mis deseos más ocultos, el ruido de mis nalgas cayendo sobre su miembro era exquisito.

No pudo aguantar semejante meneo y se vino inundándome el culo de su rico semen, yo también tuve un orgasmo delicioso, pasamos horas follando en diversas poses, incluso en algunas que no me sabía, tenía mi concha bien abierta y mojada de tanto güebo que me comía, el cabrón me dijo que se había tomado una pastilla para mantener su miembro siempre duro.

Disfrutaba provocarlo con mi cuerpo y le hice un baile erótico, me grabó mi baile también, después de verlo no se aguantó y me folló contra la pared, le agarré el miembro y me lo llevé para el baño, en la regadera nos besábamos con lengua y nos tocábamos, me cargó y me cogía cargada sobre él, gracias al jabón nuestros cuerpos tenían más fricción, ya no gemía sino que gritaba como una puta, lo hacía en su oído para que me cogiera con más ganas, esa venida de él en el baño me la tragué, estaba muy delicioso su semen, estaba sorprendida porque era el hombre con el que he durado más tiempo fornicando sin parar.

Pasaron las horas y ya cansados de coger nos acostamos abrazados, me puse a ver los videos que me grabó, me veía fantástica teniendo sexo, él me dijo que fácilmente podía hacerme rica haciendo porno, que me parecía a una actriz porno llamada Nina Mercedes, yo me reí y le dije que quizás en unos años me daba por meterme en esa vida.

Él se levantó y se vistió, inyectó con el medicamento real a mi marido y me dio un beso, me pidió ser su amante, le dije que mientras se dé la ocasión con gusto lo vería, nos besamos y salió de la habitación, le seguí y antes de abrir la puerta  lo abracé desnuda y le pedí una follada más, él me dijo que yo era insaciable y me reí, me senté en el sofá y abrí mis piernas, se acercó y me puso a mamar, en poco tiempo se puso dura y empezó a cogerme fuerte con mis piernas en sus hombros, nunca un hombre me había dado tanto placer, sentía sus pelotas entrando en mi cosita húmeda y bien abierta gracias a él.

Yo: Papi esta cosita húmeda es tuya, te la daré cuantas veces quieras, así, párteme en dos mmm, me coges divino…

Doctor: Nena qué rica estás, todo lo tienes grande y delicioso, todas esas ganas de sexo te las quitaré ya que tu marido no te las quita.

Yo: si papi, lléname de leche mi cosita, dale vente, no pares de meterla, tírame tu último chorro, vente papiiii, ahhhh sii ahhh vente, dame tu leche ohhhh.

Doctor: me vengo, siii ahhhhh, mmmm ricooo, toma tu leche.

El cabrón volvió a inundarme de semen, vaya que salió bien macho para mi gusto, le limpié la verga con mi boca y se fue, yo caminé hacia el dormitorio con mi concha llena de semen y así me acosté para disfrutar esa sensación de hembra satisfecha, al día siguiente mi marido se levantó y se sintió mejor, le dije que el doctor venía a la misma hora hoy y el desgraciado me dijo que no era necesario, que ya se sentía bien y que iba a llamar al centro médico para avisarle al galeno que ya no viniera, esto me molestó mucho pues tenía algunos juegos sexuales con mi querido amante, sin embargo tengo su teléfono y pronto espero coordinar una salida con él. Espero les haya gustado mi relato, besos, muaxxx.