Infiel (2)

Decidí contarle a mi novio que le había puesto los cuernos.

Esta historia trata de solo hace unos días y es la continuación del relato Infiel.

Después de lo que me ocurrió con Eduardo, el amigo de mi novio, estaba con un sentimiento terrible de culpa, me sentía fatal cada segundo que estaba con él, con cada beso que me daba, con cada caricia que recibía de su parte. Después de mucho pensarlo decidí tener el suficiente valor para contárselo, para contárselo y que él decidiese que hacer, si cortar o seguir para delante. Así que hace tres días le llame y le pedí que viniese a mi casa que tenía algo muy importante que contarle. Me dijo que vale y quedamos a una hora.

Cuando llego yo estaba de los nervios. El sonido del timbre retumbo en mis oídos y sentí un pinchazo en el estomago. Abrí la puerta y le hice pasar. Le puse una cerveza y me senté a su lado en el sofá. Me quede callado, pues no sabía muy bien como empezar. Me pregunto que que era eso tan importante que tenía que contarle y poco a poco fui empezando por el principio. Tenía mucho miedo de su forma de reaccionar, tenía miedo de que pudiese dejarme, pero estaba decidido a hacerlo, a sincerarme. Cuando terminé el botellín de cerveza temblaba en mis manos, tenía la cabeza gacha, no me atrevía a mirarle a los ojos. Tenía claro que ahora era a él al que le tocaba hablar. Sin embargo no soltó ninguna palabra, el silencio helaba mi piel y él sin más se levanto y se marcho. Me quede de piedra sentado en el sofá y empecé a llorar, y lloré toda la tarde, y lloré toda la noche.

Al día siguiente fui a trabajar como un alma en pena, todos mis compañeros me preguntaba que que me pasaba, pero a mí simplemente no quería ni hablar. La tarde me la pasé en casa, esperando a que sonase el timbre de casa, a que sonase mi móvil. Cada segundo era una tortura y aunque intentaba pensar en otra cosa mi mente no se apartaba del tema. Al día siguiente, o sea ayer, me levanté y al ver el móvil tenía un mensaje de Fran, me decía que a tal hora pasaría por mi casa que quería hablar conmigo. Esto me dio un hilo de esperanza y fui al trabajo algo más contento que el día anterior. Por fin pasaron las horas y la hora llego.

Sonó el timbre y fui casi corriendo a abrir la puerta, pero cual fue mi sorpresa cuando al abrir no sólo Fran estaba allí, también se encontraba su amigo. Me quedé quieto pero ellos pasaron hasta el salón diciéndome un simple hola. Me acerque a Fran y el agarrándome de las manos me planto un beso que me colocó directamente en el cielo.

Nos empezamos a besar como locos, parecía que hacía años que no lo veía. De repente sentí unas manos que acariciaba mi espalda y bajaba hacia mi culo, me quise dar la vuelta pero Fran no me dejó diciéndome que me dejase llevar. Evidentemente era Eduardo el que me estaba sobando el culo, primero por encima del pantalón para después meter la mano por dentro de la tela. Fran colocó sus manos sobre mis hombros y me empujó hacia abajo, me puse de rodillas y le desabroché el pantalón. Su polla, que no llevaba ropa interior, salto hacia fuera, estaba totalmente dura y yo no tardé ni dos segundos en empezar a mamarle la polla. Pasado un rato me dijo que fuéramos a la habitación.

Allí nos desnudamos todos rápidamente y nos subimos a la cama. Eduardo se sentó sobre la almohada y Fran me dijo que quería ver como se la chupaba. Yo estaba la verdad que sorprendido pero también estaba muy excitado y no me lo tubo que repetir. Agarré la polla de su amigo y empecé a chupársela como un loco. Mientras sentía las manos de mi novio separarme las nalgas y colocar la punta de su polla en mi ano. No necesito mucha fuerza para metérmela de golpe. Intente dar un grito de dolor pero sólo me sirvió para que la polla que tenía en la boca se metiese hasta mi garganta. A cada embestida que me daban por detrás se metía más profunda la polla que estaba saboreando. Así estuvimos un rato hasta que me dijo que me sentase sobre Eduardo y me metiese su polla. Así lo hice. Era algo más grande pero no me costo mucho.

Cuando ya la tuve dentro empecé a cabalgar sobre él sin darme cuenta de que Fran se había ido de la habitación. Me di cuenta cuando volvió con un bote de lubricante de la mano. Se acerco y me lo empezó a untar por el ano sin entender que quería hacer. Me di cuenta cuando se colocó detrás de mí y colocó su polla junto a la de su amigo que ya estaba dentro. Nunca me habían realizado una doble penetración pero la idea me excitó muchísimo y de mis labios solo salió un métela ya. No se hizo de rogar y empezó a realizar una fuerza sobrenatural para que entrara. Yo sentía cada centímetro penetrando en mi interior y como me iba partiendo en dos.

Me dolía mucho pero no quería parar quería tener las dos pollas dentro. Al rato empezaron a follarme los dos. Debo confesar que no sentí mucho placer físico, más bien era un dolor fuerte que me duro todo el rato, sin embargo era un placer emocional por saber lo que me estaban haciendo. Esto hico que tuviese la polla empalmada todo el rato. Al final se corrieron los dos casi a la vez, sintiendo el semen de los dos en mis entrañas. Cuando me las sacaron me tumbaron sobre la cama. Se pusieron los dos a mi lado y mientras me besaban me pajeaban hasta que yo también acabe.

Un día después aun no me creo como se resolvió todo. Fran y yo seguimos juntos y soy consciente de que una infidelidad por mi parte llevo a una de las mejores experiencias sexuales de mi vida.

Un saludo para todos.