Infiel (2)

Un fin de semana que para mi marido iba a ser unos aburridos cursos de trabajo en Barcelona, pero que para mi fue un fin de semana lleno de pasión, sexo y lujuria desenfrenado.

INFIEL II

Hola de nuevo. En el anterior relato conté como conocí a mi amante, el hombre que hizo que fuese infiel por primera vez en mi vida. Narré como le conocí y como poco a poco me fue haciendo suya, hasta encontrarme en la situación actual en la que le deseo muchísimo y pienso en él a todas horas.

En la primera vez narré como mi amante en una original manera de ligarme me escribió un relato erótico donde me ponía a mi en primera persona. En esta ocasión fui yo quien le pedí que escribiera una segunda parte y este es el resultado de dicha petición:

Después de aquella noche de sexo y lujuria como nunca un hombre me había hecho tener, y que me llevó a cometer mi primera infidelidad… me fui a casa. De camino no dejaba de pensar en lo que había hecho, en lo mal que me sentía en ese momento, en el placer que me había producido Mario, en la excusa que le daría a mi marido al llegar a casa por llegar a las 9 de la mañana, en la verga de Mario, esa verga que tanto placer me había dado hacía pocos minutos. Se me mezclaban los sentimientos de culpa con los sentimientos de goce y disfrute. No podía evitar sentirme mal pero en cuanto cerraba los ojos no veía otra cosa que a Mario follándome, penetrándome….

Cuando llegué a casa, tenía a mi marido despierto como suponía que estaría. Tras una breve charla y una estúpida excusa sobre mi tardanza, nos echamos a dormir. Los días siguientes y como era de esperar, a mi marido le tuve de morros, casi ni me hablaba. Días en los que no dejaba de pensar en que hacer, si seguir adelante con esta aventura o dejarlo en un noche loca. Yo quiero a mi marido y le adoro, y estoy enamorada de él y jamás le abandonaría, pero Mario supone para mí ese escape que toda persona necesita en momentos puntuales. Mario me da ese morbo, esa excitación de lo "prohibido" y por supuesto alguien con quien compartir experiencias y fantasías sexuales que una mujer a su pareja jamás confesaría.

Por fin tomé la firme decisión de seguir a delante con Mario. Me prometí a mi misma que jamás le haría daño a mi marido y que haría todo lo posible para que no se enterara de nada.

El que mi marido trabajase en un bar siempre había sido un problema ya que siempre llegaba a casa de madrugada y nos veíamos muy poco. Sin embargo lo que anteriormente siempre lo había visto como un problema ahora me alegraba y era de gran ayuda para poder estar con Mario la mayoría de las veces que queríamos.

Durante un par de meses estuvimos quedando y viéndonos. Cada cita que teníamos no sólo era igual de apasionada que la primera si no que aumentaba la excitación, el morbo de lo que hacíamos. Practicamos muchas posturas que en mi vida había pensado que podría realizar, me vicié a realizarle sexo oral, me encanta chuparle ese falo tan grande. E incluso en todas nuestras sesiones de sexo terminaba follándome por atrás cuando en mi vida había practicado anal. Y sin embargo con Mario incluso muchas noches era yo quien se lo pedía.

Cada día estaba más a gusto con él, más convencida de lo que estaba haciendo. Uno de esos días Mario me propuso pasar juntos un fin de semana entero. El no tenía pareja y para el no suponía ningún problema, pero en mi caso tendría que darle una muy buena razón a mi marido para pasar un fin de semana completo fuera de casa.

Tras varios días pensando si ir o no, tomé la decisión de hacerlo. De disfrutar de mi amante un fin de semana entero, un fin de semana seguro que lleno de lujuria, pasión y amor. El problema venía con la "excusa" que ponerle a mi marido. Estuvimos varios días Mario y yo pensando ideas, historias que contar. Al final nos pareció la más creíble la historia de tener que ir un fin de semana, en Barcelona que es donde está la sede de mi empresa, para hacer unos cursillos que nos iban a dar sobre unas maquinarias nuevas que iban a venir.

Como era de esperar, no le sentó nada bien a mi marido, pero por lo menos se lo creyó de cabo a rabo. A mi ya no me importaba lo que dijera mi marido, había llegado tal necesidad de estar con Mario que era capaz de cualquier cosa.

El destino donde íbamos a pasar el fin de semana, no me lo quiso decir hasta que llegamos: ¡¡IBIZA!!. Le había confesado en algunas ocasiones que siempre me había encantado Ibiza para ir de vacaciones. No podía haber elegido mejor ciudad. Estábamos en pleno mes de Julio, y queríamos pasar un fin de semana de lujuria y diversión, ¿que mejor ciudad que Ibiza para eso?

Llegamos el viernes a las 16:00. Llegamos al Hotel y estuvimos descansando un rato antes de salir a dar un paseo y conocer la ciudad. Salimos y estuvimos todo el paseo agarrados, abrazados y besándonos como 2 enamorados, que al y fin y al cabo es lo que éramos. Sin miedo a que alguien conocido nos pudiera ver o reconocer. Fue una tarde divertida pero tranquila. Charlando, riéndonos, un poco de compras,….etc.

La primera noche del viernes, estuvimos cenando en el restaurante del hotel. En la cena, las miradas penetrantes aparecían una y otra vez, a pesar de que no parábamos de hablar se respiraba en el ambiente el deseo que había mutuo

Yo para esa noche me había puesto un vestido azul de tirantes muy finito, que me llegaba hasta un par de centímetros antes de las rodillas, con un marcado escote como a Mario siempre le gustaba que me pusiera. El iba con pantalones vaqueros, y camisa blanca, con los dos primero botones desabrochados, dejando lucir su bronceado torso.

Que tal Eva? Que te pareció la comida?

Bien, me encantó. Estaba todo muy rico cariño.

¿Estás a gusto cariño? ¿te gustaría algo más?

No de veras. Estoy bien.

Umm, ¿sabes? pues a mí si me gustaría algo.

Umm Mario. y se puede saber que te gustaría

¿sabes que? Jugar…. Me gustaría que jugáramos un poquito

¿jugar? Umm, vaya. Me estás intrigando… y que propones?

Que hicieras lo que te pida por mi.

¿lo que me pidas? Vaya, que será… no se, no se. Jejeje, Venga anda, sabes que sea lo que sea lo voy a hacer….

Quiero que vayas al baño y te quites la ropa interior. Que la metas en el bolso y vengas con sólo ese vestido que llevas puesto

Joder, pero no ves que el vestido es muy fino y se me va a ver todo?.

Has dicho que harías cualquier cosa que te pidiera….

Ummm, si, lo he dicho, pero…..

¿pero que? No me digas que no te daría morbo hacerlo? Venga, reconóceme que te excita la idea….

Joder Mario, siii llevas razón me da mucho morbo la idea.

Pues venga.

Dicho y hecho me levanté de la mesa y me dirigí al baño. Ahí me metí en el servicio, cerré la puerta y me despojé de mi ropa interior como me había ordenado mi amante. Me estaba dando mucho morbo mientras lo hacía. Me imaginaba las miradas de la gente en mi cuerpo, me excitaba el simple hecho de verme en esa situación obedeciéndole, convirtiéndome en su particular sumisa.

Ya con mis braguitas y mi sujetador en el bolso y con mi cuerpo semi desnudo, me dirigí a la mesa. Estaba nerviosa, observaba a la gente que estaba sentado en las otras mesas para ver si me miraban, parecía que no lo hacía nadie, que nadie se percataba de que se me dibujaba perfectamente la forma de mis pechos pegada al vestido excepto un matrimonio que estaban cerca de nuestra mesa , la cual el marido se percató en cuanto me vio y no dejó de mirarme descaradamente hasta que llegue a nuestra mesa, donde mi amante y yo nos encontrábamos.

Umm Eva, me encanta. Me encanta como se te marcan los pechos…. Ummm, pero si además se te están poniendo duros los pezones, vaya cada vez se te marcan más en el vestido….

Siiii Mario, me está dando mucho morbo todo esto. Me da morbo que la gente pueda notar como se me marcan los pechos y antes el chico de la mesa de ahí no me ha quitado ojo de encima.

Y dime…. Eso te está excitando, ¿verdad?

Siiii, la verdad es que si Mario. Creo que se me han puesto muy duros los pezones, me los noto muy sensibles.

¿crees? Porqué no te los acaricias un momento por encima del vestido y lo compruebas tu misma mientras esperamos los postres?

¿Aquí Mario? Delante de tanta gente?

Vamos… no digo que te masturbes delante de todo el mundo, simplemente que pases tu mano por tu pecho un momento.

Está bien.

Así lo hice. Nuevamente estaba obedeciendo las órdenes de mi amante, de mi macho. Y entre las caricias que me estaba proporcionando y el saber que me estaba convirtiendo en sumisa de mi amante, hacía que me excitara muchísimo. Notaba mis pezones durísimos, pasé mis dedos por encima de ellos, no pude evitar el cerrar los ojos al sentir el placer de mis pezones siendo acariciados. Estaban mis pechos deseosos de recibir caricias, de ser masajeados. Y aunque sólo los acaricié muy suavemente por encima del vestido no pude evitar el jugar un poco con ellos y el sentir como me humedecía. Estaba realmente excitada acariciándome delante de tanta gente sin prejuicio de ningún tipo, disfrutando de mi amante.

Muy bien cariño, ¿ves como te gusta? ¿ves como te excita todo lo que te propongo?

Si la verdad es que si cariño. Sabes que me vuelve loca todo lo que me mandas hacer y termina gustándome y excitándome todo lo que me propones que haga nuevo. Además a mi también me gusta y me encanta excitarte, ¿porque no me dirás que no te ha dado morbo ver como me acariciaba…?

Claro que si Eva, de echo has conseguido ponérmela bastante dura….

Pero Mario no se conformaba con estar excitado y tenerla dura por haberme visto acariciar en público. Mario propuso ir un poco más allá con el juego

¿que tal si ahora dejas caer uno de tus tirantes….?

Pero Mario, se me vería casi el pecho entero, estoy casi segura que se vería todo mi pecho a falta simplemente del pezón.

Bueno, y yo estoy casi seguro que verte así me pondrá a mil…..

¿a mil? Ummm, sabes que me vuelve loca tener así….

No bastó decir nada más. Como el que no quiere la cosa y disimulando un poco me dejé caer uno de los tirantes del vestido. Como yo imaginé dejó uno de mis pechos prácticamente a la vista de todos, se veía incluso parte de la aureola. Al contrario de sentirme incómoda me sentía más morbosa que nunca, me sentía "una chica mala". Pensaba en que mi marido estaría en el bar aguantando a borrachos mientras su mujer estaba disfrutando exhibiéndose., convirtiéndose en una viciosa del sexo.

Mientras comíamos los postres me percaté que el chico de la mesa de al lado, el cual no dejó de seguirme con su mirada mi camino del baño hacia mi mesa , volvía a dirigir su mirada en mi cuerpo. No dejaba de observarme. Hablaba con su mujer pero a la vez era a mi a quien miraba cada vez con más descaro. Nunca imaginé la sensación que sentí en ese momento, muy al contrario de sentirme avergonzada, cortada o asustada, me sentía terriblemente excitada. Lo que inicialmente empezó como una pequeña humedad en mi coñito, en ese momento se convirtió en una cascada de fluidos.

Estaba sentada cenando con mi amante, con un vestido semitransparente que dejaba ver todo mi cuerpo al no llevar ropa interior, con un tirante caído dejando a la vista uno de mis pechos con su erecto pezón y con mi chochito totalmente empapado de la excitación contenida.

Así me tuvo mi amante hasta que terminamos los postres y pidió la cuenta. Yo que no aguantaba más mi excitación y mi calentura me acerqué a él y le susurré al oido:

¿Sabes porqué me he puesto este vestido azul?

¿para qué cariño?

Para que me lo quites y me folles

Dicho eso, me volví a sentar en mi silla mientras no dejaba de mirarle profundamente a los ojos. Me encantó la sonrisa de vicioso que puso al oir mis palabras. Yo tampoco podía creer lo que acaba de decirle. No solía ser habitual en mí ese lenguaje, pero tal era mi excitación y mi deseo que de veras era lo que deseaba en ese momento. Sólo quería que Mario me penetrara, que me follara, que me hiciera suya nuevamente, que me hiciera gritar de pasión como sólo el conseguía que hiciera….

Mario viendo que mi excitación había llegado al punto que estaba buscando toda la noche, pagó la cuenta y nos levantamos, dirigiéndonos a la habitación del hotel.

Una vez en la habitación, no perdimos más tiempo. Me abalancé sobre mi amante y empecé a besarle sin más demora, a la vez que le besaba le iba despojando de su ropa. Mi lengua buscaba a la suya dentro de su boca, sentía lo caliente que estaba mientras le desabrochaba su camisa. Una vez desabrochada del todo, se la quité y dejé de besarle, para ponerme a trabajar sobre sus pechos. Fui besando su cuello mientras bajaba mi lengua camino a sus pechos. En mitad del camino paré para dedicarme a darle un profundo chupetón. A Mario le encantaba que le lamiera el cuello, le daba gran placer y a mi me encanta oírle gemir mientras lo hago. Una vez ya en el torso de su varonil cuerpo pasaba la caliente y mojada punta de mi lengua por sus pezones, le besaba los pechos, mientras con una mano buscaba el duro bulto, que para entonces estaba segura que tendría, en su pantalón. Mientas mi lengua estaba más que entretenida con los pezones de mi macho, mi mano frotaba el gran paquete que tenía en los pantalones. Me encanta esa sensación de sentir una polla bien dura y firme en la mano mientras la froto arriba y a abajo. Y eso era precisamente lo que estaba haciendo, frotarla arriba y abajo. Sentía su pene durísimo, con ansias de poder salir de ese confinamiento donde se encontraba metido. Sentía el calor de su polla, estaba ardiendo. Yo también tuve la necesidad de sacar ese enorme aparato y rescatarlo de su prisión para poder sentirlo en mi mano. Sentir ese trozo de carne bien duro y enorme en mi mano.

Dejé de besarle los pezones y de besarle el pecho para concentrarme en desabrocharle el cinturón y seguidamente el pantalón. Estaba ese aparato asomando la cabeza del calzoncillo de lo grande y dura que se encontraba, pidiendo a gritos que lo liberaran de una vez por todas. Así lo hice. No veía nada más en ese momento, no me importaba nada en el mundo, estaba en trance por tener ese gran trozo de carne en mi boca. Quería lamerlo, quería besarlo, quería degustar el rico sabor de la polla de mi macho, de mi amante. Pero a la vez también quería darle el mayor placer posible. Quería hacerle gemir con mi lengua, con mi caliente boca, quería que gozara de su sumisa..

Así estuve varios minutos, lamiendo y chupando ese pene que tan loca me tenía. Cuando lo creyó oportuno cambió de rol y fue él quien me desnudó a mi. En este caso fue poco erótico, ya que fue muy rápida la cosa. Era bastante fácil dejarme desnuda. Simplemente con levantar los brazos y sacar de ellos el vestido de tirantes que llevaba. Me daba igual que fuese poco erótico la manera en la que me desnudó. Yo ya estaba a mil, estaba necesitada de sentir el cuerpo de Mario dentro del mío.

Me tumbó en la cama, pero no se dedicó a lamerme el coñito como era costumbre en él o penetrarme directamente. Para mi sorpresa se fue al baño y me dijo que iba a buscar una cosa. Al cabo de un minuto escaso volvió con varios pañuelos en la mano.

Y esos pañuelos Mario?

¿Confías en mi cariño?

Claro que confío en ti.

No hablamos más. Se colocó detrás de mi y mientras besaba mi cuello dulcemente, comenzó a colocarme el primero de sus pañuelos en mis ojos. Le dio varias vueltas al pañuelo sobre si y lo ató detrás de mi cabeza, tapándome los ojos. Después me volví a tumbar en la cama, boca arriba y cogió una de mis muñecas y la ató con otro de los pañuelos al cabecero de la cama. Cogió mi otra muñeca y repitió la acción con el último de sus pañuelos.

Me había atado a la cama, con los ojos vendados y yo en vez de tener temor o miedo por lo que pudiera pasar, estaba emocionada, excitada, ardiente de deseo de saber que placer me iba a producir ese juego. Me hizo sentir su sumisa total. Me encantaba esa situación, esa sensación de sumisión total, esa sensación de saber que es mi macho quien controla la situación, dejarme llevar por la situación.

Procedió a lamer mi empapado coñito. Metió su cabeza entre mis piernas. Abrió mis calientes labios vaginales con sus dedos y empezó a lamer con ganas mi clítoris. Todo lo relacionado con el sexo lo hacía perfecto Mario, pero el sexo oral lo hacía más que genial. Me encanta, me volvía loca y ahora se juntaba con la sensación de "no ver" lo que sucedía. Eso hacía que la sensación se multiplicara. Era un morbo indescriptible. No paraba de gemir, siempre me hacía gemir de goce cada vez que me comía el coñito, pero esta vez estaba gritando de placer . Me moría de gusto sintiendo sus expertos dedos en mi coñito, su mojada lengua mezclándose con los jugos de mi conejo. Intercambiaba su lengua con sus dedos el trabajo en mi clítoris. Un rato estaba lamiendo y absorbiendo mi clítoris mientras con sus dedos me penetraba y otras viceversa, eran sus dedos quienes frotaban mi clítoris mientras lamía y metía su lengua en mi coño.

Como era costumbre en él, así estuvo lamiéndome el coño y haciéndome gozar de placer durante bastantes minutos. Acto que terminó como era de esperar en mi primer orgasmo de la noche. Un orgasmo que me hizo temblar de la pasión, un orgasmo largo y placentero.

Una vez me corrí por primera vez en la noche, Mario paró todo movimiento. Noté como se alejaba de mi y manejaba algún tipo de aparato. Oí abrirse una puerta y cerrarla al cabo de unos segundos. Me tenía intrigada. Que sería lo que Mario me estaría preparando…..

Volví a notar a Mario posicionándose sobre la cama a mi lado. Y de repente…. Uffff. Un frío terrible sobre mis pezones….. Había cogido un cubito de hielo de la nevera bar de la habitación y me lo estaba pasando por mis pezones…. Se mezclaba la sensación de mi cuerpo ardiendo con el frío hielo. Notaba como se derretía el hielo sobre mis pechos, como resbalaba el agua sobre mi ardiente cuerpo. Noté mis pezones ponerse más duros si cabía. Me hacía gemir de pasión, de placer en cada movimiento del hielo.

Dio un respiro a mis sufridos pezones y llevó el cubito de hielo a mis labios, pasándolo suavemente sobre ellos. Intenté abrir la boca y sacar mi lengua con la intención de lamerlo, pero Mario lo apartó. Después hizo bajar el cubito de hielo recorriendo y pasándolo por todo mi cuerpo hasta llegar a mi empapado y más que caliente conejito. Acababa de tener un orgasmo por la hábil lengua de Mario y ya estaba otra vez excitadísima, deseosa de más placer.

Ahí en mi coñito lo hizo pasar haciéndome gemir de placer y de sufrimiento mezclados. La sensación era muy extraña. Se me mezclaba el frío hielo con la excitación del volcán que tenía entre mis piernas en plena ebullición. Me tenía nuevamente loca de placer, sumisa de sus deseos, estaba recibiendo una sesión de placeres jamás vividos por mi. Yo sólo quería más placer, no pensaba, sólo quería disfrutar, quería que eso nunca acabase, cuando de repente noté como Mario empujaba el hielo hacia mis adentros. Dios mío, nunca había hecho nada parecido, pero cuando estaba pensando en lo que había hecho Mario, noté como el calor de su durísima polla frotaba sobre mi empapado coño. Estaba segura y notaba como en ese momento mi coño estaría totalmente empapado, mezcla del agua del hielo y mi lluvia de fluidos. Notaba su polla arriba y abajo sobre mis labios vaginales….

Te gusta Eva?, te gusta esta sensación de frio y ardor mezclados?

Joder Mario siiii. ¿vas a follarme?

¿es lo que quieres?, ¿quieres que te folle?

Siii, joder siii, hazlo

Pídemelo, pídeme que te folle.

Fóllame… fóllame por favor. Soy tuya,… necesito tu polla dentro de mi…. Necesito que me folles y me hagas correr. Por favor métemela

Sentí entonces penetrar mi vagina por ese pedazo de carne tan enorme y que tanto anhelaba. Por fin notaba esa enorme polla penetrarme. Notaba la polla de mi amante meterse poco a poco en mi. Sentía como se unía el gélido hielo con el fuego de su polla. Notaba como Mario se metía en mi cuerpo, como me poseía. Poco a poco, como a él le gusta, metiendo primero la punta y volviéndola a sacar, para seguidamente volver a empujar su duro pene en mi interior y meterla hacia la mitad. Lo que sentía con mi marido, las sensaciones que me transmitía cuando me la metía entera, no eran ni comparables a cuando Mario me la tenía metida sólo por la mitad. Volvió a sacarla, me vuelve loca y me hace gemir cada vez que me la saca para rápidamente volvérmela a meter, notarla y sentirla abrirse paso entre mis labios vaginales…Hasta que por fin me la metió hasta el fondo.

Fue entonces cuando empezó a moverse. Ese movimiento tan típico de adentro a fuera, y de afuera adentro que hasta el más novato de los amantes sabe hacer, pero que Mario hacía como nadie con el que hubiese estado. Notaba mi cuerpo electrizarse de placer, movía mis brazos con intención de soltarse y poder abrazarle, pero no podían. Seguían atados. Mis gemidos se repetían una y otra vez, se juntaban esta vez con los gemidos de Mario, estábamos los dos en el éxtasis, gimiendo, disfrutando mutuamente. Cuando estaba cerca mi orgasmo Mario empezó a acelerar su movimiento, me encanta que termine follándome duro, deprisa. Ahí estaba yo atada a la cama, con los ojos cerrados y con las piernas todo lo abierta que podía para mi amante, mi macho, mi amo. Estábamos muy cerca del orgasmo ya. Por mi parte me delataban mis espasmos, mis temblores pero sobre todo los grandes gritos de pasión que estábamos dando en ese momento los dos. Gritamos al unísono, un gran y largo gemido a la vez que sentía su caliente leche introducirse en mi. Me priva sentir su leche, saber que se está corriendo dentro de mi. Es una sensación única de placer y bienestar.

Una vez estábamos los dos extasiados, me soltó y me quitó todos los pañuelos de mi cuerpo. Yo empecé a besarle con locura pero a la vez con mucha dulzura. Así nos quedamos dormidos la primera noche, abrazados, totalmente desnudos y besándonos

A la mañana siguiente, nada más levantarnos fuimos al baño directos a ducharnos antes de bajar a desayunar. No era la primera vez que nos duchábamos juntos, pero si la primera vez que lo podíamos hacer tranquilamente y disfrutar del momento sin la prisa de volver a casa .

No faltaron las caricias, el enjabonamiento mutuo y recíproco, el agua caliente cayendo por nuestros desnudos cuerpos mientras nos besábamos.

Cuando salimos de la ducha y cuando estábamos ya con intención de vestirnos, me agarró del brazo e hizo detenerme.

Espera cariño, no te vistas todavía. Quiero empezar el día con una sorpresa para ti. Por favor siéntate al borde de la cama.

Solamente con esas palabras me tenía ya totalmente intrigada y llena de excitación pensando que sería aquella sorpresa. Al rato apareció con una toalla, espuma de afeitar y varias cuchillas de afeitar.

Enseguida deduje sus pretensiones. – Por favor Mario, eso no. Mi marido se dará cuenta, ¿no comprendes? – Apareció entonces esa sonrisa en su cara mezcla de malicia y picardía.

Venga Eva, hazme caso. Te tengo que volver a recordar que todo lo que te propongo termina encantándote?. – No, claro que no Mario, pero mi marido…. – Ahíi con tu marido. Dile simplemente que te lo has hecho para él. A los hombres nos encanta que las mujeres hagan cosas así por ellos.

Está bien Mario, adelante

Con mi trasero en el borde de la cama, tumbé el resto de mi cuerpo sobre ella, cerré los ojos y abrí las piernas todo lo que pude para facilitarle la tarea. Enseguida noté la fría espuma sobre mi recién lavado chochito… sus manos extendiendo la espuma con suavidad, durante algunos segundos sentía su mano moverse junto con mi bello y por mi conejito. Después llegó el tacto de la helada cuchilla

Yo con los ojos cerrados sentía pasar la cuchilla por mi bello, oía el ruido de la cuchilla al pasar sobre mi piel. Noté como cambiaba de cuchilla un par de veces… poca precaución en una zona tan delicada eran pocas me decía Mario. Después de terminar con el proceso…me limpió con la toalla y un poco de agua caliente que trajo del baño.

Me levanté para mirarme al espejo del baño y la verdad es que me gustaba como había quedado. Siempre me ha gustado llevar mi coñito arreglado, pero nunca me lo había afeitado totalmente. Lo sentía como si fuera de estreno, una sensación de libertad y a la vez de pureza. No pude resistirme a tocarlo. Era como si tocara un coñito que no era mío, el tacto era totalmente diferente, realmente suave. Como había dicho anteriormente Mario me encantaba lo que me había hecho. ¿Lo que dijera mi marido al verlo? Sinceramente ya no me importaba. Le diría que lo había hecho por él, para darle una sorpresa por haber estado todo el fin de semana fuera. Estaba segura que el pobre ingenuo se lo creería.

No había terminado de pensar en el ingenuo de mi marido cuando pasó Mario al baño y cogiéndome de los hombros me hizo girar quedándome enfrente suyo.

Y ahora que te has dado cuenta que te gusta….. vamos a estrenarlo….

¿como que estrenarlo?

Y sin decir nada más, Mario se agachó y metió su boca sin mediar palabra entre mis piernas.

Yo sintiendo nuevamente el gran placer de su lengua recorriendo mi coñito, levanté mi pierna derecha y la apoyé sobre el inodoro que estaba pegado al lavabo mientras con mis manos me apoyaba sobre el lavabo.

Una vez más, y nunca me cansaré, sentía su caliente lengua por mi conejito, esta vez la sensación se multiplicaba si cabía más al tenerlo afeitado. Me abría de piernas todo lo que podía. Sentía nuevamente sus dedos abrir mis pliegues vaginales para introducir su lengua dentro de mi cueva. Una vez dentro de ella, repetía el movimiento de sacar y meter su lengua, me follaba con su lengua mientras con su dedo gordo acariciaba y frotaba mi clítoris. Sentía inundarse mi coñito de fluidos como la noche anterior pero esta vez veía a Mario, veía su cara de vicioso comiéndome el coño, su cara de disfrute lamiéndolo. Sacó su lengua de mi recién desnudo conejito y la acomodó sobre mi clítoris y empezó a mover la lengua adelante y atrás frotando a la vez el clítoris con la propia lengua. No eran simples lametones si no que lo hacía sin levantar la lengua de mi clítoris a la vez que la movía.

Sentía morirme de placer, mis piernas empezaban a temblar de la postura que tenía, no tardaría en correrme, quería hacerlo, quería correrme en la boca de mi amante. Otra vez Mario hacía que gritara de placer, que gimiera de gozo. Iba a correrme, mis rodillas se doblaban, estaba muy cerca del orgasmo notando y sintiendo el tremendo placer de la caliente lengua de Mario en mi coñito, en mi clítoris, sus dedos penetrándome…frotando su lengua, adelante y atrás, adelante y atrás, ummm, que máximo placer…. Terminé corriéndome y empapando la boca de Mario con un sonoro y largo grito. Mario se levantó y sin mediar palabra me besó, morreándome y haciéndome probar mis propios fluidos. Me encantaba, me volvía loca el morbo tan grade que me producía Mario.

Desayunamos en el hotel y nos fuimos a la playa. Pero como se estaba haciendo costumbre ya en el viaje, Mario tenía una pequeña sorpresa preparada también para esta parte del fin de semana. No me llevó a una playa normal, si no a una nudista.

Por eso te depilé esta mañana, quería que tuvieras el coñito bonito para lucirlo, me decía Mario. La playa estaba bastante llena de gente. Nunca había ido a una playa nudista y nunca pensé la cantidad de gente que puede haber allí. Siempre pensé que sólo habría algunas parejas liberales. No se porqué pero siempre he tenido la tonta idea de relacionar el nudismo con pervertidos.

Estuvimos toda la mañana en la playa, intercambiando los momentos de baño con los de estar tumbados en la toalla tomando el sol. Veía a la gente pasar a nuestro lado. Gente mayor, de nuestra edad, jovencitos..todos desnudos. La verdad es que se podía respirar el morbo, la gente mirándose unos a otros sin importancia y sin complejos algunos.

Después de comer en un restaurante cercano, volvimos a la playa a pasar la tarde. Nos colocamos más o menos en la misma zona donde habíamos estado toda la mañana.

Estaba yo tumbada boca arriba tomando el sol con los talones de mis pies pegados a mi trasero y las piernas abiertas, dejando lucir toda orgullosa el nuevo look de mi coñito. La verdad es que nunca había caído en la cuenta de lo morboso que puede llegar a ser mostrarte totalmente desnuda y sin tapujos de ningún tipo.

Pasaba la gente y eran pocos los que no giraban la cabeza para ver mis pechos o mi chochito. También he de reconocer que unas cuantas giraban la cabeza al pasar para ver el fibroso cuerpo de mi amante y por supuesto su vigoroso miembro.

Después de un rato, Mario me pidió que le echara crema solar por el cuerpo. Por supuesto ya sabía que no sólo quería crema….

Empecé echándole un poco de crema por su espalda, ya que se encontraba tumbado boca a bajo, y me dispuse a extender la crema por toda la espalda. Primero con las dos manos cubriendo toda la espalda. Una vez ya tenía extendida toda la crema, con más delicadeza me dediqué a pasar mis dedos por su suave espalda. Me gustaba el tacto de su piel en mis manos, sentía la espalda dura y firme pero a la vez suave, muy suave. Apretaba un poco con mis yemas de los dedos sobre ella a la vez que los movía en pequeños círculos. Recorrí toda su espalda con mis dedos, sin dejar ninguna zona de ella sin recorrer por mis hábiles dedos llegando hasta sus hombros.

Eché un poco más de crema sobre ellos y seguí con el masaje. Mientras Mario tenía la cabeza girada apoyada sobre la toalla y los ojos cerrados síntoma del gusto que le estaba proporcionando, yo cambié un poco la forma de mi masaje y estuve apretando los músculos de los hombros. Cogiéndolos desde la base y subiéndolos un poco a la vez que los soltaba poco a poco. Sentía pequeños gemidos de Mario al darle ese masaje y de esa manera sobre sus hombros. Pasaba mis dedos gordos y los movía en círculos sobre su nuca mientras el resto de mis dedos abrazaban su cuello. Repetía el proceso con los hombros y volvía con su cuello. Me encantaba sentir su cuerpo en mis manos, sentir que le estaba proporcionando placer a mi amante.

Después de que su piel absorbiera por completo toda la crema que le eché, le pedí que se diera la vuelta. Tenía ganas de pasar mis manos por su pecho, de dejar que mis dedos disfrutaran de su encantador tacto. Me senté a horcajadas sobre su cintura. Le eché otro poco de crema por su tórax y volví a repetir el proceso. Una primera pasada rápida para extender bien la crema y ya centrándome en pasar mis dedos delicadamente para proporcionarle el mayor placer posible. Pasaba nuevamente mis yemas de los dedos muy despacio y casi rozando su piel, movía mis diez dedos con delicadeza, con suavidad. Bajaba de arriba a bajo; desde su cuello hasta su cintura a la vez que movía mis manos de lado a lado. Le estaba dando bastante placer como pretendía y vaya si lo estaba sintiendo…. Empezaba a notar como su desnudo bulto empezaba a enderezarse, a crecer con el movimiento de mis manos sobre su cuerpo.

Mi afeitado conejo sentía como su bulto crecía cada vez más. Me encantaba esa sensación, de tener aprisionado por mi cuerpo a su pene, intentando crecer y por su puesto también le encantaba a mi coñito que se estaba empezando a humedecer de sentir ese trozo de carne crecer debajo de él.

Mientras seguía con el masaje por el cuerpo de Mario, empecé a mover mis caderas un poco a modo de frotar el paquete de mi amante. Al principio me movía muy despacio, casi sin apreciarse, pero cada vez ese aparato crecía más y no podía resistirme el moverme cada vez con más ganas y con más rapidez.

Sentía a su ya duro pene buscar la entrada de mi cueva, miraba hacía abajo y veía sobresalir parte de su pene de debajo de mi cintura. Me encantaba ver su pene, me moría de ganas por besarlo y lamerlo cada vez que veía su rosado glande, pero todavía quería resistirme a la tentación de ese duro pene, quería excitarle más todavía como hacía él conmigo que me llevaba a la excitación extrema antes de cualquier penetración

Bajé un poco mi cuerpo y me senté sobre sus rodillas, dejando total libertad a su pene. Estaba enorme, dejando claro que Mario estaba muy excitado. Yo con mis manos baje el masaje que le estaba dando hasta llegar a su tripita, ahí estuve pocos minutos y seguidamente bajé hasta sus inglés. Empecé a masajearle las inglés cogiéndolas y haciendo pequeña fuerza sobre ellas y terminar acariciándole los testículos. Repetí ese mismo movimiento varias veces por cada ingle y finalmente me centré ya totalmente en sus testículos. Los masajeaba, los acariciaba, pasaba mi mano por ellos y subía sobre su pene acariciándolo a lo largo de todo sus 22 cm.

Mario estaba gimiendo ya de placer sin miedo a que nadie le oyera. A mi que siempre me ha dado bastante vergüenza que me vieran haciendo algo, miré a ambos lados y vi varios grupos de parejas a 30 o 40 mts de nosotros, así como gente paseando por la orilla del mar. Me armé de valor y le agarré el duro pene directamente, dejándome de caricias y de masajes. Le agarré desde la base y empecé a masturbarle muy lentamente, agarrando su pellejo desde la punta y bajándolo y subiendo sucesivamente. Lo tenía muy duro, y me encantaba esa sensación de tener una polla bien dura como esa en mi mano, ese tacto, esa visión de ver el glande desaparecer y volver a aparecer mientras de fondo oigo los gemidos de Mario

Estuve masturbándole lentamente durante varios minutos. No sabía que me apetecía más si metérmela de golpe en la boca o llevar a mi amante al mar buscando algo de intimidad para que me follara. Finalmente elegí la segunda opción y cogiendo de la mano a mi amante con todo su aparato erecto le guié hasta el mar.

Ya en el agua, le rodee con mis piernas a su cintura y le abracé con mis abrazos por su cuello. No tardamos mucho en besarnos y dejar a nuestras lenguas total libertad para que disfrutasen recíprocamente. Me moría de ganas por tener ese pene duro y erecto dentro de mi. Nunca lo había hecho en el mar y quería saber que se sentía.

Empecé a frotar mi coñito sobre su dura polla, el estar en el agua ayudaba a Mario a que me tuviera abrazada a su cuerpo sin sufrir demasiado peso. Sentía su aparato contactar directamente sobre mi chochito y no podía evitar el cerrar los ojos y dejarme llevar por el tremendo placer. Estaba segura que desde afuera se apreciaba claramente lo que estábamos haciendo. Pero nada me importaba. No me importaba la gente, lo que pensaran, lo que vieran. Quería disfrutar de esa polla, de mi amante. No había absolutamente nada más importante en la vida en ese momento que Mario y su polla. Ni el cornudo de mi marido ni nadie.

Solté un poco la presión de mis piernas sobre su cintura para poder colocarme mejor y permitir a Mario que me penetrara. La mezcla de sentir su pene durísimo introduciéndose en mi vagina junto al movimiento del mar que nos empujaba…. Era exquisito. Nunca había probado el follar en el mar, con los movimientos del agua, las olas chocando contra nuestros cuerpos. No me importaba la gente que pudiera estar pasando por la orilla del mar o que estuvieran nadando cerca de nosotros. Sólo cerré los ojos y disfruté del placer sexual que nos proporcionábamos mutuamente. Los dos gimiendo de placer y de gusto.

La verdad es que mi marido nunca ha sido un excepcional amante, pero con lo que Mario me estaba haciendo disfrutar, me estaba demostrando que mi marido era un cretino a su lado. Nunca había practicado la postura de hacerlo subida a mi amante mientras éste te sujeta en vilo. Y desde luego que esa postura es genial, te hace sentir el aparato masculino entrar en toda su dimensión en la vagina de una. Y si encima se habla de un aparato como el de Mario… puff.

Tras acelerar el ritmo de las embestidas, abrí los ojos para ver la expresión de placer en la cara de Mario. Estaba claro que estaba cerca su orgasmo. Y con él, el mío propio…estuve ayudando a los movimientos siendo yo misma quien subía y bajaba para facilitar las penetraciones, una y otra vez sacando su polla y metiéndola, sintiendo las olas chocar, oyendo nuestros gemidos…y justo cuando estaba apunto de correrme, Mario me dijo que él iba a hacerlo…. Le agarré fuertemente con mis brazos, me pegué a él todo lo que pude, y justo en el momento en que sentí su caliente semen entrar en mi, mi cuerpo empezó a temblar de placer por el orgasmo que estaba teniendo….

Después de ese genial polvo, nos volvimos a tumbar en las toallas y ahí estuvimos un par de horas más, acabando la tarde y disfrutando de los últimos rayos de sol. Así, tumbados cada uno en su toalla y mirándonos como dos enamorados nos quedamos dormidos.

Creo que pasó como media hora cuando Mario me despertó con sus besos, recorriendo todo mi cuerpo con ellos. Decidimos que era hora de ir al hotel a ducharnos y cambiarnos para salir a cenar y tomar algo.

Ya en el hotel, el cansancio de haber estado todo el día en el agua jugando hizo mella y decidimos tomárnoslo con calma y nuevamente nos quedamos dormidos en la cama de la habitación. Esta vez estuvimos durante un par de horas. Eran cerca de las 22:30 cuando esta vez fui yo quien se despertó la primera. Y esta vez fui yo quien sin pensármelo desperté a mi amante acariciándole su cansado pene. Me lo metí en la boca y dejé que creciera dentro de ella. No sabía si el sabor salado era por la sal del mar o por los restos esperma, pero me gustaba… y mucho.

Después de que se despertara y tras conseguir que se le pusiera de nuevo dura, dentro de mi boca y viendo que se nos hacía tarde… decidimos parar y ducharnos. Esta vez por separado para evitar tentaciones.

Tras la ducha y recuperar algo de fuerzas, fuimos a cenar a un italiano cerca del paseo marítimo. Tras cenar unos tallarines al pestto y una lasaña, decidimos irnos a tomar unas copas a alguna discoteca de Ibiza y es que…. ¿Que es pasar un fin de semana en Ibiza si no se va a alguna de sus magníficas discotecas?

Entre que era sólo un fin de semana y con la excusa que le había puesto a mi marido del cursillo de las máquinas nuevas, no pude llevarme mucha ropa variada para la ocasión. Pero si que metí en la maleta una minifalda blanca y un top negro, con generoso escote. El por su parte y dado que los tíos tampoco tienen mucho poder de decisión sobre la ropa… llevaba el típico pantalón vaquero ajustadito por atrás…. y una camisa negra.

Entramos en la discoteca agarrados de la mano y fuimos directos a la barra a tomar la primera copa. Estuvimos tomándola tranquilamente mientras hablábamos pegados al oido de cada uno, dado el volumen alto de la música. Las palabras se mezclaban con besos, abrazos, caricias….El caso es que me iba calentando poco a poco nuevamente.

Ya con la segunda copa nos separamos un poco y empezamos a movernos. Aunque prácticamente era yo la que bailaba, él simplemente se movía un poco mientras se dedicaba a mirarme a la vez que seguía bebiendo. Después de tomarnos la segunda copa fuimos ya directos a la pista de baile.

Ahí en la pista, si estuvimos bailando los dos. E igual que la primera que vez que estuve bailando con él el baile era todo una danza de cortejo. Yo de espaldas a él pasando mi trasero por su paquete, él pasando sus manos por mis caderas… juntándonos de vez en cuando para morrearnos para seguidamente separarnos un poco y volver con el baile. Yo al sentir sus caricias, su paquete pasar por mi cuerpo, no hacía más que ponerme caliente cada vez más. Movía mis caderas al mejor ritmo que el cansancio acumulado me dejaba, quería darle morbo con mi baile, quería excitarle y creo que lo estaba consiguiendo por como notaba su ya duro paquete en mi coñito al pegarme a él. No voy a negar que también yo me estaba humedeciendo un poco al sentir sus manos pasar por mis pechos y mis ya duros pezones aprovechando que estaba pegada a él juntando mi espalda con su pecho….

Paramos un momento para ir a la barra a tomar la tercera copa. Ya en la barra y después de varios minutos de morreos y caricias sin disimulo alguno, el alcohol ingerido empezaba a hacer efecto por lo que me fui al baño. De vuelta entre la multitud de la gente, me "entró" un moreno que decir atractivo se quedaría corto. Unos 40 años, Al rededor de 1,90, cuerpo tirando a musculoso, (se notaban horas de gimnasio en ese cuerpo) y un culo para quitar el hipo a cualquiera. Tras decirme que se llamaba Javier y dejar clara su chulería, me dijo que le gustaba mucho, que había visto como había estado bailando "con mi marido", por lo que no pude evitar el reirme

De que te ríes guapa?

De una cosa que has dicho….(intentaba hacerme la interesante)

Y me lo vas a decir? Umm?

Con lo que caliente que iba de estar con Mario y sentir ese cuerpazo pegarse a mi para hablarme al oído… me estaba poniendo… pufff Y es que he reconocer que siempre me han dado mucho morbo los Chulos con músculos.

Claro…. No me importa decírtelo al fin y al cabo no me conoces… Es que resulta que ese no es mi marido.

Ahh, entiendo. Es tu novio.

Jajaja, - Nuevamente me eché a reir. – No, para nada es mi novio.

Tu rollo de esta noche?

Jajaja, frío, frío….

¿Entonces?

Mi marido está en Madrid. Y ese rubio con el que me has visto es mi amante

Jajaja, ahora soy yo el que se ríe. Que bueno. Veo que eres muy morbosa….

Y dicho eso… se abalanzó sobre mí sin mediar más palabras para pegarme un morreo. Yo desde luego no dije que no a tal invitación y es que no todos los días se le ofrecen a una bombones como ese

Eso dio inicio a una fuente de fluidos en mi chochito. Estaba siendo doblemente infiel y el morbo que sentía en ese momento era increíble. No pude más que devolverle el beso y mezclar mi lengua con la suya, sobar ese culo prieto que tenía y dejarme llevar por la situación tan morbosa que estaba experimentando.

Javier también pasaba sus manos por mis pechos, por mis erectos pezones y yo dejándome llevar y disfrutando del momento. Era realmente increíble el morbo y la calentura que tenía en el cuerpo al sentirme tan "chica mala". Pasados unos minutos caí en la cuenta en que estaría Mario esperándome por lo que tras otra breve charla y varios intentos fallidos por su parte para irme con él, me despedí para reunirme con mi amante.

ya estás aquí Eva? Donde te habías metido. Has tardado mucho.

No vas a creerte lo que me ha pasado….

Venga, cuenta.

Resulta que cuando volvía del servicio, me ha entrado un tio. Unos 40 años, pero que el cabrón está buenísimo.

Jajaja, Y….?

Pues que el tío tras hablar algo con él, llega y me pega un morreo que no veas. No me ha dado tiempo ni a reaccionar.

Jajaja, y conociéndote Eva….. seguro que se te han mojado un poco las braguitas

Jajaja, pues me conoces mal… jajaja, porque se me han mojado mucho

Jajaja, te estoy convirtiendo en una viciosa del sexo…. Umm, ¿y sabes? Me encanta….

Tras esa breve charla, me di cuenta que Mario era más morboso todavía de lo que imaginaba y por supuesto nada celoso… Y eso me encantaba tener a mi lado alguien que confía en mi y que no se pone celoso por tener un hombre cerca de mi.

¿sabes Eva?

Dime Mario.

Antes, cuando tardabas en venir se me acercó un tipo ofreciéndome coca. Me dijo que nos había estado viendo bailando y que pensó que querríamos para terminar bien la fiesta

Vaya, y que le dijiste?

Pues pensé que si sería buena idea

Y?

Y? pues que le pillé una poca. ¿nunca la has probado?

Umm, reconozco que alguna vez. Pero tampoco habitualmente ni mucho menos.

Y que? Te gusta?

Bueno, reconozco que para un día de fiesta viene bien… te hace aguantar bastante y para el sexo….. ya ni te cuento cuanto se aguanta…. Jejeje

Pero bueno Eva, es que no tienes bastante con lo que aguanto yo…?

Claro que tengo bastante, eres genial follando, pero…. Todo en esta vida se puede mejorar… ¿no? Jajaja.

Vaya Eva, no se quien de los dos es más morboso o vicioso… jejeje. Me encantas, de veras que me encantas..

Nos fundimos en un nuevo morreo, y tras acabar la tercera copa, nos fuimos al hotel. Los dos sabíamos que nos esperaba una noche llena de lujuria, pasión y sexo desenfrenado y no queríamos demorar más la visita a nuestra particular "fiesta del vicio".

Se estaba haciendo ya característico el desnudarnos mutuamente con pasión y desenfreno, como si se nos fuera la vida en ello. Nos deseábamos mucho y no se porqué esa noche fue el cimas de todas las noches que he estado con Mario.

Una vez desnudos los dos y tras varios minutos besándonos y acariciándonos, decidimos probar la coca que había pillado Mario. Primero fue él quien tras estar cortándola unos momentos sobre la mesa, la esnifó. La siguiente era yo. Estaba nerviosa. Hacía mucho que no la probaba, las pocas veces que lo hice fue de joven, antes de conocer a mi marido y en contadas fiestas. Quería estar a la altura de Mario, y no me lo pensé más…. Me acerqué a esa blanca nieve tan tentadora y la esnifé con ganas. Sentí rápidamente recorrer por mi nariz para llegar hasta mis adentros… Era de muy buena calidad y enseguida se hicieron presenten los efectos. Esa euforia, esa dosis de alegría añadida….

Los dos colocados y con esa dosis extra de excitación que da la cocaína, me hizo tumbar en la cama, y recorrió todo mi cuerpo con su lengua, con sus labios. Me llenó de besos, de caricias, de lametones… Pero una vez más en el fin de semana, tenía otra sorpresa preparada….

Se levantó de la cama, y se fué al armario a abrir su maleta…. Y para mi sorpresa vi sacar de ella un consolador. De algo más de 20 cm y con un grosor pero más que aceptable.

Pero bueno Mario…. ¿y ese juguetito?

¿esto? Tu lo has dicho… un juguetito cielo…. Juguemos Eva… juguemos un poquito…. La noche es muy larga….

Y tras esas palabras, metió su cabeza entre mis piernas y me dedicó una de las mejores sesiones de sexo oral que me había dado hasta ahora…. Los estábamos en un estado de excitación enorme, terrible. A los pocos minutos de estar con su lengua en mi empapadísimo coñito, y a pesar de que dicen que la coca te hace aguantar en el acto sexual, tuve el primer orgasmo de la noche… Mis temblores característicos ya en mí con los orgasmos que me hacía conseguir Mario se hicieron presentes una vez más, mezclándose con mis gritos de pasión y lujuria.

Tras mi orgasmo, se tumbo a mi lado, de frente y estuvimos un momento así, pegados y besándonos, llenándonos de caricias. Yo fruto de esas caricias terminé cogiendo con mi mano su enorme aparato, se notaba la gran excitación que él también tenía. La tenía dura, durísima, creo que incluso más dura y aunque fuera imposible más grande de lo que normalmente la tenía cuando está excitado. Moví mi mano arriba y a bajo, frotando ese enorme pene tan deseado por mi.

Se tumbó en la cama boca arriba y me cogió de los brazos guiándome para que me pusiera encima suya. Estaba claro que sus intenciones eran que quería follarme en esa posición. El tumbado y yo encima suya…. Como era de esperar, no me hice de rogar y me coloqué encima de él, poniendo mi ardiente y mojado coño sobre su enorme polla.

Acababa de tener un orgasmo y tenía el coño empapadísimo una vez más. Me estaba viciando al sexo de una manera brutal, necesitaba de su pene, estoy enganchada a su aparato. Necesito de él, de su miembro, del enorme placer que me da Mario y que nadie ha sabido darme como él.

Sin más dilación guié yo misma su pene a la entrada de mi vagina…. En cuanto noté su glande tocar mis labios vaginales, poco a poco me fui sentado encima de ella, metiéndomela en toda su extensión… De veras que la notaba más gruesa, más ardiente, más grande… y el placer era infinito… poco a poco me fui moviendo arriba y abajo, para dar paso a un movimiento desenfrenado. Los dos estábamos fuera de si, en un estado de excitación mezcla de la situación y la cocaína, que no era normales. Gritando sin complejos, gimiendo sin temor a ser oídos. Mis pechos daban grandes vueltas al compás de nuestros acelerados movimientos, Mario al verlos moverse de esa manera, decidió tocarlos, agarrándolos con fuerza, cogiendo de vez en cuando los pezones y pellizcándolos….Me encantaba esa situación; encima de mi amante, follándomelo, haciéndole gemir de placer, de pasión y a la vez sintiendo venir un nuevo orgasmo…mis grandes gemidos dieron paso, con el inminente orgasmo a unos lloros incontrolados mezcla del placer que estaba experimentando y de los temblores que nuevamente estaba sufriendo…. Los lloros, los gritos de pasión, los brutales movimientos, dieron paso a un silencio consecuencia de mi segundo orgasmo de la noche. Llevamos ya más de una hora haciéndolo y Mario no había terminado y estaba claro que no se iba a quedar con las ganas de llegar al orgasmo….

Tras varios minutos de descanso en el que no quise levantarme de él y sacarme su aparato de mi interior…. Mario me hizo levantarme para ponerme a cuatro patas colocándose él detrás de mi. Así en esa postura, empezó a acariciarme mi más que feliz coñito fruto de los orgasmos recibidos… No podía ser… acababa de tener mi segundo orgasmo en una hora y sus caricias me estaban proporcionando el mismo gusto que si fuera el primero…. Notaba como me estaba mojando nuevamente, como el placer que proporcionaban sus caricias recorría todo mi cuerpo, llegando hasta mi cerebro de donde salieron nuevos gemidos de placer reproducidos a través de mi boca….

Metió su grandioso aparato por mi chochito, con una penetración suave, pero directa. Sin pausas como otras veces en las que me metía un trozo de su aparato para luego sacarlo y seguidamente volvérmelo a meter. Se notaba que estaba muy cachondo y necesitado de correrse…. Pero lo que yo no sabía es que Mario lo tenía todo muy bien controlado

Empezó a moverse, a sacármela y meterla en repetidas y sucesivas ocasiones, me estaba follando proporcionándome una vez más en la noche enorme placer a mi coñito. De mi boca estaban saliendo nuevos gemidos del placer sufrido cuando noté que Mario se empapaba la mano en saliva para llevarla inmediatamente a mi culito. Se dedicó en los siguiente momentos a ensalivarme y lubricarme el ano mientras poco a poco me hacía presión con un dedo para ir abriéndolo y preparándomelo para el sexo anal que estaba segura estaba a punto de experimentar y por supuesto deseosa…..

Cuando Mario lo creyó oportuno y justo cuando me estaba follando doblemente con su enorme polla en mi coñito y uno de sus dedos totalmente en el interior de mis entrañas… sacó ambos para dirigir su aparato hacia la entrada de mi dilatado ano y con mucha suavidad pero nuevamente sin pausa me la fue metiendo toda entera…. El ardor por tener dentro de mi ese aparato en esas condiciones era terrible, pero no tanto como el placer que me estaba dando en ese momento ya que para cuando Mario consiguió metérmela toda entera y empezar con el bombeo de la follada, estaba acariciándome a la vez el coñito…. Y pasados unos momentos de intenso placer donde yo estaba disfrutando de esa follada tan salvaje con los ojos cerrados y dando unos gritos increíbles…. Noté como dejó de acariciar mi chochito para coger el consolador y llevarlo a la entrada de mi coñito….

Dios mío lo que estaba sintiendo en se preciso instante. Su enorme polla en un estado de excitación brutal, y un consolador que para mi sorpresa era también vibrador en el interior de mi coñito…. Mario empezó entonces con un movimiento más rápido y duro. Cada vez más rápido, cada vez con más dureza, cada vez oyéndole gritar más y más del placer que el mismo estaba experimentado. Mezclando sus gemidos y sus gritos a los míos. Estaba siendo doblemente penetrada y la sensación era única. Nunca había sentido algo así, era indescriptible, inigualable…. Estaba pensando que en este tercer orgasmo la coca si estaba haciendo el efecto de retardo, porque estaba disfrutando como nunca, estaba experimentando sensaciones de excitación de máximo placer y sin embargo no me estaba corriendo… Estaba pensando en eso cuando noté como Mario paraba todo movimiento y sin mediar palabra sacaba su aparato de mi íntima cueva.

No quería que parara, mientras se acercaba a la mesilla, yo misma me cogí el vibrador que tenía entre las piernas y lo estuve moviendo mientras me puse a preguntarle a Mario que hacía:

Pero que haces? Te pasa algo?

No, nada. Pero quiero que juguemos a un último juego….

Joder Mario, ¿ahora? De veras tienes ganas de jugar ahora, con lo cachondos que estamos los dos.

Si Eva. No es un simple juego. Es una forma de añadirle más morbo a la situación

¿más morbo? Pero como que más morbo…. Estamos apunto de corrernos los dos, estamos gritando como posesos y dices que quieres añadir más morbo… No me lo puedo creer

Shh, confía en mi Eva. Por favor confía en mi…. – Voy a llamar a un amigo, quiero que hables con él.

Como que hable con él? No pienso hablar con nadie… estoy cachondísima, estoy demasiado excitada para hablar con nadie joder

Hazlo por mi Eva, quiero que hagas esto por mi. Nunca te he pedido que hagas nada por mi, siempre lo que te he pedido era para darte placer… Esta vez quiero que lo hagas para darme placer a mi.

Pero que placer tiene que hable con tu amigo en esta situación

Por favor, tu hazme caso… ¿lo harás?

Joder Mario, eres increíble. Increíble de veras. Venga…. Márcame el numero y me pongo….

Seguía sin creer como le podía dar morbo que hablase con un amigo suyo en ese momento, pero tras calmar mi cabreo un instante para como decía Mario, darle placer a él accedí a hacerlo.

Nada más decir eso y dar mi consentimiento volvió a colocarse detrás de mi y a penetrarme analmente con su duro cipote y vaginalmente con el consolador… Volvía sentir nuevamente el placer de ser penetrada doblemente, sentir nuevamente el doble placer… cuando note como Mario tras buscar el número que quería, lo marcaba en el móvil…. Y me lo pasó para que lo cogiera.

Sonaba el tono mientras sentía salir y meterse su polla una y otra vez a la vez que sentía las vibraciones en mi coñito…. Noté como Mario le da mucho morbo esa situación ya noté como aceleraba el movimiento. Empezaba a estar muy intrigada por saber quien narices sería su amigo….

Diga?

Siii, Quiieeen eres?

Como que quien soy Eva…. Soy tu marido… Que coño haces llamándome a las 2 de la mañana? Y esa voz? Te pasa algo cariño?

¡¡Joder!! ¡¡ERA MI MARIDO!! El muy cabrón había cogido mi móvil. (Con lo cachonda que estaba y la excitación terrible que tenía no estaba para fijarme en móviles). El cabronazo había llamado a mi marido… Con razón decía que le daría mucho morbo la situación…. No me esperaba eso. No sabía que decir…. Pero sin embargo no sólo seguía sintiendo su polla follándome a la vez que el vibrador…. Si no que además pasados los primero segundos de miedo, dicha sensación de miedo se fue convirtiendo en morbo. En un extraño pero lujurioso morbo que jamás habría imaginado que podría sentir…..

Ahí estaba yo, siendo follada por mi amante analmente, con un consolador vibrador en mi conejo, colocada por la coca y hablando con el cornudo de mi marido…. Y es que desde esa noche jamás podré negar que era un auténtico cornudo….

Cariño, te llamé porque te echaba de menos. Y como no te había llamado todavía en todo el fiiinde semana

Intentaba aguantar los gemidos de placer que me producía Mario follándome, pero sobre todo por la situación tan extraña y morbosa que estaba viviendo….

¿pero te pasa algo? Hablas un poco rara

No, no es nada, es que estoy algo bebida. Saaalimos a tomar alguna copa con los compañeros

Vaya Eva, la que solo iba a ser una viaje de trabajo… La que decía que se iba a aburrir en Barcelona

Joer Carlos, no te enfades… que te llamo precisaaaamente porque te echo mucho de menos….

No podía aguantar mucho más la conversación sin gritar de una vez por todas. El cabrón de Mario encima aceleró brutalmente sus movimientos…. Por lo menos tuvo el "detalle" de no gemir y gritar como hacía pocos minutos había estado haciendo mientras me penetraba….. Tenía que cortar la conversación de una vez…. Se me escaparía algún gemido, algún grito…. Estaba sintiendo demasiado placer al hacer lo que estaba haciendo, mintiéndole en sus propias narices. Siempre me había dado mucho morbo lo prohibido….. pero nunca imaginé que podría excitarme tantísimo ser tan mala….

Carlos, ¿me perdonas?

Umm, no se cariño

Venga cariño… por favor…. Además te llamé solo para decirte una cosa, no para discutir….

¿El que Evita? ¿Que querías decirme?

Que te amo Carlos…..

Y justo en ese instante, justo en el momento en que pronunciaba esas palabras noté los enorme chorros de mi amante llenar mis entrañas…. Tuve que cortar nada más decir eso porque yo misma llegué a un terrible orgasmo justo al notar la leche de mi amante penetrarme…. Justo al decir a mi marido que le amaba…. Grité como una posesa, el orgasmo de mi vida, nunca nadie jamás me había hecho sentir tanto placer, tanta excitación…. Me duró varios segundos que se hicieron eternos…. Todo mi cuerpo temblaba sin control, yo gritaba…..

Al contrario de lo que hubiese podido pensar si antes de hacerlo me lo hubieran propuesto…. No sentía ningún tipo de remordimiento por lo que acababa de hacer. Era en ese momento la mujer más feliz del mundo. Estaba en la cama con la persona que sabía darme el placer que nunca jamás había tenido y estaba feliz por ello. Nada me importaba en este mundo más que mi amante….

Tras el orgasmo de mi vida…. Nos quedamos dormidos abrazados el uno al otro

Al día siguiente hicimos las maletas y tras desayunar en el hotel, nos montamos en el coche y volvimos tranquilamente. Le pedí que no corriera con el coche. Quería disfrutar de mi amante el poco tiempo que quedaba de fin de semana. Un fin de semana que para mi marido iba a ser unos aburridos cursos de trabajo en Barcelona, pero que para mi fue un fin de semana lleno de pasión, sexo y lujuria desenfrenado.