Infidelidad visual

~Desearía que mi ropa tuviera un solo propósito: Tu excitación al arrancármela.~

Un día más en el que me dijiste que usar, lo más triste es que cada vez desearía que me vistieras con el único fin de desvestirme después del evento.

~ Desearía que mi ropa tuviera un solo propósito: Tu excitación al arrancármela. ~

Vamos a esa aburrida cena de tu trabajo, voy de tu brazo. Quizás sonrío junto a ti, sin embargo mi pensamiento te dejó de lado hace algún tiempo… 35 minutos, exactamente. Justo desde que él entró.

Viene acompañado de una cosa, simplona y poco sensual que se hace llamar su esposa. Como la odio, pues yo no resistiría la tentación de violarlo ahora mismo.

Mientras tú hablas y yo sonrío, secretamente lo estoy mirando; se me seca la boca al desear al menos estar de su brazo, tocándole por encima de ese traje de gala que se le ve tan bien.

Cuanto me estorbas en este momento, si no estuvieras aquí, al menos descaradamente podría jugar a incitarle, como lo hacen tus compañeras de la oficina que son solteras.

Lo haría seguirme al lugar más privado y próximo que fuera posible; quizás un pequeño armario de limpieza, caluroso, sucio, desordenado. Así sería, igual que mi sexo con él.

Un lugar en el que pudiera sentir sus manos temblorosas  hurgando debajo de mi vestido negro, bajando el liguero... Mientras mis manos deshacen el nudo de la corbata.

Imagino su boca sofocada con la mía, como deseo sentir la sal de su cuerpo, la erección entre sus piernas luchando por salir del pantalón, sólo para perderse dentro de mí.

Cada vez que me haces caminar o me indicas que salude a alguien, la ilusión del sexo con él se desvanece, sin embargo mi sangre arde.

Ver sus dedos sujetar la copa del Martini delicadamente, mientras su otra mano toma la aceituna y la lleva a sus labios; me hace delirar pensando en que no harían esos dedos celestiales y s boca húmeda con mis pezones.

Le gustan las adivinanzas, se ríe con ellas. Cómo hago para indicarle que debajo de mi vestido tengo tantas adivinanzas listas para que las descubra una por una.

Verlo respirar agitadamente mientras baila me sofoca, cuanto desearía que respire así mientras me toca teniéndome acorralada contra la pared.

En ese momento le bajaría el cierre, enredaría mis piernas a su cintura y usaría mis talones para empujar su cadera contra mí ¿le excitaría la imagen de mí vestida sólo con tacones de aguja?

Gritaría al sentirlo entrar, para que nos descubran… Para que me descubran.

«Cariño, ven a la mesa.» Me dices tomándome suavemente del hombro y yo te sonrío.

Mi fantasía desaparece al instante por el sonido de tu voz,

Curiosamente me toca sentarme frente a él, mientras él lo único que hace es ignorarme. Muero de calor debajo de la seda.

Mi maquiavélico plan sería tirar el cubierto, fingir que voy debajo de la mesa a buscarlo y terminar con la boca pegada a tu cadera; masajeándote el miembro por encima del pantalón, deslizando el cierre, haciendo a un lado del bóxer.

Sólo con tocarme el clítoris un poco mientras te sostengo con mi mano y te siento en mi boca, llegaría el paraíso. Sintiéndote profundamente, succionando, chupando, tentando con mi lengua… Sé que quieres, sabes que quiero.

Quiero chupar tus testículos con mis labios, mientras mi mano se mueve de arriba abajo sobre tu tronco ya húmedo por mi boca…

Sin embargo él eres así, cordial y conservador. Desde que mi marido lo puso en frente de mi por primera vez, lo he soñado tanto.

Quizás sea malo desearte así, sin tener la mínima necesidad de amarte.

Una vez más me resigno a observarte a la distancia y guardar la fantasía de nuestro sexo en mis pensamientos… Sin embargo, ahora al alzar la vista, noto que me miras… llevas toda la noche mirándome.