Infidelidad virtual, un apodo muy particualr
Chateo con una conocida sin que ella me reconozca...
Llevo un rato cavilando muy excitado, estudiando las posibilidades y recordando toda la conversión por si alguno de los comentarios puede confirmar mis sospechas.
He estado un rato en el “Chat de más de 30”. Después de un rato intentando ligar, ha entrado alguien con un alias muy especial: Olivina64. Enseguida me ha parecido familiar y sin dudarlo he ido a su encuentro abriendo un privado con ella.
Sin revelar mi verdadera identidad he charlado un rato con ella. Pronto hemos congeniado mucho y hemos intercambiado opiniones. Ella es casada y le gusta conocer a gente nueva y divertida. La descripción que hace de sí misma la hace muy atractiva para mis gustos.
Este alias Olivina64 lo he visto escrito en algún sitio pero no se dónde. Doy vueltas y vueltas en mi memoria tratando de asignar el alias a algo. Repaso mis direcciones de correo y no encuentro nada. Por fin se me ocurre revisar solo los e-mail recibidos recientemente.
Encuentro uno que me envía una compañera de trabajo con una de esas bromas sobre lo que les gusta a las mujeres de los hombres…
Justo en la lista de direcciones anterior, pues es un e-mail reenviado, aparece la mencionada Olivina64. Por fin ya he averiguado porque me resulta familiar este apodo. Enseguida me pongo a hacer deducciones. Si Cati me lo ha reenviado tal cual, la tal Olivina64 podría ser ella.
Trato de recordar sus comentarios sobre los temas tratados, la descripción de ella y su familia, de sus gustos y de sus aficiones. Quizás he estado chateando con Cati con el seudónimo de Olivina64.
Me seduce la idea de tener una cierta relación con alguien que se considera a salvo por el anonimato de la red, cuando en realidad es una compañera cercana, que veo todos los días, y que por cierto es muy atractiva.
A pesar que roza los cuarenta es una perita en dulce. Es muy discreta y quizás algo reservada, lo cual hace más atractiva la situación. En el Chat se ha mostrado muy atrevida y desenvuelta.
Si es ella, sabe interpretar un papel muy distinto al que desempeña a diario y me siento muy tentado a seguir con las investigaciones, y quizás, quien sabe, a mantener un juego muy estimulante con mi compañera de trabajo de esta forma virtual.
En el siguiente encuentro en el chat me muestro alegre y simpático y es ella la que propicia el salto hacia una conversación más picante. Cuando nos damos cuenta ya nos hemos enviado varios besos y hemos intercambiado el secreto de unas cuantas fantasías sexuales.
Me confiesa que le seduce la idea de sentir como un hombre bien dotado entra en su habitación por la noche, la despierta para hacerle el amor y después de hacerle disfrutar de varios orgasmos seguidos, desaparece en la oscuridad, dejándola otra vez dormida.
Le respondo con una de mis fantasías. Le relato como una atractiva vecina me incita mientras subimos en el ascensor. Como nos fundimos en un largo beso y como la llevo a casa y hacemos el amor en el comedor apoyados sobre la mesa.
Me confiesa que se ha calentado mucho y que se va a la cama a desfogarse con el marido. Le doy permiso con la condición que el próximo día me cuente con detalle todo lo que va a hacer. Olivina64 después de resistirse durante un rato accede con la limitación de que solo me contara lo que haga ella, no lo que haga su marido.
Lo encuentro aceptable y le deseo que lo pase muy bien. Le recomiendo que sea un poco mala y un poco guarra. Ella lo entiende como un compromiso, se va húmeda y caliente al lecho marital.
La siguiente vez que nos encontramos en el chat, se muestra reservada respecto al encuentro con su marido después del precalentamiento virtual. En cambio, la noto más atrevida y fogosa que de costumbre. En pocos minutos ya me tiene acorralado y me pide sexo sin parar. Sexo con mayúsculas, sexo intenso y sin concesiones.
Olivina64 escribe rápido y la siento muy excitada. No es momento para fallar. Me esfuerzo en seguir el ritmo y la logro poner completamente cachonda. Le doy un repaso con la lengua, y sin miramientos le paso la mano por todos sus rincones. Me mojo los dedos con el fluir de su sexo y me los chupo con lujuria.
Cuanto más escribo más ganas de continuar tengo. Ella apenas me deja respirar y me anima a seguir, sin límites, sin convencionalismos. Me pide que sea rudo, que no utilice expresiones cursis, que la folle sin contemplaciones.
Tengo que recurrir a casi todos mis trucos para escribir rápido, ser certero y transmitir lo que siento. Olivina64 se siente halagada y complacida. Mis palabras escritas en la pantalla le hacen sentir el vigor y el ímpetu masculino como si estuviésemos juntos.
Durante unos instantes ella no me responde. Yo sigo escribiendo, le describo como le estoy chupando el sexo, como le acaricio los labios y como mis dedos húmedos entran y salen furiosos de su vulva para darle todo el placer del mundo.
Recupera la comunicación para confesar que se estaba tocando mientras me leía. Ahora dice que se ha metido dos dedos y que espera leer como la follo para poder llegar a su orgasmo. Tras unos minutos de sexo desenfrenado escrito, me dice que lo ha conseguido y me pregunta sobre mi erección.
Yo le respondo que esta noche me hare una paja a su salud. Nos despedimos con frases muy dulces y prometiéndonos mutuamente que nos volveremos a encontrar pronto. Estoy tan excitado que la polla gotea y me he mojado el slip. Cierro los ojos y pongo la imagen de mi compañera de trabajo a Olivina64 y en cuanto me froto un poco, me corro como un adolescente.
El día siguiente voy al departamento de Cati. Estoy tan emocionado que me tiemblan las piernas. Cuando la veo no puedo sentir un poco de rubor. Me parece mentira que mi sencilla compañera sea la tigresa que por la noche me pone a cien en el chat y que se deja follar hasta caer rendida entre mis palabras.
Cati me saluda con su simpatía habitual, pero enseguida se pone a trabajar y no me atrevo a interrumpirla.
Durante todo el día estoy deseando que llegue la hora de conectarme al chat donde espero encontrar a Olivina64. Cada vez estoy más convencido que este alias corresponde al elegido por Cati.
Me recibe en su privado con bastante jovialidad. Me recuerda lo bien que lo paso ayer noche y me confiesa que durante el día ha pensado varias veces en este momento.
Antes de lanzarnos a un encuentro del que saltaran chispas, intercambiamos unas cuantas impresiones sobre cómo ha transcurrido la jornada en el trabajo, poco después llega el desenfreno. Hoy es ella quien lleva la voz cantante.
Me pregunta si he hecho alguna vez un trío. También le interesa saber si me gustaría verla mientras esta con su marido. ¿sentirías celos o te gustaría?, me pregunta.
Yo me hago el remolón y contesto con otra pregunta:
— Depende de lo que hagáis ¿quieres contarme como os entendéis en la cama?
— ¿De verdad quieres que te cuente lo que hacemos?, eso es bastante fuerte, me dice.
— Sorpréndeme, estoy deseando imaginarte en la cama con él siguiendo tu relato.
Las cartas están echadas y a partir de ese momento ella me cuenta lo que hace un día normal con su marido, aunque yo creo que se lo está inventando parcialmente.
Me pongo muy cachondo con solo imaginarla desnuda, con cara de vicio y moviéndose buscando el máximo placer.
Según ella tiene un marido de cuerpo atlético, bien parecido y mejor dotado. Quizás peca de poco ardiente, pero me confiesa que esto lo tiene solucionado con una buena colección de picardías que guarda en el armario.
El mejor momento para darle un subidón es justo antes de coger la postura para dormir. Dice que cuando ya se ha relajado y se dispone a dormirse, le abraza por detrás haciéndole sentir el pecho apretado a la espalda, la piernas acopladas a las suyas y la mano dentro del slip.
En cuanto él se da la vuelta, le saca la polla y se la menea un poco. Si responde rápido adopta una postura más pasiva dejándole a él la iniciativa. Si se muestra remolón, ella saca sus poderosas armas de seducción hasta que consigue ponerlo a cien.
Le pregunto sobre esas armas forzándola a que se explique un poco mejor. En principio se muestra un poco retraída y cautelosa al tener que desvelar algún secretillo y alguna intimidad, pero una vez experimentada la primera confesión… las siguientes son mucho más fáciles.
Un arma que casi nunca falla, es susurrarle al oído que tiene un picorcito aquí debajo que necesita atención urgente, para más intensidad, le coge su mano y la acompaña hasta que la pone encima de su coñito caliente.
Si esta falla, la siguiente es abrazarse bien fuerte, alegando que tiene frío pegando sus muslos a los de él, al tiempo que le mete la mano bajo el slip.
En otras ocasiones cuando él ya está metido en la cama, deambula un buen rato por la habitación luciendo el palmito. Del baño al armario, luego recogiendo la ropa, y por fin colándose debajo de las mantas.
Lo que nunca ha fallado es esconderse debajo de la ropa, buscar con la boca su entrepierna y empezar una felación. Esta última táctica la guarda para cuando es imprescindible echar un polvete y las demás técnicas han fallado.
En justa correspondencia, Cati me pregunta sobre los puntos débiles de mi pareja y como los exploto para conseguir de ella todo lo que deseo. Le confieso que soy un adiestrado especialista en jugar con las bragas de mi esposa. Se cómo estirarlas, por donde meter los dedos, donde presionar, donde rascar o donde deslizar los dedos con suavidad para crear el efecto deseado.
Pasar los dedos por encima de los labios mayores, de abajo a arriba es una de mis especialidades y casi siempre consigo que se humedezca hasta mojar las bragas al presionar sobre la rajita.
Como premio a mis esfuerzos, ella siempre me deja que se las quite y si tiene muchas ganas, es ella misma quien después de dejarse cortejar, se las quita para que yo pueda seguir el juego.
Mientras dejo que juegue con mi polla, hago que mis dedos acaricien toda la zona púbica, pasando por sus ingles, la curva de su culo y sobre todo alrededor de sus labios.
En ocasiones, le gusta que le de pequeños golpecitos sobre el clítoris cubierto y que le pase el dedo por la zona anal. Sus terminaciones nerviosas están muy diseminadas y creo que la manipulación que le hago siempre la pone bien.
Este conocimiento de la anatomía femenina parece agradar mucho a Cati y la noto muy ilusionada por saber las cosas que ya sabe pero desde mi punto de vista.
— ¿lo hacéis por detrás? — pregunta con mal disimulado interés.
— ¿te refieres a posturas por detrás o al coito anal? — le pregunto con normalidad.
— Esto último…— dice aparentando que no le da mayor importancia
Le contesto que sí, aunque no es lo que más nos satisface por requiere mucho cuidado, mucha paciencia y sobre todo mucha higiene. Como ella insiste en saber más sobre el tema, le confieso que mas que la penetración anal, lo que le gusta a mi mujer es la penetración vaginal por atrás, acompañada con unos tocamientos de las nalgas y zona anal, para terminar metiéndole un dedo mientras tengo el pene introducido en su coñito.
Creo que la descripción de lo que hago con mi mujer la ha puesto totalmente cachonda, y seguro que su vagina está chorreando. Lástima que no podamos aprovechar este calentón. Nos despedimos prometiéndonos mutuamente que practicaremos lo que el otro ha contado con nuestras respectivas parejas.
Deverano.