Infidelidad nada inocente (un deseo del pasado II)

Vicky y Tom se mueren de ganas de repetir. ¿Se atreverán a dar el paso? ¿Qué ocurrirá con el resto de sus vidas?

Los días y las semanas pasaron sin que Vicky pudiera apartar su mente de lo sucedido aquella tarde de Junio. Un encuentro inesperado, una vieja figura del pasado. Su propia historia. Sus valores. Una vida feliz y sin tribulaciones. Toda su existencia, del revés en apenas minutos. Por más que reflexionara sobre los hechos, Vicky no conseguía entender qué había ocurrido ni cómo. En vano se esforzaba en encajar su placer culpable con el conjunto de su vida perfecta. Pero aunque incapaz de establecer un relato coherente a nivel emocional, su cuerpo le pedía volver a dejarse arrastrar por un torbellino llamado Tom.

En la era de las redes sociales, no le costó demasiado encontrar la manera de contactar de nuevo con él, y un par de meses después, en plena canícula de agosto, se armó de valor y le llamó y le pidió verse para hablar de lo ocurrido, con la esperanza que ,al atraerle a una conversación cuerpo a cuerpo, Tom cayera de nuevo en sus redes y la obligara a ser una chica mala.

Tom vio un número desconocido y cogió el teléfono inocentemente, pero nada más escuchar su voz se arrepintió:de nuevo, la tentación llamaba a su puerta. Tom no deseaba otra cosa que seguir adelante con su vida, però sintió el deber de acceder al encuentro que le proponia ella. Quizás fueran unas perversas ganas de cometer una travesura, quizas su respeto por ella, però lo cierto es que antes de darse cuenta ya había dicho que sí.

Así fue como un miércoles a la hora de comer, ataviado con un elegante traje al salir de su oficina y después de inventar una reunión de trabajo por la tarde, Tom se dirigió al punto acordado en un pequeño pueblo a medio camino de sus respectivos hogares. Vicky, que estaba de vacaciones, fue directa desde casa, con un estudiado look de engañosa neutralidad y dispuesta a jugar hasta su última carta.

Vicky le vio acercarse, con sus galas de abogado de éxito, y se sintió en la cima del mundo. Pensó: «cualquier mujer que se comiera un bocado tan apetitoso sería envidiada, y a éste bocadito, y hoy creo que me lo comeré yo».

Tom llegó al restaurante, formal y acogedor, y se dirigió a la mesa donde ella le esperaba, e immediatamente pudo sentir como el alma le caía al suelo. Vestido azul intenso, elegante però atrevido, formal en estilo y provocador en encaje, cuyas intenciones disimulaba una elegante chaqueta blanca que habría engañado a cualquiera menos ansioso de volver a clavar la mirada debajo.

Unos saludos incómodos y los besos en la mejilla de rigor dieron paso a medias sonrisas que desundaban la complicidad en su pecado pasado sin dejar a las claras sus intenciones presentes. La confluencia de factores tan antagónicos como sus deseos y sus obligaciones hizo descender una niebla de medias verdades bajo la que transcurrían los minutos. Vicky se esforzaba en ser deseada sin atreverse a jugar el papel de seductora, Tom solo se aventuraba a devorarla con los ojos cuando ella no se apercibía, y ambos se desesperaban viendo que el tiempo pasaba y nada ocurría. ¿Quizás la virtud había venido en su ayuda? Si así era, se trataba de una invitada no bienvenida.

Todo parecía perdido entre conversaciones de ascensor y nervios de adolescente, cuando el riojano elixir llamado vino se convirtió en el mejor aliado de Vicky. Un sorbo, y dejó de acordarse de «los otros». Otro trago y se olvidó de pensar. Un sorbó más y la frontera de los tabúes quedó atrás.

Vicky se quitó su elegante americana y Tom se deleitó viendo como su busto tensaba el vestido.

Vicky acercó su silla a la de Tom y acarició su mano. Tom, la retiró.

Vicky insistió y paseó su mano por todo su brazo. Tom miró alrededor, dubitativo, y lo escondió debajo la mesa.

Vicky le siguió con su mano, y antes de que volviera a huir, pasó de su brazo a su muslo. Tom se congeló.

Vicky se mordió el labio mientras disfrutaba acariciando la pierna de él. Tom se excitó.

Vicky le dijo: «Quiero más...». Tom, sin inspiración, inquirió « más... ¿de qué?»

Vicky, lanzada y mientras cerraba con fuerza sus muslos para sentir su propia excitación, respondió: «Más de ésto... más de ti... más de lo del otro día». Tom, desesperado, se defendió: «Estás loca...»

Vicky le sonrió provocativa: «Y tu también... Loco de ganas de comerme...». Y acompañando discurso de acción, se inclinó hacia él para dejarle un húmedo beso en la mejilla.

Tom intentó una maniobra lateral: «Eres mala...».

Vicky recogió el reto: «Y, ya te lo he dicho, quiero serlo más...»

Tomn notó su pulso desbocado y se resignó ante la derrota: «...»

Vicky se acercó exhasperantemente lenta y le besó lasciva. Tom cerró los ojos y dio la bienvenida a su lengua

Vicky le acarició suavemente el torso, tiró muy suavemente de su corbata y suspiró mientras él despertaba y le devolvía hábilmente el beso. Tom la tomó de la nuca con firmeza y exploró todo el interior de su boca.

Vicky le mordió el labio, Tom dio un respingo, Vicky le miró pícara y le dijo «Vamos, llévame a algún sitio y fóllame...».

Tom, resolutivo, tomó el asunto en sus manos y la mano de ella en la suya, y en diez minutos recogían la llave de una habitación por horas en un cercano hotel que, sin decírselo, ambos ya tenían controlado.

Vicky entró en el ascensor sonriendo juguetona, però Tom ya no estaba para juegos, la empotró de cara contra el espejo con un deseo animal, frotando su sexo contra el trasero de ella, moirdéndole el cuello, lamiéndole la nuca, tirándole del pelo, apretándole los pechos mientras gozaba de tal vista a través del espejo. Ella gimió y gimió.  El pene de él la presionaba, duro y caliente. El coño de ella rebosaba humedad y excitación.

Tan pronto como la puerta del ascensor se abrió, Vicky escapó de entre los brazos de él y se dirigió entre saltos hacia su habitación, girada hacia él, provocándole con sus miradas encendidas y haciendole gestos con un dedo para que se acercara, però Tom cambió de actitud y se acercó, sí, però sin prisa, disfrutando de la belleza y sensualidad de ella. Llegó a la puerta, y aprisionańdola entre ella y su torso, la abrazó con dulzura mientras la besaba tiernamente. Vicky se colgó de su cuello, abandonada al momento como una abeja sorbiendo el néctar de una flor. Súbitamente cayó hacia atrás cuando Tom, con sus manos en su espalda, consiguió abrir la puerta sin romper el abrazo, y entonces el tiempo se congeló. Todo lo que vino fue vivido con tal intensidad que ambos lo recordarían siempre hasta el último detalle, como si acabara de ocurrir:

Tom sigue a Vicky hacia el interior, con paso provocativamente lento y mirada de fuego. Él solito se quita la americana, y ella, que desea ser quien le desnude con sus propias manos, immediatamente se pega a su cuerpo, acaricia con fuerza su espalda y su torso a la vez que saborea su lengua y sus labios.

Tom la levanta del suelo sin esfuerzo y la ayuda a anudar sus piernas alrededor de su cintura. La sostiene en vilo sin separar sus bocas. Con sus manos agarra firmemente su culo, y de ésta guisa dirige a su amante hacia el tocador. La deposita encima de su superficie, y con sus manos liberadas sube desde sus caderas hacia arriba, tomándola de la nuca como si no quisiera dejar de besarla nunca más.

Vicky se funde segundo a segundo, se deja derretir por el calor del cuerpo de él, por sus besos que recorren cada centímetro a la vista de su piel, por sus caricias, tan fuertes que la hacen estremecer, tan lentas que la dejan caliente, y acompaña la suave cadencia que marcan sus caderas, pegadas, inseparables, con la danza que sus brazos marcan sobre el torso y la espalda de él.

Le deshace el nudo de la corbata y tira de ella de repente. Tom se ve forzado a separarse un momento de ella. Vicky lanza la corbata y se quita su propia americana. Tom se lanza a si mismo a besar su escote, de repente mucho más visible.

-Aaah, Tom!

-mmm... Vicky!!...

Se llaman el uno al otro, los jadeos se suceden, las caricias no son suficientes y sin embargo no quieren ir más rápido. Vicky busca augmentar el contacto y acerca su cadera cada vez más al borde del tocador. Necesita desesperadamente sentir la presión de su paquete sobre su coño. La falda del vestido se le sube con sus movimientos, Tom ve sus bragas y también intenta juntar sus sexos. La atrae hacia si por la cadera, hasta que Vicky, que no ceja en su empeño de acercarse y pegarse más y más, trae su culo hasta la arista del mueble, su culo resbala y vuelven a quedar de pie, el uno frente al otro.

Tom la gira y la pone de cara al espejo, como antes en el ascensor. Disfruta viendo como los pechos de ella marcan sus redondeces y como sus propias manos los amasan. Ella hecha el cuello hacia atrás, poniéndose a la merced de su boca, ofreciéndose en sacrificio, deseosa de ser lamida, mordida, devorada. Tom obedece. Sin dejar de presionar sus pechos, aspira el aroma de su piel, se baña en el olor embriagador que resulta de la mezcla de su perfume y su sudor.

Vicky se esfuerza en echar para atrás la cadera, busca sentir la forma del pene de Tom entre sus nalgas y se mueve cada vez más frenética, augmentando la intensidad y la frecuencia de sus vaivenes, y Tom responde complaciente bajando una mano hacia su muslo, subiéndolo por el interior del vestido, acariciando su empapada ropa interior, frotando por encima de la misma su mano para incrementar el roce con su chochito.

-Méteme la mano dentro, Tom.... por dentro... tócame, por favor... Necesito sentirte dentro...

Tom, sin embargo, tiene otras intenciones. Retira la mano, vuelve a girar a Vicky, la guía hacia el borde de la cama y le propina un ligero empujón, suficiente para echarla sobre el colchón. Acto seguido, él se tumba sobre ella y vuelve a besarla con deseo mientras se funden en un apasionado abrazo y sus cuerpos se frotan y refrotan. Ahora se sienten enteros, de arriba abajo. Las manos de ambos vuelan por todas partes y se agarran de todos los salientes possibles.

Tom la besa en los labios. Luego en el cuello. Y luego desciende lentemente por el espacio de piel que el sensual vestido de Vicky deja a la vista. Sus manos acompañan las intenciones de su boca sobándole las tetas mientras lame su escote. Vicky aprieta la cabeza de él contra sus senos e intenta subir su cadera en búsqueda de la de él, però no la encuentra y se desespera. Tom, atento a las sensaciones de su amante, destina una de sus manos a agarrarla con carácter de la cadera y mantenerla quieta, con gesto dominador. Ella se deja dominar.

Ahora, la mano izquierda de Tom sigue torturando los exhuberantes pechos de Vicky, però su boca emprende un viaje sin retorno hacia el sur. Un viaje exprés, sin apenas paradas, a la velocidad justa però sin demoras, que le lleva en 30 segundos del borde superior del vestido al borde inferior. Ahora ella, que intuye lo que viene, la levanta para ayudarle. Las manos de Tom la agarran otra vez por el culo, esta vez por dentro, y desplazan el vestido hacia arriba lo justo e imprescindible para que queden al alcance de sus labios las bragas de ella, empapadas de excitación.

Tom la huele, y regala a Vicky suaves besos sobre su sexo, aún protegido por su ropa interior. Ella intenta agarrarle de la nuca e impedir que se separe un solo milímetro. Y suspira, jadea, gime, grita...

Tom aparta el borde de las bragas de ella y se extasía con la vista del pubis de su exnovia. Vicky se lo ha arreglado para la gran ocasión que esperaba que este encuentro fuera, totalmente depilado, para captar con todas y cada una de sus terminaciones nerviosas las manos, la boca y el pene con el que tanto sueña. Tom no la defrauda y se lanza solícito sobre el tesoro que se le ofrece con un lametón lento y dedicado, de abajo a arriba, que recorre sus labios exteriores. Tom se estremece por su suavidad, Vicky por la rugosa humedad de la lengua que la presiona. Tom se agarra con fuerza de las caderas de ella pasando un brazo por debajo de cada pierna y lame, sorbe, besa, y penetra oralmente el coño de su ex. Su sabor es delicioso y su tacto es celestial.

Vicky deja escapar un grito gutural de placer que se alarga más y más. Ahora Tom ha encontrado exactamente su punto y ella se convulsiona como un animal moribundo.

-Aaaaah.... ¡Tom! ¡Joder, Tom, que bien lo haces! OooooooooOOOOOooooh, Dios! ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Siiiiiiiiií!

-Te gusta, verdad ¿Vicky? Me encanta como jadeas... quieres que te siga lamiendo así?

-Sí por favor, ¡no pares! Me tienes al borde.... ooooh, joder, cabrón, como me chupas el coño... te gusta mi coño ¿verdad?

  • Es un manjar... Toma más.... -y Tom mete un dedo a la vez que sigue lamiendo. Vicky se incorpora ligeramente para poder ver como Tom la deleita.

  • ¡¡...Aaaah...!! ....Mmmmm... Que imagen... Tom, como me comes... Te gusta comerle el chocho a tu exnovia, ¿verdad? -Tom augmenta el ritmo de sus lamidas, sin contestar- Aaaah!!!... Dios! ¡Dioooos! - Las manos de Tom de disparan hacia las tetas de su amante mientras sigue explorando con su lengua todos los recovecos alrededor de su clítoris.

Vicky se contorsiona sin saber donde agarrarse. Ha perdido el control de su cuerpo y no puede dejar de gemir a la vez que se esfuerza por seguir observando, con los ojos desorbitados, como su expareja se engancha a su vagina como si quisiera absorber hasta la última gota de sus jugos.

De repente, y tan por instinto que incluso ella se sorprende, Vicky separa a Tom. De manera acrobática, con unas fuerzas que solo el paroxismo de placer que experimenta podrían despertar, le impulsa hasta dejarlo sentado contra el cabezal de la cama, como si estuviera leyendo, y una vez le tiene allí, se encarama sobre él, se sienta sobre sus piernas y le devora a besos. Frota su pubis contra el duro miembro de él, aún perfectamente resguardado entre sus ropas, y sus manos empiezan el árduo camino hacia su prominencia preferida, dispuestas a eliminar todas y cada una de las téxtiles trabas que le separan de ella.

Sin embargo, quiere hacerlo sin prisa, pues quien sabe si volverá a repetirse lo que está sucediendo. Le desabrocha la camisa lentamente, se la quita, toma las manos de él para acariciarse los pechos con ellas, busca el roce entre sus entrepiernas, besa sus labios... y se miran, se miran fijamente, y entre besos y miradas se hablan:

-Vicky, eres una diosa...

-¿Ah sí?...¿Te gusto, Tommy? Pero si no querías hacerlo...

-Sí que quería, Vicky... me pones a mil... no he dejado de pensar en tu cuerpo desde la otra vez...

-Y qué es lo que quieres hacer con mi cuerpo, travieso...

-Quiero follarte, Vicky...

-Repítelo, amor....

-Quiero follarte lentamente hasta hacerte explotar, quiero beberte entera, quiero....

-¿Ah, sí?? Y a que esperas, tonto... no ves que me tienes en ascuas... ¿No ves que llevo semanas deseando poderte tener todo para mi? De hecho, sabes qué... hay algo por aquí abajo que necesito probar ya...

Vicky se desplaza hacia abajo trastabillando para alcanzar con sus manos el cinturón de Tom. Se lo desabrocha mientras le dirige una mirada seductora, frota sus pechos por su entrepierna sin apartar sus ojos de los de él. Una vez, y otra... sus manos acarician su pene por encima de la ropa interior y sus pechos se aplastan contra supelvis. Tom suspira, le acaricia el pelo, roza sus tetas cuando tiene ocasión, juguetea con su vestido... y se excita.

-Vamos Vicky, no me hagas sufrir...

-¿Qué quieres, Tom?

-Joder, Vicky... para de jugar, ya no puedo más, tócame, cómeme... - Vicky le da un mordisquito sobre el glande aún cubierto, Tom da un respingo – Cómeme..., por favor...

Vicky se diverte haciéndole sufrir. Ambos llevan rato en el punto de ebullición, però se esfuerzan en que todo dure y avanzan tan despacio como son capaces de controlar. Ahora Vicky desciende y sus manos van tirando hacia abajo del pantalón; su lengua las sigue, apenas un palmo detrás, lamiendo cada nuevo centímetro. Esta dulce tregua les sienta bien a la vez que les excita, hasta que Vicky consigue deshacerse del pantalón de él.

Uau, qué bulto! Incluso Tom se sorprende al ver como su erección deforma totalmente sus calzoncillos. Jamás lo había visto así.

-Dios mío, que bulto... ¿Esto es para mí?

-Ves, Vicky... solo tú me pones así... Vamos, cómetelo...

  • Estás seguro... - Cómo disfruta enervando a Tom! - ¿Seguro que es para mi?

Tom ya no aguanta más, y en un arranque de lujuria y furia, la tumba de un empujón sobre la cama y se hecha él encima. Con un brazo a cada lado de su cabeza, se yergue lo suficiente para dominarla mientras vuelve a pegar y frotar, incluso presionar más que frotar, su pene contra sus labios vaginales.

-Es tuyo, todo yo soy tuyo, Vicky... te voy a penetrar y follar hasta no poder más. Quieras o no, esta polla tan dura hoy te va a llenar toda...

-OH, sí, Tom, ¡sí que la quiero! Me vas a llenar toda?

-Sí, nena... però primero te vas a servir tu misma y me vas a dar una buena mamada, ¿entendido?

-Sí, Tom, lo que me pidas, però necesito tu polla.

Tom se levanta y se sienta en la butaca que hay junto a la cama y le dice:

-Ven, zorrita.

Vicky pega un salto y en dos segundos se acuclilla entre sus piernas y acaricia con ambas manos el increíble bulto. Vicky tampoco puede aguantarse más y dobla ligeramente la goma de los calzoncillos de Tom. Salta el glande de su glorioso pene, rezumando líquido, pidiendo ser engullido,  y Vicky le da apenas un lametón. Luego otro. Luego otro. Pasito a pasito, lentamente va liberando todo el pene de Tom, y sus lamidas abarcan una longitud cada vez mayor.

-Aaaaah, sí, Vicky.... por fin, que bien lo haces... Eres increíble...

Vicky lame por un lado y por el otro mientras ofrece una suave y lenta paja a su amante. Tiene su capullo a escasos centímetros de sus ojos y no se pierde detalle. Qué venosa, qué potente... Vicky sueña con tener esa polla dentro, y de repente, sin darse cuenta, la engulle. Hasta el fondo, sin pensarlo más, deseosa de sentirla toda. Tom jadea con sus manos en su nuca, acariciando su espalda y sos hombros, acompañando su movimiento, mientras ella sube y baja alrededor del delicioso manubrio que tiene entre las piernas su ex. Cada cierta cantidad de lamidas se separa ligeramente, y mientras prosigue con su caricia manual, le mira a los ojos con una sonrisa endiablada que parece decir «ninguna mujer te ha puesto nunca como yo, y lo sabes...» Vicky sigue y su mamada de alarga, sin prisa, gozando cada instante, cambiando el ritmo con maestría para que su amante  aguante. Le acaricia los testículos con una mano mientras con la otra se ayuda a lamer y chupar la polla de Tom. A veces no puede evitarlo y una mano se escapa para acariciarse su propio clítoris, ansiosa como está de sentirla allí, però sin ninguna prisa por llegar. Ojalá el tiempo se detuviera...

Tom está en una nube. Vicky entre sus piernas, no le ha acabado de quitar la ropa interior però está cabalgando su pene con su lengua de la manera más completa. Qué amazona sexual... SU exnovia le está dando el mejor sexo oral de su vida, y él lo sabe, y se excita cuando lo piensa. Quiere decirlo en voz alta però curiosamente siente que no debe. ¿Un último resquicio de lealtad? Ya que su mujer no ha conservado la exclusividad, por lo menos que conserve la dignidad...

Vicky se detiene de repente. Suelta su pene, mira a Tom a los ojos con una mano en su encharcado coño y la otra acariciando el abdomen de él, le pide:

  • Tommy, cariño... ¿te gusta lo que te hago?

  • Vicky, me encanta, ¡no pares!

-  ¿Quieres más, amor?... Dime lo que quiero oir... Dímelo, Tommy...

  • ¿Qué quieres, princesa? Sigue, por favor...

Vicky augmenta sus caricias a su propio sexo y se mueve lateralmente mientras mira suplicante a Tom.

-Dímelo, Tom... por favor... Venga...

-¿¿Qué quieres que te diga, Vicky??  - Tom empieza a desesperarse...

Vicky se incorpora, se acerca a Tom dejando su sexo a centímetros de su cara, se aparta las bragas (que aún conserva), se masturba delante suyo e insiste...

-Vamos Tommy... admítelo... Dilo ya y fóllame.... Oooh... vamos amor...

Tom empieza a darse placer a si mismo e intenta alargar la lengua para lamer a Vicky, però ella no se deja. Coloca una mano sobre el pelo de él y gestiona las distancias para hacerle desesperar.

-Tommy.... ¿no quieres follarme?... Vamos amor...

-Eres una guarra...

-Sí que lo soy, para ti sí que lo soy, però no es eso lo que espero...

Tom pierde la paciencia y se incorpora, arrastrando hacia arriba a Vicky. La presiona contra la pared  y sujeta con una mano las dos de Vicky contra la pared. Vicky está indefensa y su coño vuelve a estar solo, però el gentil Tom sustituye la mano de ella por la suya. La penetra con uno y dos dedos, suavemente però hasta el fondo. Vicky gime y gime. La mano de Tom abandona su coño y sube hacia arriba, tirando del vestido. Cuando llega a las generosas tetas de su exnovia topa con un relieve que no va a poder superar con una sola mano, así que la libera, la atrae hacia sí, caminan juntos hacia atrás y caen abrazados sobre la cama. Tom le sube el vestido con ambas manos, ella se ríe por su impaciencia y le ayuda desabrochando los dos botones que tiene en la espalda.

Vestido fuera, sujetador a la vista, ¡que delicia! Tom hubiera matado por ver lo que tiene delante, y Vicky bascula su busto ofreciéndoselo. Tom se lanza a por sus pechos, los muerde sin piedad por encima del sujetador, y Vicky grita de excitación.

Tom le baja el tirante de la derecha. Vicky espera. Él libera únicamente con su boca el exhuberante pecho de Vicky y mientras le acaricia la espalda y el culo se lanza a propinar lametones directamente sobre su pezón a gran velocidad. EL pezón de Vicky vibra como el tintineo de una campana y transmite por todo su cuerpo oleadas de eléctrica excitación. Ella se estremece, tiembla, se aprieta contra Tom, y Tom disfruta del contacto.

Pronto, lleva sus hábiles manos a la espalda de ella y desabrocha el sujetador. Vicky queda con sus gloriosas ubres al aire, ufanas en la conciencia de su poder. Tom las admira y las palpa con sus manos hasta que atrae a Vicky contra su cuerpo y quedan tumbados el uno sobre el otros, pecho contra pecho, sexo contra sexo. De repente ambos son plenamente conscientes de cúanto les estorba la ropa interior, y se la intentan desplazar sin separarse, sin dejar de besarse, sin romper la unión de sus cuerpos. Seguir abrazados es prioritario; Tom no puede dejar de acariciar su culo y de presionar su busto contra el suyo para sentir los pechos de Vicky aplastados contra su cuerpo, y ella no puede dejar de acariciarle sus pectorales.

La excitación sigue creciendo en ambos hasta que es Tom quien la gira, se arrodilla a sus pies y le arranca las bragas de un tirón. Se baja lo justo los calconcillos y vuelve a recostarse sobre su ansiosa amante. Tom se muere de ganas de penetrarla hasta el fondo, però tan pronto como el depilado y untuoso sexo de Vicky, aquel tesoro prohibido, vuelve a rebelarse ante sus ojos, siente la irrefrenable necesidad de volver a probarlo con sus labios. Incorporado sobre sus rodillas ante ella, duda si dirigirse hacia el secreto del placer que ella guarda entre las piernas con su boca o con su pene.

Vicky ya no aguanta más y le pide su sexo.

-Tom, fóllame ya, por favor...

Mal jugado. Tom decide alargar un poco más su encuentro y volver a regalarle una buena comida. Se deja caer a peso y besa sus labios mayores. Los acaricia con dos dedos de arriba abajo aumentando la presion paulatinamente, y tan pronto como es suficiente para que penetren en el interior, busca con su lengua el clítoris de Vicky, lo encuentra y lo succiona. Succión, penetración, succión, penetración, succión penetracón. Lametones y suaves mordiscos intercalados, y Vicky grita de placer. Tom insiste imparable, lame y bebe del coño de su ex, se deleita en su sabor y su textura. Recoge sus jugos con sus dedos y se embadurna la punta de la polla, que pide su turno, però sigue lamiendo con desesperación a la vez que mueve sus dedos en círculo en el interior de la vagina de Vicky

-¡¡Ahhh, aaaaaaah, aaaaaaaah!! ¡¡Tom, eres el mejor!! !Que me haces, Diooooooos....! Oh, oh, oooh, no pares, Tom, creo que me corro... Ahhhh! ¡Tom, como me comes el coñoooooo...

-Vicky.... -slurp- ...tu coño sabe a gloria... -slurp, slurp- Tienes el mejor coño que he probado nunca... -sluuuuurp-

-¿Si, Tom? Es todo tuyo...

-Me encanta tu sabor.... mmm.... -slurp, slurp-... Sabes a diosa del sexo... -slurp-

-Síiiií, te gusto, ¿verdad? Aaaah, a mi me encanta tu polla, dámela ya!

Tom se separa, se incorpora sobre sus rodillas y empieza a pasear su pene sobre el inflamado sexo de Vicky.

-La quieres, ¿verdad, Vicky? ¿Quieres que te folle bien follada?

-Si, Tom, por favor, fóllame ya, fóllame como el otro día, fóllame como solo tú sabes hacerlo....

-Toma Vicky, toma...

Tom empieza a frotar con más fuerza su pene contra los labios de Vicky, que generosa y grácilmente se apartan para abrir paso al triunfante invasor. Tom penetra con suavidad a Vicky però hasta el fondo de una sola embestida, larga, profunda, segura. Vicky siente como sus paredes vaginales se contraen sobre el miembro de Tom y ambos se miran extasiados.

Empiezan a moverse al unísono, Tom sobre ella, mientras sus labios se intercambian ansiosos morreos. Todo es suave, todo es lujuria. La polla de Tom se escurre dentro y afuera con suave agilidad de manera contínua mientras ella se agarra de sus glúteos, atrayéndole más y más. Tom aumenta el ritmo desesperadamente. Penetra a Vicky como si se tratara de un martillo pilón, la hace reobtar contra el colchón. Los melones de Vicky se bambolean tanto a causa del mete-saca que incluso le duelen por el rebote, así que ella misma se las agarra. Tom lo ve y no puede permitirlo, así que fuerza a Vicky a volver a poner sus manos en su culo y se dedica personalmente a sujetar sus pechos, uno con una mano y el otro con su boca.

Vicky siente tal desenfreno de placer que muerde en el hombro a Tom. Tom, totalmente fuera de si, le devuelve el mordisco con una lluvia de besos en el cuello y acelerando aún más sus embestidas, y entre una y otra le susurra al oído a Vicky:

-Ah, Ah, Ah, Ah! Vicky... me encanta follarte...

-¿Si tom? Y a mi.... Oh, síii, dáme más, eres mi semental... Oh

-Y tu mi hembra, Vicky! Dios mío... Oh, oh, Oohh. Aaaah! Me encanta como tu coño aprieta tu polla.... AH, que bien follas, princesa....

-Aaaah ¿te gusta, Tom? Ahhh, no pares!

-Aaaaahh... ¿Que si me gusta? ... Ah, ah, aaah!.... aaaah!... Solo... ah!!, solo tu me pones así! Oooooh, Vicky, te voy a follar hasta rebentarte, que bien me follas! Nadie me aprieta como tu!!

-Síiii!!! Lo sabía... Aaaah!

-.... Esto es lo que querías oir?

-Síiiii, Tom, es lo que quieroooo!!

Vicky gira a Tom, quedando encima suyo. EL movimiento provoca que el pene salga de su perfecta funda, y Vicky vuelve a restregárselo por la entrada, sin metérselo. Ahora es ella quien está encima. Pone una mano a cada lado de su cara, se inclina sobre él sin dejar de frotar sus sexos. Mirándole fijamente a los ojos, y sabiendo que tiene el control, Vicky le espeta:

-Solo yo te puedo follar así, Tom.... Y lo sabes... TU mujer no te excita como yo verdad? Sus tetas no te ponen cachondo como las mías, lo sé... Y su coño no sabe como el mío, ¿verdad? Ni te aprieta la polla como yo... ¿sí o no?

-Ah, aaaaah.... métetela dentro, Vicky, por favor...

-No hasta que no lo reconozcas... - Vicky tiene el control, pero el abogado Tom, de experta dialéctica, sane darle la vuelta a la tortilla a cualquier argumento.

-Que reconozca qué, que follas mejor? Demuéstramelo... Fóllame para que pueda dar un veredicto...

Y Vicky, motivada y segura, se emplea a fondo en hacerlo. Se introduce de nuevo la polla de Tom gradualmente, profundizando un poco más cada vez. Cuando la tiene hasta el fondo, se mueve en círculos, jugando con la polla de él a la vez que le ofrece las tetas para ser lamidas. Tom las coge y las estruja con pasión a la vez que intenta clavar aún más su polla, aunque la realidad es que ya esta toda engullida por la hambrienta Vicky.

Ella empieza a mover las caderas cadenciosamente, Tom aprende al vuelo a sincronizar su ritmo. Sus sexos se llenan a la perfección y sus ojos establecen una muda connexión hipnótica. No pueden dejar de mirarse y admirarse, mientras Vicky domina el ritmo y Tom acepta gustoso ceder el control a su amante.

El ritmo augmenta cada vez más, hasta el punto que ella rebota y rebota encima suyo. Las tetas grandes no están hechas para tanto bamboleo así que se incorpora y empieza a follarse a su exnovio en posición totalmente perpendicular. Tom disfruta de verla en esta posición, y con las manos la acaricia por todas partes. Ella goza con el nuevo ángulo de penetración que la posición les brinda y cierra los ojos, dejándose llevar. Tom empieza a notar cómo se acerca su éxtasis y se maldice a si mismo, no quiere acabar. EN un intento de distraer las sensaciones de su cuerpo, se incorpora y se repega al busto de ella. De nuevo las generosas tetas de Vicky quedan sujetas entre su cuerpo y el de él, totalmente aplastadas. La sensación es muy gustosa, de contacto total, y ella se atreve a augmentar aún más el ritmo. Tom busca sus labios con los suyos y se lo dan todo.

Vicky nota como la prodigiosa herramienta de Tom empieza a hincharse aún más, como preludio del final, y acelera sus propias embestidas buscando su propio orgasmo. Tom lo comprende però nota que a él apenas le quedan segundos para derramarse y decide tomar el control: en un alarde de fuerza muscular, se incorpora sin desensartar a Vicky y se pone de pie. Con las manos en sus caderas la fuerza a detener su movimiento. Camina por la habitación con su amante empalada hasta descargarla encima de la butaca. Los sexos se separan y ella grita desesperada, però Tom no tarda ni un segundo en llegar a él con sus labios. Levanta las piernas de Vicky, se las pone una encima de cada hombro, se agarra a su cintura y vuelve a penentrarla con la lengua, esta vez sin sutilezas. Utiliza la lengua como un ariete, buscando la penetración total, però tan solo unas cuantas embestidas después cambia de estrategia y propina anchos y generosas lamidas a toda su zona genital. Sus lamidas se concentran gradualmente en un punto en concreto hasta rodear y sitiar su clítoris, però cuando parece que lo va a conseguir rendir de placer, sabiamente combina de nuevo las atenciones que le prodiga con penetraciones linguales. Ahora es Vicky quien siente próximo su orgasmo y así se lo hace saber:

-¡Tom! ¡Tom! ¡Toooom!!! Ya me viene.... me vas a hacer correr.... ooooh, cariño, que bien me lo haces.... ooohhh... sigue, ¡así! ¡así!, ¡así!

Tom quisiera parar y volver a penetrarla, però descubre que el sabor de los jugos de Vicky tienen un fuerte componente adictivo y es incapar de detenerse. Por otro lado quiere llevarla al éxtasis como un reto personal, quiere que Vicky no tenga duda alguna de que nadie la folla como él, así que cuanto más cerca está Vicky de correrse, más energías le dedica.

Vicky ya grita de manera contínua, incapaz de articular palabra. De su boca escapan innumerables «oooh!»’s i «aaaah!»’s mientras ella se agarra con fuerza a los brazos de la butaca para no deslizarse hacia abajo. Ha llegado a una meseta de placer absoluto, el orgasmo está a un paso però no acaba de llegar, hasta que Tom, sin dejar de chupar y lamer, de repente le agarra ambas tetas con fuerza y le pellizca ambos pezones. Y ahora sí, Vicky explota. Sus jugos se derraman y Tom los succiona hipnotizado. Sus músculos se relajan y queda desmadejada sobre la butaca.

Tom la levanta en brazos gentilmente y la sitúa sobre la cama, de travñes y boca abajo. No sabe muy bien qué hacer a continuación. Él sigue con una calentura extrema y Vicky, su fogosa y seductora exnovia, la cornuda y corneadora mujer que tiene delante, se ha corrido y parece totalmente relajada. Sin embargo, la vista de su culo es tan excitante que Tom, sin apenas ser consciente de ello, se situa encima de ella, apoyando su sexo entre sus nalgas, a la vez que la besa en la nuca, el cuello, la oreja...

Sus generosas nalgas conservan bien el calor y la excitación del milagroso miembro que se ha situado entre ellas mientras Vicky recupera la respiración. Tom se excita por el contacto y en un par de minutos empieza un ligero vaivén. Está deseoso que Vicky recupere su actividad però no sabe como reaccionará.

Para alegría suya, Vicky empieza a corresponder suavemente al movimiento de cadera de Tom. Éste desliza casi sin  proponérselo su miembro por debajo del cuerpo de ella y pasa de estar frotándose contra sus nalgas a volver a frotarse contra su Monte Venus. Y a Vicky se le escapa un suspiro.

-Oh, sí, Tom...

-Quieres más, Vicky?

-Sí, cariño... sigue así... frótame así... mmmm.... delicioso...

-Princesa mía, te gusta como te toco, ¿te gusta sentirme?

-ooooh, ya sabes que sí.... tu polla es mágica... y tu lengua.... oh, que placer.... muévete un poco más...

-Así, preciosa? -Tom tiene la vista fija en el modo en que los pechos de Vicky sobresalen por ambos lados, estando como está boca abajo y acerca las manos para acariciarlas- Dios, que tetas tan maravillosas y perfectas, como me gusta tocártelas...

-Son tuyas... quiero que luego te corras en mis tetas, Tom.... mmmm... sí, sigué así...

-Son mías, sí.... nadie te las sabe tocar como yo...

-Aaaah, no, nadie... Ni siquiera mi marido. Sólo tu me pones así.... Son tuyas.... ooooh!!!! Y tu polla es míaaaa..... lo sabes, ¿verdad?

-Sí,  Vicky, es tuya....

  • Con quien prefieres follar, ¿conmigo o con tu mujer?

-Contigo, zorra... ¿Porque me preguntas eso?

-Porque la zorra es tu mujer, que me robó esta polla hace años.... aaah, però ya es mía... Lo demás me da igual, però métemela...

-¿Mi mujer es una zorra? ¿Y tu que, que te llevas a la cama a tu ex mientras tu maridito está trabajando?

-Aaaah, síiii... no me he podido aguantar, te necesitaba.... Sabes... aaah..... desde el otro día.... mmmm....  necesitaba más...

  • Vicky..... ¿y te masturbabas pensando en mi?

-Síiiii..... Y deseaba TANTO... tenerte dentro  -Tom hace un hábil movimiento y consigue volver a penetrar a Vicky- Asíiiiiiiiiii.... oooooh.... que bien...

-Sabes una cosa, ¿Vicky? Desde la otra vez... deseaba que me llamaras... deseaba que volvieras a seducirme.... deseaba volver a follarte....

-Ah, y ya lo tienes... dame más fuerte, Tom... Sigue así.... -Tom sigue penetrándola hasta el fondo però muy suavemente, dando el tiempo necesario para que su cuerpo recupere del todo el tono después de su copiosa corrida, y Vicky acompaña haciendo círculos con su cadera de una forma cada vez más clara los movimientos de pelvis que Tom hacedesde atrás.

Tom incrementa el ritme y fuerza de sus movimientos y se lanza a penentrarla al galope. Gimen juntos, se besan y se buscan a pesar de estar de espaldas. Tom se recuesta sobre un lado para aliviar la presión de su cuerpo sobre Vicky, ella se acerca y se amolda al cuerpo de él, y en posición de cuchara prosiguen su desbocada cabalgata en pos del éxtasis definitivo, y pocos minutso después Tom siente otra vez que se acerca su orgasmo. Ésta vez ya no quiere ni puede retenerse y avisa a Vicky de que se va a correr.

Vicky responde con un jadeo de aprovación. Ambos saben que deberían separarse y correrse fuera, però ninguno quiere parar, y finalmente Tom entra en erupción y su caliente leche impregna la cueva de Vicky.

Lentamente vuelven en sí. Poco a poco se dan cuenta de lo que han hecho. De la pasión que han vivido. De la traición a sus vidas. De los riesgos asociados. De las imprudencias cometidas.

Despúes del orgasmo siempre todo va pendiente abajo. Ahora que ha pasado el éxtasis y han satisfecho la tentación. Ambos prometen no volver a verse nunca más. Demasiadas ventanas se han abierto hoy, y es mejor cerrarlas antes de mirar.

Los días, las semanas y los meses transcurrieron y ambos cumplieron su palabra. Contra todo pronóstico, su tórrida infidelidad compartida puso el colofón pretendido cuando se vieron por primera vez y les permitió cerrar un largo capítulo en sus vidas. Sin embargo, todos los actos humanos tienen consecuencias, y tras vivir una experiencia tan intensa ninguno de ellos volvió a su vida habitual incólume.

Muchas emociones habían aflorado, y una vez emergidas, ya no podían volverse a reprimir. Vicky y Tom quisieron regalar un final feliz a una historia de ruptura. ¡Ingénuos! Quisieron tenerlo todo sin saber que en esta tierra no se le permite al ser humano tal condición. Para restañar una herida quisieron recurrir a la magia negra, y la magia negra acabó por devorarles.