Infidelidad en la tercera edad (3)
Después de que Isela me contara que Juan se había cogido a mi hermana, yo quise saber como y él me lo explicó
INFIDELIDAD EN LA TERCERA EDAD (3)
Abordé el autobús y debido a que la distancia a la que me encontraba de mi casa, requería de un tiempo de tránsito de 7 a 8 horas, me acomodé lo mejor que pude e intenté dormir para recuperar el sueño que deliciosamente había perdido durante la noche que pasé con Isela, pues sabía que al llegar a mi casa, mi mujer me iba a exigir que le cumpliera, pues siempre ha sido así, tan pronto regreso de un viaje, en la noche quiere exprimirme para detectar si me descremaron durante el viaje, pero a pesar de haber dormido poco y de querer dormir durante el trayecto, no conciliaba el sueño y solo me venía a la mente el recuerdo del rico bizcocho que me había cenado, así como los comentarios que me había hecho Isela de mi hermana y en eso se pasó en tiempo y sin sentirlo llegue a mi destino como a las 7 de la noche, de la central de autobuses, llamé a mi esposa y en 15 minutos llegaron ella y dos de mis hijas.
Al regreso de la central pasamos por otra de mis hijas a la Universidad y al llegar a la casa, mi esposa nos dio de cenar, vimos un poco de televisión y a las 9 de la noche nos dirigimos a nuestras habitaciones para dormir.
Al estar solos, mientras mi mujer se colocaba su pijama me preguntó, ¿qué tal está Isela?, a lo cual yo le respondí, ¿cómo está de qué?, y ella me dijo, no te hagas pendejo, sabes bien por que te pregunto, y yo le dije, no entiendo a que viene esa pregunta y ella me dijo, no te hagas, pues se perfectamente que no te quedaste un día más por firmas de papeles, lo que firmaste fue el culo de esa pinche vieja y yo solo me reí y le dije ojalá y fuera cierto y ella solo me dijo, algún día me dirás la verdad, por lo pronto, vamos a ver, cuanta leche te sacó esa pinche güera y procedió a meterse en la cama sin calzones para echarnos el de costumbre, cosa que sucedió.
Al día siguiente, me dirigí a mi trabajo y lo único que tenía en mente era llegar y comunicarme con Juan para terminar de entender lo que Isela me había dicho y así lo hice, tan pronto despejé los pendientes llamé a la oficina de Juan y afortunadamente lo encontré platicamos un rato y le comenté que había estado con mi hermana y había visto a Isela, y aproveché para decirle que cuando venía a mi ciudad o yo iba a la suya, al fin estábamos a 2 horas de distancia y me respondió que vendría el fin de semana ya que deseaban hacer unas compras en USA y se pasarían a nuestra cass, a lo cual yo le dije que estaba bien.
Finalmente el sábado llegaron Juan y su esposa, tan pronto llegaron nos fuimos los 4 de compras al otro lado, compraron lo que deseaban, comimos y regresamos como a las 7 de la noche, a esa hora nos pusimos Juan y yo a asar carne para cenar y las mujeres a hacer los preparativos de salsa y botanas, mientras eso sucedía yo le pregunté, ¿por qué no me habías dicho que te culiaste a mi hermana?, y él se rio y me preguntó, ¿cómo supiste?, con la respuesta entendí, y me volvió a decir, pero no solo me la culie, sino que me la sigo cogiendo cada vez que voy a ver a mi mamá , aprovecho para regarle el culito, espero que eso no te moleste y ya solo me quedó reírme y decirle, que cabrón eres.
Obviamente, que el solo confirmarme que lo había y lo seguía haciendo me dejaba con la misma inquietud y yo le pregunté, ¿cómo empezaron?, y él me dijo, bueno, pues eso es muy fácil de explicar, yo tengo 2 cosas que a tu hermana la vuelven loca, una es que tengo la verga grande y gruesa y la otra es que siempre he tenido mucho control y tardo mucho en venirme y esas dos virtudes matan a tu hermana.
Cuando me dijo esto, recordé que cuando éramos niños y nos juntábamos para hacernos la puñeta juntos, Juan siempre nos sorprendió, pues era el más pequeño de todos y era el que tenía la verga más grande y gorda que todos, y también era el último que terminaba, pues le gustaba tardarse mucho en venirse, así que de inmediato entendí las virtudes a las cuales se refería.
Aclarado lo anterior me dijo, cuando te fuiste a estudiar a México, tus papás invitaban a Isela para que acompañara a Cristina a todos lados, para lo cual tu papá me pedía que en su coche yo las llevara a todos lados y así empecé a ir con Isela a tu casa todos los días que ellas planeaban salir a algo, claro que como recordaras en aquellos tiempos estaban de moda las minifaldas y a tu hermana le encantaba vestirse así, por lo cual, cada vez que ella se subía al carro y yo les abría la puerta, Cristina me mostraba sus piernotas y yo con 17 años, me encantaba vérselas, claro que a ella eso le gustaba y conforme fuimos teniendo más confianza, me fue mostrando más arriba y yo disfrutaba el panorama, panorama que se fue ampliando cada día, hasta que en un sábado mientras esperábamos que tu papá llegara del trabajo para comer, al estar sentados en la sala de tu casa, ella se colocó enfrente de mí y me mostró sus ricas piernas en forma generosa, pero no solo eso, pues al cambiarlas de posición, me percaté que no traía pantaletas y eso hizo que de inmediato se me parara la verga y aunque traté de ocultar mi bulto Cristina se dio cuenta y se sonrió, lo que hizo que yo me calentara más, así que en forma discreta yo me levanté y fui al baño para ver como me la acomodaba para que no se viera, pero sin darme cuenta, Cristina me siguió y al salir del baño, ella con su mano me acarició el bulto y me preguntó, ¿qué pasó, por qué se alteró tanto?, a lo cual yo le respondí con otra pregunta, ¿por qué crees?, y ella sonriendo al tiempo que me empezaba a sobar la verga por sobre el pantalón, me vuelve a preguntar ¿qué viste?, y yo ya bien caliente le respondo, todo, y ella me contesta ¿y te gustó?, porque si te gustó verlo yo estoy segura que te gustara más tocarlo y al decir esto con la mano que tenía desocupada tomó una de las mías y se la puso enfrente de la panocha y me dijo, tócalo, mientras tanto, ella se dispuso a bajar el cierre de mi pantalón y su sorpresa fue mayor, pues como recordaras en aquella época yo no usaba calzones, así que apenas bajó la cremallera de mi pantalón, se asomó el cabezón y eso a ella le encantó, y de inmediato me lo acarició y lo empezó a pelar, como vio que yo estaba sin saber que hacer, dejó de pelarla, se subió la faldita hasta la cintura y buscó apuntársela al mono, pero yo me resistí pues no quería cometer un error, así que evité ensartarla y aunque ella me lo pedía no le hice nada, solo se lo acaricié y ella se deleitó pelándomela un buen rato, hasta que por motivos de seguridad, pues teníamos miedo de que nos fueran a ver, dejamos de tocarnos, pero nos quedamos bien calientes.
Aunque ya empezaba a entender como uno de mis grandes amigos había empezado la relación con mi hermana, yo sentía que faltaban más detalles, por lo que le pregunté ¿y después te la ensartaste?, y él me contestó, no, a los pocos instantes de que nos regresamos a la sala llegaron tus padres e Isela que se encontraba en la cocina con tu mamá.
Como siempre tu padre nos invitó unos tragos, después comimos, platicamos y finalmente tus papás se subieron a su recamara a descansar un rato, y yo fui al baño sin darme cuenta que Cristina me siguió y al salir me hizo esta pregunta, ¿por qué no quieres cogerme?, y yo le contesté, primero porque nunca la he metido y segundo porque no quiero problemas con los señores, pues que pasa si te hago un huerco, a lo cual ella me respondió, en cuanto al huerco, no te preocupes por eso existen formas de evitarlo, pero en cuanto a que eres señorito, no lo puedo creer, pues con tamaño pedazo de carne no es posible que no la haya probado alguien y yo le dije que nunca había metido la verga en ningún culito y eso era verdad, pues hasta entonces no los había probado y con este motivo, ella me dijo, pues yo te voy a reventar, así que prepárate, el día que se pueda me la vas a tener que meter, pues yo no voy a desperdiciar tan rico pedazo de carne y me la empezó a agarrar sobre el pantalón, pero como llegó Isela ya no se pudo hacer nada.
Ese día, Isela se quedó a dormir con Cristina y yo me regresé a mi casa y aunque había quedado de acompañarlas al cine al día siguiente.
Esa noche fui con René mi vecino, para platicarle lo que me había pasado con Cristina y él me animó a cogérmela, pues me dijo, si ella quiere tu métesela ya ella sabrá como hacerle para cuidarse y con esa opinión me fui a dormir y como fingí estar enfermo del estomago al día siguiente y no las acompañé al cine, como habíamos quedado, dure toda la semana dándole vueltas en mi cabeza a los acontecimientos y al consejo que me dio René.
El siguiente fin de semana se llegó y nuevamente fuimos a tu casa a comer, tu papá hizo una carne asada, tomamos, platicamos y como siempre ellos se fueron a descansar después de comer y en una ida al baño, Cristina me alcanzó, empezamos a cachondear, me sacó la verga y cuando me estaba haciendo una rica puñetita, se apareció Isela y aunque no dijo nada, yo me sentí mal y aunque terminé, yo no me sentía bien, pues imaginaba lo que mi hermana pensaba de mi, pero gracias a esa inoportuna acción de Isela las cosas cambiaron a partir de entonces, ya que con el tiempo me enteré que ellas se pusieron de acuerdo para que Cristina y yo cogiéramos e Isela se hiciera pendeja.
La siguiente semana fuimos a tu casa y me dijeron que iban a ir a una fiesta de cumpleaños de una compañera de oficina de Isela, motivo por el cual le pidió Cristina el coche a tu papá para que yo las llevara y las regresara al término de la misma. A las 8 de la noche llegamos a la puerta de la casa de la festejada y cuando yo me disponía a estacionar el auto, Cristina me dijo, “solo Isela se va a quedar, tu y yo venimos por ella al rato”; en ese momento Isela se bajó del vehículo y me dijo, regresan a las 12 por mi, se despidió y se metió a la casa.
En ese momento, yo pregunté a Cristina, ¿a dónde vamos?, y ella me contestó a donde tu quieras, y yo sin saber a donde llevarla me dirigí a la alameda, pues ahí se encontraba un bar – restaurante que servía alimentos y bebidas en los coches, lo cual era un pretexto para que muchas parejas llegaran a ese lugar y cachondearan o cogieran sin que nadie molestara, pero cuando me iba a estacionar Cristina me dijo, no, aquí no, vamos a un hotel, y yo le contesté, no tengo dinero para pagarlo y ella me contestó, si te voy a dar el culo, que no te pague el hotel, jaja ja.
Con el problema económico resuelto, de inmediato me encaminé al hotel más cercano, entramos, pagamos y nos estacionamos, cerraron la cortina que ocultaba el carro, nos bajamos y entramos al cuarto, de inmediato nos abrazamos, nos empezamos a besar, y por primera vez sentí la lengua de Cristina dentro de mi boca y yo hice lo mismo, así que empezamos a cachondearnos como nunca lo habíamos hecho, hasta que ella se separó de mi y dijo, vamos a quitarnos la ropa, pues de otra manera se va a arrugar toda y nos vamos a delatar, yo me senté en la cama para quitarme los zapatos, mientras ella de inmediato se sacó el vestido, quedando únicamente con sostén negro y las clásicas pantaletas negras que ella siempre usaba y sin mucho pensarlo se desabrochó el sostén y por primera vez vi ese voluminoso y precioso par de tetas que tiene tu hermana y cuando ya se estaba bajando las pantaletas yo apenas me había quitado los zapatos, pues estaba extasiado de ver lo que mis ojos nunca habían visto, pues no solo era ver en pelotas a tu hermana, sino que nunca había vista encuerada a una mujer, así que yo no daba crédito a lo que estaba viendo, así que ella se bajó las pantaletas y me las dio y me dijo, “te las voy a regalar, para que cada que las huelas te acuerdes del culo que te hizo hombre”, yo las tomé, las olí y ella me dijo, ¿qué pasa, no te piensas encuerar?, yo le contesté, déjame verte, pues nunca había visto a una mujer desnuda y ella me contestó, “no solo hay que verla, hay que usarla, así que encuérate para que te enseñe otras cosas mejores”, con esta orden y con la visión del cuerpo desnudo de tu hermana, que en ese entonces estaba muy buena, pues tenía grandes caderas, buena pierna, tetas grandes y un monito sin pelos, pues yo no sé si sepas que ella es lampiña y solo le salen unos cuantos pelos en el mono mismos que hasta la fecha se los quita quedándole la panochita de niña, así que con esa visión me quité la camisa y rápidamente me bajé el pantalón, saltando de inmediato mi verga, pues como siempre andaba sin calzones por lo cual de inmediato ella se agachó, la tomó entre sus manos y dijo, “cabrón, que preciosa verga tienes, grande, gorda, cabezona y güerita, verdaderamente es un bocado de primera, así que te la voy a mamar, porque supongo que nadie la ha mamado y yo solo me dejé hacer lo que ella quisiera, así que sin mucho pensarlo se pego en la verga y me dio una buena mamada, me besaba la cabeza, los huevos, me la mordía, en fin, sabía usar a la perfección la enorme boca que Dios le dio, pues la verdad es una gran mamadora, tan grande que hasta ahora nadie me la ha mamado como ella.
Como te has de imaginar, de tanto mamar ya sentía yo que me iba a sacar la leche y le dije, ya no sigas, porque no respondo si te lleno la boca de leche y ella contestó, aguanta, no te vengas, porque la leche la quiero saborear con el culo, así que dejó de mamar y me dijo, “hace años que no me como una verga, así que te voy a pedir que me la metas despacito, pues cuando yo tenía 12 y 13 años, un compañero de la secundaria me reventó, pero como él también tenía 12 años su verguita estaba delgadita y chiquita y la verdad no me lastimó, pero nada más de ver el pinche trozo de carne que tienes tengo miedo de que me duela, así que te pido me la dejes ir despacio”, y yo le dije que lo que pidiera, así que procedió a acostarse y me abrió las piernas y me dijo ahora súbete y métela despacio, claro que apenas se la apunté, se la dejé ir toda de un solo empujón y pegó un grito y se aventó un pedote que se oyó en todo el cuarto y yo me reí y ella me dijo, “pinche Juan, te dije que despacito, que no sientes que mi culito es casi nuevo y me la dejaste ir de un solo chingadazo, eres un hijo de la chingada”, yo me reía y le pregunté, ¿entonces te la saco?, y ella entre pujidos y gemidos, me contestó, no papacito, no la saques, al contrario métemela toda, pues me encantó el piquete que me diste, sigue papito, sigue, pícale duro al culo cabrón, así cabrón, así, ahhhhh que rica verga tienes papacito, pica, pica, asííííííí´, ahhhhhhhh me vengooooooooooooo, ahhhhhhhhhhh y así fue como Cristina se vino por primera vez en mi verga.
Apenas se vino, me dijo, no te vayas a venir pronto, aguanta, pues quiero venirme muchas veces, y yo le contesté, por eso no te preocupes yo aguanto lo que quieras, con esa aclaración, Cristina se dio un festín de verga ese día pues estuvimos hasta la una de la mañana en el hotel, yo me alcancé a echar 3 palos y ella no sé cuantas veces se vino, pero por lo menos fueron unas 8 o 10 veces, de tal manera que cuando pasamos por Isela, Cristina no se bajó del auto y cuando Isela se subió al carro, solo alcancé a oír cuando le dijo, “vengo rosada de aquel que te platique, pero feliz, tienes un hermano que la tiene preciosa”.
Por tal motivo, a partir de ese día, Isela y ella se ponían de acuerdo para salirse juntas de la casa y luego nos dejaba mi hermana y Cristina y yo nos íbamos directo al hotel más próximo a coger con ganas.
El tiempo pasó y así duramos 4 años, hasta que un día Cristina fue a México a ver a su hermana y en ese viaje le dolió una muela, fue al dentista y el cabrón ese le tapó la muela, pero también le tapó el culo y bien tapado, pues le hizo a Cristy, así que por motivo de la panza de Cristina se suspendieron mis sacadas de leche y sus consejos que me daba para ir calentando poco a poco a Consuelo, la que hoy es mi mujer, pues quiero que sepas que ella me decía como cachondear a mi entonces novia para que sin darse cuenta me aflojara la nalga.
Asimismo por ese tiempo la empresa en donde trabajo, me pidió que me mudara a donde actualmente vivo y aunque no me gustó al principio, tuve que aceptar el cambio y al igual que tú me salí de la región, al poco tiempo me casé con Consuelo, Isela por su parte se casó con mi cuñado y Cristina se dedicó a cuidar a Cristy.
Así pasaron 6 años y aunque yo regresaba a ver a mi mamá cada mes, no tuve contacto con Cristina, hasta un día que Isela me invitó a desayunar a su casa, y casualmente ella llegó a saludar a Isela, nos dijo que venía de dejar a Cristy en la escuela y mientras yo desayuné platicamos y como la conversación se alargaba, Isela dijo que tenía que ir al supermercado a hacer algunas compras y nos sugirió que la esperáramos mientras regresaba, lo cual aceptamos sin ningún problema, claro que al estar solos, empezamos a recordar lo buenos tiempos y poco a poco la platica se fue haciendo más cachonda hasta el momento en que Cristina me dijo, “Juan, tengo años que no como verga, ¿qué te parece, si me la metes?”, yo me sonreí y en lugar de contestarle me acerqué a ella para besarla, beso al cual ella respondió y así empezamos a manosearnos y poco a poco fue cayendo la ropa de ambos, hasta que llegó el momento que en plena cocina estábamos completamente en pelotas motivo por el cual ella me pidió irnos a la cama, petición que de buen agrado acepté y así nos dirigimos a la recamara de mi hermana y me acosté boca arriba y de inmediato Cristina se montó para cabalgar y me dijo, papito como he extrañado esta preciosa verga cabrón, métela, métela, toooooooodddddddddddaaaaaaaa, aiiiiiiii, ahhhhhhhhhhh, ya me vine papacito,ahhhhhhhhhhh, y apenas terminó la primera vez, de inmediato reanudó la cabalgata mientras me decía, como tenía ganas de verga cabrón, pica, pica papacito y así sin más se volvió a venir, en eso estábamos cuando intempestivamente entró Isela a la recamara y nos encontró en plena acción y solo se rio por lo que Cristina le dijo, “perdona si se mancha la cama, pero ya te había dicho que ya no aguantaba tanto tiempo sin verga, así que déjame llenar” y sin más Cristina siguió cabalgando e Isela se retiró diciendo, síganle, síganle, y nosotros muy obedientes, seguimos hasta que Cristina se vino 5 o 6 veces y yo finalmente le descargue toda la leche que traía, después descansamos y a la una de la tarde entró nuevamente Isela a la recamara y nuevamente nos encontró completamente desnudos y le dijo a Cristina, “ya es hora de vayas por tu hija a la escuela, ¿quieren echarse otro, mientras yo voy por ella?”, por lo cual Cristina me agarró la verga y le pregunta, ¿puedes otro?, porque yo estoy con ganas de otro, con este comentario, Isela únicamente se rio y nos dijo, “pues échenselo rápido, porque yo no me tardo mucho en regresar”, así que tan pronto salió Isela del cuarto, Cristina se pegó a mamármela para que se pusiera bien tiesa, pero como a mi me gusta como mama y a ella le encanta tocar la flauta, así seguimos y sin darnos cuenta, el tiempo transcurrió, hasta que escuchamos que Isela gritó, “ya llegamos”, y Cristina se sacó el pito de su boca y contestó, espera un momento, ya casi terminamos y sin decir más se volvió a montar y de nuevo nos aventamos el último de ese día.
Como te imaginaras, esta fue la reanudación de los buenas cogidas con Cristina, situación que se ha venido repitiendo cada mes, pues con esa frecuencia yo programo viajes a esa ciudad y cuando mi cuñado Nicolás está fuera de ciudad, yo me quedo a dormir en casa de Isela y Cristina me acompaña, claro que Cristy y mi sobrina duermen en la recamara de esta, e Isela, Cristina y yo tenemos que dormir en el mismo cuarto y aunque no se quiera, los pujidos de tu hermana los escucha Isela, pero ni modo, las ganas son las ganas.
Con ese comentario, entendí perfectamente, porqué me decía Isela que Cristina le debía muchos favores, pues como no, si ella permitía y hasta veía cuando Juan se la estaba clavando.
Cuando le iba a hacer ese comentario a Juan, apareció mi mujer y nos dijo, “aunque sé que interrumpo la plática de los buenos recuerdos, nosotras ya tenemos hambre, ¿cuánto falta?”, y ambos le contestamos, ya vamos, Ana regresó a la cocina, colocó los platos en el comedor y mientras nosotros, recogimos los utensilios usados y colocamos la carne en los recipientes adecuados, tratando de perder unos minutos, con el objeto de que se nos bajaran las vergas, pues ambos nos habíamos calentado con la conversación y como los 2 traíamos pantalones deportivos bastante holgados, ambos traíamos una carpa que se notaba bastante y que después supe Ana las había notado.
Antes de entrar a la casa, ambos nos vimos para ver si alguno todavía traía alguna alteración que se notara y como eso ya había pasado, solo me dijo Juan, con esta plática, espero que la recamara que nos asignaron esté lo bastante lejana a la tus hijas, pues esta noche, mientras se agarraba la verga me dijo, se la cena Consuelo a salud de tu hermana, jajajaja.
Cenamos, jugamos cartas, platicamos y finalmente nos fuimos a dormir. Cuando ya nos encontrábamos en la recamara, Ana me preguntó, ¿qué platicaban Juan y tú?, y yo le contesté, solo recordábamos tiempos de nuestra infancia y ella me contestó, la verdad han de haber estado recordando los culos que se han tirado, pues Juanito tenía la verga bien parada cuando yo salí a preguntar por la carne y cuando le vi el bultote, me dije con ese pedazo de carne tengo, jajaja, y yo le pregunté, ¿cómo fue que te diste cuenta que la tenía parada?, y ella me contestó, pues la vista es muy natural y ese pinche pedazote de carne no lo podía ocultar, por cierto, la tiene mucho más grande que tu, ¿verdad?, ya solo le contesté, eres una pinche puta caliente y ella solamente se rio.
Obviamente que bajo esa conversación esa noche nos echamos una buena culiada, Ana y yo y al día siguiente supe que Juan también le había dado duro al culo de Consuelo.
Desayunamos tarde en la casa y al medio día ellos nos invitaron a comer en un restaurante de la localidad y al término de dicha comida, ellos tomaron el camino de regreso a su casa, no sin antes ponernos de acuerdo en visitarnos mutuamente con frecuencia, situación que ha venido ocurriendo hasta el día de hoy, tiempo en el cual he venido conociendo todas las correrías de mi hermana y mi amigo Juan, las cuales contaré en el siguiente artículo con el cual cerraré estas infidelidades en edad madura para pasar a infidelidades en la tercera edad.